martes, 1 de febrero de 2022

El dinero del mar I: Caparazones de tortuga y dientes de delfines y cachalote.

 

El dinero del mar I: Caparazones de tortuga y dientes de delfines y cachalote. Artículo publicado en “Eco filatélico y numismático” (Septiembre 2020) 76 (1298): pp. 47-49.

 

Miguel Ibáñez Artica



            El mar ha constituido la despensa de la humanidad desde sus primeros tiempos, cuando poblaciones de las especies de Homo sp. se asentaron en zonas del litoral, preferentemente cerca de las desembocaduras de los ríos, donde la productividad marina es más elevada por el aporte de nutrientes arrastrados por las aguas dulces, y mediante el marisqueo principalmente de moluscos gasterópodos (caracolillos) y lamelibranquios (mejillones, ostras, almejas...) estas poblaciones encontraron un importante suplemento dietético, tanto en proteínas como en oligoelementos esenciales.

 

            Las pruebas de estos asentamientos, que en ocasiones se prolongaron durante varios milenios, las tenemos en los depósitos de conchas denominados concheros que pueden encontrarse en las cuevas situadas cerca del litoral en el Cantábrico (Mazaculos en Asturias, Cobrante y Portillo en Cantabria, Santimamiñe en Vizcaya, etc...) y en otros lugares a lo largo de las costas de todos los continentes (Fig. 1).

 

 

Figura 1.- a: Conchero al sur de Puerto Deseado en Argentina; b: Gigantesco conchero de varios kilómetros de longitud y decenas de metros de altura en el Parque Nacional del Banco de Arguin, Mauritania. (Fuente Wikipedia).


Cabe suponer la atracción que  los primitivos habitantes de la costa en todas las regiones del Planeta tendrían por las conchas encontradas en la playa, tanto por sus características visuales de formas y colores, como por la suavidad de su tacto. Podemos suponer que en una primera fase, los colgantes realizados con estas conchas tendrían un significado de prestigio y poder para quien las portaba, y tal vez pudieron llegar a convertirse en una importante seña de identidad, como parece indicar el hecho de que fueran depositados en las tumbas de sus propietarios. Por supuesto que en las zonas del interior estas conchas tenían aún más valor, pues eran objetos nunca vistos en la naturaleza, y por tanto fabricados por los dioses (tal como se consideran las monedas conchas “Ndap” en la isla Rossel y en otras zonas de la Melanesia).

            Este papel de elementos valiosos o sagrados se transformó en una función monetaria, no de tipo económico en sentido estricto. En una primera fase estas “monedas” sirvieron para comprar una vida humana, cono el “dinero” de la novia para comprar una esposa, o la “moneda” de sangre para compensar a los familiares de una víctima de homicidio. Estas funciones de algunas “monedas concha” todavía siguen vigentes en pleno sigo XXI en algunas zonas del Pacífico (Fig. 2) (1).

 



Figura 2.- a y a’: Entrega del “dinero de la novia” en Malaita (Islas Salomón: To'abaita Authority for Research & Development); b: Entrega de “dinero de sangre”, familiares de un fallecido por homicidio  reciben dos monedas concha de los representantes del pueblo donde ocurrió la muerte, que expresan su pesar, y piden disculpas a los compañeros del fallecido entregándoles dos “tafuliae”. De esta forma ambas comunidades se comprometen a mantener la paz dejando que la ley siga su curso. (Solomon Star, edición del miércoles, 26 de octubre de 2011).

 

            Estos objetos elaborados a partir de las conchas de moluscos no son los únicos que tienen un origen marino, trataremos en primer lugar de aquellos elementos de uso monetario cuya materia prima procede de vertebrados, como reptiles y mamíferos marinos.

 

            En el caso de los reptiles, encontramos varios objetos de uso monetario elaborados a partir de la especie Eretmochelys imbricata L. 1766, que recibe el nombre vulgar de “tortuga carey” (Fig. 3g). Se trata de una especie cosmopolita que presenta dos subespecies, una en el Atlántico y la otra en el Pacífico, y se supone que puede vivir unos 50 años. Dada la sobreexplotación  que a lo largo de la historia ha sufrido este animal marino, desde 1996 está incluida en el listado de “especies en peligro crítico de extinción”.

 

 


Figura 3.- Objetos de uso monetario elaborados a partir del caparazón de la tortuga carey; a: brazalete utilizado como “dinero de la novia” en la provincia de Nueva Bretaña (Papúa-Nueva Guinea); b: espátula ceremonial de las Islas Trobriand (Papúa-Nueva Guinea); c: “Tema” de la isla de Santa Cruz (Islas Salomón); d: “Dala” o “Kap kap” de Malaita o Guadalcanal (Islas Salomón); e: “Dafi” de la isla de Malaita (Islas Salomón) representando un pájaro fragata atacando a un bonito; f: anzuelo de Papúa-Nueva Guinea. (a y f: MAN, Madrid; b y d: Quay Branly, París; c y e: colección privada).

 

En la provincia de Nueva Bretaña (Papúa-Nueva Guinea) se utilizan como moneda unos brazaletes denominados “Navoi”, elaborados con el caparazón de la tortuga carey (Fig. 3a), y también en las Islas Trobriand, se emplean como moneda para adquirir bienes y como regalo en la ceremonia del “Kula”, unas decoradas espátulas de aspecto característico denominadas “Bosu” o “Potuma”, en muchos casos fabricadas con caparazón de tortuga (Fig. 3b) utilizadas para tomar la cal que se mezcla con el betel para masticar.

 

Además, fragmentos recortados de carey son utilizados como elementos complementarios en adornos y utensilios que sirven como moneda y que podemos catalogar como “monedas cocha”, por ejemplo en los “Tema” de la Isla de Santa Cruz (Fig. 3c), los “Kap kap” (Fig. 3d) y los “Dafi” de Malaita (Fig. 3e), en las Islas Salomón. En ocasiones la figura recortada de concha de carey presenta la silueta de un ave marina, la fragata pelágica (Fregata minor Gmelin, 1789), animal que con sus chillidos indica a los pescadores donde se encuentran los cardúmenes de peces. Por este motivo se venera y respeta a esta ave marina que aparece representada en las valiosas monedas concha, tanto en la de forma circular denominadas “Tema” y utilizadas en la isla de Santa Cruz, como en las “Dafi” de Malaita utilizadas también como adorno de manera exclusiva por los hombres(2).

 

            Finalmente, los tradicionales anzuelos elaborados con conchas recortadas, presentan la aguda punta tallada en caparazón de carey. Estos anzuelos sirven también como monedas (Fig. 3f).

 

            Con respecto a los mamíferos marinos podemos considerar dos grandes grupos, por una parte los dientes de varias especies de delfínidos, principalmente el delfín manchado tropical (Stenella attenuata Gray, 1846), el delfín acróbata de hocico largo (Stenella longirostris Gray1828), así como de las pequeñas marsopas, que son utilizados para elaborar ornamentos en forma de cintas para colocar en la cabeza o el cuello como el “I’a’afu”, antaño utilizado como moneda en el norte de Malaita (Fig. 4a).

 

Los dientes de delfines y marsopas se han venido utilizando en las Islas Salomón como “dinero de la novia” y en pagos rituales de fiestas funerarias, y de cada delfín capturado se obtienen unos 120 dientes. La protección de estos cetáceos marinos ha provocado algunos problemas, y aunque en  el año 2000, en Malaita existían cinco poblaciones especializadas en la pesca de delfines, que obtenían unos cien mil dientes al año, tras llegar a un acuerdo para cesar las capturas, en el año 2013 la aldea de Fanalei volvió a las actividades depredadoras, capturando ese año más de 1600 delfines para obtener los preciados dientes.

 

 


Figura 4.- a: Cinta elaborada con dientes de delfín “Barulifai’a” (Malaita, Islas Salomón) (Colección del MAN, Madrid); b: “Tabua” y c: collar de dientes de cachalote (Islas Fiji); d: sellos postales de Fiji con la representación del “tabua”; e: moneda de 20 céntimos de Fiji.

 

            Otra moneda tradicional, en este caso elaborada con los grandes dientes de los cachalotes, es el “Tambua”, que se utilizaba como moneda en el siglo XIX para grandes transacciones, y cuando un joven busca una esposa, la solicitud debe estar acompañada por un diente de cachalote, y su aceptación establece el contrato de matrimonio con un papel simbólico similar al de nuestro anillo de compromiso. Esta “moneda” tradicional de las Islas Fiji figura en algunos sellos (Fig. 4d, d’) y monedas (Fig. 4e).

 

            El cachalote en la actualidad está incluido en la lista de especies vulnerables, por lo que el comercio de estos dientes es muy limitado y sometido a restricciones. En mayo del 2017, el gobierno de Nueva Zelanda devolvió 148 de estos dientes a las autoridades de Fiji, tras haber sido incautados en la frontera (Fig. 5).

 


Figura 5.- Devolución de 148 “tabua” incautados por el gobierno de Nueva Zelanda a las autoridades de Fiji  el 29 de mayo del 2017 (RNZ, Radio Nueva Zelanda; imágenes del Gobierno de Fiji).

 

 

 

 

Notas:

 

(1) Las monedas más antiguas: “moneda de sangre” y “moneda de la novia”. Eco Filat. y Numism. (Noviembre, 2007), 63(1157): 44-46.

 

(2) La pesca del bonito en una premoneda de las Islas Salomón.  Eco Filatélico y Numismático 71(1244) (Octubre 2015): pp. 48-49.

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