domingo, 1 de septiembre de 2019

El origen de las monedas islámicas.


El origen de las monedas islámicas. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 74(1277) (Octubre 2018): pp. 46-49.

Miguel Ibáñez Artica


La repentina expansión musulmana, ocupando territorios de los imperios Sasánida (la antigua Persia) y Bizantino en unos pocos años, hizo que en los primeros momentos los conquistadores adoptaran las estructuras administrativas de los pueblos ocupados, incluyendo los tipos monetarios autóctonos.

            El nacimiento del Islam ocurre en un momento muy crítico, tanto el emperador bizantino Heraclio (610-641 d.C.) como el Sasánida Cosroes II (590-628 d.C.) habían accedido al trono tras el asesinato de sus predecesores. En el momento en que el emperador Heraclio asciende al trono, el imperio bizantino se encuentra seriamente amenazado por los sasánidas, y durante su mandato organiza una contraofensiva que consigue derrotar a los persas. Tras el asesinato del rey sasánida Cosroes, el país se sumerge en la anarquía y desintegración, momento aprovechado por los árabes para conquistar Persia. A diferencia de lo que había ocurrido siglos antes con las conquistas de Alejandro Magno, los árabes se concentraron en las ciudades y no podían contraer matrimonio con personas de etnias diferentes, tampoco les estaba permitido aprender la lengua de los territorios ocupados o leer su literatura con el fin de mantener su cohesión cultural y política.

También se producen divisiones entre los musulmanes, tas la eliminación de Otmán (656 d.C.) le sucede Alí, cuestionado por muchos -entre ellos la viuda de Mahoma-, que le acusaban de haber instigado el asesinato de su predecesor, lo que desemboca en una guerra civil con los parientes del califa asesinado, los Omeya (este es el inicio del ancestral conflicto que enfrenta las ramas del Islam suníes y chiítas, aún vigente en la actualidad). Con el posterior asesinato de Alí el año 661 d.C. y la proclamación de Muawiya se inaugura el Califato Omeya que durará hasta el 750 d.C. en que es sustituido por el Califato Abasí (con posterioridad, el califato Omeya  resurgirá, en el Emirato independiente de Córdoba con  Abderramán I en el 756 d.C., convertido en Califato independiente por Abderramán III en el año 929 d.C.).

Es durante el califato Omeya (661-750 d.C.) cuando se produce la mayor expansión del Islam, y comienzan a acuñarse las primeras monedas en los dos imperios conquistados, manteniendo durante medio siglo dos sistemas monetarios diferentes, uno basado en la plata: el dracma sasánida, y el otro en el oro: el sólido bizantino.

            La moneda de plata sasánida era delgada y ancha, con un módulo de 31-33 mm, y un peso de unos 4 g. Las emisiones eran prorrogativa real, y durante todo el Imperio Sasánida (224-651 d.C.) mantuvieron la misma tipología: en el anverso el busto real mirando a la derecha, o más raramente algún dios o el heredero (Figura 1a, c). La figura presenta una característica corona, consistente en una diadema adornada con elementos sagrados como alas o el korymbos (un moño de pelo con forma de bola, cubierto por un paño). En el reverso aparece un altar de fuego zoroastriano, flanqueado por la doble representación del rey.

            Durante varios años desde el 652 d.C. o 31 de la Hégira (Figura 1b), los musulmanes copiaron estas monedas, añadiendo algunas palabras o frases, e incluso la leyenda “Mahoma es el mensajero de Dios”, primera vez que se cita al Profeta en una moneda en el año 689 d.C. o 70 de la Hégira (Figura 2a).




Figura 1.- a: Dracma sasánida de Yazgird III; b: Dracma árabe-sasánida a nombre de Yazgird III acuñado el año 31 de la Hégira (652 d.C.), una de las primeras emisiones islámicas de tiempos del califa Otmán; c: Dracma sasánisa de Cosroes II; d: Dracma árabe-sasánida a nombre de Cosroes II del año 75 de la Hégira (694-5 d.C.) de tiempos de Abd al-Malik.

Ya en el año 691/2 (72 de la Hégira) aparecen monedas híbridas donde las imágenes del reverso han sido sustituidas por textos coránicos (Figura 2c), y a finales del siglo VIII desaparecen las representaciones de figuras que son sustituidas por leyendas en árabe, pero manteniendo el mismo formato de moneda. Había nacido el Dirhem musulmán, término que procede del griego “dracma”.



Figura 2.- a: Dracma árabe-sasánida acuñado el año 70 de la Hégira (689 d.C.), con leyenda en el anverso: “Mahoma es el mensajero de Dios”. Primera moneda donde figura el nombre del Profeta; b: Dracma híbrida árabe-sasánida-bizantina acuñado el año 75 de la Hégira (694-5 d.C.); c: Dracma árabe-sasánida con leyendas árabes en reverso, acuñado el año 72 de la Hégira (691-2 d.C.).

Con respecto a las primeras emisiones de oro y cobre musulmanas, se acuñaron para circular en los territorios bizantinos conquistados, Siria y Egipto. También en este caso, los primero sólidos árabe-bizantinos, emitidos entre los años 692 y 694 d.C., imitaban la prestigiosa moneda bizantina de Heraclio (Figura 3a), que en su anverso presenta tres figuras de pie (Heracles, Heraclio Constantino y Heraclonas), mientras que en el reverso, la cruz se sustituyó por una columna rematada por una esfera, con una leyenda en árabe que rodea la figura: "En el nombre de Dios, no hay dios sino Dios, Mahoma es el mensajero de Dios" (Figura 3b). También se imitó otro tipo donde aparece la figura barbada de Heraclio junto con la de su hijo Heraclio Constantino (Figura 3c, d), manteniendo en este caso las leyendas latinas del reverso.

Estas monedas fueron rechazadas por el emperador bizantino que prohibió su circulación, y Justiniano II emitió nuevos sólidos donde aparece el emperador de pie portando la cruz, y en el anverso el busto de Jesucristo (Figura 3e). La respuesta del califa Abd al-Malik fue la emisión en el año 595/6 d.C. (76 de la Hégira) de dinares de oro, donde por primera vez aparece la figura del califa, de pie y portando una espada en la cintura (Figura 3f).

            Las primeras emisiones islámicas de la Península Ibérica (Figura 4a) también son bilingües con la leyenda latina en el anverso: FERITOSSOLIINSPANAN ("FeRITOS SOLIdus EN ESPAÑA ANNO"), y en el reverso en caracteres cúficos: "En el nombre de Dios, este dinar fue acuñado en Al-Andalus el año 98). También en el norte de África se emitieron medios sólidos y tremisses de imitación bizantina (Figuras 4b-d).



Figura 3.-
a: Sólido de Heraclio; b: imitación árabe-bizantina del 692-694 d.C.; c: sólido bizantino con los bustos de Heraclio y su hijo; d: imitación árabe de la moneda anterior; e: sólido de Junstiniano II con la imagen del rostro de Jesucristo en el anverso; f: dinar de Abd al-Malic con la figura del califa de pie portando espada, acuñado en Damasco el año 76 de la Hégira (695/6 d.C.).

            Así como las monedas de oro se acuñaban preferentemente en Damasco, las pequeñas piezas de bronce, imitaciones de los follis bizantinos, se emitieron en muchas cecas locales. Recibieron el nombre de “fals” (en plural “felus”), término derivado de “follis”, y en una primera fase copiaron los modelos bizantinos (Figura 4e), llegando incluso a mantener la figura de la cruz, pero colocando el caracteres árabes el nombre de la ceca emisora (Hims= Emesa, Iliya-Filastin= Jerusalén, Aleppo...).
           
            En Damasco se acuñaron también feluses de cobre con la imagen del califa Abd al-Malik, a imitación de las representaciones que figuran en los dinares (Figura 4f), y que también aparece en algunos raros dirhems de plata de tipo sasánida (Figura 2b).



Figura 4.-
a: Sólido español árabe-latino acuñado el año 98 de la Hégira (716-7 d.C.); b, c: medios sólidos africanos árabe-latinos acuñados entre el 704 y el 715 d.C.; d: tremissis árabe-latino de la misma época; e: feluses árabe-bizantinos donde se conserva la figura de la cruz. f: feluses de Damasco que presentan la figura del califa. Esta característica representación aparece en una escultura de un palacio omeya en Khirbat al-Mafjar, cerca de Jericó en Palestina (figura del fondo).


Podría decirse que a finales del siglo VII, se produjo una verdadera “guerra de monedas”, donde mientras los bizantinos resaltaban al máximo los motivos cristianos, por parte islámica -y tras un corto período donde se  destaca la figura del califa-, los motivos iconográficos desaparecen en el año 696/7 (77 de la Hégira), sustituyéndose por leyendas cúficas de frases extraídas de las suras coránicas, tendencia que se prolongará durante los siglos venideros en las acuñaciones bizantinas e islámicas como elemento de propaganda política y religiosa.


Bibliografía:

Grierson, Ph., 1960. The Monetary Reforms of Abd al Malik: Their metrological Basis and Their Financial Repercussions. J. of the Economic and Social History of the Orient  3(3): 241-264.

Tradwell, L., 2009. Abd al-Malik’s Coinage Reforms: the Role of the Damascus Mint. Revue Numismatique 165: 357-381.