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sábado, 1 de noviembre de 2025

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes V: Moldes hallados en Zaragoza

 

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes V: Moldes hallados en Zaragoza. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 81 (1353) (Septiembre , 2025): pp. 43-47.

Miguel Ibáñez Artica

 



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            Hace algunos años, entre 2018 y 2021, salieron a la venta en subastas públicas alemanas, varios moldes univalvos para fabricar denarios de los  emperadores Septimio Severo (193-211 d.C.), Julia Domna,   Marco Aurelio Antonino “Caracalla” (211-217 d.C.) y  Alejandro Severo (222-235 d.C.), así como pequeños crisoles, que según la descripción que acompañaba a las piezas, habían sido hallados en el sistema de alcantarillado de una “Villa rustica” cerca de Zaragoza(1).

            Hemos tenido la oportunidad de consultar la documentación referida al préstamo de una selección de estos moldes realizada por parte del Dr. Heinrich Werner Scheer a la Caja de Ahorros de Duisburgo en Kamp-Linfort (Renania del Norte-Westfalia), para la exposición que con el título “Historia monetaria de los últimos 2600 años, valores monetarios ayer y hoy” tuvo lugar en dicha ciudad el año 1994 (Fig. 1).

Figura 1.- Documentación sobre una selección de moldes para fabricar denarios de Septimio Severo  (193-211 d.C.) prestados para la exposición “Geldgeschichte der letzten 2600 Jahren, Geldwerte gestern und heute” celebrada en Alemania en 1994.

 

            En dicha documentación, sobre el origen de las piezas seleccionadas se indica: “Auch deshalb weil die Antiken im September 1975, bei privat Ausgrabungen mit Anteil von Studenten der hist. Fakultät der RUB in Spaniend entdeckt un ausgegraben wurden” (las antigüedades fueron descubiertas en España en septiembre de 1975 durante excavaciones privadas con un grupo de estudiantes de la facultad de RUB [Universidad del Ruhr en Bochum]). Los datos de la ubicación concreta del hallazgo de momento no son conocidos, pero se realizó en los terrenos de una finca cercana al aeropuerto de Zaragoza por el Dr. Heinrich Werner Scheer(2).

            La selección de piezas, incluye 25 moldes emparejados que presentan una numeración comprendida entre el 300 y el 400, y se corresponden con la emisión de Septimio Severo que presentan en el anverso el busto del emperador laureado a la dcha. con la leyenda “SEVERVS PIVS AVG”, y en el reverso  Genio desnudo de pie a la izquierda cerca de un altar, sosteniendo una patera en su mano derecha y leyenda “P M TR P XII - COS III P P” (Pontifex Maximus Tribunicia Potestate duodecimum Consul tertium Pater Patriae [Gran Pontífice investido con el duodécimo poder tribunicio cónsul por tercera vez, padre de la patria]) (Fig. 2a). Los denarios originales que se copian en esta selección de moldes, se corresponden con los emitidos en Roma el año 204 d.C.(3).


Figura 2.- Moldes y denarios originales de Septimio Severo (a) y Caracalla (b).

 

            Estos moldes (Fig. 3), muchos de ellos fragmentados, algunos pegados, y con una signatura escrita en el reverso, estaban ya estudiados en el año 1993, cuando fueron ofrecidos para su exposición. Ignoramos en qué situación se encontraba el resto de las piezas que se pudieron recuperar del yacimiento de Zaragoza.

Figura 3.- Selección de moldes para fabricar denarios de Septimio Severo, de la emisión realizada en Roma el año 204 d.C. Datos metrológicos:

Anversos:

Diámetro medio 44,56 mm; σ= 2,05. Grosor medio: 6,765 mm; σ= 0,613. Peso medio: 13,04 g    σ= 1,71.

Reversos:

Diámetro medio 44,82 mm; σ= 1,73. Grosor medio: 6,57 mm; σ= 0,786. Peso medio: 13,36 g      σ= 1,44.

 

 

            De la información que nos ha sido posible recopilar sobre este singular hallazgo, encontramos dos tipologías completamente diferentes de moldes, por una parte los más abundantes de forma redondeada, que presentan una marcada escotadura que alcanza el borde de la impronta de la moneda, de forma que al colocar los moldes apilados en posición horizontal quedaría un canal superior donde se vertería el metal líquido (Fig. 4).


Figura 4.- Moldes redondos y su disposición en el momento de su utilización.

 

            La mayoría de estos moldes tienen un tamaño similar, con un diámetro medio de 44,7 mm, un grosor medio de 7,6 mm y un peso medio de 13,2 g, si bien encontramos tres ejemplares de numeración alta (ns. 2.512, 2.513 y 2.529) de tamaño más reducido (35,4 mm de diámetro medio, 6,3 mm de grosor y 8,8 g de peso) (Fig. 5a).

            Un segundo tipo de moldes presenta un aspecto rectangular, con la impronta de la moneda en el medio y con un canal o bebedero por donde se introduce el metal fundido (Fig. 5b). La mayoría de estos moldes, así como los redondos de numeración más alta  corresponden a denarios del emperador Caracalla (Fig. 2b), y presentan un tamaño bastante homogéneo con valores medios de 66,3 x 45,4 mm, un grosor medio de 6,2 mm y un peso medio de 26,6 g, el doble del que presentan los moldes redondos.

Figura 5.- Moldes redondos y rectangulares.

a: Diferentes tamaños de moldes redondos; b: Moldes rectangulares, datos metrológicos:

                                       Anv. LargoxAncho           Grosor Peso    Rev. LargoxAncho  Grosor Peso     

231          CCXXXI                                    53,03x39,80 mm               8,14 mm  23,87 g       52,65x38,16 mm      7,01mm 22,76 g

965          DCCCCLXV              66,17x44,10                      6,44        24,59          70,20x45,35               5,65     23,22

974          DCCCCLXXIIII         71,56x69,68                       5,64        32,78           69,68x46,97              6,67     29,67

1087        MLXXXVII                67,21x38,54                       5,80        21,21           65,93x38,11              6,97     21,00

1651        MDCLI                       64,15x40,82                       7,06        25,15           63,86x43,71              5,86     33,40

1666        MDCLXVI                 66,53x43,59                       6,26        27,00           68,06x44,61              5,52     29,40

2021        MMXXI                      60,72x43,57                       5,91        24,74           60,89x45,17              6,12     24,15

2171        MMCLXXI                 67,71x45,56                       6,27        27,92           66,11x45,81             6,24     27,78

 

            La principal singularidad que presentan estos moldes, tanto los redondos como los rectangulares, es que presentan una numeración incisa, en el caso de los redondos en la cara interna del molde, con las cifras romanas muy pequeñas dispuestas en arco rodeando la impronta del molde de la moneda (Fig. 2), mientras que en los rectangulares, la numeración, de tamaño más grande, figura en la cara exterior de los moldes, tanto en el de anverso como en el de reverso (Fig. 5b).

            De esta forma pueden emparejarse perfectamente los moldes de anverso con sus correspondientes de reverso, aunque desgraciadamente por el momento desconocemos la distribución espacial de las diferentes piezas que aparecieron en la excavación, así como el número total de los moldes encontrados. Solamente tenemos las referencias de la selección que realizó en 1993 el Dr. Scheer para su exposición y de varios otros moldes redondos y rectangulares que salieron en subastas en Alemania entre los años 2020 y 2021 con numeraciones comprendidas entre 10 y 2.772(4). De esta forma hemos podido recopilar información de 99 pares de moldes para fabricar denarios, que presentan la siguiente distribución (Fig. 6):

Septimio Severo (193-211 d.C.)       

Moldes redondos                                33,34% del total 

Moldes rectangulares         3,03% del total

 

Julia Domna (esposa de Septimio Severo, 193-217 d.C.)

Moldes redondos                                10,01% del total

Caracalla (198-211-217 d.C.)

Moldes redondos                                25,25% del total

Moldes rectangulares         22,22% del total

 

Alejandro Severo (222-235 d.C.)

Moldes rectangulares         6,06% del total

 

Figura 6.-  Distribución en porcentajes de los moldes de los que hemos podido obtener información.

 

            No podemos determinar hasta qué punto estos datos resultan representativos de la totalidad de los moldes encontrados, pero por el momento nos muestran un mayor porcentaje de moldes redondos (el 68,7%) frente a los rectangulares (31,3%) y un predominio de los moldes para fabricar denarios de Septimio Severo (63,37%) y Caracalla (47,47%) frente a los de Julia Domna (10,01%) y Alejandro Severo 6,06%).

            Mientras que en los moldes de denarios de Septimio Severo predominan los de forma redonda, en el caso de los moldes de Caracalla, los porcentajes de moldes redondos y rectangulares son similares. En el caso de Julia Domna, la totalidad de los moldes registrados son redondos, mientras los de Alejandro Severo son rectangulares(5).

            En cuanto los porcentajes de las cantidades de moldes atribuidos, los datos coinciden con los procedentes de los hallazgos de Lingwell Gate en Wakefield en el condado de West Yorkshire (Inglaterra), donde los moldes mejor representados corresponden con los de Septimio Severo, seguidos por los de Caracalla, Julia Doman y Alejandro Severo (Tilley, 2021: 33). Así mismo, durante la primera mitad del s. III d.C. proliferaron en las provincias fronterizas del Imperio Romano, especialmente en el Alto Rin y el Alto Danubio, talleres clandestinos de falsificadores de denarios de Septimio Severo a Alejandro Severo  inclusive (Kunisz, 1980: 129).

            En el hallazgo de Caesaraugusta, además de moldes redondos y rectangulares, aparecieron numerosos crisoles de tamaño pequeño que presentan dos tipologías diferentes, los más abundantes son tronco-cónicos de 5 a 6 cm de diámetro y  una altura comprendida entre los 2,5 y 4 cm. (Fig. 7), y un segundo tipo cilíndrico más pesado de unos 5,5 cm de diámetro y unos 3,6 cm de altura.

Figura 7.- Crisoles; datos metrológicos:

a: Boca: 57,10x51,54 mm                               Base: 45,52x35,00 mm    Altura:   30,96 mm             Peso: 62,80 g

b: Boca: 50,43x48,52 mm                               Base: 42,56x37,48 mm    Altura:   28,32 mm             Peso: 53,07 g

c : Boca: 57,61x48,68 mm              Base: 48,47x38,60 mm    Altura:   24,73 mm             Peso: 40,42 g

 

            Los moldes para fabricar monedas romanas, son relativamente frecuentes en las provincias del noroeste (Gran Bretaña-Bélgica-Borgoña.Armórica)(6) pero están ausentes en la Península Ibérica y escasamente representados en Italia y en la provincia Narbonense (Aubin, 2003: 141).  En la Península Ibérica han aparecido antoninianos con vástagos o apéndices de fundición, que indican que los cospeles se fabricaron con moldes en hileras, que una vez recortados serían objeto de acuñación(7).

            Los moldes aparecidos en Caesaraugusta presentan características diferentes a las que se observan en los hallados en otras regiones europeas, que en general son bivalvos, es decir con una impronta del anverso de la moneda en una cara, y la impresión del reverso en la opuesta (Fig. 8). Por contra, los moldes hispanos son univalvos, es decir presentan la impronta, de anverso o reverso, en una de sus caras, mientras que la otra es lisa en el caso de las piezas redondas, o lleva la numeración incisa en el caso de los moldes rectangulares.

Figura 8.- Grabado mostrando la disposición de los moldes en el proceso de fabricación de las monedas mediante fundición según J.B. Reade (1838-9).

 

            Otra característica singular es que todos los moldes, tanto los redondos como los rectangulares, llevan incisa la numeración en cifras romanas, en el caso de los redondos de pequeño tamaño rodeando en arco la impresión de la moneda, y de gran tamaño en los rectangulares ocupando toda la superficie externa del molde en la cara opuesta a la que lleva grabada de la moneda.

            El período cronológico en el que se utilizaron los moldes de Caesaraugusta según la información recopilada hasta la fecha, abarca el primer tercio del siglo tercero de nuestra Era, período en el que se experimentaron profundos cambios en la ley y peso del denario(8).        

            Con respecto a la responsabilidad de la autoría de estas imitaciones fundidas en moldes de denarios, desde que se descubrieron los moldes de arcilla o terracota para fabricar estas monedas se plantearon dos hipótesis alternativas, la primera que fueran obra de falsarios delincuentes, cuyo objetivo no era otro que el de obtener pingües beneficios con estas falsificaciones, pero también existía la posibilidad de que en períodos de crisis monetaria y ante la necesidad de realizar cuantiosos pagos en denarios en regiones distantes de Roma, se produjeran estas imitaciones por parte de las autoridades locales de la región(9), o incluso una posición intermedia, en la que la producción “fraudulenta” de monedas pudiera estar consentida por las autoridades locales con el fin de paliar la demanda de moneda(10).

            En los moldes de Caesaraugusta la existencia de una pormenorizada numeración, nos hace pensar en que la producción de estas monedas fundidas era objeto de un minucioso registro contable de las mismas, lo cual no casa bien con una fabricación clandestina y delictiva, lo que nos lleva a pensar que las piezas encontradas proceden de un taller o ceca oficial o pseudo-oficial creado para satisfacer las demandas de numerario de plata necesarias para remunerar a las legiones acantonadas en la región(11).


               

 

Notas:

 

(1) En ocasiones se ha producido  el hallazgo de conjuntos de moldes ya en desuso en pozos, alcantarillas y cursos de agua abandonados, en su momento buenos lugares para tirar "basura" (Hingley, 2023: 215).

Accidentalmente tuvimos conocimiento de la venta de estos moldes en Alemania a finales del año 2020, y pudimos recopilar información sobre las piezas subastadas desde mediados de dicho año hasta mediados del año siguiente..

(2) El Dr. Scheer estuvo en España por primera vez en 1938, cuando tenía 17 años como soldado de la fuerza aérea alemana, y desde los años 50 visitó regularmente el país y la región como turista y arqueólogo. El hallazgo se produjo en los terrenos de un conocido (A. Micka, comunicación personal).

(3) La conservación de varias de las piezas, no permite asegurar con absoluta precisión el tipo de reverso de las mismas.    

(4) Los datos están obtenidos directamente de las piezas cuando ello ha sido posible, y de las fichas que acompañar a las piezas subastadas en otros.

(5) Estos datos deben considerarse con cautela ya que se refieren exclusivamente a los moldes de los que hemos podido tener información, de forma directa o indirecta, y constituyen solamente una parte de las piezas encontradas en 1975. 

(6) Los moldes para fabricar denarios de Septimio Severo, Julia Domna y Caracalla son bien conocidos en Gran Bretaña desde el siglo XVIII (Baker; 1747: 558/9).

(7) Martínez Chico, 2021: 16.  

(8) Los denarios sufrieron una importante devaluación en tiempos de Septimio Severo (193-211 d.C.), reduciendo su peso a 1,7 gramos, desapareciendo finalmente durante el mandato de Gordiano III (238-244 d.C.) siendo sustituidos por el “antoninano” de menor ley y peso.

(9) La acuñación de monedas requiere la presencia de “abridores de cuño”, artesanos experimentados que deben grabar en negativo el retrato del emperador y los motivos del reverso, por contra la fabricación con moldes utilizando como modelos las monedas existentes resulta mucho más fácil.

(10) El problema de dilucidar si las monedas fabricadas mediante moldes son falsificaciones o algún tipo de emisión oficial o pseudo-oficial, afecta también a los denarios forrados ibéricos o romanos de época republicana e imperial.  

(11) Quedan todavía sin despejar numerosas incógnitas sobre este extraordinario hallazgo. “A priori” podemos suponer que el Dr. Scheer descubrió y catalogó las piezas, que debían estar en un avanzado estado de estudio en diciembre de 1993, cuando una selección de las mismas fue ofrecida para su exposición. Después de esta fecha no hay información y los moldes y crisoles quedaron abandonados (posiblemente tras la jubilación o  fallecimiento del Dr. Scheer) hasta que en el año 2018 comenzaron a salir a la venta en Alemania individualmente o en pequeños lotes.

            La existencia de documentación original con membrete del centro de documentación de la Universidad de Bochum y de la Caja de Ahorros de Duisburgo en Kamp-Linfort aporta verosimilitud a la información de que el hallazgo se produjo en el transcurso de unas excavaciones realizadas en septiembre del año 1975 en las cercanías de la ciudad de Zaragoza.

 

 

 

 

Bibliografía

 

Aubin, G., 2003. Les moules monétaires en terre cuite du IIIe siècle: chronologie et géographie: Revue numismatique, 6e sér. 159, pp: 125-162.

Baker, H.,  1747, A Description of Some Clay Moulds or Concaves of Ancient Roman Coins Found in Shropshire. Philosophical Transactions Vol. 44 (1746/7), pp: 557-560.

Hingley, R., 2023, Contextualising Counterfeits: Roman Coin Moulds in Britain and the Channel Islands. Britannia 54: pp. 189-225.

Kunisz, A. 1980, La monnaie de nécessité dans les provinces rhénanes et danubiennes de l'Empire romain dans la première moitié du IIIe siècle. En: Les “dévaluations”  à Rome. Epoque républicaine et impériale. Vol. 2. Actas del Coloquio de Gdansk (19-21 octubre 1978) Rome : École Française de Rome, 1980. pp. 129-139.

Martínez Chico, D., 2021 El tesoro de Regina Turdulorum (Casas de Reina, Badajoz).

Access Archaeology. Archaeopress Publishing Ltd

<https://www.archaeopress.com/Archaeopress/Products/9781789699401>; (consulta 15/04/2024).

Reade, J.B., 1838/9, Observations on the Roman Coin-Moulds found at Lingwell-Gate, near Wakefield, in the Years 1697, 1706, 1820, and 1830. The Numismatic Chronicle Vol. 1 (Junio, 1838-Abril, 1839); pp. 161-165

Tilley, E., 2021. Dirty Money: Lingwell Gate’s Roman Coin Moulds. A Money and Medals Network Regional Research Fellowship. Yorkshire Museum: 67 pp

 

 Artículo original en pdf

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 1 de octubre de 2016

El delito de la falsificación de moneda.

El delito de la falsificación de moneda. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 61(1132) (Julio-Agosto, 2005): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica.

            Aparte de las “falsificaciones legales” comentadas en artículos anteriores, desde la Edad Antigua era frecuente que falsarios y delincuentes, fabricaran monedas con mayor o menor arte. Dicha actividad estaba severamente castigada con la pena capital, a pesar de lo cual contamos con numerosa documentación que nos ilustra acerca de dichas prácticas fraudulentas.

        Un método muy frecuente de falsificación utilizado para fabricar dirhams hispano-árabes y dineros cristianos (Figura 1), era el de acuñar las monedas en cobre, para luego recubrirlas de una pasta formada por una mezcla de mercurio y plata, después las monedas se colocaban en una especie de sartén y se introducían en un horno, el calor evaporaba el mercurio y tras proceder a una sencilla limpieza, el resultado era el de unas monedas más plateadas y brillantes que las auténticas. Afortunadamente esta técnica deja restos de mercurio en la fina capa de plata superficial, que pueden ser detectados mediante técnicas analíticas adecuadas (microscopía electrónica de barrido). El amalgamamiento con plata se comenzó a utilizar a partir del siglo segundo de nuestra Era en el Imperio Romano, y probablemente las numerosas falsificaciones de monedas realizadas en los siglos XI y XII bajo los monarcas Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso el Batallador, contarían con la colaboración y conocimientos de falsificadores musulmanes expertos en alquimia, que venían utilizando este método para fabricar dirhams falsos.


Figura 1.- Monedas hispanoárabes y aragonesas forradas con una amalgama de mercurio y plata (un 60% de plata y un 30-40% de mercurio).

            En ocasiones los falsificadores eran personas cultas, tal es el caso del juglar Guillermo Arnelier de Tolosa, autor del poema titulado “La guerra de Navarra” cuyo manuscrito se conserva en la Real Academia de la Historia de Madrid y que narra en forma detallada el conflicto desencadenado entre los diferentes barrios de Pamplona entre 1276-77 que terminó con la destrucción del burgo de la Navarrería. Este personaje fue ajusticiado unos años más tarde acusado de falsificar moneda. Curiosamente encontramos en Navarra otros ejemplos de literatos que terminaron como falsificadores (¡queda claro que la literatura generalmente no da para vivir!). En el s. XVIII el poeta euskaldún “Berdabio” (José Echagaray) compuso su obra en la cárcel de Pamplona, donde se encontraba por falsificar moneda, dieciochenos valencianos (Figura 2), y algo más tarde otro bertsolari Miguel Antonio Zugarramurdi, fallecería en prisión acusado del mismo delito.


Figura 2.- Dieciochenos valencianos. Estas monedas se introdujeron en Navarra en el siglo XVIII “por el mayor valor que tienen en este Reino que en el de Cataluña, Valencia y Aragón” (Real pragmática de 16 de mayo de 1737), llegándose incluso a falsificar en Leiza (Navarra) en 1747 mediante fundición en moldes.


            Volviendo a la Edad Media, en 1313 son ajusticiados dos hijos del juez de Salazar y tres personas más por el mismo delito, y en 1337 a dos caballeros que pernoctaban en Roncesvalles les sustraen 12 torneses blancos, sustituyéndolos por torneses falsos de estaño, cuando dichos caballeros llegan a San Juan de Pie de Puerto, descubren el engaño y lo denuncian a las autoridades, que consiguen aprehender al ladrón, Johan Sanchiz, quien reconoce el delito y afirma que sabe hacer moneda falsa, por lo que es ahorcado. Nuevamente encontramos referencias a detenciones por falsificación de moneda en 1340 y 1343, en este último caso es descubierto un platero de Pamplona que es encerrado en el castillo de Tudela y posteriormente trasladado a Estella.

            También se producían denuncias falsas, severamente reprimidas, tal es el caso del maestre Jacques Licras a quien se cortó la lengua y luego se ahorcó públicamente por haber acusado falsamente a Pedro de Lecumberri del delito de falsificar moneda.

            Los fraudes monetarios ilegales realizados durante el reinado de Carlos II de Navarra (1349-1387), afectan fundamentalmente a la moneda castellana, en relación con las falsificaciones realizadas en Aragón e introducidas por contrabandistas con el fin de desestabilizar la economía de los reinos enemigos, es decir como un método más de la guerra. En 1374 es apresado un  mozo castellano de Orduña al que se encontraron 4 doblas falsas de plata sobredorada y en el mismo año el justicia de Tudela viajó a Tarazona, para entrevistarse con el obispo con motivo de las falsificaciones que se realizaban en esta ciudad. La villa de Tarazona contaba con una larga tradición desde el siglo XIII, cuando los hermanos Pedro y Blasco Pérez, batían en el castillo de Trasmoz maravedís de cobre, que luego recubrían con una fina capa de oro y también manipulaban la moneda menuda, convirtiendo los pepiones en dineros burgaleses, duplicando así su valor.

            El caso más espectacular se produjo en 1362 cuando fue ajusticiado en Tudela el falsificador Martín Martínez de San Vicente, la documentación sobre esta sentencia nos rebela algunos macabros detalles: con una escolta de 9 hombres a caballo y 30 a pie, se preparó una caldera con agua que se puso a hervir, utilizando para ello 16 cargas de leña, luego se introdujo en ella al reo, que una vez “muerto y cocido” fue ahorcado públicamente, mientras dos personas arrojan sobre su cabeza los 350 maravedís castellanos falsos que se le habían incautado. Este Tipo de ajusticiamiento ejemplarizante donde el reo era sumergido vivo en agua o aceite hirviendo, sigue los patrones franceses, donde el culpable de falsificación era cocido en una marmita como escarmiento (Figura 3).



Figura 3.- Una escena similar a esta, representada en un manuscrito medieval francés,
tuvo lugar en 1362 en Tudela, cuando un acusado de falsificar moneda fue cocido vivo en público dentro de una marmita.

            La tradición de aplicar la pena capital al delito de falsificar moneda se ha mantenido hasta hace pocas fechas en numerosos estados, y en los primeros billetes de banco, elementos más fáciles de falsificar que las monedas, se incluía una advertencia al respecto (Figura 4) (1).


Figura 4.- Los primeros billetes informaban de que la falsificación de moneda se
castigaba con la pena de muerte.



(1) La última persona condenada a muerte en la hoguera de forma oficial en Inglaterra, fue Catherine Murphy, ajusticiada en 1789 en Londres por el delito de falsificar moneda.
   

Bibliografía:   
Ibáñez, M., G. Rosado & J.C. García, 1996.
Falsificaciones de Sancho V Ramírez de Pamplona y Aragón (1064-1094). Gac. Numism. 124: 25-34.

Lins P.A. & W.A. Oddy. 1975.
The origins of Mercury Gilding. J. Archaeol. Sci. 2: 365-373.






martes, 15 de septiembre de 2015

Follis de Constantino I (s. IV d.C.) reacuñado y reutilizado como moneda en el siglo XVII.

Follis de Constantino I (s. IV d.C.) reacuñado y reutilizado como moneda en el siglo XVII. Traducción del artículo: Follis de Constantin Ier (IVe s.), surfrappée et réutilisé comme monnaie au XVIIe s. Bulletin de la Société Française de Numismatique. 1997, 52(9): pp. 196-198. (Figura 4)

Miguel Ibáñez Artica.

La cronología de las monedas que ocasionalmente aparecen en hallazgos arqueológicos contextualizados en las Edades Media y Moderna, a menudo no se corresponden con las fechas en que las piezas en cuestión fueron depositadas. Encontramos a veces  monedas con más de dos siglos de antigüedad que todavía están en circulación (1).

La utilización o reutilización de monedas antiguas parece ser un hecho habitual durante épocas con escasez de numerario (2), y un caso extremo de este fenómeno es la moneda  que pasaremos a describir (Figura 1).


Figura 1.- a: “Follis” de Constantino I; b: “Sou” de Carlos II; c: Moneda híbrida.

Características de la moneda original:
Módulo: 20 mm; peso: 3,02 g; espesor: 1,1 mm
Anverso: Busto a la derecha. Leyenda: CONSTAN TINVSAUG.
Reverso: DNCONSTANTIN(IMAXAVG). Corona de laurel, dentro: VOT XX(?) o VOT XXX(?) en dos líneas. Exergo no identificable.
No puede identificarse la marca de taller, que puede corresponder a varias localidades, dado que este tipo monetario se acuñó en Trèves, Arlés, Roma, Aquileia, Siscia, Tesalónica y Heraclea (RIC VII).

El resello presenta las siguientes características: sobre la efigie de Constantino I hay un nuevo busto, también a la derecha, con una corona radiada y con un seis delante. No se aprecia la leyenda. En el reverso, castillo de tres torres sobre línea, rodeado de un reborde de puntos. Puede distinguirse la leyenda (VNIVER)EBV(SI.DNS).II. Se trata de un “sou” (sueldo) ibicenco de Carlos II de España (1665-1700) (Figura 2). Esta emisión se corresponde con el tipo 9-10 de Crusafont (1996).


Figura 2.- Reconstrucción de las dos monedas superpuestas.

Existe documentación sobre esta reacuñación (Figura 3). El gobernador de la isla, Juan de Bayarte, informa en 1690 que de las cinco emisiones realizadas, una se ha hecho utilizando como cospeles monedas de Constantino encontradas en un campo (Botet, 1913, Crusafont, op. cit.).


Figura 3.- Documento donde se especifica que una de las emisiones de sueldos ibicencos  a nombre de Carlos II, se realizó utilizando como cospeles “una cantidad de monedas del emperador Constantino, las cuales se hallaron, arando en un campo, dentro de un baso de tierra”. (Archivo de la Corona de Aragón).

Las monedas reacuñadas conservan muchas de las características de las piezas originales, que permanecen visibles, pero también podemos pensar que en muchos otros casos, lo más habitual sería fundir las piezas para obtener el metal, o simplemente poner de nuevo en circulación las monedas procedentes de los hallazgos fortuitos (3).

Notas:

(1) Por ejemplo, en las excavaciones realizadas en la población medieval de Rada (Navarra), arrasada en 1455, y que no fue posteriormente reconstruida (por mandato expreso del monarca Juan II de Aragón y Navarra), se han encontrado en una habitación que hacía las funciones de cantina, fichas de juego y monedas de diversos orígenes, las más antiguas de Jaime I de Aragón (1213-1276), acuñadas dos siglos antes del momento de destrucción de la villa. Como el pavimento de la estancia es de piedra lisa, no cabe la opción de que las monedas se deslizaran entre las tarimas y quedaran allí olvidadas desde tiempos atrás (Tabar & Ibáñez, 1994).

(2) Se han descrito monedas del siglo IV reacuñadas sobre monedas más antiguas (Brenot & Rogers, 1978; RIC VIII; Schmitt, 1992).

(3) Esto podría explicar la presencia de algunas monedas romanas en contextos medievales o modernos. Por ejemplo en las excavaciones de Oyarzun (Guipúzcoa, España) (Guereñu et al., 1996) se ha encontrado una única pieza de Constantino I entre más de 900 ejemplares de monedas medievales y modernas (siglos XIII-XVIII) utilizadas como “óbolo de Caronte”.

Bibliografía:

Brenot, C. & G. Rogers, 1978. Trois nummi constantiniens surfrapées sur deux pièces de Licinius. BSFN, 33-09, pp. 436-437.

Botet i Siso, J., 1913. Monedas d’Ibiça. Bol. R. Acad. Buenas Letras de Barcelona, 49, pp. 1-22.

Bruun, P.M., 1966 (RIC VII). The Roman Imperial Coinage. Vol. VII: Constantine and Licinius A.D. 313-337, Londres.

Crusafont, M., 1996. Las monedas de Ibiza desde Carlos I al 1887. Gac. Numism. 121, pp. 11-36.

Guereñu, M., M.M. López & M. Ibáñez, 1996. Hallazgo monetario de Oiartzun (Guipúzcoa): Datos preliminares. Gac. Numism. 122, pp. 61-68.

Kent, J.P.C., 1981 (RIC VIII). The Roman Imperial Coinage. Vol. VIII: The family of Constantine I A.D. 337-364. Londres.

Tabar, M.I. & M. Ibáñez, 1994. Hallazgos monetarios en el desolado de Rada (Navarra). Gac. Numism. 114, pp. 67-74.




Figura 4.- Artículo original.