sábado, 9 de agosto de 2014

LAS “MONEDAS-CONCHA” DE OCEANÍA. M. D. San Millán Vergé & M. Ibáñez Artica. (2012) Numisma 256: 137-196.

 LAS  “MONEDAS-CONCHA” DE OCEANÍA. 
M. D. San Millán Vergé & M. Ibáñez Artica. (2012) Numisma 256: 137-196.     

Las  “monedas-concha” de Oceanía.

Mª Dolores San Millán Vergé* & Miguel Ibáñez Artica**
* (U.P.V., San Sebastián); ** (Instituto Bidebieta, San Sebastián).

Summary:

“Shell Money” in Oceania: Among the named "Primitive Money", Shell Money has a relevant importance, specially in the isolated islands of South Pacific. Many of this Shell Money are known as primitive and artistic artifacts but not as a real "numismatic" objects. In the present work, some of the principal Shell Money used (now or in the past) in the Melanesian region are presented and commented. Paradoxically, in Australia and Polynesia, no native or "primitive" currencies are developed, but in Melanesia and Micronesia we can found many varied types of "primitive money" made with feathers, wood, seeds, tusks, clay…, and principally with the shell of various mollusc species

Key Words: “Shell Money”, Melanesia, “Primitive Money”.


Esta es la moneda concha  que hacemos.  Moneda concha  para pagar las dotes matrimoniales, moneda concha  para pagar  compensaciones, moneda concha  para pagar deudas. Las moneda concha  más valiosas para pagar a los hombres que entierran a nuestros muertos.  Aun hoy en día, nuestros parientes del interior acuden a la costa donde se  recogen las conchas y se rompen para fabricar la moneda concha. Estas son las cosas que hemos hecho con la moneda concha. Todo el mundo viene  a verlo”.

(Traducción de una grabación realizada a Bita Saetana de Malaita. En: Akin, D., 1981.  The origins of Shell Money in Kwaio. J. Traditional Money Ass. 2, 2: p.10).

 I.- Las primeras monedas.

   El devenir de la humanidad va estrechamente ligada a la historia de la moneda y sin embargo ésta, tal como la conocemos, es un “invento” relativamente reciente. En Occidente se remonta a las primitivas emisiones de electron, acuñadas en Asia Menor durante el siglo VII antes de nuestra Era y en Oriente a las primeras monedas metálicas que imitan la concha de cauri, fabricadas en China hace más de tres milenios. Son varias las definiciones que podemos encontrar para el término de “moneda”, pero  además de la que le asigna una estricta función económica, encontramos otros tipos de “monedas”, algunas aún vigentes en el siglo XXI, que presentan una función social diferente a la estrictamente económica, son las “Special Purpose Money” (“monedas” para realizar obsequios con reciprocidad o sin ella; para el pago de dotes matrimoniales –dinero o “riqueza” de la novia-;  pago de multas y resarcimientos por ofensas, heridas o incluso muerte –dinero de sangre-, etc...), y que podemos considerar como las precursoras de la moneda económica.
  
Resulta complejo reconstruir el camino que ha desembocado en la creación de la moneda tal como actualmente la conocemos y que parece haberse iniciado hace mucho tiempo. Una de las herramientas que podemos utilizar es la observación de cómo se utilizan aún los diferentes objetos premonetales como “moneda social”, y en el presente trabajo nos centraremos en las “monedas-concha” que “circulan” en Oceanía, especialmente en la región de la Melanesia, algunas de las cuales todavía se mantienen en uso.


Figura 1.- Diferentes funciones de la moneda.



Ya en el Paleolítico Medio, el hombre utilizó algunos objetos como las conchas de ciertos moluscos como elemento ornamental. Presumiblemente estos objetos constituían un símbolo de prestigio y poder personal y eran depositados en las tumbas con sus propietarios al fallecer éstos (Figura 1a). Los hallazgos más antiguos de conchas utilizadas como adornos o amuletos se han encontrado en los yacimientos de las cuevas de Skhul y Oued Djebbana en Israel y Argelia, localidades que en esa época estaban situadas a 20 y 190 Km. respectivamente de la costa, se trata de conchas perforadas artificialmente del gasterópodo Nassarius gibbosulus (L. 1758) con una antigüedad cercana a los 100.000 años (Vanhaeren et al., 2006). Algo más recientes son los hallazgos de la Cueva Blombos (Sudáfrica) que se remontan al 75.000 a.C., en pleno Paleolítico (Henshilwood et al., 2004). En este yacimiento apareció un conjunto de conchas perforadas del gasterópodo Nassarius kraussianus (Dunker, 1846) de las cuales 27 pertenecían a un único collar, y permanentemente se va ampliando el registro de este tipo de materiales utilizados como adorno en África y en el cercano Oriente durante el Paleolítico medio. Investigaciones recientes sobre los orígenes del simbolismo indican que los adornos personales de conchas marinas de Nassarius gibbosulus (L. 1758) y N. circumcinctus (Adams, 1852)  se utilizaron en el norte y sur de África y en el cercano Oriente 35.000 años antes de que se desarrollaran en Europa los adornos personales (d’Errico et al., 2009). En Europa los objetos ornamentales más antiguos son dos dientes perforados hallados en la cueva de Bacho Kiro en Bulgaria con 43.000 años de antigüedad (Kozlowski, 2000), pero también se han encontrado conchas de moluscos perforadas para uso ornamental en Turquía y Líbano de la misma época (Kuhn et al., 2001). En este caso se trata de los gasterópodos Nassarius gibbosulus (L. 1758) y Columbella rustica (L. 1758) que dan un registro de 43.000 a 41.000 años de antigüedad. Precisamente esta última especie, muy frecuente en la zona litoral del Mediterráneo, aparece en yacimientos del Mesolítico y Neolítico inicial, en algunos casos en lugares muy alejados de la costa (Barandiarán, 1989; Álvarez, 2008), lo que ha llevado a utilizar a esta especie como indicador de una posible red social que unía a las poblaciones del Valle del Ebro con el sur de los Pirineos en la Península Ibérica durante el Mesolítico (Martínez-Moreno et al., 2010). Las conchas de esta especie fueron introducidas durante la Edad del Bronce (2.500-1.800 a.C.) en Europa central a través del valle del Ródano y han sido consideradas como verdaderas “premonedas” (Briard, 2001). Por el momento la interpretación premonetal de estos objetos, utilizados como amuletos o adornos desde finales del Paleolítico en Europa, no pasa de ser una hipótesis. Sin embargo los estudios sobre el uso de estos elementos en ciertas culturas “primitivas” parecen corroborar dicha función, aunque evidentemente no podemos cuantificar su importancia y trascendencia social (Ibáñez, 2006). Desde el punto de vista antropológico, la moneda es un elemento simbólico muy similar al lenguaje, la escritura o el sistema metrológico de pesos y medidas, y salvo el lenguaje, los restantes comenzaron a desarrollarse a comienzos del Neolítico en la antigua Mesopotamia.

Los primeros elementos documentados utilizados como moneda en la Historia de la Humanidad son las conchas de cauri (un pequeño caracolillo marino del grupo de las “porcelanas”) utilizadas en China desde finales de la dinastía Xia, hacia el 2.200 a.C. (Jen, 2000). Desde esta lejana época hasta la actualidad, diferentes conchas de moluscos, han sido empleadas como moneda en prácticamente todos los rincones del Planeta. Con la excepción de Europa, encontramos monedas-concha en todos los continentes, y mientras paradójicamente no se conocen en Australia, en las vecinas islas del Pacífico Sur son muy comunes, aún en nuestros días.

La primera función de los gasterópodos y pelecípodos recolectados por el ser humano (Homo sp.) fue alimenticia. La carne de los moluscos constituye una excelente fuente de nutrientes, tanto en proteínas como en oligoelementos esenciales, lo que pudo provocar en un principio una afluencia de individuos hacia el litoral, especialmente en las zonas más productivas, próximas  a las desembocaduras de los ríos. Cabe suponer la atracción que  los primitivos habitantes de la costa en todas las regiones del Planeta tendrían por las conchas encontradas en la playa, tanto por sus características visuales de formas y colores, como por la suavidad de su tacto. Podemos suponer que en una primera fase, los colgantes realizados con estas conchas tendrían un significado de prestigio y poder para quien las portaba (Figura 1a), y tal vez pudieron llegar a convertirse en una importante seña de identidad, como parece indicar el hecho de que fueran depositados en las tumbas de sus propietarios. Por supuesto que en las zonas del interior estas conchas tenían aún más valor, pues eran objetos nunca vistos en la naturaleza, y por tanto fabricados por los dioses (tal como se consideran las monedas conchas “Ndap” en la isla Rossel y en otras zonas de la Melanesia).

El siguiente paso en la sacralización de estos objetos fue compararlos y equipararlos al cuerpo humano. Un buen ejemplo lo tenemos entre los Wodani del interior de la provincia de Irian Jaya (Papúa occidental), que no conocen el mar y donde las conchas de cauri (denominadas “Kipe”) son los únicos objetos que poseen no creados por el hombre y ausentes en la naturaleza. Explican su presencia diciendo “cuando el hombre llegó, el kipe llegó” y de todos los elementos que conocen y utilizan, éste es el único que tiene una función exclusivamente social. Describen el “Kipe” como una persona inmortal con anatomía humana (Breton, 1999). Así, la moneda-concha se convierte en un instrumento  para valorar la vida humana bajo la  forma de dos tipos monetarios de uso muy extendido, el “dinero de sangre”, utilizado en el pago de compensaciones por homicidios y agresiones y el denominado “dinero” o “riqueza” de la novia, que es el dinero que la familia del novio debe pagar a la de la novia, ya que ésta abandona el hogar materno, que pierde con ello una importante fuente de mano de obra productiva –la mujer-, que se incorpora al clan del marido. Por ello esta pérdida de una vida humana también debe ser compensada (Figura 1b).  La moneda es la forma bajo la cual se expresa la obligación de liberarse de las deudas (Breton, 2000), la forma de compensar la pérdida de un individuo por parte de su grupo social, ya sea una mujer que ha abandonado el clan para casarse con un hombre de otra tribu, o un hombre que ha sido asesinado por personas de otro clan.

Entre los Maenge de Nueva Bretaña el tipo de moneda concha más valioso, denominado Page “a giana” (page con nombre), formado por un anillo de tridacna, tiene el valor de una vida humana, es de propiedad colectiva y el “Page” obtenido en compensación de un homicidio permitirá posteriormente adquirir una esposa, y viceversa (Panoff, 1980).

No hace falta remontarse mucho tiempo atrás para tener datos sobre el uso de la “moneda de sangre”. El pasado 25 de marzo del 2012, el periódico “Solomon Star” editado en las Islas Salomón  recogía la siguiente noticia:

Los jefes calman una tensa situación.

Domingo, 25 de marzo 2012
Los líderes que representan a los sospechosos del presunto  asesinato ocurrido la semana pasada en Noro, en la provincia occidental, han compensado a la familia del fallecido en Honiara el viernes.

Mathew Barola Vulabule, un joven oriundo de la isla de  Velle Lavella, habría sido agredido durante una pelea la noche del martes en Noro, en la provincia occidental. Trasladado a Honiara, murió poco más tarde.

En una ceremonia de reconciliación tradicional celebrada en el hospital, el miembro del parlamento Commins Mewa entregó  un total de 23.000 dólares (de las Islas Salomón) y dos monedas de conchas a los familiares de la víctima. De esta cantidad, 21.000 $ estaban destinados a repatriar el cuerpo del muchacho a la isla de donde procedía; una moneda concha y 1000 $ serán entregadas a la familia del difunto en Velle Lavella, y otros mil dólares y la segunda moneda concha a los parientes del muchacho fallecido en Malaita.

“La reconciliación consiste en restaurar la paz entre nosotros y permitir que la ley siga su curso” dijo el representante de la familia. El cuerpo del fallecido fue trasladado en la noche del viernes a su isla natal.

Informaciones de este tipo son frecuentes en la prensa local, donde la entrega ceremonial de monedas concha constituye un acto esencial para mantener la paz social, utilizándose incluso tras accidentes de tráfico con resultados mortales, cuando los familiares del responsable entregan monedas-concha a los familiares de la víctima (Figura 12f).

Este tipo de monedas puede encuadrarse en una familia más amplia, las “monedas sociales” utilizadas en regalos rituales (Figura 1c). Son objetos cargados de valor simbólico, que suavizan las relaciones sociales entre diferentes poblaciones, convirtiendo la “hostilidad” en “hospitalidad” y la “competencia” en “cooperación”, cumpliendo un importante papel ecológico, dentro de las relaciones intra-específicas, en la especie humana (Ibáñez, 2003). Una de las singularidades melanésicas de las reglas de equivalencia, es la inclusión de la violencia, la muerte y la guerra en el sistema global de intercambios ceremoniales, al mismo nivel que otras transacciones sociales como los matrimonios, ceremonias de iniciación o funerales (Coppet, 1968), de forma que las “monedas de sangre” quedan completamente integradas en la “moneda social”. Un buen ejemplo lo tenemos en los siete tipos de pagos diferentes realizados por los habitantes de Yumbisa en la provincial Enga (Wohlt, 1978). Los tres primeros son el “wanalapo” o dinero de la novia, el “sepya” o pago para adquirir cerdos,  el “mena yae pingi” o pago por sacrificar los cerdos. Los cuatro restantes son en realidad “monedas de sangre”, que presentan un gradiente, desde los casos más importantes, como el “tee pingi” o compensación por muerte violenta especialmente grave,  el “laita pingi” o compensación por una muerte “natural” (que también puede ser violenta), el “beta pingi” o compensación por las heridas, hasta una última categoría de pago, en compensación por los insultos recibidos.

Las monedas concha pueden utilizarse a tres niveles diferentes, de individuo a individuo en un contexto económico o social, de tribu o clan a tribu o clan, en un contexto social y por último en un contexto espiritual, estableciendo una relación o puente entre los vivos y los antepasados fallecidos (Moore & Moore, 1988), y figuran en los tres principios de integración del proceso económico: en la reciprocidad (como por ejemplo en las “monedas” del Kula),  en la redistribución (por ejemplo en la distribución ritual del “Tambú” de los Tolai en los funerales así como en los intercambios de mercado, como el “Vula” o el “Tambú”.



Figura 2.- Mapa de Papúa Oriental e Islas Salomón.

II.- Monedas concha en Melanesia.

Las primeras publicaciones específicas sobre las “monedas-concha”, en inglés y alemán, se realizaron a finales del s. XIX y comienzos del XX (Stearns, 1877, 1889; Danks, 1888; Schneider, 1905; Finsch, 1914; Armstrong, 1924 y Lewis, 1929, entre otros). Excepto los trabajos de Stearns, que tratan de las monedas-concha en Norteamérica, el resto de los estudios se centran en la región melanésica. A mediados del siglo veinte se publicaron dos importantes recopilaciones sobre “premoneda” en la obra de Enzing (1949), y en especial la de Quiggin (1949), que constituye aun hoy en día un trabajo no superado y de obligada referencia. La bibliografía en español sobre premoneda en general y sobre monedas-concha en particular es extremadamente rara. En la obra fotográfica de Serra y Folch (1976), entre otros muchos objetos, aparecen algunas imágenes de monedas-concha retratadas “in situ”, como un “Talipún” en Wingai (Maprik), un fetiche cubierto de monedas concha de Wowomboun, varios adornos “Kap kap” de Inawaya o dos “Karaut” del distrito Maprik, y es en fechas muy recientes cuando comienzan a publicarse  algunos trabajos especializados sobre el tema (Moreno, 1991; Alfaro et al., 2001a y b; Ibáñez, 2004, 2006; Ibáñez & San Millán, 2007).

El primer estudio importante sobre la moneda-concha fue publicado por Benjamin Danks en 1888 y trata sobre el “Tambú” de Nueva Bretaña (Papúa-Nueva Guinea) utilizado tanto como moneda social como de uso económico. El autor señala las siguientes propiedades de la moneda concha:

1.- Minimiza el riesgo de guerras tribales.
2.- Establece el derecho a la propiedad privada.
3.- Motiva a las personas a ser austeras y laboriosas.
4.- Los convierte en un pueblo con actividad comercial.

Gracias a este último aspecto podemos conocer el valor que tenía la carne humana en esta sociedad donde la práctica del canibalismo era habitual: en 1887 un cuerpo humano completo venía a costar entre 50 y 80 brazas (1 braza= 1,83 m) de la moneda-concha tradicional o tambú (Parkinson, 1887; p. 121), más que el valor de una canoa grande.

                Son numerosas y variadas las monedas-concha utilizadas en las islas del Pacífico Sur y todas ellas tienen su denominación específica; por ejemplo tan sólo en las Islas Salomón encontramos las siguientes: “Abaquaro”, “Abogwaro” (brazalete de concha), “Andana”, “Bakhia”, “Bala”, “Bani’au”, “Barafe”, “Barava”, “Bata”, “Batauliuli”,  “Biruan”, “Dafi”, “Dave alava”, “Fura”, “Galia”, e “Isagalia”, “Giragira”,  “Hinuili”, “Karoni”, “Kesa”, “Kofu”, “Kurakanikana”, “Kurireu”, “Kuriri”, “La’oniasi”, “Lima abala”, “Mawai”, “Mimis”, “Mkombo”, los grandes anillos de Tridacna gigas (L., 1758) llamados “Poata”, con diferentes denominaciones según su tamaño, el “Poponi”, “Savi”, “Sansai” “Talina bariono”, los valiosos “Tafuliae” realizados con discos rojos de espóndilos y los decorativos discos  de “Tema”.    

            Es evidente que resulta imposible describir todas las monedas-concha que se han utilizado en la región melanésica, ya que muchas desaparecieron durante la colonización y de algunas conocemos tan solo sus nombres.  En el presente trabajo presentamos una selección de las más importantes y/o características.

Existen varios problemas metodológicos que surgen al abordar este trabajo. En primer lugar, las denominaciones de las monedas-concha pueden presentar ligeras modificaciones fonéticas de un lugar a otro, por ejemplo “Tambú” o Tabú”, pero también hay variaciones mucho más acentuadas para designar la misma moneda, por ejemplo el “Tambú” de Nueva Bretaña se denomina “Diwarra” en Nueva Irlanda, y también aquí se dan variaciones fonéticas (Diwara, Dewara o Duwara). Esto sin contar que son muy frecuentes los localismos, es decir monedas utilizadas en zonas muy restringidas, que pueden parecerse a otras que circulan en regiones cercanas, pero que reciben denominaciones específicas en cada lugar. Hemos optado por escoger los nombres más utilizados en la bibliografía especializada. Un segundo problema es la identificación de las especies malacológicas utilizadas para la fabricación de las monedas-concha. Aquí nos encontramos por una parte con el problema de las sinonimias, es decir la existencia de más de una denominación científica para un mismo taxón. En este caso hemos optado por utilizar la nomenclatura actualmente aceptada (WoRMS, 2012), siguiendo el principio de prioridad, según el cual, el nombre válido de un taxón es el nombre más antiguo. De esta forma, por ejemplo, llamaremos Monetaria moneta (L. 1758) al caracolillo denominado habitualmente Cypraea moneta (L, 1758). Otro problema surge con la incorrecta identificación de las especies, realizada en su día por investigadores no expertos en el campo de la malacología. Un ejemplo significativo es la atribución que realizó el antropólogo polaco  Bronislaw Malinowsky a las conchas con las que se fabrica el “Bagi” o “Soulava”. Dicho autor señaló en 1920 y 1922 que la especie de molusco utilizada era un espóndilo, y así ha quedado reflejado en gran parte de la bibliografía posterior, cuando los moluscos de los que se obtienen las cuentas de color rojo son los lamelibranquios Chama croceata (Lamarck, 1819) (= Ch. imbricata) o Ch. pacifica (Broderip, 1835). Un último problema es el poder  determinar la vigencia de algunas monedas-concha en el momento actual en las diferentes culturas consideradas. Interpretamos como “momento actual” desde las dos o tres últimas décadas del siglo veinte hasta el presente, aunque los cambios producidos en muy cortos intervalos de tiempo en los últimos años, pueden llegar a ser mucho más relevantes  que los acaecidos en períodos precedentes de varios siglos.

            La heterogeneidad cultural y lingüística  de la región melanésica es la mayor del Planeta. Solamente en la isla de Papúa (Papúa-Nueva Guinea y Papúa occidental) con una superficie de 781.876 Km2 (como referencia la Península Ibérica tiene una extensión de 583.254 Km2) y una población de algo más de seis millones y medio de habitantes, existen más de 1.100 lenguas (no dialectos) diferentes, y en toda la Melanesia se contabilizan en la actualidad más de mil trescientas lenguas. Esta elevada “patchiness” lingüística, es consecuencia de la “patchiness” geográfica y ecológica de la región, un mosaico de islas y ambientes cerrados con abundantes fronteras terrestres (ríos, selvas y montañas) y marinas (entre las islas) (Figura 2).

La consecuencia de este fenómeno, es también una gran heterogeneidad morfológica en los diferentes tipos de monedas-concha utilizadas, que varían desde los grandes trozos de concha con forma de cazoleta o achicador (bailer en inglés y “Gam” en idioma nativo), recortados de grandes caracolas del género Melo (Figura 24d), o la moneda ritual “Talipún” elaborada con un fragmento del gran caracol verde Turbo marmoratus (L., 1758) (Figura 21); los cauris, sueltos o cosidos en largas cintas como el “Jetac” o “Yerak” (Figura 22); el “Dangangtan” de cauri huevo (Ovula ovum, L. 1758) (Barron, 1989; Kluskeier, 2003); el “Dibidibi” hecho con Conus leopardus (Roeding, 1798), o las bandas de tejido vegetal forradas de caracolillos del género Nassa (Figuras 24 e y f); el “Tambú” o “Diwarra”, formado por pequeños caracolillos ensartados en una varilla de mimbre (Figura 3), o la moneda más popular, la “Kina”, elaborada con una concha de la ostra perlífera Pinctada maxima (Jameson, 1901) recortada en forma de luna creciente (Figura 20) y que precisamente ha dado nombre a la moneda oficial de Papúa-Nueva Guinea; las monedas concha con formas de aro de diferentes tamaños utilizadas en muchas regiones (Figura 23), hasta las ristras de pequeñas cuentas circulares de conchas de diferentes especies como el “Mis” de las islas Tabar, el “Tapsoka” de Nueva Hanover, el “Pele” de la isla Duque de York, el “Arengit” o “Kokonon” de Nueva Irlanda, el “Som” de las islas Blank, etc... (Figuras 4, 5, 6 y 11). En algunos lugares como las islas Trobriand (Figuras 2 y 18), las monedas concha han contribuido a interrelacionar poblaciones distantes, rompiendo en parte esta “patchiness” y produciendo una cierta uniformidad cultural entre un conjunto de pequeñas islas muy alejadas entre sí.

            Además de esta heterogeneidad morfológica de las monedas-concha, encontramos variaciones en cuanto a su utilización, que se extiende desde los importantes objetos de adorno, que simbolizan prestigio y poder, usados ocasionalmente como moneda en ceremonias importantes (como dinero “de sangre” o “de la novia”), hasta las más modestas que solo sirven para adquirir mercancías o realizar pagos, de forma muy similar a como funciona nuestra moneda moderna.  El gradiente entre ambos extremos es difuso y variable, tanto a escala espacial (geográfica) como temporal.


II.1.-Archipiélago Bismark.


El archipiélago Bismarck constituye un grupo de islas volcánicas situadas al noreste de la isla de Nueva Guinea, llamadas así en honor al canciller alemán Otto von Bismarck, entre las que destacan por su extensión la isla de Nueva Bretaña con 35.144 Km2 de superficie y poblada actualmente por medio millón de habitantes y la isla de Nueva Irlanda con una extensión de 7.704 Km2 y algo más de cien mil habitantes en la actualidad.

II.1.a.- El “Tambú” de los Tolai.


Si hay un lugar en el Planeta donde las monedas-concha mantienen su importancia, es en la zona del Archipiélago Bismark, especialmente en las islas Nueva Bretaña y Nueva Irlanda, así como las vecinas Islas Salomón (Figura 2).  El 15 de Agosto de 1875, el misionero metodista Dr. George Brown llegó a Molok, en las Islas del Duque de York, convirtiéndose en el primer europeo residente en la zona. Sus actividades quedaron temporalmente interrumpidas en 1878, tras el asesinato de cuatro misioneros que tras ser descuartizados, fueron objeto de un festín caníbal. Brown organizó una expedición de castigo, quemando algunos poblados y exigiendo, según la costumbre Tolai, indemnizaciones en tambú (moneda concha) por los asesinatos, y cuando pagaban, un misionero se establecía en el poblado. De esta forma se restableció la paz y los comerciantes pudieron de nuevo viajar por la isla. La actividad de la misión metodista aumentó rápidamente y en 1900 (tras 25 años de actividad) la cifra de nativos conversos ascendía a 13.000 (Epstein, 1968). En estos primeros contactos un hecho que llamó poderosamente la atención de los europeos, fue la utilización por parte de los nativos de un sofisticado sistema monetario basado en las monedas-concha (Danks, 1888). El sistema económico del precontacto era un “capitalismo primitivo”, con especial énfasis en la acumulación de riqueza, más que un “comunismo primitivo” carente del concepto de “propiedad privada”  (Epstein, 1968). Tal como relata el propio Braun:La moneda  ha sido  ampliamente utilizada  por todas las personas de Nueva Bretaña que conocemos y podemos afirmar con seguridad que, bajo sus diversas formas como el “Diwara” de Duque de York, el “Tambú” en Nueva Bretaña, el “Pele” en Mioko (Duque de York), o el “Aringit” en Nueva Irlanda, constituye un estándar regular del valor”. (Brown, 1910, p. 294).




Figura 3.- “Tambú” de los Tolai (Papúa-Nueva Guinea).
            a.- Molusco gasterópodo Nassarius camelus (v. Martens, 1897).
                b.- Detalle de una ristra de “Tambú”.
                c.- “Loloi”.
                En las fotografías se muestra una exhibición de “Tambú” de comienzos de los siglos veinte y veintiuno                                    respectivamente.


El “Tambú” de los Tolai ha sido el tipo malacológico monetario mejor estudiado (Epstein, 1964, 1968, 1979; Salisbury, 1970; Lomas, 1981; Errington & Gewertz, 1993; Clark, 1995; Fukada, 2004 etc…). Originalmente recibía el nombre de “Tambú” en la provincia de Nueva Bretaña y “Diwarra” en Nueva Irlanda (Danks, 1888) y está formada por sartas de pequeños caracolillos de la especie Nassarius camelus (v. Martens, 1897) (= Nassa immersa) (Figura 3a) atravesados en una larga varilla que se mide en brazas (183 cm.), a su vez divisible en pequeños fragmentos con 10-12 conchas (Figura 3). El pueblo Tolai, habita las islas del Duque de York y la península de Gazelle, en la provincia de Nueva Bretaña y hasta 1880 las conchas se obtenían al este de la costa de Nakanai en Nueva Bretaña. Actualmente la recolección de los caracolillos utilizados para la confección del “Tambú”, tiene lugar en el lago Roviana, (Nueva Georgia, Islas Salomón), donde constituye una importante actividad económica de los habitantes de Olive (Aswani, 2000, 2002). El poblado se encuentra al sur de la isla de Nueva Georgia en las Islas Salomón, y los adultos, tanto hombres como mujeres, bucean para obtener estas pequeñas conchas, que luego venden a los Tolai de Nueva Bretaña en Papúa. Se trata por tanto de un comercio “internacional” entre dos estados vecinos, Papúa y las Islas Salomón. Una vez en manos de los Tolai, se les practica un orificio en la parte cóncava, con el fin de poder ensartarlos en una varilla de mimbre (Figura 3b). Cada braza contiene unos 300 caracolillos y tiene un valor aproximado de unas 3,5 kinas (aproximadamente 1,75 dólar americano). Hasta hace poco tiempo, en Rabaul existía incluso un banco donde se guardaba y almacenaba esta singular moneda. El banco y toda la región fueron arrasados por la erupción volcánica del 19 de septiembre de 1994, pero a pesar de ello, la moneda-concha sigue utilizándose en la actualidad y los datos del año 2002 indican que existían en circulación o almacenadas (como ahorros), una cantidad de monedas-concha equivalentes a unos ocho millones de kinas. El 13 de febrero del año 2002, se restablecía en Rabaul un centro de cambio oficial, con una conversión de 1 braza de moneda-concha = 4 kinas (centro de cambio denominado “A Pal na Tabu” o Casa de la moneda-concha), autorizado oficialmente por el gobierno de la provincia de Nueva Bretaña del Este (Papúa). Se trata pues, de una moneda-concha “oficial” y reconocida por el Estado como tal. En la actualidad “circulan” como moneda más de seiscientos millones de caracolillos en la provincia de Nueva Bretaña del Este (Papúa-Nueva Guinea). Tampoco esta “moneda-concha” se libra de las falsificaciones: con conchas muy parecidas, de la especie Nasarius fraudulentus (Marrat, 1877), ensartadas de la misma forma que el “Diwarra”, se fabrica el “Eddi” o falso diwarra (Quiggin, 1949). El naturalista británico Frederick Price Marrat al bautizar la especie en el Museo de Liverpool como “Nassa fraudulenta”, tuvo en cuenta esta peculiar circunstancia.

El “Tambú” no sólo funciona como una verdadera moneda económica, también es utilizada con otros fines sociales como restablecer la paz tras una disputa, acumulándose en aros circulares denominados Loloi para ser troceado y distribuido en determinadas ceremonias como en los funerales (Emst, 1954, Epstein, 1979).  El tambú es almacenado en largas ristras, que se atan a una estructura circular formando un rollo o “Loloi” con aspecto de neumático con un diámetro de un metro y una anchura del cilindro que forma el rollo de unos 14 centímetros (Figura 3). Todo el rollo se recubre con hojas secas y se ata con cuerdas para proteger su valioso contenido. Estos “Loloi” pueden almacenar unos 600 metros de varilla, que lleva unos cien mil caracolillos regular y cuidadosamente ensartados. Algunos de estos rollos de moneda concha constituyen los ahorros de toda una vida y se usan para repartir entre los herederos y amigos tras la muerte del propietario, en ceremonias donde se cortan públicamente y distribuyen fragmentos del “Loloi”. Tras la introducción de la moneda occidental, la cantidad de tambú en circulación ha sido controlada  por los líderes locales y la principal finalidad de su atesoramiento es su distribución tras la muerte del individuo que las ha acumulado durante su vida (Connell, 1977; Clark, 1995). Los “Loloi” más grandes se denominan “Palumtabu”, que tienen hasta 1,20 m. de diámetro con un grosor de 30 cm. y puede contener entre 1000 y 1200 brazas. La mayoría de rollos tienen la mitad de este tamaño y contienen entre 200 y 300 brazas de moneda-concha, aunque a veces los hay más pequeños (Figuras 3c y 29d). Estos “Loloi” constituyen un tipo de riqueza destinada a su exhibición pública, que no ha cambiado mucho en más de cien años (Figura 3), tienen un origen sagrado y nunca se transfieren intactos. Los rollos acumulados en vida son cortados y repartidos en pequeñas cantidades a las personas presentes en el funeral de su propietario o en honor a un fallecido del clan, en el ritual del “matamatam”, y los receptores no están obligados a devolver el regalo. La cantidad que puede distribuirse en este caso se limita a unas 3000 brazas. Normalmente en el funeral de un big-man ronda las 1500 brazas y esta cifra no parece haberse modificado desde 1880. En cada poblado se acumulan de media 80 rollos de “Palumtabu” (con una media de 218,75 brazas cada uno) de forma que la estimación para toda el área Tolai es de unas 1.400.000 brazas de de monedas-concha acumuladas en estos rollos (Salisbury, 1970).

Hoy en día esta moneda se sigue utilizando como medio de circulación universal entre los Tolai, a corto plazo como elemento de pago en mercados y transacciones comerciales, así como instrumento de integración social a medio y largo plazo (regalos, multas o compensaciones como el “kamara”,  ceremonias, etc...). Los precios en moneda y tambú son fijados de forma independiente por la oferta y la demanda. Así por ejemplo en un mercado de Rabaul en 1961, un pollo podía costar una braza de tambú o 10-12 chelines australianos (1 braza =10 chelines), mientras 6 taros costaban media braza o dos chelines (1 braza = 4 chelines).  Este hecho indica que la demanda de pollos pagados con moneda es mayor que la de los taros, mientras que la demanda de taros pagados en tambú es mayor que la de los pollos, fenómeno que se explica al ser los chinos los principales compradores de pollos y no disponer de formas para conseguir tambú, mientras que los Tolai son los principales compradores de taro. En 1961, las transacciones realizadas con tambú en el mercado de Rabaul suponían el 10% del total (Epstein, 1964).

Actualmente se utilizan diez unidades monetarias de tambú, desde la más pequeña, el “Taptikai” con unas 10 a 12 conchas, que equivale a unos dos céntimos de euro, hasta la más valiosa “Tana”, que equivale a cinco grandes “Palumtabu”, de cinco mil brazas de longitud, con 1.200.000 caracolillos, y con un valor equivalente a 3.500 euros (DeMeulenaere, 2006). A pesar de las numerosas restricciones a su uso que ha sufrido en tiempos recientes (en 1900 los alemanes prohibieron la utilización de monedas-concha entre nativos y europeos), e imposiciones (los japoneses introdujeron de forma obligatoria su moneda durante la segunda Guerra Mundial, y posteriormente los australianos hicieron lo mismo), el “Tambú” se ha mantenido vigente, posibilitando el estatus y reproducción de las relaciones sociales. (Foster, 1999).

Nombre Tolai
Cantidad de conchas y peso
Valor en moneda
de Papúa (Kina)
Valor en euros
Taptikai
10-12                   (2,1 g)
       10 toea
  2 céntimos
Tip na rip
20                        (4,2 g)
       20 toea
  4 céntimos
Wartuk
40                        (8,4 g)
       40 toea
  8 céntimos
Autul
60                       (12,6 g)
       60 toea
 12 céntimos
Parpar
120                     (25,1 g)
       1,5 kina
 30,4 céntimos
Bolo
160                     (33,7 g
       2,5 kina
 50,3 céntimos
Pokono
Una braza        (183 cm)
(unas 275)         (57,86 g)
       3,5 kina
  72 céntimos
Arip
10 brazas          (18,3 m)
(unas 2750)       (578,6 g)
       35 kina
   7 euros
Tatana
30 brazas          (54,9 m)
(unas 8250)      (1,76 Kg)
     105 kina
  21 euros
Tana
5.000 brazas    (9.150 m)
(unos 1375000) (unos 290 Kg)
  17.500 kina
 3.500 euros

Tabla I: Tipos de moneda “Tambú” según DeMeulenaere, 2006 (modificado).

II.1.b.- El “Mis” de la isla Lihir (Nueva Irlanda).



            Originalmente este tipo monetario se denominaba “Tapsoka” y pasó a llamarse “Mis” después de 1907-9, imponiéndose en el comercio de copra entre comerciantes y melanesios a comienzos de la colonización alemana. Esta moneda concha formó parte sustancial de las ceremonias del “malanggan”, un sistema diseñado como una estrategia de alianzas matrimoniales y competencia económica y ceremonial, que tiene como objetivo alcanzar el mayor poder y prestigio dentro del clan (Godin, 1979).  Originalmente fabricado en las islas Tabar, en la actualidad se produce en la vecina isla Lihir (Figura 2) a partir del gasterópodo Paradoxum chrysostoma (Born, 1778) recolectado en la isla Djaul. Varios tipos ya no se utilizan, aunque todavía sobrevive el uso de algunos que son valorados en primer lugar por su color y en segundo lugar por su tamaño (Figura 4).  El más cotizado es el “Pambang” con discos de color rojizo, el “Kuwas” formado por pequeños discos de color rojo anaranjado, el “Emeras” de color marrón rojizo, el “Siliuro con cuentas alternas de tonos grisáceos y anaranjados y el “Lolot” donde se alternan grupos de cuentas grises y naranjas. Con estas monedas concha se elabora un colgante-adorno denominado “urakembaum” (Opitz, 2011).  El “Mis” se sigue utilizando para establecer o mantener relaciones o corregir desequilibrios sociales. Bainton (2010), señala hasta 18 tipos distintos vigentes en la actualidad:  “Pangpang”,  “Pabang”,  “Emiras”,  “Tsien pangpang”,  “Tumgiet,  “Met”,Bobreu”,  “Kauas”,  “Lolot”,  “Tingirip”,  “Kolmoni”,  “Malyang”,  “Zikilde”,  “Puas”, Lerau”, “Zilerau”, “Lemusmus” y “Nuas”. Tras la reciente instalación en la isla de una mina de oro, explotada por la empresa australiana Newcrest Mining Ltd., y que obtiene una producción anual de setenta y cinco toneladas del preciado metal, se están produciendo algunos cambios en la utilización de esta moneda, que comienza a usarse también en celebraciones menos tradicionales, como graduaciones escolares o fiestas religiosas, fuera del estricto intercambio ceremonial. Este hecho provoca que muchos piensen que el “Mis” se encuentra devaluado y ya no tiene sentido. Esta nueva situación no está exenta de conflictos, y por ejemplo el 27 de agosto del 2012, la empresa ha suspendido sus actividades hasta solventar los problemas existentes con los propietarios de las tierras.


Figura 4.- En la parte superior cuatro tipos de “Mis” utilizados en la isla Lihir (Nueva Irlanda), empleados para adquirir cerdos y en ceremonias tradicionales. Solamente el “Pambang” es utilizado como “dinero de la novia”. “Lolot” y “Kuwas” son monedas-concha corrientes mientras que “Siliuro” es raro.
En la parte inferior ocho tipos de “Vula” utilizado en la costa norte de Nueva Bretaña occidental como moneda.


II.1.c.- El “Vula” de Kaliai-Kove en Nueva Bretaña occidental.


El “Vula” utilizado en la zona de Kaliai y Kove al noroeste de Nueva Bretaña  (Rabus, 2010)  puede clasificarse en dos tipos principales: el “Vula misi” o dorado y el “Vula asona” o negro, siendo el primero cinco veces más valioso que el segundo. Actualmente se emplea como moneda en ceremonias de matrimonios, nacimiento de un hijo, ritos de iniciación o funerales, además de ser una moneda económica utilizada para pagar bienes y servicios. También es una medida de valor para evaluar el precio de la transferencia de derechos o el de tierras para el cultivo de coco. En definitiva el “Vula” es un tipo de moneda-concha tradicional que ha permitido la integración de Kaliai, una socidad que carecía de economía de mercado, en la esfera económica (Counts & Counts, 1971). Los tipos utilizados y representados en la Figura 4 son:

1.- “Vula singsignia”: De color rojo, usado como “dinero de la novia”. Cuentas redondas y pulidas de 3 mm. de diámetro.

2.- “Seko seko”: Antiguo “dinero de la novia” muy raro. Cuentas redondeadas de  Chama pacifica (Broderip, 1835) de 4,5-5 mm. de diámetro.

3.- “Laru”: Usado como “dinero de la novia”.  Formado por cuentas cilíndricas de diferentes colores, que van del blanco al pardo y de diferentes grosores entre 3,5 y 4 mm.

4.- “Saroli”: Usado como “dinero de la novia”. Las cuentas presentan un lado nacarado. Diámetro 6 mm.

5.- “Kuku”: Usado en ceremonias de circuncisión. Cuentas muy finas de color negro. Kuku es el nombre de una especie de mejillón (Mytilus) de color negro azulado. Diámetro 4 mm.

6.- “Lemolemo”: Parecido al Saroli, es una moneda-concha común utilizada como moneda económica. Diámetro 5 mm.

7.- “Luange”: Utlizada como “dinero de la novia”. Las cuentas están finamente pulidas. Luanga significa ayudar con dinero en una fiesta tradicional. Diámetro 4 mm.

8.- “Kuru”: Moneda usada en como “dinero de la novia” y en funerales. Es idéntico al “Pele Pirr”  de las islas de York. Diámetro 4 mm.

            El “Vula” resulta ser una moneda tanto de uso social como económico, ya que tal y como ocurre con la moneda contemporánea: constituye un medio de intercambio, estándar de valor, medio de pago, está sujeta a la inflación, es falsificable, ligera pero no perecedera, portable, es un estándar para pagos diferidos y almacenamiento de valor, y está presente en cantidades limitadas pero no fijas (Counts & Counts, 1971).



Figura 5.- Diferentes tipos de “Pelé” y “Tapsoka”, según Schneider (1905).


II.1.d.- El “Pele” de las islas del Duque de York.


Además del “Tambú” y el “Vula”, existen otras monedas-concha formadas por pequeños fragmentos de determinadas especies de moluscos, que se rompen en pequeños trozos que son perforados en su parte central, y tras ser ensartados con fibras de la raíz aérea del Pandanus, se friccionan con una mezcla de agua, piedra pómez y arena para darles un aspecto redondeado. A diferencia del “Tambú”, el “Vula” y el “Mis”, la utilización del “Pelé” como moneda prácticamente desapareció tras la prohibición de los alemanes en el año 1902 (Boer, 1986). El control de la moneda por parte de los indígenas resultó intolerable para la administración alemana ya que los beneficios eran para los nativos y no para los colonos. Por este motivo las ordenanzas del 18 de octubre de 1900 y del 26 de julio de 1901 prohibieron el uso de la moneda concha en el comercio, aunque  dichas ordenanzas no fueron completamente cumplidas. La información que tenemos de estos tipos monetarios es en general antigua y no hay datos contemporáneos comparables a los que disponemos sobre el “Tambú”, el “Mis” o el “Vula”.

Schneider  (1905 pp. 56-58) menciona 11 tipos diferentes de Pele y señala que probablemente el nombre que recibe la moneda es el mismo que la denominación de la concha del molusco con la que se elabora (Figura 5):

1.- “Kalakalang murmuru minne”: Color marrón oscuro, discos de unos 6 mm de diámetro, elaborados con Isognomon californicum (Conrad, 1837) (= Perna vítrea). Longitud de las ristras 17,6 cm.

2.- “M’biu”: Fabricada con Modiolus plumescens (Dunker, 1868). Color algo más claro que el anterior. Los discos están curvados y ondulados y tienen unos 6 mm de diámetro. La longitud de las ristras llega a los 26 cm. y se fabrican en Utuan en Duque de York.

3.- “M’biu tarr”: Color marrón rojizo, de menor valor que el anterior, también se fabrica con la concha de Modiolus plumescens (Dunker, 1868), pero con diferentes matices.

4.- “M’biu biu”: Fabricado con Brachidontes pharaonis (P. Fischer, 1870) (= Mytilus variabilis Kraus). Coloración un poco más clara que el primer tipo mencionado. Se reconoce porque la cara convexa de los discos  presenta finas estrías. Las ristras miden entre 16 y 16,7 cm.

5.- “Kalakalang kambang”: Discos de 5-6 mm de diámetro, fabricados con Isognomon alatus (Gmelin, 1791) (= Perna epphipium L.). Color marrón grisáceo claro y oscuro. Son relativamente raros.

6.- “A’mui”: Discos de 5-6 mm de diámetro y de 0,1 a 1,5 mm de espesor, fabricados con la concha de Conomurex luhuanus (Linnaeus, 1758) (= Strombus luhuanus L.) blanqueada con piedras calientes. Color blanco mate. Ha sido muy utilizado.

7.- “A’bingam”: Discos de 5 mm de diámetro fabricados con Conus geographus (L., 1758). Color violeta grisáceo claro. Ristras de 9 cm de longitud.

8.- “A’lillie”: Discos de 5 a 7 mm de diámetro fabricados con la concha de Nautilus pompilius (L. 1758) y N. umbilicatus (L. 1758). Parecido al anterior pero más grisáceo.

9.- “Kalanga”: Fabricado con Pinctada margaritifera (L., 1758) (= Meleagrina margaritifera L.).

10.- “Munbuhn”: Discos de 6 mm de diámetro fabricados con el gasterópodo Chrysostoma paradoxum (Born, 1778). Color naranja rojizo. Los discos curvados tienen un tono blanquecino en la capa superior y un fino sustrato naranja rojizo. Las ristras miden 17 cm y es el tipo de Pele más fino más valioso que los restantes.

11.- “A’pirr”: Discos fuertemente curvados fabricado con las conchas de Monetaria annulus (L. 1758) (= Cypraea annulus L.) y Monetaria moneta (L. 1758) (= C. moneta L.), las dos especies de cauris mejor conocidas. Color violeta a gris azulado. Discos fuertemente curvados con la capa superior  brillante de color amarillo grisácea y azul violeta o gris azulado en el envés. Estas especies eran preferidas por los comerciantes europeos, ya que podían conseguir más “Diwarra” por ellos que por otros tipos.

            Además de estos tipos, existe otra moneda concha  similar al  “Pelé”, el “falso Pelé”, fabricado a partir de conchas cónicas muy pequeñas a las que se rompe el vértice. El resto se pule por ambos lados quedando un agujero en el centro. Al igual que el “Pelé”, estos discos se ensartan  puliéndose la zona externa. Vistos de cerca las diferencias entre el Pelé y este  último tipo son muy claras. Los discos del verdadero “Pelé” sólo se pulen en su borde externo pero las superficies planas no se erosionan y muestran su textura y color  original dentro y fuera de la concha. Debido a esto, es posible determinar la especie de molusco con que están hechos estos tipos de “Pelé”. Además, estos discos no son perfectamente planos sino más o menos curvos,  dependiendo del tipo de concha  y el lugar de la concha de donde se han extraído y generalmente tienen un espesor uniforme. Los discos del  segundo tipo generalmente muestran un surco en espiral en un lado, aunque puede ser necesario utilizar una lupa para distinguirlo. Las caras se pulen, pero muy a menudo no de forma paralela lo que significa que los discos no tienen un grosor uniforme, e incluso hay grandes variaciones de espesor entre los diferentes discos. En la mayor parte de los casos éstos tienen un diámetro menor que los del verdadero “Pelé” (Boer, 1986).

II.1.e.- El “Tapsoka” de Nueva Hanover (Norte de Nueva Irlanda).


            Las cuentas se elaboran con la concha de Chama croceata  (Lamarck, 1819) (= Chama pacifica imbricata) y presentan un color rojo en su cara externa y blanco en la interna (Figura 5). Las ristras muestran una alternancia de tramos de color rojo rosado y blanco cremoso. Con cinco ristras de unos 90 cm. de longitud podía adquirirse una mujer y con 6 a 7 un cerdo. También existía una imitación de “Tapsoka” de un color más anaranjado y de menor valor.


II.1.f.- El “Birok” y el “Manum” de Nueva Irlanda.



Figura 6.- “Birok” y “Manum” de Nueva Irlanda.
            a: “Birok”; b: Detalle del cuadrado de mimbre; c: Detalle de los colmillos de perro.
                (Según Schneider, 1905 y Lewis, 1929).
d: “Manum” antiguo; e y e’: Ejemplares modernos decorados con bolitas de plástico de colores.
f: “Pig-money” o “Moneda cerdo” de Nueva Irlanda (MAN, 2009/159/69)


            La moneda-concha más sofisticada es sin duda la denominada “Birok”, también conocida como “Ntdpap”, que puede superar los quince metros de longitud total (Figura 6a). Recibe el nombre de “pig money” o moneda-cerdo debido a que se utilizaba en las grandes ceremonias para pagar los animales sacrificados para el banquete. Lewis (1929) describe cinco ejemplares (láminas 15 a 19) que pueden ser más o menos complejos. La mayoría se componen de varias secciones bien diferenciadas. La primera parte lleva una ristra de semillas de colores rojo, azul y blanco, seguidas de discos de conchas oscuras y claras alternando para terminar en una especie de nuez, la segunda parte presenta  uno o dos cuadrados de dos a tres centímetros y medio de lado, elaborados con mimbre entretejido (Figura 6b) cruzados en diagonal por la ristra de conchas. La tercera parte de la moneda está formada por una larga cadena doble de moneda-concha que puede alcanzar los 8 metros de longitud. En la siguiente sección aparecen uno o dos pares de colmillos de perro (Figura 6c) seguidos por ocho largas ristras de discos de diferentes conchas de moluscos unidas en sus extremos, a veces mediante conchas de Dentalium elephantinum (L. 1758), única referencia a la utilización de escafópodos como moneda en Oceanía (a diferencia de Norteamérica, donde constituyen la base de las monedas de los indios Yurok,  denominadas “Allicotsik”, que literalmente significa “moneda india”), que finalizan en varias colas de cerdo. Una posible explicación es que el número de colas de cerdo que aparece en la moneda simbolice el valor de la misma.

            Una segunda moneda-concha utilizada en el norte de Nueva Irlanda se conoce con los nombres de “Manum” o “Kaput” (Figuras 6d y 28c). Está formada por una larga ristra de discos de concha blanquecinos de unos 2 mm. de diámetro y mide entre 1,5 y 3 metros de longitud, algunos llevan “Kokonon luluai”, ristras que presentan una alternancia de discos de concha blanquecinos con semillas negras, estructura característica de Nueva Irlanda. La pieza más destacada de esta moneda es una gran semilla de forma arriñonada y de color marrón oscuro de una planta sapotácea. Actualmente se usa en Lihir, denominándose “leku” a la semilla, que se une a la moneda concha “Mis” anteriormente comentada (denominada “A le” en la zona), y todo el conjunto formado por el “Mis” unido a la semilla vistosamente decorada, se  exhibe en la “casa de los hombres” durante la fiesta del “tutunkanut” (Bainton, 2010). La moneda-concha va unida al borde superior de la zona convexa, mientras que de los lóbulos inferiores cuelgan sendos adornos formados por conchas abiertas o frutos a los que se sujeta un diente de cerdo, que da al conjunto un aspecto de campana con su badajo externo. En ocasiones estos adornos se unen a la semilla principal mediante cortas ristras de “Kokonon luluai” (Lewis, 1929; lám. 22). En los ejemplares modernos, la semilla principal va decorada con bolitas de vistosos colores (Figura 6e).


II.1.g.- Monedas-colgante de madreperla de Nueva Bretaña.



Figura 7.- Monedas “Euk” fabricadas con la concha de la madreperla de Nueva Bretaña.
            En la fotografía, el gobernador de Nueva Bretaña Occidental es obsequiado con una moneda-concha por el jefe de Kabulubulu (Post Courier, 25 de Julio del 2012).


            Al sudoeste de Nueva Bretaña se utiliza una peculiar moneda completamente diferente a las anteriormente reseñadas (Figura 7). Se elabora con una concha de madreperla pulida y parcialmente recortada, dejando en su borde una pequeña protuberancia que se cubre con tejido y conchas para protegerla de roturas y en algunos ejemplares modernos esta protección lleva bolitas de plástico de colores. Se denominan “Euk” (Opitz, 2011, pp. 219-20) y se usan como colgantes, sujetando un cordón a un pequeño orificio practicado en el vértice de la concha. En ocasiones van adornadas con ristras de monedas-concha o plumas (Lewis, 1929, lám. 4). Las piezas más grandes, pesadas y valiosas poseían su nombre propio.

II.2.-  Las Islas Salomón.


Las Islas Salomón constituyen un estado independiente desde el 7 de julio de 1978. Dicho país está formado por un archipiélago de casi un millar de islas situadas al este de Papúa-Nueva Guinea, y presenta una superficie total de poco más de 28.000 kilómetros cuadrados (algo menos de la extensión de Galicia). A pesar de contar con poco más de medio millón de habitantes, aparte del idioma oficial (pidgin), existen 120 lenguas locales diferentes. Este archipiélago fue descubierto en 1568 por el navegante español Álvaro de Mendaña quien lo identificó por su exuberancia con la mítica tierra de Ofir, donde se encontraban las minas de oro del rey Salomón. Aunque la búsqueda del codiciado metal fue infructuosa, finalmente estas islas conservaron el nombre de Salomón.

II.2.a.- “Poata” y “Bavara”.


                Aswani y Sheppard (2003) señalan dos categorías de monedas-concha que ya existían en tiempos precoloniales, son las de la familia de los “Poata” formados por aros de concha de mayor o menor tamaño y grosor, y los “Vinarasi” con delicados grabados en la concha a modo de filigranas, utilizados generalmente en ceremonias rituales y ocasionalmente como moneda. Estos objetos se fabrican con la parte blanquecina de las conchas de animales vivos, o más frecuentemente fosilizados o semifosilizados, generalmente de la especie Tridacna gigas (L, 1758), molusco lamelibranquio que puede llegar a alcanzar hasta metro y medio de longitud y que vive en simbiosis con pequeñas algas. El nombre genérico que reciben los anillos de concha es “Poata” (Figura 8b), aunque también localmente reciben variadas denominaciones como “Kiha” o “Hata‘imu”. El más valioso se denomina “Bakiha” (Figuras 8a, e, f y g), y para su elaboración se utiliza la parte de la concha donde conectan los músculos abductores del animal, que presenta una tonalidad más rosada. Se adorna con fibras vegetales y semillas y es utilizado como colgante por los  jefes empleándose tan sólo para grandes adquisiciones de tierras y alimentos y también para solucionar problemas entre diferentes tribus o familias enfrentadas. Un ejemplo reciente acerca de su uso como “moneda de sangre”, lo tenemos en una noticia publicada por el periódico “Solomon Star” el martes 20 de abril del año 2010, donde se informa de un conflicto entre los habitantes de la isla Rendova y los del municipio de Munda. Una persona oriunda de la isla, falleció en un bar de esta última localidad tras recibir una paliza. Al conocerse el hecho, numerosas canoas procedentes de Rendova desembarcaron en Munda produciendo numerosos altercados. Tras la intervención de la policía, se calmó a la multitud y se reunieron los consejos de ancianos de Dunde y Rendova, entregando los primeros cuatro “Bakhias” y dinero en metálico en compensación de la muerte. 


Figura 8.- “Bakiha” de las Islas Salomón.
a: Aro de “Bakiha”; b: Poata; c: “Bareke”; d: “Hokata”; e, f: “Bakiha” (colección particular); g: “Bakiha” (MAN 2009/159/037); h: “Mbokolo” prehistórico de 12,5 cm. de diámetro.
Las fotografías de finales del s. XIX y comienzos del s. XX muestran a jefes portando la “Bakhia” como colgante.


A comienzos del siglo veinte, tras morir un jefe, su cuerpo se colocaba sentado adornado con su “Bakiha” personal, y se exponía en público durante dos días. Durante este tiempo todo el mundo desfilaba ante él para darle la despedida (Edge-Partingtom, 1907), después, su cráneo y su “Bakiha” eran depositados en una especie de santuario (Figura 9j). Los “Poata” fabricados con la parte blanquecina de las especies Tridacna gigas (L. 1758) y T. squamosa (Lamarck, 1819) reciben también la denominación de “Poata keoro”, (el término “keoro” significa “blanco”) y  circularon en todo el oeste de las Islas Salomón como moneda de uso general. Un “Poata” de gran tamaño se denomina “Umbu”, y cuando el contorno externo es irregular se llama “Bareke” (Figura 8c); por contra los finos aros elaborados con los moluscos del género  Trochus, Conus, Mitra o Tenebra se denominan “Hinuili”  y sirven en pequeñas transacciones. También se han encontrado monedas de este tipo en los enterramientos rituales de la isla de Vella Lavella.  Con varios “Hinuili” se elaboraban objetos sagrados como el “Serubule” con propiedades mágicas, o monedas complejas como el “Virivirikana”, moneda concha utilizada para hacer la paz y que constituía un medio de comunicación con los espíritus. Este tipo de objetos elaborados con varias monedas-concha unidas enlaza con los “Ligomo”, elementos de carácter sagrado que concentran todo el poder (“mana”) de la canoa de guerra durante una expedición de los “cazadores de cabezas”. El “Ligomo” (Figuras 9 a y b) está compuesto de las monedas concha “Erenge” y “Barava”, y en Marobo el “Ligomo Matabangara” era utilizado por el chamán para comunicarse con los espíritus conservándose en un lugar especial, el “oru” o “casa de las calaveras”. Cuando se emprendía una expedición hacia otras islas, una persona permanecía en la canoa cuidándolo y protegiéndolo, mientras que sus compañeros desembarcaban y se adentraban tierra adentro en su campaña guerrera (Kupiainen, 1999).



Figura 9.- “Ligomos” y “Baravas”
a y b:  Ligomos formados par varios anillos de concha y “baravas” unidos (MAN 2009/159/026 y /027).
c, d, e y f: “Baravas” (c y d: MAN 2009/159/028 y /29).
g: ‘Porobatuna’.
h: “Mbokomo” con forma de ave (MAN 2009/159/036); h’: Moneda de cinco dólares de las Islas Salomón con la representación de una “Barava” (MAN 009/159/138).
i: “Zaru” (MAN 2009/159/120).
j: Pequeña caseta adornada con aros de concha y “Baravas”, destinada a guardar un cráneo humano (similar a la publicada por Edge-Partington & Joyce, 1904, fig. 7).


En la sociedad Tangan (Nueva Irlanda central) en las transacciones Lulu amb bo  se mezclan cerdos cocinados y discos de conchas en el festín funerario. Los discos se usaban en ritos funerarios, pago de matrimonios y  compras. Estos  aros, denominados “Tintol”, son anillos realizados  a partir de la concha gigante de Tridacna y reciben el nombre genérico de “Am fat”. Bell (1935) describe catorce tipos diferentes con sus respectivos nombres. No se fabrican en cantidades desde 1985 y un disco requiere aproximadamente el trabajo de un hombre durante seis meses. El tipo más común de “Tintol” es un anillo de concha con un surco inciso alrededor del borde exterior. El tamaño medio es de unos diez centímetros de diámetro y circulan en intercambios, matrimonios y funerales. La variedad más grande llamada “Waratang” no circula nunca (Foster, 1990). 

Dentro de lo que se denomina genéricamente “Barava”, las piezas más espectaculares son los ‘Porobatuna’ (Figura 9g) de 30 a 40 cm. de longitud, tallados de una pieza y que presentan uno o varios círculos en la parte inferior y varias hileras de figuras humanas en posición de cuclillas. Estos objetos se depositaban en la casa “tambú” junto con los cráneos humanos. Un tipo peculiar de la isla de Choiseul denominado “Zaru” (Figura 9i) muestra dos siluetas humanas sentadas dándose la espalda; otro tipo de la misma procedencia muestra la figura de un ave en reposo (Figura 9h).  En todos los casos en la parte inferior aparece un aro que representa la “Poata” o “Bareke” utilizados como moneda. 

El tipo más común de “Barava” presenta una forma triangular con los bordes redondeados y un orificio cerca del vértice con escotaduras en el lado opuesto y ocasionalmente una hilera de orificios encima del lado recortado (Figuras 9 c, d, e y f). Estos objetos aparecen frecuentemente en enterramientos rituales junto con los cráneos (Figura 9). La consecución del material semifosilizado necesario para la fabricación de los “Poatas” y “Baravas” está a cargo de una persona con poderes mágicos, el “matajonga” quien localiza y transporta los fragmentos de concha fosilizada que es tallada por los artesanos especializados llamados “aza-poata”. La función de los principales “Barava” es la de establecer la identidad de la tribu y la propiedad de las tierras (Richards & Roga, 2004) y aunque los derechos sobre la tierra se trasmiten de forma matrilineal, los “Baravas” sólo los heredan los hombres.

II.2.b.-Monedas concha de la isla Malaita y zonas vecinas.


            Malaita es una pequeña isla volcánica de forma alargada, con 164 Km. de longitud y 37 km. de anchura, actualmente habitada por una población de unos 140.000 melanesios, y que pertenece a las Islas Salomón. Una de las actividades más características de la isla es la producción de “moneda-concha” y éste es un elemento que refuerza la identidad de un pueblo tradicionalmente enfrentado con sus vecinos de Guadalcanal (Aswani, 2008).

            II.2.b.1.- Monedas con forma de collar fabricadas con pequeños discos de conchas a modo de cuentas.



Figura 10.- Monedas concha de Malaita.
a: “Sausako” o collar múltiple (MAN, 2009/159/017); b: Colgante (MAN, 2009/159/018); c: “Fafa” formado por cuatro hileras de conchas blancas (MAN, 2009/159/25); d: “Barulifai’a”o adorno de monedas concha para la cabeza que incorpora dientes de cetáceo (MAN, 2009/159/22); e: “Alu alu” de cuentas con dientes de delfín (MAN, 2009/159/23); f y g: Collares modernos de “moneda-concha” (MAN, 2009/159/21 y /19).


En la isla de Malaita, se usan como moneda ristras y collares de cuentas de conchas de colores de distintas formas y tamaños (Figura 10). Su fabricación es competencia de las mujeres, a partir de cuatro tipos principales de moluscos lamelibranquios: Chama pacifica (Broderip, 1835), llamada en idioma nativo ”romu”, de donde se obtienen las cuentas más apreciadas de color rojo (Figura 32a), donde las más grandes se denominan “fira’i”; Beguina semiorbiculata (L. 1758) de coloración marrón o púrpura, denominada “ke’e”, (Figura 32d), de donde se obtienen las valiosas cuentas denominadas “safi”; Anadara granosa (L. 1758) o “kakandu” con las que se fabrican las cuentas de color blanco denominadas “galu” (Figura 32c), y por último Atrina vexillum (Born, 1778)  o “kurila” de color negro (Figura 32b).  Mientras las tres últimas especies viven en fondos blandos en las aguas someras de la laguna, la primera se encuentra a mayor profundidad sobre sustrato rocoso o coralino. En ocasiones se añaden dientes de cetáceo (“Lifa kirio”) a las hileras o bandas de moneda concha (Figura 10d), diferenciándose hasta cinco niveles de calidad, desde los más modestos “riori’asina”, hasta los más valiosos denominados “robo” (Burt, 2009). En Malaita hay cinco poblaciones especializadas en la captura de delfines para la obtención de sus dientes como moneda, con una producción anual de unos 100.000 dientes (Takekawa, 2000). Antiguamente, los jefes, buenos conocedores de los fondos marinos, organizaban las ceremonias de recogida de las conchas, precedidas de un festín ritual donde se sacrificaban cerdos. También podemos encontrar intercaladas algunas semillas como el “fulu”, utilizado para decorar los extremos de la moneda-concha (Burt, 2009). En la actualidad una gran parte de estas monedas se exportan a las islas vecinas, especialmente a Bougainville en Papúa-Nueva Guinea, y el aumento de la producción en los últimos años ha llevado a una sobreexplotación de los recursos malacológicos, de forma que en la actualidad las conchas se obtienen al norte de Malaita o en otras islas (Fidali-Hickie & Whippy-Morris,  2005).

Tras la recogida del material, el proceso se inicia rompiendo las conchas con un martillo en trozos pequeños, a los que manualmente se da forma de discos redondos de un centímetro de diámetro, denominados “didia suiro”. Los discos de “romu” y “kakandu”, que conservan su superficie rugosa, se pulen sobre una piedra caliza con agua y arena. Tras esta operación se practica un orificio en el centro y las cuentas se ensartan en hileras de unos tres metros de longitud, que tras ser colocadas sobre un soporte de madera, se pulen de nuevo con piedras hasta conseguir un diámetro de 3 a 5 mm., ésta fase es la más dura de todo el proceso y la suelen realizar los hombres. Otra operación delicada afecta a las cuentas de “ke’e”, que se colocan sobre una placa de hierro calentada al fuego, de forma que las conchas pasan de un color púrpura oscuro a una tonalidad naranja (cuentas “safi”) que les confiere su valor (Goto, 1997); si no se calienta los suficiente las conchas presentan un color demasiado oscuro y si se sobrecalientan se vuelven de color blanco. Dado que la coloración es fundamental para la valoración de este tipo de cuentas, la operación debe ser realizada con precisión por  personas experimentadas. La elaboración de las monedas concha es un trabajo que realizan las mujeres ayudadas por los niños de la familia, si bien los hombres colaboran en las labores más duras del pulido de las conchas.


El pueblo Langalanga, en la costa noroccidental de la isla de Malaita, es el encargado actualmente de recoger las conchas y fabricar los diferentes tipos de “collares” que servirán como moneda para ellos mismos y para otras tribus de la zona. Las funciones de estas monedas-concha rebasan su papel estrictamente económico, este es el caso de la denominada “Isae galia”, elaborada con diez hileras de conchas blancas de “kakandu”; cada ristra se pliega dos veces  de forma que la moneda parece estar formada por 40 hileras con una longitud total de medio metro. Este tipo de moneda se utiliza localmente, no se vende a los extraños y se emplea exclusivamente para regalos de boda como “dinero de la novia”. Existen otros muchos tipos de collares que reciben la denominación genérica de “Akwala afu” (literalmente “diez ristras unidas juntas”), la conocida como “Tafuliae” por los pueblos Lau y Kwaraae, está hecha de diez ristras de cuentas rojas, blancas, negras y anaranjadas y pueden medir hasta 3 metros de longitud (Figuras 11 y 31b). Otra moneda muy valiosa es el “Maifuo”, donde las hileras de sartas de diferentes colores se combinan de forma determinada, o las más modestas “Lakwalaka” de una hilera, “Genilabi” de dos, “Sauoru” o “de tres, “Fafa” de cuatro (Figura 10c), “Nima ae” de cinco, “Baniau” de seis, el “Ono galia safi afuafu” también con seis ristras pero con conchas rojas y el “Fiu galia” con siete hileras de conchas blancas y rojas (Goto, 1997). Más recientemente Burt (2009) señala diez categorías diferentes, desde las más modesta el “La’usu’u” y el “Gwau’aba, de concha blanca, el “Mamalakwai” que mide tres “La’usu’u”, el “Au” de cinco unidades de longitud, el Gaigabi” formado por dos ristras de cinco “La’usu’u” cada una, con “safi” en uno de los extremos, el “Gani’ulu” con tres ristras de moneda concha blanca, el “Fa’afa’a” de cuatro ristras, el “Lima’ae” de cinco ristras, el “Bani’au” de cinco ristras de concha blanca con un “La’usu’u de “safi” en un extremo y la más valiosa, el “Tafu’afu” con diez ristras de moneda concha blanca.


Figura 11.- Monedas concha “Tafuliae” fabricadas en Malaita. (a: MAN, 2009/159/16; b: Colección particular).



Las monedas más importantes se utilizan fundamentalmente para resolver conflictos entre tribus y las restantes son utilizadas en el comercio con las tribus vecinas. Recientemente se han analizado las relaciones entre el dinero oficial, los billetes de dólares de las Salomón, en los cuales figura una imagen de la fabricación de las monedas-concha tradicionales (Figura 31a). Generalmente se utilizan los dos tipos, pero en ámbitos diferentes, así mientras la moneda oficial es empleada para las compras cotidianas, la tradicional se reserva para los pagos ceremoniales (bodas, funerales, resarcimiento de delitos, etc…). Mientras las poblaciones paganas de las zonas montañosas siguen utilizando casi exclusivamente las monedas-concha, las poblaciones más cristianizadas de la costa, abandonaron progresivamente su uso debido a la influencia de los misioneros (católicos, evangelistas y adventistas) contrarios a las creencias religiosas de los nativos, como el origen divino de la moneda tradicional. Sin embargo, recientemente, incluso las comunidades cristianas están recuperando el uso ritual de la moneda-concha (kofu). Este Kofu, como hemos visto, presenta una cantidad enorme de denominaciones y valores, desde pequeñas ristras de poco más de un centímetro de longitud hasta cordones de varios metros. Las piezas menos valiosas se utilizan para las adquisiciones cotidianas en el mercado, mientras las mayores se utilizan en ceremonias públicas como bodas y especialmente funerales. Existen numerosos ornamentos elaborados con moneda concha que son utilizados como elementos simbólicos en Malaita, como los cinturones “esu” de las mujeres casadas, o el “fulu” que portan los cónyuges tras la boda, algunos de estos objetos como el “Aba gvaro” o “Abaquaro” se utiliza como moneda (Figuras 12e y 33b, c). Esta variedad de moneda concha presenta en su zona central una serie de rombos de pequeñas cuentas de conchas rojas, enmarcados por líneas formadas por conchas negras que recorren transversalmente el centro de la banda, a ambos lados sendas zonas de conchas blancas rematan en los extremos por bandas de pequeños rombos de color rojo. Algunos pueblos como los Kwaio de Malaita, al utilizar casi exclusivamente la moneda concha tradicional, presumen de tener una independencia económica real respecto al gobierno de las Islas Salomón (Akin, 1999).

II.2.b.2.- Monedas concha de forma redonda o de creciente: “Kap kap”, “Tema”, “La’oniasi” y “Dafi”.

Otro grupo de objetos tradicionalmente utilizados como moneda en las Islas Salomón y que sirven también de adorno personal como colgantes, están elaborados por discos redondos u ovalados de concha blanca (“Kap kap”, “La’oniasi” y “Tema”) o recortados en forma de creciente (“Dafi”).
 “Kap kap”.
Los “Kap kap” están formados por un disco de concha recortado en forma circular, para ello se utiliza Tridacna en los ejemplares grandes o Conus y Cymbium en los de menor tamaño; sobre la concha se superpone una lámina fina y simétricamente recortada de caparazón de tortuga marina que presenta una estrella central rodeada por varios círculos concéntricos (Figuras 12a y 33d ). Los más grandes, de hasta 20 cm. de diámetro, los utilizaban los jefes en las Islas Salomón como adorno en la cabeza. Los de menor tamaño se usan como colgantes, por ejemplo por las muchachas adolescentes en las ceremonias de iniciación al norte de Bougainville. Estas piezas producidas fundamentalmente en las Islas Salomón y en Nueva Irlanda (Papúa), viajaban de unos lugares a otros utilizándose como una forma de moneda aceptada en el comercio entre las diferentes islas. El diseño de los “Kap kap” parece inspirarse en figuras indoeuropeas de la Edad del Bronce que pudo entrar a través de Indonesia en Oceanía (Fraser, 1966).


Figura 12:- Adornos de concha utilizados como moneda.
a: “Dala” o “Kap kap” de Malaita o Guadalcanal;  b y c: “La’oniasi” del pueblo Kwaio de Malaita; d: “Tema” de la isla de Santa Cruz; e: “Abaquaro” de Malaita.
En las imágenes de la parte superior, mujeres fabricando moneda-concha en Malaita en 1920 y 2009.
f: En la fotografía inferior los familiares del fallecido encontrado flotando en el río Mataniko  reciben dos monedas concha “Tafuliae”. Tras una activa negociación de la policía de Honiara los representantes del pueblo Temotu expresan su pesar y piden disculpas a los compañeros del fallecido, de la zona norte de Malaita, entregándoles dos “tafuliae”. De esta forma ambas comunidades se comprometen a mantener la paz dejando que la ley siga su curso. (Solomon Star, edición del miércoles, 26 de octubre de 2011).
g: Taladro para fabricar monedas-concha procedente de la zona Massim (MAN, 2009/159/124).


 “Tema”.
Los “Tema” son colgantes redondos u ovales, utilizados en Santa Cruz, en las Islas Salomón. Como en el caso anterior, también llevan un adorno recortado de caparazón de tortuga marina sujeto a la concha, pero en este caso la figura es completamente diferente y recuerda, con más o menos adornos, la silueta de un pájaro fragata. Además de su función decorativa sirvieron como moneda.

 “La’oniasi”.
Un tercer adorno emparentado con los anteriores es el “La’oniasi” utilizado por los Kwaio de Malaita. Son discos recortados y pulidos de concha blanca sobre los que se graba a punzón la silueta de uno o dos pájaros fragata, e incluso tres, como en los fabricados en Makira, cuyo significado se comenta más adelante. Tras esta operación se tiñe con un pigmento negro obtenido de la baya de un árbol, limpiándose la superficie lisa de la concha, de forma que el dibujo queda destacado en color negro sobre el fondo blanco (Figuras 12b y c). Estos colgantes son considerados elementos valiosos y objeto de regalo en las fiestas ceremoniales, utilizándose también, junto con las otras monedas concha comentadas anteriormente, en compensaciones. A finales de la década de los setenta del siglo veinte la producción de estas monedas concha había desaparecido prácticamente, pero una década más tarde y por iniciativa del Centro Cultural Kwaio se restableció su fabricación y en la actualidad son relativamente comunes (Opitz, 2011).

 “Dafi”. 

Una de las monedas más valiosas en Malaita es la denominada “Dafi”, que consiste en un colgante elaborado con la concha de la ostra perlífera Pinctada maxima (Jameson, 1901) recortada en forma de luna creciente y que habitualmente presenta una figura superpuesta del ave marina conocida como fragata pelágica Fregata minor (Gmelin, 1789), elaborada con concha de tortuga marina. Esta moneda concha, utilizada como adorno exclusivamente por los hombres, sirve como “moneda de sangre” para resarcir a los familiares de alguien que ha muerto de forma violenta: “Si un hombre mata a otro hombre debe pagar como recompensa de sangre lanzas, colgantes dafi, flechas o tierras. Esto es lo que se pagaba antaño.” (Traducción de una grabación realizada a Bita Saetana; Akin, 1981). La forma de la concha recuerda la “kina”, moneda tradicional en la vecina Papúa-Nueva Guinea, país que actualmente denomina “kina” a su moneda oficial en recuerdo de las monedas-concha autóctonas. Sin embargo la figura de la fragata es  característica de las Islas Salomón, y la fascinación por esta ave marina reiteradamente representada en el arte popular de la región, tiene una explicación que va más allá del papel premonitorio que tienen estas aves al anunciar huracanes y tormentas, y está relacionada con el “culto del bonito”(Ross, 1981).


Figura 13.- “Dafi” de la isla de Malaita representando un pájaro fragata atacando a un bonito.


            Uno de los principales recursos de la población costera de Malaita es la pesca de túnidos medianos o pequeños, denominados conjuntamente con el nombre de “bonito”. Entre estas especies destaca el listado o Katsuwonus pelamis (L. 1758), muy apreciado para la industria conservera y en la gastronomía japonesa, así como algunas especies más pequeñas del género Sarda (S. australis, Macleay, 1881 & S. orientalis, Temminck & Schlegel, 1884). Los cardúmenes de estos peces constituyen un impresionante espectáculo cuando son atacados desde el cielo por las aves fragata, que como dardos se lanzan en picado para conseguir sus presas, mientras otros grandes depredadores como los tiburones atacan desde las profundidades. Este frenesí de depredación, señala a los pescadores el lugar donde se concentran los peces, de forma que las fragatas constituyen unas importantes aliadas para la localización de la pesca. Por este motivo se venera y respeta a esta ave marina que aparece representada en las valiosas monedas concha, tanto en las anteriormente comentadas “Tema” de la isla de Santa Cruz,  y  “La’oniasi”, como en las “Dafi” de Malaita utilizadas también como adorno de manera exclusiva por los hombres. En fecha reciente hemos tenido ocasión de estudiar una de estas monedas concha (Figura 13) que excepcionalmente presenta un estilizado grabado donde se refleja el ataque de uno de estos pájaros a un bonito. La concha tiene una anchura de 20 cm. y una altura máxima de 7 cm., y en sus extremos muestra sendas cabezas de fragatas recortadas en la concha.

II.2.c.- El “Kesa” de Choiseul.



Otra moneda-concha característica es la “kesa” de la isla Choiseul (Figuras 14 y 33c), formada por un cilindro de paredes muy finas del bivalvo tubular Kuphus polythalmia (L., 1758). Todavía en la actualidad puede encontrarse este tipo de moneda, utilizada históricamente como “precio de la novia”, en compensaciones por muertes u ofensas, ceremonias de alianzas etc... El arte tradicional de la fabricación de estas monedas se concentra en Nuatabu, al este de la isla. En realidad, la unidad de pago "Kesa", está formada por tres paquetes, cada uno de los cuales contiene tres anillos y se denomina “Salaka”, dos “Kesa”, es decir un conjunto de 18 anillos se denomina “Gilabari”, tres “Kesa” son un “Galo ropasa”, cuatro se denominan “Galo zuku”, cinco “Kesa” equivalen a un “Galo rugisi” que solía ser el “dinero de la novia” tradicional,  por último 10 “Kesa”, formados por un conjunto de 90 anillos se denomina “Sape galo”, mientras que un solo anillo recibe el nombre de “Moko”. Generalmente la textura de estos anillos es bastante porosa debido a la costumbre de guardarlos enterrados con el fin de protegerlos de los espíritus malignos. Se esconden en lugares secretos que no pueden ser visitados por las mujeres (Lautz, 2008).


Figura 14.- “Kesa” de la isla de Choiseul. a: Ejemplar del Museo Arqueológico Nacional de 7 cm. de altura (MAN, 2009/159/45); b: “Salaka” o conjunto de tres piezas envueltas en hojas de palma.


II.3.-  Las monedas de la Isla Rossel (Papúa-Nueva Guinea).

                En 1924 Wallace Armstrong dio a conocer una curiosa forma de economía monetaria en la isla de Rossel, donde existía un sofisticado y complejo sistema, con dos familias completamente diferentes de monedas. En primer lugar las “Ndap”, formadas por fragmentos redondeados y pulidos de conchas del género Spondylus, con una coloración rojiza, naranja o amarillenta, y que presentan un pequeño orificio cerca del extremo más agudo (Figuras 15a-e). Dentro de esta familia de monedas existían 22 categorías diferentes, y cada una de las monedas de los ocho tipos más valiosos, fabricadas por los dioses según la mitología local, tenía su propio nombre individual y era reconocida por todos. El segundo tipo monetario, de aspecto muy diferente era el “Ke” (denominado también “Kö”) del que existían 16 tipos  diferentes, dependiendo su importancia en la clasificación, del tamaño de las piezas que integran la moneda (entre 8 y 40 mm.). La moneda está formada por diez pequeños discos elaborados con la concha del molusco de la especie Chama pacifica (Broderip, 1835) unidos en hilera (Figuras15g y 28d) y  tienen menos valor que las “Ndap”. En total existían 38 “monedas” distintas empleadas únicamente como estándar de valor y medio de intercambio y a diferencia de la mayoría de las monedas-concha no se usaban como adorno. 

                En la actualidad el número de variantes monetarias se ha reducido a 20 tipos de “Ndap” y 14 de “Ke”, ligados a tres esferas económicas diferentes, la doméstica, la comercial y la ceremonial. Los cuatro niveles superiores han dejado de ser utilizados como moneda pasando a la categoría de objetos valiosos intransferibles. La explicación a este fenómeno es que dichas monedas se utilizaban exclusivamente para resarcir a los familiares de aquellas personas que habían sido objeto de canibalismo, pero al eliminarse esta ancestral costumbre, el uso de dichas monedas ha perdido su sentido. Aun así cada una de ellas tiene su propio nombre y siguen siendo objetos de extraordinario valor que se heredan de padres a hijos. Las cinco categorías siguientes de monedas “Ndap” se utilizan excepcionalmente en pagos muy importantes, mientras las once restantes circulan habitualmente en intercambios rituales o comerciales. La clasificación de las monedas “Ke” es complementaria a la anterior, y salvo las del primer tipo, correspondientes a ejemplares muy antiguos, utilizados en su día como “moneda de sangre”, las restantes son empleadas en pagos e intercambios cotidianos. No solo se utilizan estos dos tipos de monedas concha, también presentan la misma finalidad otros objetos como las hachas de piedra, espátulas ceremoniales y collares de conchas; estos collares son exportados a las vecinas islas Trobriand donde se convierten en monedas del Kula. Con la parte más gruesa de la concha de la especie Chama pacifica (Broderip, 1835), se fabrican los discos que componen el “Soulava” (una de las monedas del Kula de las islas Trobriand que se comenta en el siguiente apartado), mientras que las partes más delgadas de la concha sirven para la fabricación de la moneda local, el “Ke”.


Actualmente se utilizan en la isla Rossel cuatro tipos monetarios, las monedas “Ndap”, las “Ke”, los útiles como hachas, espátulas y collares, y el dinero normal (billetes de banco en kinas, moneda oficial de Papúa-Nueva Guinea: Figuras 27 a 30). Los cuatro tipos de intercambios donde se utilizan dichas monedas son las dotes matrimoniales (dinero de la novia), las fiestas del cerdo, la adquisición de casas o canoas y los intercambios mortuorios en funerales. Mientras las monedas “Ndap” circulan en todos estos ámbitos, las “Ke” están ausentes en los funerales, y los billetes de moneda moderna son utilizados (muchas veces junto con los otros tipos de moneda tradicional) en las fiestas del cerdo y en la adquisición de bienes (Liep, 2009). Los mayores reservan la moneda tradicional para los intercambios más importantes y evitan que los jóvenes dispongan de moneda moderna (kinas de Papúa) con el fin de mantener su autoridad sobre ellos, y esta barrera limita el acceso de extranjeros que puedan contraer matrimonio con las mujeres nativas ya que no son capaces de reunir la suficiente moneda tradicional para el “dinero de la novia” (Liep, 1999).


Figura 15.- “Ndap” y “Ke” de la isla Rossel.
a y b: Ejemplares del Museo Arqueológico Nacional de 8,5 y 6,5 cm. de altura (MAN, 2009/159/39 y /40); c, d y e: Monedas “Ndap” de la isla Rossel fabricadas por el dios Wonajo antes de la llegada del hombre a la isla. Cada una tiene su propia denominación (c: Diama; d: Tebuda y e:  Kweia). El anterior poseedor de estas monedas fue Jerome Kaiobu de la villa de Njaru, quien a su vez las recibió, de la familia de de Tadia Tebi de la villa de Mala, como pago por un cerdo destinado a un festín ritual (Colin Davidson, comunicación personal); f: “Davere”, con una envuelta protectora de mimbre entretejido.

            En un lugar cercano, en las islas Calvados, pertenecientes como la isla Rossel al archipiélago Louisiade, se utilizan unas monedas concha denominadas “Davere”, idénticas a las “Ndap”, pero que llevan una envuelta protectora de mimbre entretejido (Figura 15f).

 II.4.-  “Mwali” y “Soulava”, las monedas del Kula.



Figura 16.- “Mwali”.
a: Ejemplar antiguo (MAN, 2009/159/6); b y c: Ejemplares modernos (b: MAN, 2009/159/7, c: colección particular).


Figura 17.- “Soulava”.
a: Ejemplar moderno del Museo Arqueológico Nacional (MAN, 2009/159/5); b: Ejemplar antiguo; c: Colgante más sencillo (colección particular); d y e: Objetos utilizados en el “Kula” como monedas (MAN, 2009/159/8 y /9).


Las “monedas concha” utilizadas en las islas Tobriand en la ceremonia conocida como “anillo del Kula” constituyen uno de los más sofisticados ejemplos de la “moneda social”. La tradición del Kula, descubierta por el antropólogo polaco Bronislaw Malinowsky y publicada en 1920, es un antiguo ritual extendido por algunas islas de Nueva Guinea, que consiste en obsequiar una serie de regalos específicos a miembros de otras tribus, que a su vez en un futuro devolverán un regalo de igual valor que el recibido. El primer regalo o “vaga” es siempre voluntario, mientras que el regalo de devolución o “yotile”, supone un compromiso moral obligatorio. Este ritual mantenido en un conjunto de islas de Papúa-Nueva Guinea, tiene como finalidad establecer nuevas alianzas y relaciones comerciales con pueblos que habitan en islas vecinas. Los principales objetos o “monedas” que constituyen estos regalos son el Mwali y el “Soulava”, denominado también “Bagi” o “Veigun”. El primero es un brazalete formado por un anillo central de concha blanca formada por la parte basal recortada de Conus leopardus (Röding, 1798) (= C. millepunctatus), rodeado de varias piezas de Ovula ovulum (L. 1758) (Figuras 16 y 33a). El “Soulava” es un complejo collar  realizado con  conchas de color rojo (Figuras 17 y 33a), que si bien en un principio (Malinowsky, 1922) se pensó que estaban elaboradas a partir de espóndilos (kaloma en lenguaje nativo), con posterioridad se ha señalado se trata de las especies Chama croceata (Lamarck, 1819) (= Ch. imbricata) o Ch. pacifica (Broderip, 1835). Mientras los brazaletes circulan de Oeste a Este en sentido opuesto al de las agujas del reloj, los collares lo hacen en sentido contrario (Figura 18), y un brazalete nunca puede ser intercambiado por otro brazalete, ni un collar por otro collar. Un brazalete (Mwali) será intercambiado en la ceremonia del Kula por un collar de igual valor (Soulava), o viceversa. Una expresión simbólica del Kula es la del matrimonio entre los “Mwali”, brazaletes, símbolos femeninos, con los “Soulava”, collares, símbolos masculinos que tienden unos hacia los otros. Estas monedas, sirven también para adquirir bienes, por ejemplo una canoa puede costar cinco “Mwalis” o “Soulavas”, y con una pieza pueden adquirirse varios cerdos o compensar una muerte. Los objetos más valiosos no pueden permanecer mucho tiempo en manos de sus destinatarios, que tienen la obligación de transmitirlos a los aliados de las islas vecinas, de forma que estas “monedas” están permanentemente dando vueltas en un circuito circular de islas, pero su posesión temporal comporta un gran prestigio personal. Las conchas del Kula no sólo son objetos de intercambio, poseen –como los antiguos trofeos de los aristócratas de la Grecia clásica- su propia identidad, de forma que alguien que llega a poseer en el Kula una pieza famosa, puede retenerla en su poder 10, 15 o incluso 30 años antes de reincorporarla al circuito. Las conchas se jerarquizan según estándares explícitos en función del peso, circunferencia, longitud y edad. Solamente algunos brazaletes y collares alcanzan el nivel más alto y llevan nombres individuales (como las joyas importantes en el mundo occidental) (Weiner, 1992). Hasta la primera mitad del siglo veinte, la coloración de los “Mwali” y “Soulava” dependía fundamentalmente de la variedad cromática de las conchas utilizadas (Figuras 16a y 17b), mientras que los ejemplares posteriores llevan incorporadas bolitas de plástico de vistosos colores rojos, azules y amarillos (Figuras 16b, c y 17a, e). Se ha discutido sobre la consideración de los objetos utilizados en el Kula como monedas; en realidad podemos considerar que tanto el “Mwali” como el “Soulava” constituyen “unidades de cuenta”, pero lo que miden en realidad es la reputación personal del donante (Guyer, 1999).


En la ceremonia del Kula no solamente se intercambian “Mwalis” y “Soulavas”, también intervienen numerosos objetos utilizados para regalo o como moneda, así por ejemplo las espátulas (“kena”), pequeñas figuras de cerdos talladas en madera, proas de canoas finamente talladas (“sakusaku”), hachas de piedra (“beku” o “kukumali”), discos de conchas rojas (“kaloma” o “koso”) que forman a veces cinturones denominados “Katudababila” o “Kaipwesi” (Figura 33a), recipientes de arcilla (“kuria”), etc… Un objeto que destaca por su valor y que antiguamente poseía una importancia similar al “Mwali” es el “Doga” (Figuras 19 y 33a), collar fabricado con discos rojos de Chama croceata  (Lamarck, 1819) o Ch. pacifica (Broderip, 1835) terminado en un colmillo curvo de cerdo. Antiguamente se utilizaban conchas recortadas con forma de colmillo (Figura 19c), y este objeto, dentro del circuito del Kula,  sigue un itinerario preciso en contra de las agujas del reloj, acompañando siempre al “Mwali”.


Figura 18.- Anillo del Kula en las Islas Trobriand.


Este sistema de interrelaciones sociales y comerciales entre islas alejadas, puede ser el superviviente relicto de un sistema mucho más amplio y generalizado en la región, conocido como el “complejo Lapita” que se produjo entre los años 1600 y 500 antes de nuestra Era (Kirch, 1990). Esta cultura se extendió entre Papúa-Nueva Guinea y el archipiélago Bismark hasta Nueva Caledonia y las islas Samoa y Tonga en el Pacífico occidental.


Figura 19.- “Doga”.
a: Ejemplar del Museo Arqueológico Nacional (MAN, 2009/159/38); b: Colección particular; c: Fotografía de comienzos del s. XX mostrando un “Doga” primitivo fabricado con una concha recortada que imita el colmillo de un cerdo; d: Fotografía de comienzos del s. XX de una embarcación utilizada en el ritual del Kula.


II.5. La “Kina”.

La moneda-concha más característica, todavía utilizada en muchas regiones de Papúa-Nueva Guinea, es la denominada “Kina”, elaborada con la concha del lamelibranquio Pinctada maxima (Jameson, 1901), cuyos bordes se  recortan hasta darle un inconfundible aspecto de luna creciente, practicándose sendos orificios en los vértices a los que se sujeta un cordón de fibras vegetales o semillas a modo de colgante (Figura 20). Este objeto se ha venido utilizando como moneda al menos en los últimos doscientos años, si bien su uso ornamental se remonta a varios milenios. Cuando los primeros europeos visitaron las tierras altas de Papúa en los años treinta del siglo veinte, solamente los “big man” poseían estos valiosos objetos procedentes de las lejanas regiones costeras. Las conchas más importantes están teñidas con polvo de color ocre que les confiere una tonalidad rojiza (Figuras 20a y b), e incluso en ocasiones se guardan en estuches fabricados con materiales de origen vegetal (Figura 20d). Las que circulan al norte de Papúa, en la zona del río Sepik, presentan conchas de Nassa como decoración en los extremos y pueden ser llevadas por las mujeres como símbolo de riqueza. En algunos pueblos como en la provincia de Chimbu, las kinas formaban parte del “dinero de la novia”, que constaba además de veinte a treinta  kinas, de otros elementos, como hachas de metal o plumas del ave del paraíso (Brown, 1970). En la zona del Monte Hagen (Highlands), las kinas denominadas “Kokla kin”, eran los objetos más valiosos y buscados y comenzaron a formar parte de las ceremonias del “moka” en los años sesenta del siglo veinte, para posteriormente desaparecer una década más tarde. El pueblo Duna del valle Aluni en el sur de Highlands utilizaba cuatro tipos de moneda concha, las kinas, denominadas “Kuriapa”, la conchas de cauri o “Tange”, que constituían el principal símbolo de riqueza, las caracolas recortadas de Turbo marmoratus (l. 1758), denominadas “Tarakambo” y los “Tombo” formados por caracolillos del género Nassa (Steward & Strathern, 2002). Los Enga, al oeste de Highland, celebran la ceremonia de “Te” donde se presentan regalos y contrarregalos, siendo los elementos más importantes en estas ceremonias los cerdos y las conchas de Kina, si bien se da un gradiente en la valoración de estas últimas, que va decreciendo de oeste a este, de forma que para los Melpa y Kakoli, las conchas tienen más importancia que los cerdos, para los Laiapu Enga ambos elementos son equivalentes y para los Mae Enga los cerdos son más valiosos (Meggitt, 1974). A finales del siglo veinte, la influencia de la cultura occidental y la introducción de la moneda moderna ha producido importantes cambios, de forma que entre los Melpa se ha abandonado la utilización de conchas en las ceremonias, sustituyéndose por billetes de banco (Foster, 1992).


Una variedad de este tipo de moneda es la originalmente utilizada en las ceremonias rituales de la zona de la región oriental de Highlands, que consiste en una “Kina” insertada mediante una sustancia resinosa en una placa oval de madera cubierta de tinte de color rojo. Encima de la concha hay incrustadas varias varillas de bambú similares a los “Omak” (Figuras 20f, g y 28a). Estos objetos formaban parte de los festivales que periódicamente se celebraban en la región y que mantenían la unidad cultural y social entre tribus alejadas y dispersas (Figura 20i), sirviendo para resolver conflictos y establecer alianzas, a la vez que eran el instrumento para reforzar el prestigio y autoridad de los “big man”, que rivalizaban en preparar celebraciones más suntuosas, con más cerdos para el festín y más “Moka Kina”. Tanto las ceremonias del “Kula” como del “Moka Kina”, donde las “monedas” no tienen una función económica sino de prestigio social, han sido frecuente objeto de estudio por parte de la antropología económica (Maus, 1925; Godelier, 1998, etc…), aunque en la actualidad la ceremonia del “Moka Kina” se ha transformado en un “singsing bisnis”, una especie de híbrido donde además del prestigio personal se busca el beneficio económico (Boyd, 1985).


Figura 20.- “Kina” y “Moka Kina”.
a: “Kina” con restos de pigmento ocre (colección particular); b: “Kina” con restos de arcilla en su parte interna y una pequeña mandíbula de roedor unida al cordón (MAN, 2009/159/110); c: Ejemplar asimétrico con el cordón de sujeción formado por una hilera de semillas. (MAN, 2009/159/114); d: “Kina” con su envuelta protectora; e: “Kina” unida a una serie de palos de bambú sujetos con una cuerda y denominados “Omak”, que simbolizan riqueza. Cada varilla significa que al menos 10 “Kinas” han pasado por las manos de su poseedor y constituyen un símbolo de la riqueza y prestigio del “big man” que las lleva  (MAN, 2009/159/77); f y g: Ejemplares de “Moka Kina” (MAN, 2009/159/75 y /76); h: Pago realizado por los habitantes de la villa de Kantobo a los de Gobe en compensación por un cerdo en noviembre del año 2010; i: Antigua ceremonia de “Moka Kina”; j: Proceso de fabricación del “Moka Kina” en la región de Highland.


II.6.- El “Talipún”.


El “Horihombilye” o “Talipún” es una moneda-concha  utilizada exclusivamente como “dinero de la novia”. Uno de los acontecimientos más importantes para la sociedad melanesia es la celebración de un matrimonio. Este hecho cimienta y consolida las alianzas entre diferentes familias, prevaleciendo la exogamia, esto es, el matrimonio con alguien externo al grupo de parentesco que forma la tribu, como medida fundamental para evitar la endogamia. En este contexto, los padres del futuro marido organizan la ceremonia de compensación, ya que la familia de la novia perderá un miembro de su grupo (en definitiva pierde mano de obra) y por ello los familiares del novio deberán pagar una compensación matrimonial durante una ceremonia realizada en público, que suele consistir en diversos presentes como cerdos, taros y conchas-moneda, a los que en la actualidad se suman otros objetos menos primitivos como radiocasetes, vestidos, billetes de curso legal, etc... Posteriormente, estos objetos serán repartidos entre los familiares de la novia. Entre estas monedas concha utilizadas como “dinero de la novia”, el “Horihombilye”, más conocido como “Talipún”, es una de las más características y famosas, figurando en el billete de cinco kinas que circula en la actualidad en Nueva Guinea (Figura 28b). Esta moneda se utiliza en algunos poblados del noroeste del área de Boiken y en algunas lejanas aldeas del territorio Abelam en Papúa-Nueva Guinea. La moneda consta de dos partes, el elemento más valioso es un trozo del caracol marino Turbo marmoratus (L. 1758), obtenido a través del comercio con las tribus costeras (Figuras 21 d y e). Convenientemente tallado y recortado actúa como elemento basal, mientras la parte superior es una especie de máscara elaborada con mimbre y arcilla, que puede tener varias formas y generalmente se adorna con plumas de casuar y con diferentes pigmentos naturales de vistosos colores rojo, blanco, azul o negro (Figuras 21 a, b, c y 28b ). La máscara se sujeta a la concha mediante una cuerda y cada moneda puede ser utilizada durante varias generaciones, sustituyendo o repintando la máscara de tejido vegetal cuando se deteriora. Esta moneda “Talipún”, se entrega a la familia de la novia al concluir las negociaciones de la boda, una vez satisfecha la totalidad de la compensación nupcial, considerándose como una garantía del acuerdo matrimonial contraído entre las familias de los novios, de forma que en caso de un futuro divorcio, este preciado objeto deberá ser devuelto a los familiares del marido.


Figura 21.- “Talipún” originarios de la provincia de Sepik oriental del Museo Arqueológico Nacional. (a: MAN, 2009/159/2; b: MAN, 2009/159/3; c: MAN, 2009/159/1; d: Concha recortada de 21 cm de anchura (L. 1758), MAN, 2009/159/1; e: Concha entera de la caracola verde Turbo marmoratus (L. 1758); f: Conjunto de conchas recortadas de la especie Turbo marmoratus, unidas en un extremo por fibra vegetal (MAN, 2009/159/83); g: Concha recortada y pulida de la especie Turbo marmoratus (MAN, 2009/159/84).


En las provincias Highland y Madang se utilizan como moneda fragmentos alargados y pulidos del caracol verde Turbo marmoratus (L. 1758), a veces agrupados (Figura 21f), a veces sueltos y con uno de sus extremos finamente tallado (Figura 21g).
Al pulir el exterior de la concha y eliminar el periostraco de conquiolina, aparece la materia mineral con hermosos reflejos iridiscentes. Estos objetos que recuerdan a una cucharilla por su forma cóncava, además de ser empleados como moneda, tienen función ornamental y son utilizados como colgantes (Rabus, 2006).

II.7.- Las monedas de los Dani de la provincia Irian Jaya o Papúa Occidental (Indonesia): “Yerak” y “Mikak”.


El pueblo Dani habita la región occidental de Papúa, territorio actualmente dependiente de Indonesia, en la provincia de Papúa Occidental (antes del 2007 denominada Irian Jaya) y conservan una singular moneda denominada “Yerak” o “Jerak” consistente en una larga tira de tejido vegetal de unos dos centímetros de anchura y una longitud que puede alcanzar los tres metros, a la que van cosidas conchas de Monetaria sp. a intervalos regulares (Figuras 22a-c). Estas monedas se utilizaban para determinar el valor de un cerdo, midiendo su perímetro desde las patas delanteras. Se utilizan como moneda para adquirir productos, así como en rituales de nacimientos, matrimonios y funerales, donde el cuerpo del difunto se adorna con estos cinturones de conchas (Davidson, 1991). Otro tipo de moneda concha muy valorado como adorno por los guerreros Dani, es el denominado “Mikak” formado por un colgante de cauris que lleva en su parte inferior un fragmento de concha recortada de la especie Melo sp. flanqueado por piezas rectangulares más pequeñas del mismo molusco (Figura 22d). Con uno solo de estos colgantes podía adquirirse un cerdo de gran tamaño en la época precolonial.


Figura 22.- Monedas concha de los Dani de Irian Jaya.
a: “Yerak” de 238 cm de longitud (MAN, 2009/159/71); b: “Yerak” (colección particular); c: Ejemplar de 267 cm de longitud (MAN, 2009/159/70); d: “Mikak” o colgante de Melo sp. recortado (MAN, 2009/159/119).


II.8.- Monedas concha con forma de aros.


Aparte de las monedas concha con forma de aro, anteriormente comentadas en las Islas Salomón, en la región del río Sepik al norte de Papúa, los pueblos Abelam, Arapesh y Boiken utilizan como moneda anillos recortados de la concha de Tridacna. Se supone que esta tradición fue iniciada por los Arapesh, y transmitida posteriormente a sus vecinos a través de intercambios comerciales. Los aros de mayor tamaño se denominan genéricamente “Yua”, término que significa literalmente “anillo de concha” en la lengua Abelam. Estos aros son más valiosos cuanto más grande es su diámetro exterior, y también interior, ya que un orificio más grande implica mayor riesgo de rotura de la concha en el proceso de su manufactura. Los ejemplares más grandes y valiosos (Figura 23b y m) pueden llevar una serie de muescas que indican las veces que han sido utilizados en ceremonias tradicionales (como “dinero de la novia” o en resarcimientos y celebraciones). Estos ejemplares suelen tener un contorno ovalado, aunque el orificio central es circular y cuanto más pequeños son los anillos su contorno exterior adquiere una forma más regular (Figuras 23c y g). Hay varios factores que determinan el valor del anillo además de su tamaño, tales como su antigüedad,  textura, su blancura y la regularidad de su forma.


Figura 23.- Aros de Concha.
a: “Bilum” o cesta fabricada con fibras vegetales trenzadas al que se han unido una serie de “monedas-concha” (Colección particular); b: Gran anillo de Tridacna procedente de la zona Boiken al noreste de Papúa denominada “Wenga”, 24 cm de diámetro máximo y 1,8 Kg. de peso. Lleva siete muescas que significa que esta moneda ha sido utilizada siete veces como “dinero de la novia” o en trueques rituales (MAN/2009/159/46);  c: “Kir”  de 13 cm de diámetro (MAN/2009/159/47); d, e y f:  Yua pal“, diámetros entre 9,5 y 10,6 cm. (MAN/2009/159/48, 49 y 50): g: “Koi” de 10,5 cm. de diámetro (MAN/2009/159/51); h: Conjunto de aros de Conus (MAN/2009/159/55); i: Conjunto de aros de cerámica (alemanes s. XIX) y discos de concha unidos por fibra vegetal (MAN/2009/159/59); j: Moneda concha de Sulka, Nueva Bretaña; k: Moneda concha de la isla Nissan; l: “Bilum” unido a monedas concha en la región del río Sepik; m: Despliegue de “Yua” presentadas como “dinero de la novia” en Maprik.


Los anillos de menor tamaño pueden presentar dos aspectos diferentes, por un lado con contorno circular más o menos perfecto, como los ejemplares anteriormente reseñados, y un segundo tipo muy característico presenta una pequeña protuberancia en forma de pico. Una primera impresión es que estos anillos pretenden imitar un colmillo curvo de cerdo (tal como ocurre con los antiguos “Doga” de las Islas Trobriand), elemento de gran valor en toda la Melanesia, y que por ejemplo en Vanuatu constituye un símbolo nacional representado en su bandera, pero también estas prolongaciones recuerdan  el pico de un cálao, ave de la familia Bucerotidae que presenta un característico pico. Concretamente en las selvas de Papúa vive la especie Rhyticeros plicatus o Cálao de Blyth, conocido también como Cálao de Papúa. El nombre que reciben estos anillos en la zona es de “yua pal“(pal =cálao; yua =anillo de concha). En la región, el cálao es un animal totémico vinculado con los mitos de la Creación, que salvó del mal (el cocodrilo) y protegió a la “Gran Madre“ (Barbus, 1999), de forma que la imagen que presentan estos anillos probablemente está más relacionada con la forma del pico del pájaro que con el colmillo del cerdo. Ocasionalmente los discos se unen al “bilum“, una especie de bolsa fabricada con fibras vegetales; de esta forma el bolso sirve para transportar los productos comestibles y tambien como “monedero“ (Figura 23l). Finalmente, algunas veces, los anillos pueden llevar acanaladuras en su borde externo (Figuras 23 j y k) como el anteriormente comentado “Tintol“ de Nueva Irlanda.


A lo largo de la vida humana se producen cuatro situaciones de cambio, la primera el paso de la nada a la vida (nacimiento), pocos años más tarde, la transición a la edad adulta desde la niñez (ceremonias de iniciación masculinas y femeninas), el matrimonio, que sirve para establecer nuevas alianzas y da comienzo a la etapa reproductiva, y por último el paso de la vida a la nada o al otro mundo (la muerte), y en estos cuatro casos las monedas-concha intervienen como elemento litúrgico que sirve para reforzar y desarrollar la reproducción social. Durante la época colonial, los alemanes introdujeron anillos de vidrio o cerámica, imitando a los elaborados con concha y estos nuevos objetos se incorporaron a los autóctonos, de forma que a veces aparecen mezclados (Figura 23i). Con discos de menor tamaño de gasterópodos del género Conus suelen fabricarse collares o largos cinturones de más de dos metros de longitud (Figuras 24 a y b) que además de adorno sirven como moneda.


Figura 24.-
a: Cinturón elaborado con discos de Conus de 146 cm (MAN/2009/159/47); b: Cinturón de aros de Conus de 214 cm (colección particular); c: Colgante de Monetaria sp, con una concha del cauri huevo (Ovula ovum) (MAN/2009/159/72); d: “Bailer Shell”, elaborado con la concha recortada de Melo sp. (MAN/2009/159/82); e y f: Adornos para la cabeza fabricados con Nassa, procedentes de la región de Highland (MAN/2009/159/67 y /68); g: Disco de Ovula ovum usado como adorno y moneda; h: Anzuelo elaborado con concha recortada y caparazón de tortuga procedente de las Islas Salomón (MAN/2009/159/90).


II.9.- Otras Monedas/adorno elaboradas con conchas.

Algunos objetos decorativos muy valorados suelen ser utilizados como moneda. En este apartado estarían los colgantes del cauri huevo (Ovula ovum, L. 1758) (Figuras 24c y g), como el denominado “Buli” utilizado en las Islas Salomón, o los “Dangangtang” del pueblo Adzera de la provincia Morobe, formados por un conjunto de 20 a 40 conchas unidas en círculo. Diez o más de estas monedas, además de un cerdo y un manojo de lanzas constituían el “precio de la novia” (Barron, 1989). Muy similar, el “Wela” utilizado por el pueblo Mumeng de la misma provincia, se diferencia porque lleva solamente ocho cauris huevo y el disco central está decorado con caracolillos del género Nassa, y presenta una coloración alterna en cuatro cuadrantes azul y roja, estas monedas se utilizan como “precio de la novia”.

Otros adorno/moneda como los elaborados a partir de las conchas de Melo o Cymbium  recortadas en forma oval (Figura 24d), formaban parte del “precio de la novia” en la zona del Monte Hagen, que constaba de diez cerdos y cinco de estas conchas. Antes de la llegada de los europeos, con una concha de este tipo se podían adquirir dos cerdos. Otra moneda muy utilizada en la región de Highlands es la formada por una banda que sirve de adorno en la cabeza y está cubierta completamente en su zona externa por pequeños caracolillos cosidos del género Nassa (Figuras 24e y f). Este adorno exclusivo de los hombres se denomina “Aumak” en la provincia de Enga. El “Wafu”, de aspecto similar pero de mayor tamaño se portaba a modo de colgante, utilizándose como “dinero de la novia” en la zona Lumi de las montañas de Toricelli en la provincia de Sepik occidental. Otra moneda similar es la denominada “Poli”, utilizada en el valle de Kabwum en la provincia de Morobe en la costa oriental de Papúa. En este caso se trata de piezas cuadradas o rectangulares con bandas de conchas del género Nassa cosidas formando dibujos geométricos, y las zonas del tejido no cubiertas por las conchas están pintadas alternativamente con llamativos colores rojos y verdes. La introducción por parte de los colonos  australianos de una gran cantidad de conchas como medio de pago a los trabajadores de las minas, y posteriormente a los indígenas contratados en las plantaciones de café, produjo su depreciación. En los años cincuenta del siglo veinte se introdujeron en la región de Highlands tres toneladas de conchas de Nassa, equivalentes a veinte millones de ejemplares (Hatanaka & Bragge, 1973), de forma que  una década más tarde los pagos a los trabajadores se realizaban en dólares australianos (Strathern & Stewart, 1999).


Dos moneda-concha similares utilizadas como símbolo de prestigio en dos regiones diferentes de Papúa son el “Karaut” y el “Fofona”. El primero (Figura 25a) consiste en una especie de máscara que recuerda un rostro humano adornado con cuernos. Consta de una tira de tejido vegetal teñida de color ocre que se bifurca en la base, donde se remata con sendas conchas de Monetaria. Presenta dos expansiones lobulares laterales a modo de orejas, encima de las cuales se colocan dos colmillos curvos de cerdo, mientras otras dos conchas de Monetaria hacen el papel de ojos. El contorno está flanqueado por hileras de pequeñas Nassa cosidas. Este objeto, denominado también “Karawat” representa a un espíritu y es utilizado por el pueblo Abelam en la zona del Sepik oriental en las ceremonias del “Yam”. Muy similar al anterior, pero con varios colmillos de perro flanqueando los bordes laterales el colgante conocido genéricamente como “Kunawo”, es utilizado como moneda por el pueblo Rawa en la provincia Madang (Dalton, 1999, foto en p. 65). El colgante denominado “Fofona” recuerda algo a los anteriores (Figura 25b), es utilizado en las zonas altas orientales (Eastern Highlands) y consiste en una banda de tejido vegetal normalmente coloreado en tonos azules, verdes o marrones, que se divide en varias tiras en su zona inferior rematadas por expansiones del propio tejido. Perpendiculares a la banda se atan dos conchas de cauris huevo (Ovula ovum, L. 1758), y como en el caso anterior, todo el borde del tejido va rematado por una hilera de caracolillos Nassa cosidos. Se utilizan como moneda social en las ceremonias de iniciación y durante las fiestas.


Figura 25.- “Karaut” y “Fofona”.
a.- “Karaut” de Maprik (Sepik oriental) (MAN/2009/159/81).
b.- “Fofona” (Highland oriental). (Colección particular).


II.10.- Anzuelos de concha utilizados como moneda.


El grupo de premonedas de la familia de “objetos-utensilios”, está representado en la Melanesia por los anzuelos utilizados por las comunidades costeras, especialmente en las Islas Salomón, y que están fabricados con una concha de madreperla recortada en forma fusiforme con unas expansiones laterales en la parte superior para sujetar el cordel. La parte afilada está elaborada con caparazón de tortuga (Figura 24h). Estos objetos se utilizaban como moneda en 1933 en Guadalcanal y eran muy valorados en las Islas Ellice (actual Tuvalu) donde se presentaban a los jefes o a los dioses (Quiggin 1949, p. 142).  La utilización de estos elementos indispensables para la supervivencia, por parte de las poblaciones costeras que viven de la pesca, tiene su paralelismo a miles de kilómetros de distancia con los esquimales de Alaska, que también utilizaban los anzuelos de hueso o metálicos como moneda.


   II.11.- Las moneda concha de los Kanak de Nueva Caledonia.


            Según Dubois (1978), en la isla Maré, existen cuatro monedas-concha: “Deo”, ristra de conchas muy finas que simboliza la línea de la vida representada por las muchachas jóvenes; “Hamu” es la concha del gasterópodo Tonna galea (Linnaeus, 1758), utilizada también como adorno por los jefes, se le practicaban cuatro orificios en la concha para poder sujetarla a la cabeza como señal de poder, también se empleaba como “Thuben o re hmenew”, literalmente “reemplazamiento de la mujer”, es decir como “dinero de la novia; el “Cawabubu” es un collar de conchas en un cordón trenzado que puede llevarse como cinturón o en la cabeza fabricado a partir del cauri huevo Ovula ovum (L. 1758) y finalmente el “Waened” que es un brazalete de Conus recortado.

La moneda más importante para los Kanak de Nueva Caledonia es el “Thewe”, “nacida del agua” en lengua autóctona (Figura 26d), lo que relaciona el concepto de riqueza con el mundo submarino donde habitan los espíritus. Esta moneda se fabrica a partir de una especie de Conus de superficie rugosa muy abundante en la zona, Conus ceylanensis (Hwass en Bruguière, 1792), a partir del cual se obtienen pequeños discos perforados de uno o dos milímetros de diámetro que se ensartan en fibras vegetales (de hibiscus); para fabricar estas cuentas también se utilizan huesos en las regiones del interior más alejadas de la costa. La fabricación de una moneda completa supone un laborioso y largo proceso, disponiendo cada clan un especialista capaz de elaborar este tipo de moneda, y su adquisición requiere un procedimiento determinado, similar al de un proceso de adopción. Cada moneda está “viva”, tiene su propia casa (el estuche) y su propio “hijo” (el contenido). En su fabricación se emplean unos cuatro meses de trabajo, que comienzan con la recolección de las materias primas, conchas, huesos y fibras vegetales. La elaboración comienza por la fabricación del estuche o “casa” de la moneda (Figura 26d’), después se hará la cabeza (en realidad “boca” en el leguaje indígena), el cuerpo y el pie. Estas tres partes de la moneda forman un todo y lo que determina el valor de la moneda es la longitud total del “cuerpo” (Ibáñez, 2008).

            La cabeza permite orientar correctamente la organización de los intercambios con los aliados, mientras el cuerpo simboliza el vínculo con los clanes del mismo grupo y constituye el valor de la moneda. Por último la “cola” o “pie” de la moneda simboliza el ciclo, hay un inicio en su función, que es el ser donada, y un fin que es la devolución del don recibido. Esta moneda tradicional es el símbolo de la unidad, y en ciertas ceremonias el jefe parte la moneda en tres trozos, la cabeza es entregada al más viejo del clan, el cuerpo a un joven y el pie al de menor categoría del clan. Leenhardt  en 1930 (reseñado por Godelier, 1998), indica cómo las “monedas concha” se conservaban en un cesto denominado “cabeza del antepasado”, y unidas por un gancho al cesto, formaban el “cuerpo” que recibía la “vida” de la “cabeza”, mientras cestos y ganchos eran conservados como objetos sagrados por los jefes, las ristras de conchas circulaban como moneda común. El “naamun” constituye la riqueza tradicional entre los Kanak, y se va acumulando generación tras generación en forma de objetos valiosos y monedas-concha, pero con la entrada de la moneda occidental, se ha instaurado el individualismo apareciendo desigualdades sociales antes inexistentes entre la sociedad Kanak. Además de la valiosa moneda “Thewe”, la moneda de cuentas espaciadas “Thewe pigi” se mide en brazas (“kaa tuut”) y equivale a unos 4 céntimos de euro. Esta moneda no se acompaña de cabeza o cola ni tiene estuche, presentando estrictamente una función económica (Yves-Béalo Gony, 2006). Las monedas “Thewe” son muy raras en las colecciones antropológicas, debido a las características del pueblo Kanak, que no admite a extranjeros en sus ritos y costumbres. Destacan los catorce ejemplares y los veintisiete estuches para la moneda en el Museo del Hombre de París (actualmente en el museo Quai Branly) colectados entre los años treinta y cincuenta del siglo veinte.


III.- Monedas concha en Micronesia: Isla de Yap. 


Figura 26.- Monedas de Yap y Nueva Caledonia.
a: “Yar un au” de la isla de Yap de 180 cm de longitud (colección particular); a’: Una mujer compra combustible con moneda concha a un “chamorro” (criollo de ascendencia hispana, Price, 1936); b: “Yar ni balaw”; c: Museo de Monedas-concha en Yap; d: “Thewe” de los Kanak de Nueva Caledonia; d’: Estuche o “casa de la moneda”.


Aunque el remoto archipiélago de las Carolinas en el Pacífico Sur fue descubierto en 1526 por el explorador español Álvaro de Saavedra, no fue hasta 1686, cuando Francisco de Lezcano arribó a la isla de Yap, y lo bautizó con el nombre de “Las Carolinas” en honor al rey Carlos II. Durante más de dos siglos, las islas estuvieron incorporadas, al menos teóricamente, a la corona española, hasta que su conservación no tuvo sentido, tras la derrota contra Estados Unidos y la pérdida de las Islas Filipinas, siendo vendidas a Alemania en 1899 –junto con las Marianas y Palaos- por veinticinco millones de pesetas de la época. Dentro de este archipiélago encontramos la isla de Yap, uno de los cuatro Estados Federados de Micronesia, independiente desde 1985, con una extensión de unos cien kilómetros cuadrados y poco más de seis mil habitantes, que a pesar de su pequeño tamaño es mundialmente famoso por poseer las “monedas” más grandes y pesadas del Planeta (Gilliand, 1975).

            Además de estas famosas piedras, en la isla se utilizan otros tipos de monedas tradicionales, como una serie de sofisticadas cuentas de collar o los “lavalava”, típicos paños elaborados con fibra de Pandanus teñida de vistosos colores, que en la actualidad se sigue empleando por parte de los habitantes de las islas cercanas para adquirir medicinas, arroz y otros alimentos, o al realizar gestiones administrativas en Yap.

Finalmente encontramos tres tipos de monedas elaboradas con conchas de moluscos, la más importante es la denominada “Gau” que consiste en un colgante de discos rojos  recortados y sin pulir de espóndilo que se obtiene en los atolones Etal y Eauripik o en la isla Udot situada en el lago Chuuk (Opitz, 2011), la ristra de conchas que mide un metro y medio de longitud se denomina “anagumang” y se le añade un diente de cachalote para formar el colgante. Estas monedas solo son poseídas por los jefes más importantes.

            Un segundo tipo de monedas concha son las “Yar - Un au” que consiste en una serie de conchas de ostra perlífera (Pinctada margaritifera L. 1758) unidas por una cuerda (Figura 26a), denominada tambiénYar-Ba tha’l”, literalmente “Yar en una cuerda”.  Estas monedas las utilizaban las mujeres para realizar sus compras cotidianas (Figura 26a’) mientras que las monedas de piedra eran utilizadas y transmitidas exclusivamente por los hombres. Otra moneda concha más pequeña es la denominada “Yar – Ni balaw” fabricada con una ostra perlífera recortada en forma de pala a la que se añade una especie de “mango” de cuerda trenzada (Figura 26b).


IV.- Monedas-concha representadas en billetes de banco y sellos.

            El estado de Papúa-Nueva Guinea obtuvo la independencia el 16 de septiembre de 1975, siendo admitido como miembro de las Naciones Unidas en octubre del mismo año. Pocos meses antes, el 19 abril, se había introducido la nueva moneda dándole el nombre de “Kina” en recuerdo de la tradicional moneda de madreperla que circulaba desde la costa hasta las montañosas regiones del interior, equiparando su valor con el dólar australiano. De la misma forma, la moneda fraccionaria se denominó “Toea”, nombre que recibían los brazaletes de Conus utilizados como moneda en la zona Massim. El lunes 21 de abril entraron en circulación los billetes de dos, cinco y diez kinas, además de las monedas de diez y veinte toeas. El diseño de los billetes corrió a cargo del grabador jefe del Banco de Australia, asistido por un asesor natural de Ladova y un estudiante del colegio técnico de Goroka.


            En los reversos de los billetes de dos, cinco, diez y veinte Kinas, aparecen representados diferentes objetos utilizados tradicionalmente como moneda. En el de dos Kinas (Figura 27) figura un brazalete de Conus del tipo de los que conforman el “Mwali”, un hacha ritual característica de los habitantes del Monte Hagen en Highland, un recipiente de arcilla típico de la zona del río Sepik y un colgante de dientes de perro recortados utilizado tradicionalmente como moneda en Bouganville. En el billete de cinco Kinas (Figura 28) aparecen la “Moka Kina” de la región de Highland, el “Talipún” de la zona del río Sepik, el “Manum” de Nueva Irlanda y la moneda de tipo “Ke” de la isla Rossel, dibujada a partir del ejemplar depositado por el Dr. Liep en el Museo Nacional de Port Moresby. En el billete de diez Kinas (Figura 29) figuran representados un colgante con dos colmillos curvos de cerdo, usado como moneda en Highland, un cuenco de madera Tami de la provincia de Morobe, plumas del ave del paraíso, y un rollo o “loloi” de “Tambú”, moneda tradicional del pueblo Tolai. El billete de veinte Kinas (Figura 30) presenta la figura de un cerdo, valioso elemento en la cultura popular, utilizado frecuentemente como “dinero de la novia” en toda la Melanesia, un brazalete denominado “Wauri” (Quiggin, 1949; p. 181) fabricado con la concha de un Conus, utilizado como moneda en el estrecho de Torres, una “Toea” o aro de Conus y un collar de cauris del área Madang. También en el billete de diez dólares de las Islas Salomón figura una escena de la fabricación de la moneda tradicional (Figura 31), así como un “Nima ae” de cinco ristras de conchas.


Figura 27.-  Monedas tradicionales representadas en el reverso del billete de dos kinas de Papúa-Nueva Guinea.
a: Aro de Conus de la bahía de Milne; b: Hacha ritual del Monte Hagen (MAN/2009/159/125); c: Recipiente de arcilla de la región del Sepik; d: Colgante de colmillos de perro  (MAN/2009/159/64).



Figura 28.- Monedas tradicionales representadas en el reverso del billete de cinco kinas de Papúa-Nueva Guinea.
a: “Moka.Kina” de Highland (MAN/2009/159/76); b: “Talipún” de la región del Sepik; c: “Manum” de Nueva Irlanda; d: “Ke” de la isla de Rossel.


También podemos encontrar la moneda-concha tradicional en algunos sellos de correos, por ejemplo en un espécimen de las Islas Salomón (Figura 32) aparecen tres de las cuatro especies de lamelibranquios utilizadas para fabricar las cuentas de colores que conforman la moneda tradicional de Malaita y zonas vecinas, el “Romu” de color rojizo (Figura 32a) extraído de la concha de Chama pacifica (Broderip, 1835), Atrina vexillum (Born, 1778) una gran concha de la familia Pinnidae de color negro (Figura 32b) que recibe el nombre de “Kurila”, y el “Kakandu”, con el que se fabrican las cuentas de color blanco a partir de un berberecho de la especie Anadara granosa (L. 1758), conocido en inglés como “blood cockle” debido a que posee hemoglobina en su sangre que le da un color rojizo (Figura 32c). En este sello no está representada la cuarta especie de lamelibranquio Beguina semiorbiculata (L. 1758), con la que se obtiene las cuentas denominadas “Ke’e” (Figura 32d). Otros sellos de las Islas Salomón presentan monedas concha como el “Kesa”, el “Abaquaro” o el “Kap kap” (Figura 33b, c y d). En Papúa-Nueva Guinea, el seis de junio de 1979, se puso en circulación un conjunto de cuatro sellos dedicados a las principales “monedas” del Kula de las Islas Trobriand (Figura 33a).


Figura 29.- Monedas tradicionales representadas en el reverso del billete de diez kinas de Papúa-Nueva Guinea.
a: Colmillos de cerdo (MAN/2009/159/73); b: Cuenco de madera Tami; c: Plumas de Ave del Paraíso (MAN/2009/159/108); d: “Loloi” de “Tambú” de los Tolai.


Figura 30.- Monedas tradicionales representadas en el reverso del billete de veinte kinas de Papúa-Nueva Guinea.
a: Cerdo (Sus scrofa); b: “Wauri”, brazalete de Conus del Estrecho de Torres; d: “Toea”; d: Collar de cauris (MAN/2009/159/65).


Figura 31.- Monedas tradicionales representadas en el reverso del billete de diez dólares de las Islas Salomón.
a: Proceso de fabricación de la moneda-concha; a’: Taladro utilizado (MAN/2009/159/124); b: Moneda concha “Nima ae” de cinco ristras de conchas.


Figura 32.- Moluscos utilizados en la fabricación de la moneda-concha en Malaita, en un sello de 1983 emitido en las Islas Salomón.
a: “Romu” o  Chama pacifica (Broderip, 1835); b: “Kurila” o Atrina vexillum (Born, 1778); c: “Kakandu” o Anadara granosa (L. 1758); d: “Ke’e” o Beguina semiorbiculata (L. 1758), esta última no está representada en el sello. 


Figura 33.- Algunos sellos que representan monedas-concha.
a: Conjunto de Papúa-Nueva Guinea con las “monedas” del “Kula”, “Mwali”, “Katudababila” o cinturón de discos rojos de concha; “Soulava” y “Doga” (MAN/2009/159/132); b: Sello de las Islas Salomón representando el “Abaquaro” (MAN/2009/159/134a); c: Sello con imágenes del “Kesa” y “Abaquaro” (MAN/2009/159/133b); d: Sello de las Islas Salomón con un  “Kap Kap” (MAN/2009/159/134b).


V.- Perspectivas para el futuro de la “Custom moni”.

Los pueblos melanésicos han experimentado en menos de un siglo los cambios que en occidente se han producido a lo largo de varios milenios, y en unos pocos años han pasado de la Edad de Piedra a la de la Informática e Internet, sin que en el proceso haya dado tiempo a mediar una transición evolutiva natural, generándose en el camino curiosos fenómenos como el “cargoismo”. En muchos casos las monedas tradicionales (“Custom moni”) constituyen un importante elemento regulador que permite mantener la identidad cultural, tal como ocurre entre los Tolai de Nueva Bretaña, en algunos lugares de las Islas Salomón o como ya comentamos al hablar de las monedas concha de la isla de Rossel, frenando la entrada de extranjeros, que no pueden conseguir la moneda concha, obtenida exclusivamente a través de intercambios ceremoniales vetados a los foráneos, moneda tradicional imprescindible para poder acceder al matrimonio con una nativa. De esta forma se consigue retardar o frenar el imparable proceso de aculturización producido como consecuencia de la globalización actual. Dos son los factores que condicionan la continuidad o abandono de las monedas tradicionales, por un lado la geografía y por otro la existencia y explotación (a la manera occidental) de recursos naturales minerales o agrícolas. Un buen ejemplo de conservación lo tenemos en lugares como las Islas Trobriand, con una economía de subsistencia reforzada por los ingresos que deja el turismo de actividades subacuáticas, donde se mantiene el intercambio de monedas-concha del Kula, que sirve para unir y relacionar a los habitantes de pequeñas islas muy alejadas entre sí. El ejemplo opuesto lo podemos ver en las tierras altas del interior de Papúa (Highlands), donde la producción del café o los recursos mineros han provocado que la moneda tradicional  haya sido fagocitada por la económica (“Bisnis moni”), que incluso se utiliza actualmente en las transacciones ceremoniales de carácter social en detrimento de las monedas concha convencionales. Una situación intermedia la podemos encontrar en Lihir, una pequeña isla de 22 Km. de longitud máxima, donde la “riqueza” y “progreso” aportados en los últimos años por la explotación de una mina de oro está modificando el papel de la moneda concha tradicional, el “Mis”, que aún mantiene su vigencia.

.  En este proceso de aculturización también han intervenido de forma importante factores religiosos; por ejemplo una de las cuatro mujeres de un habitante de Hagen señala que su iglesia les ha prohibido usar elementos decorativos como las madreperlas (Kina), con el argumento de que decorarse el cuerpo con estos adornos es obra de Satán (Stewart & Strathern, 2002). Las respuestas a la introducción de la moneda moderna, denominada en pidgin “Bisnis moni”, que podemos traducir como “moneda para hacer negocios”, han sido y son muy variadas, oscilando desde una progresiva incorporación, manteniendo la moneda tradicional, la denominada “Custom moni” con sus funciones reguladoras del equilibrio social, hasta una práctica suplantación de esta última favor de la primera. En cualquier caso las diferentes comunidades melanésicas han aceptado e incorporado en mayor o en menor medida la moneda moderna sin demasiados problemas. En ocasiones, monedas-concha que ya habían dejado de fabricarse hace unas pocas décadas, se han recuperado gracias a la acción de movimientos culturales indígenas, o grupos políticos nacionales, e incluso se han llegado a convertir, como en el caso de Malaita, en un importante activo económico en relación al turismo.

A diferencia de lo ocurrido en otras regiones del Planeta, como América y África, donde la moneda autóctona durante la época colonial fue literalmente “barrida” por los dólares, marcos o francos occidentales, cabe suponer que en Oceanía la supervivencia de las monedas tradicionales puede ser posible (y deseable), introduciendo las modificaciones necesarias relacionadas con normas ambientales internacionales, como las que afectan a la protección de especies amenazadas (CITES: the Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora), y regulando la extracción de las especies de moluscos afectadas, con el fin de mantener la sostenibilidad de estos recursos biológicos (y culturales) a medio y largo plazo.












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