Las monedas y
medallas de Vigo durante la Guerra de Sucesión. Artículo
publicado en: Eco Filatélico y Numismático 79
(1329) (Junio, 2023): pp. 44-45.
Miguel Ibáñez Artica
““Hombres de la tripulación equipados con escafandras se ocupaban de
inspeccionar toneles medio podridos, cofres desventrados en medio de restos
ennegrecidos. De las cajas y de los barriles se escapaban lingotes de oro y
plata, cascadas de piastras y de joyas. El fondo estaba sembrado de esos
tesoros. Cargados del precioso botín, los hombres regresaban al Nautilus,
depositaban en él su carga y volvían a emprender aquella inagotable pesca de
oro y de plata””.
Ese
párrafo pertenece al octavo capítulo de la novela de Julio Verne “Veinte mil
leguas de viaje submarino” (Fig. 1) donde se narra la incursión del submarino
Nautilus para recuperar un tesoro hundido años atrás, durante la batalla de
Rande, en el interior de la ría de Vigo. Combate naval que tuvo lugar el 23 de
octubre del año 1702, dentro de lo que se conoce como la “guerra de sucesión”
donde se enfrentaron, por una parte Francia y algunas regiones españolas
partidarias del pretendiente francés (futuro Felipe V), y por otra Gran
Bretaña, el Sacro Imperio, los Países Bajos y parte del territorio español
(Valencia, Aragón y Cataluña).
Figura
1.- Monumento dedicado a Julio
Verne en el centenario de su muerte (2005) en el puerto deportivo de Vigo, y
recreación de los buzos del Nautilus de la novela “Veinte mil leguas de viaje
submarino”.
Una
flota de tres galeones y 14 buques comerciales cargados de oro y plata
procedente de América se refugió en la ría de Vigo el 22 de septiembre del año
1702, y un mes más tarde una flota de 42 navíos británicos y holandeses con más
de veinte mil hombres atacó y destruyó
la flota española, obteniendo un sustancioso botín de monedas de oro y plata.
Sin embargo durante el mes que transcurrió entre la llegada de la flota
procedente de América y el ataque de los ingleses, una gran parte del tesoro
pudo recuperarse y un millar de carretas dirigidas por arrieros maragatos y tiradas
por bueyes, transportaron el cargamento primero a Lugo y posteriormente a
Segovia, otra parte fue capturada por los británicos y finalmente una tercera
parte desconocida puede encontrarse todavía en el fondo de la ría de Vigo bajo
varios metros de sedimentos, esto último es lo que inspiró a Julio Verne y aún
alimenta la leyenda del “tesoro hundido”.
Esta
victoria británica se celebró con la acuñación de numerosas medallas y monedas
de plata y oro, que llevan la mención a la ciudad de Vigo donde se produjo la
batalla. Supuestamente, la plata y el oro con que se acuñaron estas monedas y
medallas procedía del sustancioso botín obtenido en esta batalla.
Figura
2.- Monedas con la leyenda “VIGO”
en el anverso; a: cinco guineas de oro; b: una guinea; c: media guinea; d:
una corona; e: media corona; f: un chelín; g: seis peniques.
Los
valores acuñados en oro el año siguiente, en 1703, fueron en primer lugar
monedas de cinco guineas de oro de 917 milésimas (Fig. 2a) de 37 mm de diámetro y 41,75 gramos de peso, de las que se
emitieron tan solo veinte piezas que figuras entre las monedas más caras del
mundo. Por ejemplo, el 13 de enero del año 2019 un ejemplar de este tipo fue
adjudicado en más de un millón de dólares en la subasta celebrada en Nueva York
por la empresa numismática Baldwins of St. James.
También se emitieron monedas de
una guinea de 25 mm de módulo y 8,4 gramos (Fig.
2b), así como medias guineas de 20 mm de diámetro y un peso de 4,15 gramos
(Fig. 2c). Estos tipos monetarios
habían sido introducidos en 1662 por el monarca Carlos II de Inglaterra, tras
mecanizarse por completo el proceso de la acuñación de monedas, y se acuñaron
con las siete libras y media de oro (3,4 Kg.) obtenidas como botín en la
batalla de Rande en Vigo.
Otro
detalle curioso es que la inclusión de la leyenda “VIGO” con letras mayúsculas
bajo el hierático busto de la reina Ana, fue ejecutado por el famoso científico
Isaac Newton, director de la “Royal Mint” de Inglaterra desde 1694. La reina
Ana a finales del mes de febrero de 1703 le envió una real orden donde se
indicaba: “Por cuanto hemos sido
informados de que varios paquetes de oro, plata o lingotes han sido tomados por
nuestra Real Flota en la última expedición a Vigo y traídos a casa como
presa... sea acuñada de cuando en cuando con toda la rapidez conveniente a las
monedas actuales de nuestro reino, con la palabra Vigo debajo de nuestras
efigies en cada pieza de dicho dinero... sea una marca que la distinga del
resto de nuestras monedas de oro y plata, y para prolongar hasta la posteridad
la memoria de esta acción gloriosa”.
Con
respecto a las monedas de plata acuñadas con el botín de unas dos toneladas de
este metal y que llevan la palabra “Vigo”, se emitieron con una ley de 925
milésimas coronas y medias coronas, de 30,1 y 15 gramos respectivamente (Figs, 2d, e), así como chelines (Fig. 2f) de 25 mm y seis gramos de peso,
y finalmente pequeñas monedas de seis peniques (Fig. 2g), de 21 mm de diámetro y tres gramos de peso. Mientras los
chelines llevan la fecha de 1702, año en que ocurrió la batalla, las restantes
monedas presentan el año de su acuñación, 1703.
Figura 3.- Medallas
alusivas a la batalla de Vigo en oro (a), plata (b, c, d, e) y bronce (f).
Además
de las monedas, también fueron acuñadas numerosas medallas de oro y plata en la
“Royal Mint”, dirigida en esos momentos por Sir Isaac Newton desde su despacho
en la Torre de Londres (Fig. 3), en
ellas aparece el busto de la reina en el anverso, en este caso sin la palabra
“vigo” debajo, y en un caso con el nombre del grabador de la medalla (J.
Boskman, Fig. 3c), mientras que en el
reverso se muestra la violenta batalla naval con la flota anglo-holandesa en
primer plano y al fondo la flota franco-española ardiendo.
En una de las
medallas (Fig. 3c), probablemente
acuñada en Alemania, aparece en el
anverso una compleja alegoría con la victoria colocando la corona naval, el
laurel y la palma encima de los trofeos navales, con la explícita leyenda: “SPES ET VIRES HOSTIVM FRACTAE, HISPAN. OPE.
AMERIC. INTERCEPTO” (La esperanza y la fuerza del enemigo fue disuelta, la
riqueza americana de España interceptada). Una segunda medalla (Fig. 3b) muestra en su anverso a la victoria alada entregando
a Neptuno un listado con los barcos hundidos y capturados.
También
se acuñó un jetón en Nuremberg (Fig. 3f)
que lleva las letras LGL, iniciales del grabador Lázaro Gottlieb Lauffer, bajo
el busto de la reina en el anverso, y una vista aérea de la ría de Vigo
-especificándose los castillos y puntos de defensa terrestre-, con su entrada
bloqueada por la flota anglo holandesa, y en el interior la flota franco
española ardiendo.
Tanto
las monedas con leyenda “Vigo” como las medallas que conmemoran la victoria
constituyen un importante elemento de propaganda política, y aunque una parte
se acuñó con el oro y la plata procedente del botín de guerra (según el informe
de Newton compuesto por 7 libras y 8 onzas de oro y 4.504 libras y dos onzas de
plata), algunas piezas pudieron emitirse utilizando metales preciosos de otro
origen.
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