Las emisiones monetarias fabricadas
con moldes III:
Premonedas, monedas de estaño y feluses de Marruecos. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 81
(1351) (Junio, 2025): pp. 42-45.
Miguel Ibáñez Artica
Premonedas
y monedas de estaño.
Además de las monedas fabricadas mediante la técnica de
fusión del metal en moldes, podemos encontrar diversos elementos de uso
monetario que también han sido elaborados utilizando este mismo proceso.
Un
ejemplo es el de las “manillas”(1) producidas en distintos países
europeos (Portugal, Alemania, Gran Bretaña, Francia...), objetos de latón con
aspecto de pulsera (Fig. 1a), que se fabricaban vertiendo el metal
fundido en moldes de barro cocido (Fig. 1a1),
y que fueron utilizadas como moneda por los comerciantes europeos en muchos lugares del África
occidental durante más de quinientos años, para adquirir al principio oro y
esclavos, y más tarde tras ser abolida la esclavitud, aceite de palma.
Estas manillas presentan pequeñas variaciones
en pesos y formas, y cada tipo recibe un nombre específico, desde las primitivas
manillas fabricadas en Alemania y utilizadas por los comerciantes portugueses del
siglo XVI denominadas “tacoais” con un peso de 284 gramos, hasta las que
circularon en épocas recientes (abe, amogono igbiki, attorni, awarawu, jaja,
okku-kpaw, okolosupuruma, peri akule, popo, atoni, ejema, nkobnkob, nwohuru,
okporo kiet y onoudu), la mayoría de ellas fabricadas con moldes durante los
siglos diecinueve y veinte en Inglaterra (Birmingham) o Francia (Nantes)(2).
Otros objetos, utilizados como moneda en
algunas regiones del Congo, eran las denominadas “cruces de Katanga” de cobre
fundido con diversos tamaños (Fig. 1b),
cuyo uso está atestiguado desde el siglo trece y que pervivieron hasta
comienzos del siglo veinte. Se fabricaban vertiendo el cobre fundido en grandes
moldes (Fig. 1b1),
operación realizada por el gremio de fundidores, importante secta compuesta por
maestros y aprendices, que guardaban celosamente sus secretos
mágico-metalúrgicos, manteniendo así su elevado estatus social. Estos objetos
eran utilizados como moneda en las transacciones locales, y los más grandes (de
hasta 50 kg de peso) servían tradicionalmente como “dinero de la novia”(3).
Las manillas de latón utilizadas como moneda
aparecen representadas en los billetes y monedas del efímero estado de Biafra
(1967-1970), mientras que las cruces de
Katanga de cobre figuran en los billetes
y monedas emitidos en el estado de Katanga (1960-1963) (Fig. 1b).
También en el Sudeste Asiático se utilizaron
premonedas, en este caso fabricadas con estaño, metal que presenta un bajo
punto de fusión (232ºC). En los estados malayos de Perak,
Selangor, Phuket, y Pahang, se fabricaron numerosas y variadas figuritas de
estaño (Fig. 1c) que circularon como amuletos
y monedas en Indonesia en época precolonial. La mayoría presentan formas de
animales como gallos (buaya), tortugas (kura-kura), peces (ikan), elefantes,
dragones, etc...
Figura
1.-
Premonedas, objetos metálicos de uso monetario fabricados en moldes.
a.- Manillas europeas de latón
utilizadas para el comercio africano; a1: Molde de arcilla para
la fabricación de manillas; b: Cruces de Katanga de cobre; b1:
Molde para fabricar cruces de cobre; c: Figuritas de estaño utilizadas en
Malasia como moneda en el siglo XVIII.
Se
supone que en un principio estas figuras fueron creados como sustitutos de los
animales que se sacrificaban al abrir una nueva mina, convirtiéndose más tarde
en adornos o dinero. A comienzos del
siglo dieciocho se utilizó como moneda en el estado de Kedah la figurita que
reproducía la imagen de un gallo posado sobre un anillo.
En esta época en el vecino sultanato de Palembang,
situado al sur de la isla de Sumatra y en el de Johor en la península malaya, se
emitieron pequeñas moneditas de estaño fundido en moldes denominadas “pitis”. A
partir de comienzos del siglo dieciocho, la gran producción de estaño en la
región propició la fabricación de abundantes emisiones de estas monedas que se
elaboraron siguiendo el modelo de las monedas chinas por fundición en moldes,
obteniéndose “árboles de fundición” de los que posteriormente se recortaban las
monedas eliminando las “ramas”. Debido a que no existía una ceca oficial que
centralizara la producción, los pitis de estaño se fabricaban localmente y
muchas veces eran falsificados, y dada la baja calidad de la moneda, resulta
difícil establecer en estas piezas si se trata de monedas oficiales o
falsificaciones de particulares. Estos “pitis”, elaborados con una aleación de
estaño y plomo presentan una sola cara con la leyenda en árabe y pueden
clasificarse en dos series, sin agujero central o “pitis buntu” (Figs. 2e y f), y con un orificio denominados “pitis teboh”. Dentro de este
último grupo encontramos monedas que presentan el orificio central cuadrado, a
imitación de la moneda de tipo “cash” de China (Fig. 2d), o bien con un orificio redondo (Figs. 2a, b y c).
Figura
2.-
Diferentes tipos de monedas “piti” de estaño, Sultanato de Panembang, s. XVIII-XVIII.
a:
Mahmud Badaruddin
II (1804-1821); b: Muhammad Mansyur Jayo Ing Lago (1706-1718) a Muhammad
Bahauddin (1776-1803); c: Zarb Fi Bilad (1710-1778): d:
Alamat (1658-1710); e: Mahmud Badaruddin I o II (1724-1757 o 1804-1821); f:
Muhammad Bahudin (1776-1804).
En un fragmento tallado en piedra para fabricar “pitis” del
sultanato malayo de Johor (Fig. 3)
podemos observar en el anverso dos moldes individuales con su canal para la
entrada del metal fundido, y en la otra cara el esbozo del molde de otra moneda
que finalmente no fue tallada.
Figura
3.- Molde
tallado en piedra para fabricar “pitis buntu”, sultanato de Johor, Península
malaya, s. XVIII.
Feluses
marroquís del siglo XIX.
Una serie de monedas fabricadas mediante el proceso de
fundición en moldes en época relativamente reciente es la de feluses de cobre
emitidas en Marrueco en el siglo diecinueve. A mediados de este siglo Marruecos
sufría una profunda crisis monetaria motivada por el descenso del valor de la
moneda basado en esos momentos en el mithqal= 10 uqiyyahs= 40 muzunas= 1.920
feluses de cobre.
Desde comienzos del siglo XIX habían comenzado a
fabricarse abundantes monedas de cobre con valores que van desde el medio felús
a los cuatro feluses mediante el proceso de fundición en moldes (Figs. 4 y 5), mientras la moneda de plata seguía acuñándose por el método
tradicional.
Al
inundarse el mercado de monedas extranjeras a mediados de siglo (los “duros” de
plata españoles y los francos franceses), las monedas locales comenzaron a
perder valor, resultando más perjudicadas por la inflación las clases más
humildes. El resultado fue un sistema de monedas paralelas, mientras los pobres
utilizaban los feluses de cobre para comprar, vender y pagar sus impuestos, los
más pudientes, los comerciantes y los europeos utilizaban la moneda de plata.
Tras
la Guerra Hispano-Marroquí, el Tratado de Wad Ras de 1860 obligó al país
alauita al pago de una indemnización de guerra de 20 millones de “duros”, para
lo cual Marruecos pidió un préstamo de medio millón de libras esterlinas a
Gran Bretaña para satisfacer la demanda española. El préstamo británico y la
cantidad adeudada directamente a España debían reembolsarse con las tarifas
cobradas en los puertos marroquíes, supervisadas por agentes españoles.
Estas monedas fundidas de cobre se mantuvieron en Marruecos durante casi un siglo, desde tiempos del sultán Mulay Sulaymán (1792-1822) hasta que en 1882 volvieron a fabricarse mediante la técnica de acuñación. En una de sus caras presentan la estrella de David con un punto central y en la otra suele figurar el año de emisión según el calendario musulmán de la Hégira y frecuentemente el nombre de la ceca emisora, datos que debido a la técnica utilizada para su elaboración (fundición en moldes) a veces no son demasiado visibles.
Figura
4.- Monedas
fundidas bajo los sultanes de Marruecos Abderramán (1822-1859) y Mohámmed IV
(1859-1873).
a: Medio felús, H. 1265 (1848/9), b: Un felús. H. 1263
(1846/7); c: Dos feluses, H 1278 (1861/2); d: Cuatro feluses, H.
1288 (1871/2).
Estos feluses marroquís son relativamente frecuentes
en España, donde eran conocidos con el nombre de “ochavos morunos”,
introducidos por los soldados que participaron en la “Guerra de África” (1859-1860)
y que aparecen frecuentemente mencionados en artículos periodísticos y en algunas
obras literarias del siglo diecinueve(4).
Existen algunos “árboles de fundición” donde se conservan
las monedas sin recortar unidas por las “ramas” o canales por donde circulaba
el metal fundido dentro del molde bivalvo de arcilla, y aunque no han llegado
hasta nosotros este tipo de moldes, se conservan algunos realizados en bronce
para monedas de cuatro feluses del año de la Hégira 1288 (Fig. 5a).
Figura
5.- a: Molde
para fabricar monedas de cuatro feluses del año 1288 (1871/2); b:
“Árboles de fundición” de monedas de un felús, H. 1263 (1846/7) y cuatro
feluses, H. 1289 (1872/3).
Con respecto a los tipos de moldes utilizados para la
fabricación de monedas fundidas a lo largo de la Historia, podemos encontrarlos
fabricados en piedra (Figs. 6a y b), en arcilla (Figs. 6c y d) o en bronce
(Figs. 6e y f), y también podemos diferenciar los denominados “moldes madre” o
“matrices”, realizados en positivo sobre diferentes materiales (piedra, arcilla
(Fig. 6d), bronce (Fig. 6e), o incluso tallados en madera),
que servían para imprimir sobre placas de arena o arcilla blanda los moldes en
los que se fabricaban las monedas (Fig. 6c).
Figura
6.- Tipos de
moldes.
a: Molde de piedra para monedas Ban
liang (136-119 a.C.); b: Molde de piedra para monedas de
estaño, Sultanato de Johor, s. XVIII; c:
Molde de arcilla para monedas Da Bu Huang Quian, Wang Mang (9.23 d.C.); d:
Molde en positivo en arcilla (molde madre) para fabricar “monedas cuchillo” con
valor de 500 “zhu”; e: Molde en positivo en bronce para monedas “Wuzhu”; f:
Molde en bronce para fabricar monedas de cuatro feluses, Marruecos, s. XIX.
Notas:
(1) Ibáñez, M.,
2005. Una moneda colonial para el comercio africano: Las “manillas” (slave
token). Crónica Numismática 16 (173): 42-45.
(2).Por ejemplo
está documentado que la expedición de Magallanes (1519-1522) transportaba para
el “rescate” (comercio con los nativos) 2.000 manillas de latón y otras tantas
de cobre.
(3) La
denominada “moneda de la novia” (o dinero de la novia), es lo que la familia
del novio debe presentar a los familiares de la novia a cambio de esta: Ibáñez,
M., 2007. Las monedas más antiguas:
“moneda de sangre” y “moneda de la novia”. Eco Filatélico
y Numismático 63(1157):
pp. 44-46.
(4)https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/results?o=&w=ochavo+moruno&f=text&o=o&w=&f=text&o=n&w=&f=text&o=&w=&f=text&o=o&w=&f=text&o=n&w=&f=text&p=0%7E0%7E0%7E0&g=p&g=o&d=date&d=&d=&l=10&t=date-asc&g=e&x=&upload=,
e incluso se publicó un pequeño relato moralizante con el título de “Historia
de un ochavo moruno”:
https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=2def153f-8fe4-4a60-ac91-7b35126d344c&page=18
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