lunes, 1 de diciembre de 2025

Representaciones de animales en los jetones medievales y su significado.

 

Representaciones de animales en los jetones medievales y su significado. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 81 (1346) (Enero, 2025): pp. 46-49.

Miguel Ibáñez Artica


 

Durante la Edad Media, en muchos reinos europeos se emitieron unos objetos con aspecto de monedas, pero que en realidad eran “fichas” que tenían muy diversos usos, como servir de salvoconducto para el acceso a ciertas dependencias reales, o para asistir a determinadas reuniones privadas de gremios artesanales o cofradías, ser utilizadas como medio de pago para determinados productos, o emplearse como elementos para el cálculo matemático, e incluso podían ser utilizados como fichas de juego.

Estos objetos monetiformes, aunque fueron utilizados en numerosos países (Italia, Inglaterra, Alemania, Austria, Portugal....) suelen conocerse por sus denominaciones en francés, al ser Francia uno de los reinos donde más proliferó su uso. Así se denominan “mereaux” a las fichas que no llevan leyendas y “jetones” a las que sí las llevan. Estos últimos surgen a comienzos del siglo XIV, y suelen reproducir los motivos que aparecen en las monedas de oro y plata que circulaban en la época (coronas, escudos, figuras del monarca sentado en el trono o de pie, “Agnus Dei”, etc...), utilizándose como fichas o contadores para realizar cálculos matemáticos sobre una mesa (Fig. 1). Con el fin de simplificar, denominaremos jetones a las piezas fabricadas en aleaciones de cobre o plata, presenten o no leyendas, reservando la denominación de “mereaux” para los plomos monetiformes.

Figura 1.- a: Tapete con marcas de cifras para colocar sobre la mesa; b: mesa con las marcas trazadas para realizar los cálculos con jetones (Frauenhausmuseum, Estrasburgo, Francia).

 

Los jetones siguieron empleándose a comienzos de la Edad Moderna como instrumentos contables al servicio de la administración hasta finales del siglo XVII, recibiendo en España el nombre de “contadores”, y desaparecieron al imponerse definitivamente el uso de las cifras arábigas en el cálculo algebraico moderno (Fig. 2).

Durante varios siglos convivieron las dos formas de realizar los cálculos, por una parte mediante el tradicional empleo de jetones y por otra usando el cálculo algebraico. Aunque al principio la Iglesia Católica se opuso a la introducción de las cifras arábigas, y así por ejemplo en 1299 se prohibió a los banqueros de Florencia utilizarlas en sus transacciones (“Quod nullus de arte scribat in suo libro per abbacum”), y los Estatutos de la Universidad de Padua ordenaban que el librero llevara una lista de los libros a la venta, con los precios marcados "non per cifras, sed per literas claras', con el inicio de la Edad Moderna, el cálculo algebraico fue imponiéndose progresivamente, implantándose primero en las instituciones privadas (comerciantes, banqueros...).

Por ejemplo en el banco de los Medici de Florencia comienzan a utilizarse en 1439  las cifras arábigas, y en 1482 se prohíbe el uso de la numeración latina(22). Mientras tanto, en las administraciones públicas, menos proclives a cambios e innovaciones,  siguió utilizándose el tradicional cálculo con jetones hasta bien avanzado el siglo XVII. En cualquier caso, durante los siglos XVI y XVII siguieron empleándose los jetones para hacer operaciones sencillas por parte de un gran número de personas, que sin saber leer y escribir, podía realizar los cálculos con jetones.

Figura 2.- a: Representación de un personaje realizando cálculos mediante jetones sobre una mesa (Sánchez de Arévalo, 1491: Libro primero, capítulo XL: Aritmética y Geometría).

b: Jetones o “contadores” para el servicio de la administración contable del príncipe Felipe (futuro Felipe II de España).

 

            Retornando a tiempos medievales, en estas piezas denominadas “mereaux” o jetones, encontramos una nutrida representación de la fauna. Por una parte especies cinegéticas como el ciervo, el jabalí o el conejo (Fig. 3), animales que eran objeto de las cacerías organizadas por la nobleza, y que constituían una prestigiosa forma de deporte y entretenimiento de las clases más altas de la sociedad. Estas actividades requerían de un numeroso séquito de acompañantes, criados, cuidadores de los perros que participaban en estos eventos, rastreadores, etc., y para los servicios administrativos que integraban este personal se acuñaron pequeños jetones anepígrafos que muestran las principales especies objeto de estas cacerías.   Un dato interesante y que guarda relación con el jetón que se ilustra en la figura 3a, es que por ejemplo Juana de Evreux, a quien pertenece esta pieza, esposa del rey de Francia y Navarra Carlos IV apodado “el calvo” entre 1322 y 1328, tras enviudar, mantuvo sus numerosas posesiones durante más de cuarenta años hasta su fallecimiento en 1371. Las ordenanzas de 1326 que regulan el Hostal de la reina establecen un total de 280 personas al servicio del mismo, entre las que figuran damas de honor, capellanes, notarios, caballeros, médicos... y un maestro de la cámara de los dineros de la reina, que utilizaría para sus operaciones contables los jetones que llevan el escudo partido de Francia/Evreus.

Figura 3.- Jetones utilizados por los servicios de caza.

a.- Jetón de Juana de Evreux  Juana de Evreux, esposa del rey de Francia y Navarra Carlos IV “el Calvo” (1322-1328); b: jetón con el escudo de la familia italiana de banqueros Franzesi; c y d: jetones con imágenes de jabalíes.

 

            En una pequeña pieza de plomo del siglo XIV podemos ver a un cazador provisto de arco y flecha en una cara, y en la otra un personaje de la Casa Real que lleva una flor de lis en su mano derecha como símbolo de la realeza y un halcón en su mano izquierda (Fig. 4).

Figura 4.- “Mereau” de plomo que muestra en una cara un cazador con arco y en la otra un personaje real que porta una flor de lis y un halcón.

 

En algunos de los jetones utilizados por los servicios de las cocinas reales podemos ver representados algunos animales acuáticos como cangrejos (Fig. 5a) o peces (Fig. 5b), así como diferentes especies de aves como cigüeñas (Fig. 5c) o gallos (Fig. 5d), especies que formaban parte de los suculentos manjares que integraban los habituales festines que se daban en la corte real. Estas piezas eran entregadas a los proveedores a cambio de la mercancía, quienes posteriormente los canjeaban por dinero en efectivo en la tesorería.

 Con otro significado también encontramos figuras de ardillas  (“écureuil” en idioma francés) probablemente relacionadas con el término “l’écurie”: el establo (Figs. 5je, f). Estos jetones eran utilizados por los oficiales a cuyo cargo se encontraban los establos reales, al igual que los que presentan la imagen de uno o dos rastrillos. En tiempos medievales, los caballos eran imprescindibles para los desplazamientos y las comunicaciones, requiriendo un elevado número de servidores para atender la manutención y puesta a punto de las caballerías en los establos donde se alojaban.

Uno de los animales más exóticos que podemos ver representados, es el mono que sostiene un disco, que aparece en jetones atribuidos al zoológico real en el siglo XIV (Fig. 5g) y también en algunos raros jetones de Nuremberg del siglo XV (Fig. 5h).

En ciertas ocasiones los animales que aparecen representados tienen un significado simbólico. Este sería el caso de un caracol con cabeza humana, imagen parlante del General de las Monedas del siglo XV Guillaume le Maçon (colimaçon= espiral), a quien pertenece este curioso jetón (Fig. 5i).

Figura 5.-  Jetones de las cocinas reales y otros servicios.

 

            En la Península Ibérica, aparte de las “pellofas” religiosas de latón tardo-medievales que se fabricaron en Cataluña, solamente los reinos de Portugal y Navarra emitieron jetones, y respecto a los animales que aparecen representados en los jetones navarros medievales (Fig. 6), podemos señalar en primer lugar el cordero pascual o “Agnus Dei”,  metáfora  aplicada por San Juan Bautista para señalar el papel de Jesucristo, ofrecido como víctima propiciatoria para redimir los pecados del mundo, a semejanza del cordero consumido durante la conmemoración de la Pascua judía.

La representación  del “Agnus Dei” en las monedas adquiere su máxima importancia en el siglo catorce, cuando las monedas que portan esta imagen dan nombre a los tipos monetarios de los “Agnel de oro”, acuñados entre 1311 y 1322, así como los “Moutones y medios moutones” de Juan II acuñados entre 1355 y 1357, que fueron profusamente imitados en Flandes.

            La representación del “Agnus Dei” aparece en dos ocasiones en los jetones navarros, en ambos casos se trata de piezas muy raras y poco conocidas, que corresponden respectivamente a una de las primeras acuñaciones de comienzos del siglo catorce (Fig. 6a) y a una de las últimas emisiones medievales, probablemente de finales del siglo quince (Fig. 6b).

La primera pieza (Fig. 6a) se atribuye a Juana I de Navarra, esposa del monarca francés Felipe IV entre 1284 y 1305. Se trata de un jetón de 28 mm de módulo y 3,56 gramos de peso, que presenta en una cara el escudo partido Navarra/Francia (antiguo) rodeado de tres besantes en la parte superior y cinco en los laterales, además de puntos. La otra cara presenta la imagen del Agnus Dei y la leyenda “VEZ SI LAIGNIAV SIEV.QVI.OSTA” que podemos traducir como “Este es el Cordero de Dios que quita”. La misma figura y leyenda la encontramos en otro jetón del mismo tamaño que presenta en el reverso una cruz rematada por lises y la continuación de la leyenda “LES PEShIEZ DV MONDE” (los pecados del mundo), y que podemos considerar como el prototipo francés del que se describe aquí.

Figura 6.- Jetones medievales navarros con representaciones de animales.

 

El segundo jetón (Fig. 6b) es más tardío y corresponde a la segunda mitad del siglo XV, con un módulo de 25 mm y 4,2 gramos de peso,  en una cara figura el escudo coronado, cuartelado con las armas de Navarra y Evreux, y sendas ramas rematadas por una flor a los lados, con la leyenda: “ET QVI BIEN GETERA”. El motivo de la otra cara es el “Agnus Dei”, con la leyenda circular: “BVEN COMPTO TROBARA” o “BON CVENTO TRBARA”. Juntando ambas leyendas, “Et qui bien getera, buen compto (cuento) trobara (trbara)”, podría traducirse como “y quien sea hábil en las operaciones de mover los jetones en la mesa de cálculo (geter= antiguo verbo medieval francés), conseguirá realizar buenas cuentas”. Este tipo de textos aparecen en algunos jetones de los Países Bajos en el siglo XV.

Finalmente, en algunos jetones del tesorero García López de Roncesvalles aparece su escudo con dos lobos (Figs. 6c, d). Este personaje navarro ocupó durante un largo período de tiempo el cargo de tesorero (“controlador”) del reino, entre 1404 y 1437.

 

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