miércoles, 1 de marzo de 2023

Tiempos de guerra, monedas de paz.

 

Tiempos de guerra, monedas de paz. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 78 (1320) (Septiembre, 2022): pp. 44-45.

 

 

 

Miguel Ibáñez Artica

 

 

 

Pre scriptum

 

En el mes de mayo del año 2003, coincidiendo con la invasión de Irak, publicamos un artículo sobre unas monedas acuñadas en 1988 en la antigua Unión Soviética, utilizando como cospel el metal procedente del desguace de un misil nuclear(1). Dadas las actuales circunstancias, resulta oportuno recuperar dicho artículo, y sería muy deseable y conveniente para el Planeta, recobrar el espíritu de concordia que llevó a  la emisión de estas monedas.

 


 

La moneda, además de ser la piedra angular del sistema económico, presenta también otras funciones tales como ser un elemento al servicio de la propaganda política, o ser testigo de importantes acontecimientos históricos, cumpliendo a veces el papel de “notario” de dichos eventos. Así por ejemplo, las antiguas emisiones griegas y romanas, frecuentemente portaban imágenes alusivas a victorias y conquistas militares, ceremonias y otros acontecimientos importantes.

 

Otro aspecto de interés es el metal de que están hechas las monedas, desde las más antiguas, acuñadas en una mezcla de oro y plata, denominada “electron”, hasta las actuales, elaboradas con sofisticadas aleaciones de cobre, níquel y aluminio. Ocasionalmente a lo largo de la historia se han utilizado otros metales, como el plomo, el hierro, aleaciones de plata y cobre (vellón), aleaciones de cobre y estaño como el bronce y el oricalco, pero probablemente una de las aleaciones más curiosas es la que presenta una moneda rusa de un rublo emitida en 1988 (Fig. 1).

 


Figura 1.- Moneda de un rublo/dólar, acuñada con metal procedente de un misil nuclear de tipo SS 20.

 

Dicha moneda se acuñó con el metal (una aleación ligera de aluminio) procedente de la destrucción de los misiles nucleares soviéticos del modelo SS-20, dentro del tratado INF ruso-americano de destrucción de armas nucleares. En realidad se trata más bien de una medalla, ya que su finalidad no es la de circular, sino la de conmemorar un acontecimiento histórico. Su valor es de un dólar/ un rublo, en una época en que ambas monedas presentaban el mismo valor, si bien después la economía rusa experimentó una fuerte inflación y el rublo se derrumbó (en la actualidad un dólar americano equivale oficialmente a poco más de treinta rublos(2)).

 


Figura 2.- El presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov y el de Estados Unidos Ronald Reagan firman el tratado INF el 8 de diciembre de 1987 en Washington.

 

El 8 de diciembre de 1987, los presidentes Ronald Reagan y Mihail Gorbachov firmaron en Washington el Tratado INR (“Intermediate Range Nuclear Forces Treatry”), con el fin de frenar y reconducir la escalofriante carrera armamentística llevada a cabo entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética durante los últimos años de la guerra fría (Fig. 2).

 

Uno de los tipos de misiles nucleares a neutralizar fue el modelo SS-20, fabricado en la planta de producción de Votkinsk (república de Udmurtia), y desde el 20 de julio de 1988 hasta el 12 de mayo de 1991, se destruyeron un total de  654 misiles SS-20.  El tratado propició la eliminación de un total de más de 2.500 misiles de cabeza nuclear, de los cuales la tercera parte eran americanos y el resto soviéticos.

 

Figura 3.- Misil nuclear de tipo SS 20 (Museo militar de Moscú).

 

Este tratado supuso un gran acontecimiento para la historia de la humanidad, y lógicamente quedó recogido en la numismática a través de la acuñación de una moneda conmemorativa, realizada precisamente con el metal de los misiles destruidos. No era la primera vez que en Rusia se acuñaba con este tipo de metales, los antecedentes se encuentran en una medalla conmemorativa del primer cosmonauta que viajó al espacio en 1961, Yuri Gargarín. A su regreso, tres años más tarde, se acuñó la medalla con el metal procedente de la nave “Vostock”.

 

Ojalá todos los misiles utilizados para la guerra siguieran este ejemplo y terminaran convertidos en monedas, ¡cuantas monedas de la paz podrían acuñarse con ellos!

 


Figura 4.- Medalla dedicada a Yuri Gagarín acuñada sobre un cospel formado por el metal de la una nave “Vostok”.

 

 

Nota:

(1) Tiempos de guerra, monedas de paz. “Eco filatélico y numismático” (Mayo, 2003) 59 (1108): p. 40.

 

(2) A fecha de 2022, el cambio es de 1$ = 57 rublos.

 

 

 

 





miércoles, 1 de febrero de 2023

La moneda más "friki" del año 2022.

 

La moneda más “friki” del año 2022. I Preselección; II  Selección. Artículos publicados en: Eco Filatélico y Numismático 78 (1323) (Diciembre, 2022): pp. 45-47, y 79 (1324) (Enero 2023): pp. 44-45.

 

Miguel Ibáñez Artica

 



I Preselección.

            El acontecimiento más significativo ocurrido durante el año 2022 con respecto a lo que venimos denominando “monedas frikis”, ha sido el fallecimiento el 8 de septiembre de la reina Isabel II de Gran Bretaña. Esto es debido a que en los últimos años, casi las tres cuartas partes de las monedas pertenecientes a esta singular familia monetaria llevan su efigie en el anverso.

            La mayoría de las monedas que presentan formas y motivos extravagantes, han sido emitidas a nombre de alguno de los 54 países que forman parte de la Commonwealth o Mancomunidad Británica de Naciones, y que incluyen además de Gran Bretaña, países de gran extensión como Australia, Canadá,  Nueva Zelanda, Sudáfrica, Papúa-Nueva Guinea, Ghana, y también pequeños estados independientes o semi-independientes como las Islas Salomón, Fiyi, Vanuatu, Niue, Islas Cook, Tokelau (estas tres últimas asociadas a Nueva Zelanda), etc...

            Del más de medio centenar de piezas preseleccionadas para candidatas a la “moneda más friki” del año 2022, más de la mitad llevan el busto de la reina Isabel II en su anverso, y también veremos como aparece su retrato en numerosas emisiones del 2023, ya programadas con anticipación durante el año anterior.


Figura 1.- a: Moneda de 2$ de Barbados; b: un dólar de Tokelau; c: un dólar de Niue; d: 5 cedis de Ghana; e: 5$ de Samoa; f: 25000 francos de Chad; g: 5000 francos de Chad; h: pareja de monedas de 5$ de las Islas Salomón; i: 5$ de Niue; j: 15000 francos de Chad; k y l: 5$ de las Islas Salomón; m: 500 $ en oro de Canadá; n: 10 euros de Francia; o: 2$ de las Islas Fiyi; p: 5$ de las Islas Cook; q: 5$ de Niue; r: 50 córdobas de Nicaragua.

 

            Cada año varias Casas de Moneda de todo el mundo emiten piezas destinadas exclusivamente al mercado coleccionista o inversor, se trata de “monedas bullion” fabricadas en oro o plata y destinadas a ser almacenadas como riqueza por el valor del metal que contienen. En muchos casos se emiten con un formato convencional y en ocasiones con motivos conmemorativos de acontecimientos importantes en la historia de la humanidad (vuelta al mundo de Magallanes y Elcano, descubrimiento de América, invención de la penicilina...) o de la cultura (aniversario de alguna película famosa...).

            En este contexto, las mejoras experimentadas en las técnicas de acuñación acaecidas en las últimas décadas, han posibilitado la fabricación de monedas con formas innovadoras (de contorno irregular, tridimensionales con forma de esfera, cubo, pirámide, esculturas, policromadas...), que presentan un alto valor añadido, con un precio en el mercado más de cuatro veces superior el del metal contenido en la moneda.

            Incluiremos dentro de las “monedas frikis”, todas aquellas que presentan formas o motivos extravagantes, o que están acuñadas sobre cospeles no habituales, como las fabricadas sobre fragmentos de meteoritos metálicos.

            En una primera preselección de más de 60 monedas, entre los muchos centenares de piezas fabricadas durante el año 2022 que podríamos incluir en el apartado de “monedas frikis”, podemos diferenciar grandes grupos. El primero formado por las “monedas meteorito”, entre las cuales la emitida en Barbados de dos dólares (Fig. 1a), presenta la esfera terrestre con un pequeño meteorito real (condrita) incrustado a modo de impacto en medio del Océano Pacífico. A pesar del aparente pequeño tamaño del meteorito, éste tiene una extensión similar al de la Península Ibérica, y si pensamos que el que provocó la extinción de los dinosaurios a finales del Cretácico medía tan solo 14 Km, el impacto de un meteorito como el que aparece representado en la moneda supondría la completa destrucción total de cualquier forma de vida en la Tierra. Otras dos monedas de un dólar de Tokelau y Niue (Figs. 1b, c) han sido acuñadas sobre cospeles formados por una lámina de meteorito de hierro, mientras una cuarta de cinco cedis de Ghana está formada por una base circular sobre la que se apoya un cubo recortado de meteorito (Fig. 1d).  

            Respecto a las monedas que representan a animales, podemos destacar los 25000 y 5000 francos del Chad que muestran sobre la silueta de África el relieve de varios animales salvajes (Figs. 1f y g), un ornitorrinco en los cinco dólares de Samoa (Fig. 1e), así como la pareja de monedas de 5 dólares de las Islas Salomón cada una de las cuales constituye la mitad de un tigre tumbado (Fig. 1h) con una leyenda en caracteres chinos. En la antigua China, el tigre era símbolo de autoridad. 

            Entre las figuras de dinosaurios, cuya silueta queda reflejada en el contorno de la moneda, podemos destacar el Mosasaurus acuático que aparece en los cinco dólares de Niue (Fig. 1i), el Tiranosauro de los 10000 francos de Chad (Fig. 1j) o el Triceratops y Stegosaurus de las monedas de 5 dólares de las Islas Salomón (Figs. 1k y l).

Encontramos también monedas con aspecto de objetos diversos, como un diamante recortado en las monedas de 500 dólares de oro de Canadá (Fig. 1m), el sombrero de Harry Potter en las de diez euros de Francia (Fig. 1n), un casco medieval en los dos dólares de Fiyi (Fig. 1o) y una llave en los cinco dólares de las Islas Cook (Fig.1p).

            Podemos destacar también la curiosa moneda de 5 dólares de Niue que muestra, en forma tridimensional el hundimiento del Titanic (Fig. 1q), así como la pirámide mexicana de Chichen Itza, adornada con extravagantes símbolos que constituye la moneda nicaragüense de 50 córdobas (Fig. 1r). Otro singular objeto está representado en los diez dólares de Fiyi, una gigantesca moneda de un kilogramo de peso, que adopta la forma de una antigua moneda-pala china (Fig. 2a).


Figura 2.- a: Moneda de 10$ de Fiyi; b: 10$ de las Islas Salomón; c y d: 5000 francos de Chad; e-h: un dólar de las Islas Salomón; i: 50 céntimos de Samoa; k y l: 10000 francos de Chad; m: 2$ de Fiyi; n: 5$ de las Islas Salomón; o: 5 cedis de Ghana; p: 2 cedis de Ghana.

 

            Un grupo de “monedas” que ha experimentado un fuerte incremento durante el año 2022, está formado por aquellas que adoptan formas de elementos deportivos, destacando la pieza de 10 dólares de las Islas Salomón (Fig. 2b), y los 5000 francos de Chad (Figs. 2c y d) con aspecto de balón de futbol, todas ellas conmemorativas de la Copa Mundial de la FIFA “Qatar 2022”. Las Islas Salomón dedican otra serie de parejas de monedas de un dólar a deportes como el curling, golf, y hockey sobre hielo (Figs. 2f-h), y en Samoa encontramos otra moneda de 50 céntimos de dólar dedicada al curling (Fig. 1i)

            También encontramos la estatua de la libertad en una moneda de cinco dólares de las Islas Salomón (Fig. 2n), así como el busto silueteado de la libertad, que aparece en las monedas de diez centavos de EEUU emitidas entre 1916 y 1945, en la moneda de dos dólares de las Islas Fiyi (Fig. 2j). Una emisión de diez mil francos de Chad muestra la imagen de un astronauta caminando sobre la luna (Fig. 2k) y en otra del mismo valor  el busto del presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln (Fig. 2l), imagen que se repite en una moneda de dos dólares de Fiyi (Fig. 2m). Más macabras, sendas monedas de 5 y 2 cedis de Ghana muestran una calavera (Figs. 2o y p).


Figura 3.- a: Conjunto de cuatro monedad de 50 céntimos de Fiyi; b: 20$ de Palaos; c: 10$ de las Islas Salomón; d: 20$ de Niue; e: 10 $ de Niue; f y g: 2 cedis de Ghana; h: 20$ de las Islas Cook; i: 10000 francos de Chad; j: 50$ de Canadá; k: 5$ de Barbados.

 

            Un conjunto de cuatro monedas de 50 céntimos de dólar de Fiyi permite reconstruir el conjunto monumental del Monte Rushmore, con los bustos de los presidentes de EEUU Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln (Fig. 3a), mientras que sendas monedas de veinte dólares de Palaos y diez dólares de las Islas Salomón están dedicadas al faraón egipcio Tutankamón (Figs. 3b y c). Dos impresionantes monedas de 20 y 10 dólares presentan esculturas en plata del general chino Guan Yu (160-219 d.C.) (Fig. 3d), y otro dedicado a la famosa secta de los nizaríes o “asesinos” de Oriente Medio (Fig. 3e). Los dioses nórdicos Odin y Thor aparecen en las monedas de dos cedis de Ghana (Figs. 3f y g), mientras que la majestuosa representación de Zeus sentado en el trono, es el motivo de una emisión de veinte dólares de las Islas Cook (Fig. 3h). El Discóbolo de Myron es el motivo de la moneda de diez mil francos de Chad (Fig. 3i), mientras que Santa Claus montado en su trineo sobresale en relieve en una moneda de cincuenta dólares de Canadá (Fig. 3j), y la silueta de Batman constituye el motivo de los cinco dólares de Barbados (Fig. 3k).


Figura 4.- a: Moneda de 5$ de Niue; b y c: 2$ de Niue; d: 5$ de Palaos; e-i: 2$ de Niue; j: 2$ de las Islas Salomón; k: 12$ de las Islas Salomón; l y m: 500 francos de Camerún; n: 10 cedis de Ghana.

 

            Una temática profusamente representada en las “monedas frikis” en los últimos años es la dedicada a la serie de “Star Wars” o “La guerra de las galaxias”, y las piezas más significativas emitidas en 2022 son el “Halcón Milenario” (Fig. 4a), y las dedicada a Han Solo (Fig. 4b) y a Baby Yoda de la secuela de “Mandalorian”(Fig. 4c) en las monedas de cinco y dos dólares de Niue. Un numeroso grupo de monedas de dos dólares emitidas en Niue muestra caricaturizados diferentes personajes, como un guerrero ninja (Fig. 4e)  o el extraterrestre E.T. del famoso film de Spielberg (Fig. 4i), así como varios protagonistas de películas y series de horror americanas como “la monja” (Fig. 4f), la niña del “exorcista” (Fig. 4g)  o el payaso asesino (Fig. 4h). En una moneda de dos dólares de las Islas Salomón se reproduce la silueta de la bailarina del “cascanueces” (Fig. 4j) y otra de cinco dólares de Palaos adopta la forma de un pequeño fantasma (Fig. 4d).

            Podemos señalar un último bloque de “monedas friquis” dedicadas al arte, como la espectacular moneda cuadrada de doce dólares de las Islas Salomón que presenta el rosetón gótico de la basílica de Santa María de la Flor de Florencia, con incrustaciones de colorido cristal (Fig. 4k), y entre las varias decenas de monedas con forma cuadrada o redonda que reproducen cuadros de pintores famosos, señalaremos a modo de ejemplo las representaciones del pintor austriaco Gustav Klimt en las monedas de 500 francos de Camerún (Figs. 4l y m) o el famoso cuadro de “El grito” de Edvard Munch, de la pieza de diez cedis de Ghana (Fig. 4n). 

 

II Selección.

            Entre las monedas preseleccionadas en el artículo anterior, hemos escogido cinco de ellas candidatas a ser designadas como “la moneda más friki del año 2022”. Queda claro que muchas de las preseleccionadas, e incluso otras que no hemos podido incluir por falta de espacio podrían haber conseguido hacerse también con este título.

            En primer lugar hemos escogido una moneda de un dólar de Tokelau, acuñada sobre un cospel muy particular, una lámina redonda recortada del meteorito “Aletai”, caído en la región autónoma Uyghur de Xinjiang en el noroeste de China (Fig. 5a). El fragmento más grande de este meteorito de 28 toneladas de peso fue descubierto en 1898, y más recientemente, en el año 2011, se ha encontrado otro fragmento de 18 toneladas. Respecto a su composición química, está formando principalmente de hierro, pero lleva pequeñas cantidades de otros elementos como cobre (110 microgramos/gramo); níquel (98 mg/g); galio (17 mg/g); arsénico (15 mg/g); cobalto (5,2 mg/g); oro (1,8 mg/g); volframio (0,3 mg/g) e iridio (0,2 mg/g).

            La utilización de este tipo de cospeles para la fabricación de monedas, elaborados con material extraterrestre, comenzó en el año 2016 con la pieza de un dólar de Niue elaborada a partir del meteorito Muonionalusta, caído entre Suecia y Finlandia, y descubierto el año 1905 por un niño de diez años que cuidaba ganado. 

            En segundo lugar hemos seleccionado dos de las monedas dedicadas a las actividades deportivas. Por un lado una original pareja de monedas que representan los elementos utilizados en el hockey sobre hielo, y mientras una de las monedas adopta la forma de bastón, la otra reproduce el disco de caucho utilizado en este deporte (Fig. 5b). Estas monedas forman parte de una serie emitida a nombre de las Islas Salomón dedicada a diferentes deportes (golf, béisbol...).  


Figura 5.- Anverso y reverso de las monedas seleccionadas.

 

Completamente diferente, la moneda de diez dólares del mismo país reproduce la forma de un balón de fútbol y está dedicada a la copa mundial de la Fifa celebrada en Qatar (20 de noviembre a 18 de diciembre del 2022). Con un peso de 93,3 gramos (tres onzas) de plata de 999 milésimas y un diámetro de 70 mm, se han fabricado 2022 piezas de esta espectacular moneda, haciendo coincidir el número de ejemplares producidos con el valor numérico del año de emisión y de la celebración del campeonato de fútbol (Fig. 5c).

            Las dos últimas monedas seleccionadas son las de dos dólares de Niue alusivas a personajes la famosa serie de “Star Wars”. Durante los últimos años, son más de un centenar las “monedas” que de una u otra forma hacen referencia a esta popular saga (tan sólo la Casa de Moneda de Nueva Zelanda ha emitido 69 monedas distintas de este tipo), iniciada en 1977 con la película de “La guerra de las Galaxias” escrita y dirigida por George Lucas, y seguida por las restantes películas de la saga, hasta llegar a la secuela de la serie televisiva “The Mandalorian” a partir del año 2019 (2020 en España). La primera de estas monedas hace alusión al piloto del “Halcón milenario” Han Solo (Fig. 5d), mientas la segunda representa a Grogu o “Bebé Yoda”, un personaje de la misma especie alienígena que el maestro Yoda, y que a pesar de tener una edad de cincuenta años conserva la apariencia de un niño pequeño (Fig. 5e).


Figura 6.- Representaciones de Han Solo congelado en carbonita en las monedas.

            Entre estas cinco monedas, la que podemos considerar como la “más friki del año 2022” es la emisión de dos dólares de Niue acuñada en la Casa de la Moneda de Nueva Zelanda y de la que se han producido 5.000 ejemplares.

            Reproduce el bloque rectangular de “carbonita” en el que el piloto del “Halcón Milenario” fue congelado por el malvado Darth Wader, y posteriormente entregado al estrafalario Jabba el Hut, quien lo utilizó como elemento decorativo en su palacio, en el planeta desértico de Tatooine.

            Haciendo un poco de “spoiler”, aunque finalmente Han Solo es liberado por la princesa Leia, la escena de la congelación es una de las más dramáticas e impactantes de la película de 1980 “El Imperio contraataca”, e indiscutiblemente es una de las más recordadas por los seguidores y fans de la saga de “Star Wars”.

            La imagen de Han Solo congelado en carbonita ya había aparecido previamente en las monedas de 25 dólares en oro y en los dos dólares en plata emitidas el año 2016 en Niue (Fig. 6a),  si bien en este caso son monedas de formato convencional (redondas) y presentan la parte superior del cuerpo del personaje. La nueva moneda del año 2022 tiene un formato rectangular que incluye el cuerpo entero del personaje.

            La Real Academia Española de la Lengua aporta dos definiciones del término “Friki”: (1) extravagante, raro o excéntrico y (2) persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición. Según esto, la moneda ganadora presenta un doble valor ya que se trata de una moneda “friki” dirigida fundamentalmente a un público “friki” (Fig. 7).


Figura 7.- “Darth Vader” sujetando la moneda de dos dólares de Niue emitida en el año 2022.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 












domingo, 1 de enero de 2023

Las enigmáticas monedas de Ramiro II “el Monje”, rey de Aragón (1134-1137-1157).

 

Las enigmáticas monedas de Ramiro II “el Monje”, rey de Aragón (1134-1137-1157).. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 78 (1321) (Octubre, 2022): pp. 45-47.

 

 

 

Miguel Ibáñez Artica

 

Las enigmáticas monedas de Ramiro II “el Monje”, rey de Aragón (1134-1137-1157).

 

            El rey de Aragón Ramiro II, apodado “el Monje”, llegó al trono en unas particulares circunstancias. Era el cuarto hijo de Sancho Ramírez, el tercero de su segunda mujer Felicia de Roucy, por tanto hermano de Alfonso I “el Batallador” y hermanastro de Pedro I, ambos reyes de Pamplona y Aragón. 

            Cuando el 7 de septiembre de 1134 falleció Alfonso I como resultado de las heridas recibidas en julio durante el asedio de Fraga, ante la ausencia de descendencia, dejó en su testamento, los reinos de Pamplona y Aragón a las órdenes militares de los templarios, hospitalarios y del Santo Sepulcro.

            Ni los nobles pamploneses, ni los aragoneses, respetaron dicho testamento, y mientras los primeros elegían como nuevo rey de Navarra a García Ramírez, noble descendiente por línea bastarda de García III de Pamplona y nieto del Cid Campeador, los aragoneses proclamaron como nuevo monarca a Ramiro, hermano del fallecido Alfonso, que en esas fechas ocupaba el cargo de obispo de Roda-Barbastro, siendo coronado en Zaragoza el 29 de septiembre de 1134 (Fig. 1).

Figura 1.- Retrato imaginario de Ramiro II “el Monje” (Museo del Prado).

 

            El objetivo del nuevo monarca no era el de reinar, sino el de garantizar la sucesión del reino, para lo cual contrajo matrimonio el 13 de noviembre de 1135 con Inés de Poitou, una noble viuda francesa, y el 11 de agosto del año siguiente nacía la heredera, Petronila. A finales de año el matrimonio se separó, e Inés ingresó en un monasterio, y  en agosto de 1137 se produjo en Barbastro el compromiso matrimonial de Petronila (con un año de edad) con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV.

            Una vez conseguido el objetivo de asegurar la sucesión del reino, el 13 de noviembre de 1137, Ramiro transfirió a su futuro yerno el reino, pero no la dignidad real, de forma que desde ese momento Ramón Berenguer IV firmó sus documentos como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, mientras que la reina era Petronila (Fig. 2), y en ese mismo año el monarca aragonés se reincorporó de nuevo a la vida eclesiástica. Así pues, el reinado efectivo de Ramiro II “el Monje”, tuvo una corta duración, desde septiembre de 1134 hasta el mismo mes del año 1137, cuando cedió el reino al conde de Barcelona.

 

Figura 2.- Retratos imaginarios de Patronila y Ramón Berenguer IV (Museo del Prado). La boda de Petronila y Ramón Berenguer se celebró en Lérida en agosto del año 1150, trece años después de acordarse el matrimonio.

 

            Sin embargo, sabemos que en ese período de tiempo acuñó moneda, ya que existe un documentos fechado en noviembre de 1135, donde el monarca realiza una serie de donaciones a los monasterios de San Juan de la Peña y Santa María de Iguácel como compensación por los bienes de oro y plata que había tomado para hacer moneda(1).  

            Según esto, Ramiro II hizo acuñar moneda probablemente en los inicios de 1135, y a pesar de que al comienzo de su mandato tuvo que adoptar medidas drásticas para afianzar su gobierno cuestionado por algunos nobles (como se narra en la leyenda de la “campana” de Huesca, relatada en la Crónica de San Juan de la Peña), no tuvo nunca la intención de mantenerse en el poder más allá de garantizar la continuidad sucesoria del reino.

            Estas monedas, que deberían llevar el nombre de Ramiro, no han aparecido hasta el momento. Sin embargo, al revisar las emisiones realizadas por sus antecesores, sus hermanos Alfonso I y Pedro I, así como las de su padre Sancho Ramírez, podemos observar un detalle curioso.

 

Figura 3.- Emisiones a nombre de Sancho (a) y Alfonso (b) con leyenda “ARAGONENSI/S” y cruz patada en el reverso (el primer ejemplar del Museo de Navarra, MN 4575).

 

            Entre las abundantísimas emisiones realizadas por Sancho Ramírez, rey de Pamplona y Aragón entre 1076 y 1094, encontramos una muy rara (tanto en dineros como en óbolos) donde aparece un tipo de busto muy característico, con tres líneas de puntitos en el cuello, marcando el inicio de una cota de mallas, y en el reverso una gran cruz patada sobre pedestal en vez del característico “árbol crucífero” del resto de las masivas emisiones realizadas por este monarca. Otra singularidad se da en la leyenda del reverso donde aparece “ARAGONENSI” en los dineros y “ARAGONENSIS” en los óbolos (Fig. 3a, a’). Esta moneda ya fue descrita por San Pío y Ansón (1925) y posteriormente por Beltrán (1951) autores que la atribuyen a Sancho Ramírez.

            Este tipo de monedas con cruz patada sobre pedestal y leyenda “Aragonensis” es relativamente abundante en tiempos de Alfonso I “el Batallador” unos años más tarde (1104-1134) (Fig. 3b, b’), habiéndose interpretado como las emisiones navarras de dicho monarca (Crusafont & Balaguer, 1986), o como monedas de cecas itinerantes que acompañaban al rey en sus campañas militares contra los musulmanes (Ibáñez, 2016). Sea cual sea la explicación, lo cierto es que no se fabricaron en tiempos de Pedro I (1094-1104), lo que resulta bastante extraño.

            En la Figura 4 hemos representado los diferentes tipos de bustos que aparecen en los monarcas de la dinastía aragonesa (Sancho V Ramírez, Pedro I y Alfonso I), así como en las emisiones navarras de García IV “el Restaurador” y Alfonso VII de Castilla y León,

            Podemos definir tres grandes grupos, en primer lugar la mayor parte de los bustos de Sancho Ramírez y Pedro I (Figs. 4Aa-n y 4Ba-d), un segundo grupo iniciado por Pedro I, con un busto mirando a la izquierda con un característico moño (Fig. 4Be), que se prolonga en algunas emisiones de Alfonso I (Figs. 4Ca-b), y en tercer lugar una serie de bustos de diferente estilo que incluye las emisiones de Alfonso I con leyenda “aragonensis” (Figs. 4Cc-f) y se prolonga en las emisiones navarras de García IV (Figs. 4Da-g) y en la de Alfonso VII de Castilla-León con leyenda “imperator” (Fig. 4E). Dentro de estas emisiones tardías podríamos incluir la moneda de Sancho Ramírez con leyenda “aragonensis” (Fig. 3a).

 

Figura 4.- A: Tipos de bustos en las monedas de Sancho Ramírez; a-b: Tipo S-I con leyenda “ARAGON”; c-d: Tipo S-I con leyenda “IACCA”; e-g: Tipo S-II; h: Tipo S-III; i-k: Tipo S-IV; l-m: Tipo S-V con leyenda “ARAGON”; n: Tipo S-V con leyenda “MONSON”.

B: Tipos de bustos en las monedas de Pedro I; a: Tipo P-I con leyenda “ARAGON”; b: Tipo P-I con leyenda “MONSON”; c: Tipo P-I con leyenda de anverso “PETRVSSANCIVSREX”; d: Tipo P-II; e: Tipo P-III.

C: Tipos de bustos en las monedas de Alfonso I; a-b: Tipo A-I; c-f: Tipo A-II.

D: Tipos de bustos en las moneas de García IV de Navarra; a: Tipo G-I.A; b: Tipo G-IV.A; c: Tipo G-II.A; d: Tipo G-IV.B; e: Tipo G-II.B; f: Tipo G-III; g: Tipo G-V.

E: Busto de Alfonso VII de Castilla/León con leyenda ”IMPERATOR”

F: Bustos de Alfonso II de Aragón (1164-1196).

 

            Dadas las peculiares características del “forzado” reinado de Ramiro II, que el mismo monarca se encarga de explicar en noviembre de 1137 cuando transfiere el reino: “Transcurridos escasos días (desde la muerte de Alfonso I), en este punto felizmente alzado, como consecuencia de la muerte de este varón, no por ambición de honores o deseo de enaltecimiento, sino únicamente por la necesidad del pueblo sediento y por la tranquilidad de la Iglesia, con plena voluntad y buen ánimo, asumí la potestad regia y la culminación de la dignidad y sucedí a mi hermano. Además tomé mujer, no por la lujuria de la carne sino por la restauración de la sangre (real) y de la estirpe”, y teniendo en cuenta que el principal motivo de que el busto del monarca figure en las monedas desde las primeras emisiones de Sancho Ramírez, es precisamente el de reafirmar la autoridad real de quien ostenta el poder, no resultaría extraño que Ramiro evitara colocar en sus monedas su nombre, y en vez de ello, utilizara los motivos que había empleado su hermano Alfonso (monedas con cruz patada sobre pedestal con leyenda “aragonensis”), pero colocando el nombre de su padre Sancho Ramírez, de forma que las raras monedas que reúnen estas características pertenecerían en realidad al nuevo monarca aragonés Ramiro II “el Monje”, y no a Sancho, tal como se había considerado hasta la fecha.

 

 

Figura 5.- Probables emisiones de Ramiro II de Aragón; a: Dinero con leyenda “SANCIVS REX” y “ARAGONENSI”; b: variante con leyenda “ANCIVS REX”; c: óbolo con leyenda “ARAGONENSIS”.

            El tipo de busto instaurado por Alfonso I en las monedas con leyenda “aragonensis”, es el que posteriormente se adoptó en las monedas acuñadas por García IV de Navarra, y Alfonso VII en la moneda con leyenda “imperator”, así como en las efímeras emisiones de Ramiro II. Años más tarde, su nieto Alfonso II de Aragón (1164-1196), recupera para sus monedas el tipo de “busto con moño” (Fig. 4F) de sus antepasados Pedro y Alfonso (Figs. 4Be y 4Ca-b), al que añade una doble cinta a modo de coleta.

            La numismática no es precisamente una “ciencia exacta”, y menos en períodos antiguos y medievales, y la aparición de una nueva moneda o leyenda monetal puede dar al traste con las atribuciones convencionales. Por el momento, y en base a criterios morfológicos e historiográficos podemos plantear como la hipótesis más probable, la atribución a Ramiro II (emisión del año 1135), de las raras monedas con leyendas “SANCIVS” en anverso y “ARAGONENSI” o “ARAGONENSIS” en reverso.

 

Notas:

(1)Et has villas supradictas offero Deo et Sancto Iohanni et Sancte Marie de Ibozar et monachis ibidem servientibus, et ut habeant et possideant illas perpetualiter pro illo calice de lapide precioso et per uno urceo similiter que traxit de Sancto Iohanne et per illam tabulam de argento et de superaurata quem traxi de Sancta Maria de Ibozar per meam monetam facere de Iacha. Et fuit illo argento pesato quadraginta marcos et media onza de fina plata (Ubieto, 1988: 99).

 

Bibliografía:

 

Beltrán, P., 1951. Los dineros jaqueses, su evolución y desaparición. Caesaraugusta 1: pp. 51-112.

Crusafont, M. & A.M. Balaguer, 1986. La numismática navarro-aragonesa alto medieval. Nuevas hipótesis. Gaceta Numismática 81: pp. 35-66.

Ibáñez, M., 2016. Origen del “árbol crucífero” en las primeras emisiones monetarias de los reinos de Aragón y Pamplona. Numisma 260(66): pp. 91-104. 

- 2021. Moneda medieval de Navarra. Manual de Numismática.  Colección Miscelánea Numismática n. 2 (2021): 272 pp.

- 2022. Tipos monetarios de Sancho V Ramírez y Pedro I de Aragón y Pamplona: su representación en museos y tesoros. Gaceta Numismática 203: pp. 57- 71.

San Pío y Ansón, A., 1925. Algunas consideraciones relativas a la moneda labrada en Aragón. Universidad Literaria de Zaragoza: 86 pp.

Ubieto, A., 1951. Colección diplomática de Pedro I de Aragón y Navarra. CSIC Escuela de Estudios Medievales XIX: 511 pp.

 

 

 

 

 

 

 

 











miércoles, 30 de noviembre de 2022

Nuevos datos sobre el tesoro de Gazteluberri

 

Nuevos datos sobre el tesoro de Gazteluberri. Artículo publicado en el Boletín del Museo Arqueológico Nacional 39 (2020): pp. 275-282.

 

 

Miguel Ibáñez Artica

 



Nuevos datos sobre el tesoro de Gazteluberri.

            El denominado “tesoro de Gazteluberri” hallado en 1960 al sur de la provincia de Gipuzkoa, y actualmente expuesto al público en el Museo Arqueológico Nacional (Fig. 2b),  está formado por un conjunto de 52 monedas (número de inventario 1960/35/1 a 53), nueve de ellas de oro y las demás de plata, correspondientes al reinado de Felipe II (1556-1598), con la excepción de un escudo sevillano de Juana y Carlos V (1537-1556). El conjunto incluye también el cencerro de hierro que las contenía.

I.- Circunstancias del hallazgo:

            Este tesoro fue minuciosamente descrito y publicado en 19671 por Joaquín María de Navascués (director del Museo Arqueológico Nacional en la época de su descubrimiento), y con respecto a las circunstancias del hallazgo y su posterior ingreso en las colecciones del MAN, señala en las páginas 93-94:

«En cuanto concierne a la fecha, lugar y circunstancias del hallazgo dispongo de los datos de una información facilitada por el Sr. Alcalde de Segura, presidente de la Parzonería de Guipúzcoa, y de los obtenidos en una inspección personal sobre el terreno […] el tesoro apareció el día 7 de abril de aquel año, sobre las cinco de la tarde,... Dentro de esta Parzonería apareció el tesoro, en el paraje llamado Gazteluberri, a los diez metros de una peña... La ocasión del hallazgo fueron los trabajos de plantación que se ejecutaban entonces en aquel paraje. Los descubridores fueron Juan Berástegui y Urquía y Eugenio Martín Zazo, quienes al abrir un hoyo, a unos diez centímetros de profundidad, encontraron un objeto extraño que resultó ser el cencerro herrumbroso de cuyo interior salieron las monedas […] fue adquirido por el Ministerio de Educación Nacional en 30 de diciembre del mismo año del hallazgo, 1960. Componen el tesoro 52 piezas, teniéndose éstas por el contenido íntegro del cencerro. Deducíase así tanto de las informaciones oficiales como de la transmisión verbal, sin que hubiera contradicción alguna en ningún caso. Pero muy poco después de la adquisición definitiva por el Estado, corrieron voces de que no estaba completo, que había salido alguna pieza más de las 52 adquiridas, sin determinar aquella “alguna” […]. Cabría pensar que los rumores, falsos o ciertos, circulaban despechadamente para desacreditar el tesoro y a las personas que intervinieron en su adquisición por el Estado. Sé también que volví a meter en el cencerro las 52 piezas con ánimo de comprobar su volumen en relación con el de la cabida en el changarro, y calcular así si podía faltar algo o no. La operación fue de resultado negativo, pues la capacidad es incluso para el doble de las piezas adquiridas.» 



Figura 1.- Ubicación de la peña de Gazteluberri (Segura, Gipuzkoa); a: Mapa de la zona (Fuente: Google maps); b: Vista aérea de la peña; c: Vista de la peña desde la carretera GI-2637 (Idiazábal-Alsasua).

 

            El 25 de septiembre del año 2017 se publicó un reportaje sobre este tesoro en el periódico guipuzcoano “El Diario Vasco” (Viñas, 2017a: 42, 43) donde se planteaba la posibilidad, ya apuntada en el artículo de Navascués, de que el tesoro estuviera incompleto. Habiendo pasado más de medio siglo desde el descubrimiento, se hacía un llamamiento a que si alguna persona tenía algún dato al respecto lo aportase.

            La información publicada en el periódico llegó a conocimiento de uno de los descubridores, el vecino de la localidad navarra de Arbizu, Juan Berástegui Urquía, quien a sus 87 años de edad recordaba perfectamente los pormenores del hallazgo cuando se encontraba plantando pinos a diez metros de la peña de Gazteluberri, y así los comunicaba al periódico (Viñas, 2017b: 56): “«Estaba junto a Eugenio Martín Zazo, de Ávila, y otro trabajador de Etxarri, cuando este último fue a coger tierra para plantar uno de los árboles y encontró un cencerro tumbado dentro de una grieta de la peña, que se encontraba a un metro de altura. Me lo dio, diciendo que lo podía usar para mis vacas, pero estaba muy “gibado”. No valía y era pesado. Se dio cuenta que tenía arcilla en la boca y al retirarla, cayeron todas las monedas al suelo»”.

Berástegui como jefe del grupo se llevó el cencerro con las monedas custodiándolo durante tres meses, en los que realizó consultas a distintos anticuarios, y uno de ellos le aconsejó recurrir a D. Domingo Irigoyen, párroco de Zumárraga y conocido por su afición a la numismática. A través del sacerdote se produjo la entrega de las monedas, y según relata su descubridor: “«Quedamos en hacerla [la entrega] en una joyería de la plaza de Guipúzcoa de San Sebastián, propiedad de un vecino de Arbizu. Yo fui quien llevó las monedas y una vez allí, llamamos a la policía. La casualidad quiso que el responsable que vino también fuera de Arbizu. Me tranquilizó, me dijo que no iba a pasarme nada, sólo debía responder a algunas preguntas [...] las autoridades estipularon el valor del tesoro y dieron un dinero que se dividió en dos partes. Una de ellas fue para el pueblo de Segura; la otra se repartió entre los tres. Recibimos 35.000 pesetas cada uno. En aquella época era bastante dinero»”.

            Estos datos modifican ligeramente la versión inicial, el cencerro estaría oculto en posición horizontal en  una grieta de la peña y no enterrado a diez centímetros de profundidad en el suelo a diez metros de la peña, en realidad este era el punto donde se encontraban los operarios cuando el trabajador de Exarri (cuyo nombre no se cita y que es el auténtico “descubridor” del tesoro) aparece con el cencerro que acaba de encontrar en una grieta de la peña.

            Se da también una discordancia entre la indemnización que se declara en el artículo y los datos que figuran en el expediente oficial (Archivo Histórico del MAN, Exp. 1960/35: 56 pp.), donde se establece la valoración económica del tesoro en 123.698 pesetas, cantidad que se repartió en dos mitades, una para el Ayuntamiento de Segura y otra para los dos descubridores “oficiales”, quienes según esta información recibirían la cantidad de 30.924,5 pesetas cada uno (el libramiento del pago se realizó el treinta de diciembre de 1960). En este caso, la tercera persona “el trabajador de Etxarri”, que según las declaraciones de Juan Berástegui, fue quien realmente descubrió el cencerro, no recibió cantidad alguna, al menos oficialmente.

            La indemnización de 123.698 pesetas (a fecha de diciembre de 1960) actualmente equivaldría a 28.590 euros2.



Figura 2.- a: Las monedas del tesoro en las antiguas bandejas del monetario del MAN, junto con el cencerro en primer plano; b: Presentación del Tesoro de Gazteluberri en las vitrinas de la sala 37 del Museo Arqueológico Nacional en la actualidad (Wikipedia, Foto: Velasco Mora, F.).

 

II.- Características y “valor” del tesoro.

            Las monedas que integran el tesoro de Gazteluberri (Fig. 2) forman un heterogéneo conjunto en cuanto a valores y procedencias (cecas): escudos y dobles escudos de oro, reales de a ocho, cuatro reales y una única pieza de dos reales, acuñadas en las cecas peninsulares de Sevilla, Segovia, Toledo, Valladolid y Granada, así como en las americanas de México y Potosí3. Los datos de pesos medios de los diferentes tipos monetarios pueden resumirse así:

Tipo monetario                     Peso medio     s (desviación típica)

 

Dobles escudos (7)                 6,76 g.                        0,02

Escudos (2)                           3,33 g.                        0,04

Reales de a ocho (34)             27,35 g                       0,21

Cuatro reales (8)                     13,74 g.                      0,08

Dos reales (1)                         5,96 g                        ---

 

El peso total de las monedas de oro (dos escudos y siete doblones) es de 53,99 gramos, mientras que las de plata suman 1.043,31 gramos, de las cuales los reales de a ocho suponen el 89% del peso total de plata del tesoro. Así pues lo recuperado supone algo más de un kilogramo de monedas de plata y 54 gramos de monedas de oro.

Considerando el valor del escudo en 400 maravedís y en 272 el real de a ocho (Pérez Sindreu, 2006: 30) el conjunto estaría valorado en un total de 16.804 maravedís en la época de su ocultación.

Podemos establecer algunas referencias para conocer el valor adquisitivo de estas piezas en la época: una moneda de ocho reales suponía el sueldo de dos días del trabajo de un artesano, o algo más de tres días de un peón (Carrión Arregui, 2000: 78),  y en San Sebastián en 1597 una gallina costaba cuatro reales, lo mismo que una libra de azúcar (Espejo, 1907: 401). Una libra de carne de vacuno podía adquirirse por 14 maravedís, una libra de carnero por 20 maravedís (Espejo, 1907: 398), un pichón por dos reales mientras un capón costaba medio ducado (Espejo, 1907: 398, 401)4.

Otro dato comparativo interesante es el coste del alquiler de una casa “ordinaria” en San Sebastián entre los años de 1595 y 1597, que  era de 26.982 maravedís anuales (Espejo, 1907: 390), cifra muy superior al valor estimado del tesoro de Gazteluberri, aunque es preciso tener en cuenta que San Sebastián en los últimos años de Felipe II, era la población más cara de la Península Ibérica (Espejo, 1907: 403). 

III.- Posibles circunstancias de la ocultación.

            Respecto a la fecha de ocultación del tesoro, y dada la composición del mismo, podría establecerse en el último año del reinado de Felipe II o en los primeros de Felipe III, en cualquier caso en torno a 1600, y uno de los aspectos más interesantes, y sobre el que sólo podemos hacer conjeturas, es el establecer las razones del ocultamiento, y qué tipo de persona lo realizó.

            En la hipótesis planteada por Navascués se señala: «El hecho del escondite en pleno monte y dentro de un cencerro hace pensar en los ahorros de un pastor, o en el producto de la venta de ganado, que por temor a llevarlos consigo los enterraría sin haber tenido ya la oportunidad de volver a buscarlos» (Navascués, 1967: 112).

            En primer lugar podemos considerar las características del paraje donde fue realizado el hallazgo, la zona en la cual se encontró el tesoro es una importante vía natural, un angosto valle que comunica Guipúzcoa con Navarra, flanqueado por una elevada peña. Así que aunque la zona era transitada al ser una vía de comunicación natural, el lugar concreto del ocultamiento era relativamente inaccesible, pero con una referencia claramente visible, la propia peña (Figura 1c).

 

Además de la hipótesis planteada por Navascués, cabe también otra posibilidad. En la época del ocultamiento (y en fechas posteriores) estaba prohibido sacar del territorio monedas de oro y plata (“saca de moneda”), pero no faltaban los contrabandistas que lo hacían, “«en estos fraudes participaban un amplio abanico de personas, tanto naturales como extranjeros [...] los propios comerciantes participaban activamente de este lucrativo comercio, en particular en las zonas costeras y en especial en las villas de Bilbao y San Sebastián»” (Truchuelo, 2005: 18). En el siglo XVII, la comunidad de judíos conversos portugueses asentada en San Juan de Luz se dedicaba a importar moneda de oro y plata de buena calidad y exportar a España monedas falsificadas de vellón, estimándose en una cuantía de tres millones de ducados anuales el montante de dicho fraude (Carrasco, 1997: 1085). El sistema utilizado para eludir los controles era emplear en el transporte caminos “extraordinarios” (Carrasco, 1997: 1103).

            La actividad del contrabando de moneda era bidireccional, por una parte, la moneda fuerte de oro y plata se exportaba fraudulentamente desde Castilla, a través de los puertos vascos, al tener esta moneda mayor valor en otros países, mientras que a la inversa, se importaba masivamente moneda falsa de vellón desde Francia, Inglaterra y Holanda, que pasaba por Guipúzcoa en dirección a Castilla. Tal era la magnitud de este problema que en 1602 se envía un comisionado real a Guipúzcoa para actuar contra los que sacaban moneda (Truchuelo, 2005, p. 20).

            Así pues, otra hipótesis es que las monedas circularan en manos de contrabandistas (Ibáñez, 1999: 162; 2018: 46) que en esos momentos intentaban sacar del país las valiosas monedas de oro y plata cuyo destino final eran los puertos de Guipúzcoa, y que ante el temor de ser detenidos, o ante la presencia de algún control cerca de la muga, procedieran a esconder el cargamento en un lugar bien oculto, pero  fácilmente identificable desde lejos, para poder recuperarlo en circunstancias más favorables, lo cual nunca llegó a ocurrir.

Notas:

 

[1] Previamente se habían publicado los datos básicos de las monedas halladas en sendas publicaciones (Navascués, 1961, 1963).

 

2 Teniendo en cuenta la tasa de inflación según: <https://fxtop.com/es/calculadora-de-inflacion.php>  [Consulta: 24 de junio de 2019]

 

3 En este tesoro están representadas todas las cecas peninsulares que acuñaron reales de a ocho en tiempos de Felipe II. Si bien falta el duro de Toledo, esta ceca está representada por un doblón y tres piezas de cuatro reales. Faltarían tan solo monedas de la ceca de Lima (Navascués y de Juan, 1961: 178). La descripción detallada de las

monedas fue publicada por Navascués en 1967, y las fotografías y datos de las mismas pueden consultarse en el catálogo en línea del MAN y en Ceres:   <http://ceres.mcu.es/pages/ResultSearch?Museo=MAN&txtSimpleSearch=Segura&simpleSearch=0&hipertextSearch=1&search=advancedUnion&MuseumsSearch=MAN%7C&MuseumsRolSearch=9&listaMuseos=[Museo%20Arqueol%F3gico%20Nacional]>  [Consulta: 3 de julio de 2019]    

 

4 Resulta difícil comparar los precios de los productos alimenticios en épocas preindustriales y en la actualidad. En los países desarrollados, gracias al aporte energético de los combustibles fósiles se estima que la dieta diaria de una persona se logra con tan sólo 20 minutos de trabajo (datos de EEUU), mientras que en los sistemas que dependen únicamente de la energía solar costaría 111 horas de trabajo (casi dos semanas) (Pfeiffer, 2006: 5). Por este motivo, los precios de los artículos alimenticios en los siglos XVI-XVII resultan tan elevados, y productos cotidianos muy habituales hoy en día como el pollo, en aquella época (y hasta mediados del s. XX en España) eran manjares de “lujo”, consumidos únicamente en grandes celebraciones.

 

Bibliografía:

CARRASCO VÁZQUEZ, J. (1997). «Contrabando, moneda y espionaje (el negocio del vellón 1606-1620)». Hispania, vol. LVII/3, nº. 197, pp.  1081-1105.

CARRIÓN ARREGUI, I.Mª. (2000). «El trabajo de una manufactura real del siglo XVII: los armeros de la Armería de Tolosa». Vasconia, nº 30, pp.73-82.

ESPEJO, C. (1907). «Precio de los principales artículos de uso y consumo en San Sebastián y Valladolid en los últimos años del reinado de Don Felipe II. La policía de abastos y la de subsistencias». Rev. Archivos, Bibliotecas y Museos, nº 10, pp. 387-404.

IBÁÑEZ ARTICA, M. (1999): «Tesoro de Gazteluberri.», en Tesoros del Gabinete Numismático. Las 100 mejores piezas del monetario del Museo Arqueológico Nacional. Edición de Carmen Alfaro Asins, Paloma Otero Morán y Carmen Marcos Alonso. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, pp. 162-163.

IBÁÑEZ ARTICA, M., (2018). «El tesoro de Gazteluberri.» Eco Filatélico y Numismático, vol. 74, nº 1279, pp. 45-47.

NAVASCUÉS Y DE JUAN, J.Mª. (1961). «Tesoro de Segura (Guipúzcoa)». Numario Hispánico, tomo X, nº 19/20, pp. 175-179.

NAVASCUÉS Y DE JUAN, J.Mª., y RUIZ TRAPERO, M. (1963). Numismática, Memorias de los Museos Arqueológicos. 1958 a 1961, Madrid, pp. 71-77.

NAVASCUÉS Y DE JUAN, J.Mª. (1967). «El tesoro de Gazteluberri». Numario Hispánico, tomo XI, nº 22, pp. 93-114.

PÉREZ SINDREU, F. de P. (2006). «El reinado de Felipe II y su sistema monetario». Gaceta Numismática, nº 160, pp. 29-35.

PFEIFFER, D.A. (2006). «Comemos combustibles fósiles». Polis, nº 14, pp. 1-12. <http://journals.openedition.org/polis/5246>  [Consulta: 4 de julio de 2019]    

TRUCHUELO GARCÍA, S. (2005). «La represión del fraude comercial en el litoral vasco en el período altomoderno». Sancho El Sabio, nº 23, pp. 11-34.

VIÑAS, E. (2017a). «Un tesoro envuelto en misterio». El Diario Vasco, 25/09/2017, pp. 42-43. 

VIÑAS, E. (2017b). «Enigmas resueltos del tesoro de Gazteluberri». El Diario Vasco, 11/11/2017, p. 56. 

 

 

Artículo en pdf: http://www.man.es/man/dam/jcr:820555df-7532-4326-9c06-f5670b135c54/2020-bolman-39-19-ibanez.pdf