Peniques
escoceses del siglo XV en los ritos funerarios hispanos.
Artículo
publicado en: Eco Filatélico
y Numismático 56(1076) (Junio 2000): p. 48.
Miguel Ibáñez Artica
Monedas singulares VI: Peniques escoceses del siglo XV
en los ritos funerarios hispanos. (Junio,
2000). Eco Filat. y Numism.
56(1076): p. 48.
En los hallazgos monetarios
asociados a enterramientos del siglo XV son muy frecuentes unas pequeñas
monedas de cobre, que durante mucho tiempo han constituido un enigma en cuanto
a su procedencia. Se trata de monedas en cuyo anverso figura un globo superado
con una cruz con la leyenda “IACOBVS REX” y en el reverso una cruz inscrita en
una doble orla cuadrilobular y la leyenda “CRVX PELLIT OE CRI”.
Peniques escoceses utilizados como “óbolo de Caronte”.
En el
siglo pasado estas monedas se atribuyeron a Jaime II de Aragón (1291-1327)
durante el período de expansión aragonesa por el Mediterráneo, pero en 1919, a partir del
descubrimiento de 51 monedas de este tipo entre más de doscientas mondas escocesas
halladas en la abadía de Crosraguel (Escocia) quedó establecido su origen,
atribuyéndose posteriormente al rey Jaime III de Escocia (1460-1488), datos que
concuerdan mejor con las características epigráficas de las leyendas.
Respecto a la leyenda del
reverso, se basa en un himno del poeta calagurritano Prudencio (348-415): Crux pellit omne crimen (Cathemerinon,
libro IV), cuya traducción “la
Cruz ahuyenta todos los males” encaja muy bien con la
finalidad que se dio a estas monedas al usarlas en los ritos funerarios.
Una vez establecido su origen
escoces, se pudo comprobar que estas monedas aparecían con cierta frecuencia en
Bélgica (26 ejemplares estudiados), e incluso se encontraron piezas emitidas a
nombre de “Carolvs”, proponiéndose en 1983 que muchos ejemplares de los
hallados eran imitaciones de la moneda escocesa, realizadas en los Países
Bajos.
Por ahora los hallazgos de esta
moneda publicados en España se centran en la zona de Navarra y País Vasco
(Oyarzun: 76 ejemplares, Guetaria: 26 ejs.; Tudela: 7 ejs.; Lasarte: 6 ejs.;
Lezo: 4 ejs. y Ujué con un número indeterminado).
Es de suponer que conforme se
progrese en las excavaciones arqueológicas controladas, surjan más ejemplares
que permitan determinar la distribución geográfica que tuvo este singular tipo
monetario, que durante la segunda mitad del siglo XV circuló en nuestro
territorio junto con otras monedas foráneas, especialmente con los ceitiles
portugueses de Alfonso V.
Una de las posibles
explicaciones de la presencia de estos tipos monetarios, es que tanto los
peniques escoceses como los ceitiles portugueses se acuñaron en cobre puro,
mientras que el resto de las monedas “negras” de la época llevaban algo de
plata, en mayor o menor cantidad, y siguiendo una conocida ley de que la moneda
mala elimina a la buena, la introducción de moneda de cobre se vio compensada
por la salida de la moneda autóctona peninsular con liga de plata. La aparición
de monedas portuguesas y escocesas no refleja en realidad un intercambio
comercial con dichos países sino un comercio fraudulento de monedas, que se
trasladaban de unos lugares a otros, las que tenían plata, se exportaban para
fundir y las de cobre se importaban para sustituir a las anteriores.
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