viernes, 10 de abril de 2015

El cauri, la primera moneda de China.

El cauri, la primera moneda de China.
Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 65(1180) (Diciembre 2009): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica

            Actualmente, China y la India concentran el 40% de la población mundial, mientras que si sumamos los habitantes de América del Norte (EEUU, Canadá y Méjico), junto con los de toda la Unión Europea, apenas suponen el 13 % de la población del Planeta. A pesar de ello, durante los últimos siglos, los avances de la civilización se han concentrado en Occidente, y por este motivo estos dos países orientales han pasado bastante desapercibidos. Sin embargo el siglo XXI puede dar una importante sorpresa y cambiar drásticamente la configuración económica y social del Planeta con el despertar de los dos gigantes asiáticos.

            A pesar de que China se incorporó relativamente tarde a la Edad de Hierro, durante el período de los Estados Combatientes (481-256 a.C.), muchos descubrimientos de la antigüedad, como la seda, el papel, la pólvora o la porcelana, se realizaron en este país, también aquí surgieron las primeras monedas metálicas y los primeros billetes. Mientras en el siglo VII antes de nuestra Era, en la antigua Grecia se comenzaba a utilizar por vez primera la moneda metálica, en China ya se escribía sobre la moneda (Kuan Tzu, 645 a.C.). La principal fuente de información sobre la historia antigua de China procede de las crónicas escritas, y tan solo en tiempos relativamente recientes estas informaciones van siendo corroboradas y ampliadas por los registros arqueológicos(1) (Figura 1).


Figura 1.- Cronología de las primeras dinastías de China.

            Respecto a la moneda, los objetos más antiguos conocidos utilizados con este fin fueron las conchas de un pequeño caracolillo del grupo de las porcelanas(2),  llamado vulgarmente cauri (Figura 2), y que pertenece a  las especies Monetaria moneta y M. annulus. La palabra “pei” (= cauri), aparece ya en las inscripciones de oráculos sobre caparazones de tortuga y huesos de buey de los siglos XIV-XI a.C., y en 1953 se descubrieron caurís de bronce en las tumbas Yin (dinastía Snahg, 1600 a 1046 a.C.) en An-Yang, actual provincia de Honan.


Figura 2.- Las dos especies utilizadas como moneda, Monetaria moneta (L. 1758) y M. annulus (L. 1758) se diferencian bien en vivo, pero es más complicada su identificación en ejemplares antiguos completamente decolorados. La clasificación se complica al existir híbridos de ambas especies con caracteres intermedios.

            En varias ocasiones, los cauris son citados en las inscripciones que decoran algunos antiguos recipientes de bronce, así por ejemplo, sobre uno para guardar vino de la dinastía Zhou (siglo X a.C.),  encontramos la leyenda: “El rey vino a visitar al duque y le regaló 50 ristras de cauris, el duque por su parte dio 20 ristras a su hijo primogénito Xiao, y en agradecimiento Xiao hizo este recipiente. Sus descendientes pueden guardarlo para siempre como un precioso tesoro”, en otra vasija de tipo “Fang Yi” de la misma época se puede leer: “Shu Pi ha recibido la ofrenda de conchas de cauris de la esposa del rey y las ha utilizado para hacer este precioso recipiente ritual”, y finalmente otro ejemplo lo encontramos en un recipiente de vino tipo “You” del siglo X a.C., que lleva la inscripción: “En el día Yimao de la fase de luna creciente del sexto mes del año, se encontraba el rey de los Zhou entre los Chengchou y mandó a los Feng ir a la zona de los Yin, donde recibieron cauris de metal. Los ha utilizado para fabricar este precioso recipiente para su padre” (Hofrichter, 1993), de un total de 162 inscripciones en bronce con referencias a la corte de los Zhou, 21 contienen menciones a donaciones de cauris.

            Las evidencias arqueológicas confirman el uso de cauris al menos desde el período Shang (1600-1050 a.C.) y especialmente durante los Zhou Occidentales (770-256 a.C.). Al principio se utilizaron para regalos y como objetos de prestigio, comparables a las piezas de jade, tal como aparecen en depósitos funerarios. Agrupados en grupos de 10 unidades, denominados “peng”, cuyo pictograma se ha identificado como la unión de dos grupos de 5 caurís, gradualmente se establecieron como unidad de valor recibiendo la denominación de “huo bei” o caurí monetario. Con el fin de poderlos ensartar en una cuerda para así transportarlos con más comodidad, se practicaba un orificio en la parte superior de la concha(3), y así es como aparecen en los hallazgos (Figura 3).

            Los cauris se utilizaron especialmente en la provincia de Yunnam(4), en el lejano sur, donde han sido hallados 260.000 ejemplares en diversas tumbas anteriores al período Quin-Han, y aunque su uso disminuyó drásticamente bajo el gobierno de los últimos Han, su circulación se recuperó posteriormente(5), para desaparecer de la región con la imposición imperial del año 1578 d.C., que prohibió su empleo como moneda tras más de tres milenios de uso como tal. Curiosamente, hacia esta época, los europeos comenzaron a utilizar cauris en forma masiva para adquirir esclavos en la costa africana del Atlántico, esclavos que en los siglos posteriores serían enviados al continente americano. En el valle del río Amarillo los cauris tuvieron su apogeo entre las dinastías  Shang y el período de las “Primaveras y Otoños”  (desde el 1600 al 481 a.C.), disminuyendo en la Llanura Central  durante el período de los Reinos Combatientes y desaparecieron bajo las dinastías Quin y Han.


Figura 3.- Cauris utilizados como moneda, China, dinastías Xia-Shang (2.200-1.122 a.C.).

            Las imitaciones de cauris en bronce, surgieron a finales del período Shang (hacia el 1100 a.C.), anteriormente, ante la escasez de cauris originales y la gran demanda producida al aumentar las actividades comerciales, se habían fabricado en piedra, cuerno, jade y madera, e incluso recortando otros tipos de conchas y fabricando con el nácar de las mismas imitaciones de cauris, estas monedas de imitación abundaron hacia la mitad del período Shang y sobre todo al comienzo de los Zhou, frecuentemente en los mismos yacimientos arqueológicos aparecen juntos verdaderos cauris de origen marino y sus imitaciones. Las imitaciones en bronce supusieron un importante salto cualitativo, ya que por vez primera los objetos utilizados como moneda no eran elementos creados por la naturaleza, sino fabricados artificialmente por el hombre, y los primeros registros arqueológicos de estas piezas corresponden a la ciudad de Yin perteneciente a la dinastía Shang. Las posteriores imitaciones de cauris en bronce conocidas como “ant-nose” o “cara de fantasma”, fueron la principal moneda de Chu siendo corrientes a partir de finales del período de los “Reinos Combatientes” (480-221 a.C.), hasta ese momento se seguían utilizando los cauris verdaderos.

Notas:

 (1) Algunos autores ponen fecha al comienzo de la arqueología en China en 1920, cuando el Museo Histórico de Pekín expuso los materiales hallados en las excavaciones de la ciudad de Chü-lu hsien, sumergida por el fango en el año 1108.

(2) La palabra “porcelana” procede del término latino “porci” o “porculi” (cerdito), que derivó en el francés porcelaine.

(3) En el período medio de la Dinastía Shang, se hacía una pequeña perforación en la concha, mientras que a finales de dicho período se seccionaba una parte grande de la concha (Thierry, 1997).

(4) Recientemente (Yang, 2004), se ha propuesto que los caurís utilizados en la provincia de Yunnam procederían de las Islas Maldivas, y que su uso como moneda derivaría de una tradición anterior de la India y de otras zonas continentales del sudeste asiático.

(5) Su uso en la Edad Media queda perfectamente documentado en los escritos de Marco Polo en el siglo XIII (Ibáñez, 2008).
 
Bibliografía:

Hofrichter, P., 1993. Kauris Kuturgeschichte. En. 25 Jahre. Hansseatische Münzengilde. Hamburg: 127-222.

Ibáñez, M., 2008. Aportaciones numismáticas en la obra de Marco Polo II: Cauris y monedas de los muertos. Eco Filat. y Numism. (2008), 64(1166): 44-45.

Peng, K. & Y. Zhu, 1995. New Research on the Origins of Cowries Used in Ancient China. Sino Platonic Papers 68. Philadelphia.

Thierry, F., 1997. Monnaies chinoises. I L’Antiquité préimpériale. Bibliothèque Nat. France. París: 308 pp. + 74 lám.

Yang, Bin, 2004. Horses, Silver, and Cowries: Yunnan in Global Perspective. Journal of World History 15(3): 281-322.

Yung-Ti, Li, 2003. On the Function of Cowries in Shang and Western Zhou China. Journal of East Asian Archaeology 5(1/4): 1-26.

*Con posterioridad a la fecha de este artículo, se ha publicado la importante contribución de F. Thierry (2011): "Origine e sviluppo del sistema monetario cinese tradizionale". Rivista Italiana di Numsmatica e Science Affini 112: 57-104.
Puede consultarse en red en:


jueves, 2 de abril de 2015

Peniques escoceses del siglo XV en los ritos funerarios hispanos.

Peniques escoceses del siglo XV en los ritos funerarios hispanos.
Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 56(1076) (Junio 2000): p. 48.

Miguel Ibáñez Artica


Monedas singulares VI: Peniques escoceses del siglo XV en los ritos funerarios hispanos. (Junio, 2000). Eco Filat. y Numism. 56(1076): p. 48.

En los hallazgos monetarios asociados a enterramientos del siglo XV son muy frecuentes unas pequeñas monedas de cobre, que durante mucho tiempo han constituido un enigma en cuanto a su procedencia. Se trata de monedas en cuyo anverso figura un globo superado con una cruz con la leyenda “IACOBVS REX” y en el reverso una cruz inscrita en una doble orla cuadrilobular y la leyenda “CRVX PELLIT OE CRI”.


Peniques escoceses utilizados como “óbolo de Caronte”.

En el siglo pasado estas monedas se atribuyeron a Jaime II de Aragón (1291-1327) durante el período de expansión aragonesa por el Mediterráneo, pero en 1919, a partir del descubrimiento de 51 monedas de este tipo entre más de doscientas mondas escocesas halladas en la abadía de Crosraguel (Escocia) quedó establecido su origen, atribuyéndose posteriormente al rey Jaime III de Escocia (1460-1488), datos que concuerdan mejor con las características epigráficas de las leyendas.

Respecto a la leyenda del reverso, se basa en un himno del poeta calagurritano Prudencio (348-415): Crux pellit omne crimen (Cathemerinon, libro IV), cuya traducción “la Cruz ahuyenta todos los males” encaja muy bien con la finalidad que se dio a estas monedas al usarlas en los ritos funerarios.

Una vez establecido su origen escoces, se pudo comprobar que estas monedas aparecían con cierta frecuencia en Bélgica (26 ejemplares estudiados), e incluso se encontraron piezas emitidas a nombre de “Carolvs”, proponiéndose en 1983 que muchos ejemplares de los hallados eran imitaciones de la moneda escocesa, realizadas en los Países Bajos.

Por ahora los hallazgos de esta moneda publicados en España se centran en la zona de Navarra y País Vasco (Oyarzun: 76 ejemplares, Guetaria: 26 ejs.; Tudela: 7 ejs.; Lasarte: 6 ejs.; Lezo: 4 ejs. y Ujué con un número indeterminado).

Es de suponer que conforme se progrese en las excavaciones arqueológicas controladas, surjan más ejemplares que permitan determinar la distribución geográfica que tuvo este singular tipo monetario, que durante la segunda mitad del siglo XV circuló en nuestro territorio junto con otras monedas foráneas, especialmente con los ceitiles portugueses de Alfonso V.


Una de las posibles explicaciones de la presencia de estos tipos monetarios, es que tanto los peniques escoceses como los ceitiles portugueses se acuñaron en cobre puro, mientras que el resto de las monedas “negras” de la época llevaban algo de plata, en mayor o menor cantidad, y siguiendo una conocida ley de que la moneda mala elimina a la buena, la introducción de moneda de cobre se vio compensada por la salida de la moneda autóctona peninsular con liga de plata. La aparición de monedas portuguesas y escocesas no refleja en realidad un intercambio comercial con dichos países sino un comercio fraudulento de monedas, que se trasladaban de unos lugares a otros, las que tenían plata, se exportaban para fundir y las de cobre se importaban para sustituir a las anteriores.