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domingo, 12 de enero de 2014

Las monedas más antiguas: “moneda de sangre” y “moneda de la novia”.


1.2.- Las monedas más antiguas: “moneda de sangre” y “moneda de la novia”. Eco Filat. y Numism. (Noviembre, 2007), 63(1157): 44-46.

            Con anterioridad a la aparición de las “monedas económicas”, elementos bien conocidos y utilizados en la actualidad, existieron otros tipos de “monedas” cuya función era la de mantener un equilibrio en las delicadas relaciones sociales entre los seres humanos, relaciones que siempre han estado en la frontera de dos opciones opuestas, la cooperación y la competencia. Con el fin de favorecer la cooperación, se institucionalizó la “hospitalidad”, que si bien aparece de forma tardía en el Imperio Romano, ya se venía aplicando entre los pueblos ibéricos como lo demuestran las numerosas “tesseras de hospitalidad” encontradas(1).




Figura 1.- Teseras de Hospitalidad del poblado de La Custodia (Viana, Navarra).
Estas teseras son pequeñas placas de bronce con variadas formas, desde las puramente geométricas que encajan como un puzle (Figura 1a), hasta las más frecuentes con formas de animales (Figura 1b) o de manos entrelazadas. En cada pareja de placas gemelas y complementarias, se escribe en caracteres latinos o ibéricos una contraseña de hospitalidad, es decir una inscripción que contiene el pacto establecido entre dos ciudades, dos tribus, o entre una ciudad o tribu y uno o más individuos. Mientras un ejemplar queda en poder de la comunidad que la ha emitido, el otro queda en manos de la persona que ha recibido la hospitalidad. En este caso la tesera es un salvoconducto para que su portador sea recibido amistosamente en la ciudad, incluso en un futuro lejano.

            La institución de la “hospitalidad” queda bien documentada en época romana en el área celtibérica, si bien se trata de una tradición anterior, que servía tanto a nivel intracomunitario, entre individuos y ciudades de la misma cultura, o intercomunitario, entre ciudades o individuos de diferentes regiones, tratándose en este caso de una primitiva manifestación del derecho internacional. Con esta herramienta, que favorecía la cooperación a través de la institución de la Hospitalidad, se prevenía la acción contraria de competencia que desembocaba inevitablemente en Hostilidad, nótese la común etimología de estos dos términos opuestos.

            Podemos remontarnos hacia atrás en el tiempo, observando las costumbres e instituciones de ciertas culturas primitivas que aún hoy en día (aunque probablemente ya por poco tiempo) sobreviven en apartadas regiones de la Melanesia, y encontraremos elementos que anteceden a la institución de la Hospitalidad anteriormente comentada.

            En estas sociedades es frecuente la existencia de dos tipos de “monedas” que tienen una función muy específica, en primer lugar son las denominadas “monedas de sangre” (o precio de la sangre) cuya función es la de resarcir con ellas a los familiares de una víctima de homicidio. El pago de esta moneda a los parientes de la víctima por parte del agresor, devuelve la paz social que en otro caso derivaría en la aplicación de la “ley de Talión” donde previsiblemente se produciría más derramamiento de sangre(2).

            El segundo tipo es la denominada “moneda de la novia” (o precio de la novia), que la familia del novio debe presentar a los familiares de la novia a cambio de ésta y que residualmente encontramos hoy en día en nuestra cultura, en forma de las “arras matrimoniales” que el novio entrega a la novia en la ceremonia de la boda.

            Mientras en algunas sociedades ambos tipos monetarios son idénticos, es decir se utiliza la misma “moneda” para los dos fines, en otros casos, cada uno de ellos tiene su propia función específica. Por ejemplo los Wodani, habitantes de las tierras altas de la provincia de Irian Jaya (en Papua occidental) utilizan cauris, denominados “kipe” en todo tipo de prestaciones sociales y económicas. Para los Wodani, el origen del Kipe es un misterio, según ellos los caurís han llegado a la región al mismo tiempo que los hombres. El Kipe se describe con una anatomía humana, tiene nariz, ano, muslos, piel, ojos, boca, dientes. En realidad se considera a esta moneda-concha como una “persona” y por tanto es adecuada para realizar los pagos por matrimonio u homicidio (perdida para el clan de una hija casada o de un hijo asesinado). En este caso la “moneda de la novia” actúa metafóricamente como la “moneda de sangre”, las monedas son “personas virtuales” y en ambos casos sirven para compensar la pèrdida de un individuo del grupo, ya sea una hija que se casa y abandona el clan familiar para ir con su marido, o un hijo que es asesinado en una disputa con un clan vecino.



            Por contra, entre los Maenge de Nueva Bretaña (Papúa-Nueva Guinea), existen dos tipos principales de moneda, el “Page” que son anillos de concha de Tridacna y el “Tali” que está elaborado con ristras de fragmentos de moluscos gasterópodos. Dentro del “Page” se diferencian dos categorías, los “agiana” son los más valiosos, cada moneda tiene su propio nombre e historia, y son de propiedad colectiva, es precisamente esta moneda, la más valiosa, la que se utiliza exclusivamente como “moneda de sangre”. Una segunda categoría de anillos “page” son los “vulutu”, que pueden ser de propiedad individual y se utilizan como “moneda de la novia”. Por último el tercer grupo de moneda concha el “tali”, se emplea para recompensar algunas acciones, sobre todo en las ceremonias rituales.


Figura 2.-  Monedas “Ndap” y “Ke” de la isla Rossel (la isla más oriental del archipiélago Louisiade, provincia de Milne Bay de Papúa Nueva Guinea).

            En las Islas Rossel existen también dos tipos diferentes de “monedas concha”, las “ndap” y las “Ke” (Figura 2). Según la tradición, las monedas “ndap” y algunas “ke” o “nkö” fueron fabricadas en lugares sagrados por un dios, y mientras las primeras sólo pueden ser poseídas por los jefes, las segundas pueden pertenecer también a las mujeres. Aquí se ha producido una curiosa transformación, las monedas concha “ndap” se dividen a su vez en 22 tipos distintos, de los cuales, los cuatro valores más altos se utilizaban tradicionalmente como compensación a los allegados de las víctimas de canibalismo (costumbre muy popular en la zona y que poseía para ello su peculiar “moneda de sangre”), al desaparecer esta práctica hace algún tiempo, también ha cambiado el papel de los cuatro tipos más valiosos de moneda concha, que en la actualidad han pasado a la categoría de “objetos instransferibles”           



            No todas las “monedas de sangre” tienen aspecto tan humilde como las utilizadas en la isla de Rossel, en las Islas Salomón encontramos sofisticados objetos elaborados con un anillo de concha profusamente adornado y que se denomina “Bakhia” (Figura 3), empleado como ornamento por los jefes y utilizado como moneda en las grandes ocasiones, como por ejemplo para poner fin a una guerra entre vecinos..



Figura 3.-  Moneda “Bakhia” de las Islas Salomón, utilizada como “moneda de sangre”

 También en ocasiones las “monedas de la novia” son espectaculares, como los grandes discos de concha de Tridacna utilizados en Maprik, en en la zona este del río Sepik (Figura 4), e incluso podemos encontrarnos con auténticas obras de arte. Tal como señalamos en un artículo anterior,
el “talipún” es la moneda “de la novia” más famosa, que incluso figura en el billete de cinco kinas que circula en la actualidad en Nueva Guinea. Esta moneda se utiliza por algunos poblados del noroeste del área de Boiken y en algunas lejanas aldeas del territorio Abelam en Papúa-Nueva Guinea, y consta de dos partes: el elemento más valioso es un trozo del caracol marino Turbo marmoratus, obtenido a través del comercio con las tribus costeras. Convenientemente tallado y recortado actúa como elemento basal, mientras la parte superior es una especie de máscara elaborada con mimbre y arcilla, que puede tener varias formas y generalmente se adorna con plumas de casuar y con diferentes pigmentos naturales (Figura 5). La máscara se sujeta a la concha mediante una cuerda y cada moneda puede ser utilizada durante varias generaciones, sustituyendo o repintando la máscara de tejido vegetal cuando se deteriora.



Figura 4.- Ceremonia de pago del “precio de la novia” en Maprik (Papúa-Nueva Guinea)

 

            Resulta significativo que estos dos tipos de moneda social, las monedas de sangre y de la novia, aparezcan en culturas muy alejadas, incluso en continentes distintos, desde tiempos muy remotos, y mucho antes de que surgiera el concepto de “moneda económica”. En cualquier tipo de sociedad, lo más valioso es la vida del individuo que aporta su trabajo para la supervivencia del grupo, y ya en las sociedades primitivas surgieron unas “monedas” cuyo valor era precisamente el de la propia vida de sus miembros.



Figura 5.-  “Talipun” utilizados como “moneda de la novia” en la zona del río Sepik (Papúa-Nueva Guinea).
 
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(1) El historiador Diodoro Siculo señala que los celtíberos competían entre sí por dar la mejor hospitalidad a los extranjeros.
(2) En la actualidad, en numerosos países musulmanes (Arabia Saudí, Yemen, Somalia...), las leyes coránicas  establecen que bajo determinadas circunstancias, los familiares del condenado a muerte puedan pagar a los parientes de la víctima la “diya” (dinero de sangre), con el fin de obtener su perdón y salvarle la vida.






MONEDA PRIMITIVA Y TEORÍA MONETARIA I


1.- Moneda primitiva y teoría monetaria.

 

1.1.- Notas sobre ecología monetaria. (Enero, 2003) Eco Filat. y Numism. 59(1104): 46-47.

 

Antes de la invención de la moneda metálica, con la que estamos familiarizados, y que cumple una función estrictamente económica, existieron otros tipos de moneda (que todavía se utilizan en algunas regiones del mundo) que servían para mantener y desarrollar la reproducción social. Estas monedas “no económicas” se utilizaban en determinadas ocasiones y con una finalidad concreta, como en las dotes matrimoniales (“dinero de la novia”), resarcimiento por agresiones (“dinero de sangre”), regalos rituales, ya implicaran reciprocidad o no (el “potlatch” de los indios americanos o el ”soulava” y el “mwali” entre los melanesios) etc... Estas monedas son objetos cargados de valor simbólico, que suavizan las relaciones sociales entre diferentes poblaciones, convirtiendo la “hostilidad” en “hospitalidad” y la “competencia” en “cooperación”, cumpliendo un importante papel ecológico, dentro de las relaciones intra-específicas, en la especie humana.

Con el tiempo, se ha impuesto la “moneda económica” o dinero (palabra derivada de la unidad monetaria romana “denario”) que ha sustituido a los restantes tipos de moneda apropiándose de sus funciones. Desde Asia Menor, la moneda metálica se expandió rápidamente por toda el área meditarránea a partir del siglo VIII antes de nuestra Era, convirtiéndose en un instrumento fundamental en el proceso de expansión y conquistas, realizadas primero por Alejandro Magno y más tarde por el Imperio Romano, el Imperio Carolingio, el Musulmán, etc... La moneda económica convencional (siclos fenicios y cartagineses, dracmas griegos, ases, sextercios y denarios romanos, dirhems y dinares musulmanes, dineros carolingios...) constituía un instrumento de primera magnitud en la estrategia fiscal del poder establecido, mientras que al mismo tiempo favorecía también el desarrollo comercial. Por todo ello, no resulta extraño el rápido éxito de su implantación allí donde ejercía su autoridad o influencia un gran imperio o un estado poderoso.

Los otros tipos de moneda (no comercial), fueron quedando relegados a las regiones más ignotas del Globo, pero todavía en algunos recónditos rincones, siguen utilizándose en forma cotidiana (como el “tambú” de conchas de los pueblos Tolai, las “monedas concha” de las islas Trobriand o las “kinas” utilizadas en la ceremonia del Moka en las zonas altas de Papua).

Sin embargo en los últimos años hemos vivido, sin darnos cuenta, una de las más importantes revoluciones que ha experimentado la moneda a lo largo de su historia. Se trata de la repentina aparición de la “moneda electrónica” o “moneda información”. Si calculamos los millones de dólares (u otros tipos de moneda) que durante 24 horas cambian de manos en el comercio mundial, nos damos cuenta de que juntando todo el dinero acuñado o impreso (es decir todas las monedas y billetes en circulación que existen en los diferentes países del Planeta), apenas si supondrían un pequeño porcentaje de lo que circula cotidianamente. ¿Dónde está el resto del dinero?, pues no existe físicamente, es decir no tiene un soporte material en billetes o monedas, sino un soporte electrónico (información)  en los microchips de las tarjetas de crédito o de los sistemas informáticos de los bancos. La tradicional moneda metálica, tiene también un fuerte componente simbólico y convencional, aunque  esté hecha de oro y plata, pero nunca como en el momento actual ha existido tanta fe en el Mundo (tal como nos señala el catecismo, fe es creer en lo que no se ve). De forma que paradójicamente, allí donde las creencias religiosas están retrocediendo, es donde más fe existe (en el dinero).

El comercio electrónico se extiende con gran velocidad por todo el Planeta y hoy, a través de numerosas empresas (como Paypal que cuenta con más de veinte millones de usuarios en todo el mundo), puede realizarse un pago o cobrar una cantidad, desde un recóndito pueblo extremeño a una casa comercial de Singapur  o Nueva Zelanda en décimas de segundo, ya que  este “dinero” puede viajar casi a la velocidad de la luz.

Esta es una de las ventajas/inconvenientes de la Globalización, fenómeno que aunque a primera vista parece positivo y simboliza un progreso de la humanidad, cumple, tal como ocurre en la naturaleza, y en general en todos los sistemas (especialmente en el sistema ecológico o ecosistema y en el sistema económico) el famoso principio de “San Mateo”: el que más tiene (dinero, recursos, información, poder...) tendrá cada vez mas, a costa del que menos tiene que cada vez tendrá menos (basado en una parábola del Evangelio de San Mateo).

No resultan sorprendentes las afinidades entre Ecología y Economía, palabras casi sinónimas. Antes que se inventara la palabra “ecología” (Haeckel, 1869), se utilizaba el concepto de “Economía de la Naturaleza” (Linneo, s. XVIII).


Han pasado más de cinco milenios entre las primitivas conchas de caurí utilizadas como moneda en China y el dinero virtual, almacenado en las tarjetas de crédito y en los sistemas informáticos.


     Centrándonos nuevamente en el papel que tiene el dinero en la “riqueza económica” de una sociedad, esta riqueza no depende solamente de la cantidad de dinero existente, el dinero debe circular, y cuanto más rápidamente lo haga, mejor. El crecimiento económico implica una mayor producción de bienes y servicios, con un mayor y más rápido flujo del dinero y esto puede hacerse gracias a una subvención energética (combustibles fósiles) que permite acelerar el sistema. Por otra parte también se ha conseguido aumentar al máximo la movilidad del dinero y su velocidad de desplazamiento. Los sistemas naturales en definitiva están constituidos por un ciclo de materiales y mantienen y desarrollan sus estructuras internas, gracias a un continuo flujo de energía exterior (la luz del sol). También en el sistema económico las estructuras se mantienen gracias a un “flujo de dinero”, que circula en dirección opuesta al de bienes y servicios. Vemos curiosamente como este “dinero económico”, inventado hace 28 siglos por los banqueros Jonios, en forma de pequeñas monedas de “electron”, y que en un principio estaba constituido sólo por materia (átomos de oro y plata), en la actualidad es energía casi en estado puro, transmitida de un lugar a otro, ahora por “electrones”. Algunos ecólogos (E. Odum, 1988) han llegado incluso a establecer una equivalencia entre el dólar americano y la cantidad de energía a la que equivaldría (1 $ USA =  2,6 billones de julios de energía solar).