lunes, 15 de mayo de 2017

El "tambú", una moneda de concha utilizada en la actualidad.

El “tambú”, una moneda de concha utilizada en la actualidad. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 60(1112) (Septiembre 2004): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica.

Aunque pueda parecer increíble, todavía en el siglo XXI se siguen utilizando de forma cotidiana primitivas monedas-concha en algunos remotos y apartados lugares del planeta. El ejemplo más destacado lo encontramos en el “tambu” o “diwarra” utilizado por las gentes de la población Tolai, que vive en las islas del Duque de York y Península de Gazelle, en la provincia de Nueva Bretaña (Papúa-Nueva Guinea, Figura 1). La moneda “tambú” está formada por pequeños caracolillos de la especie Nassarius camelus, atravesados por una larga varilla, que se mide en brazas (1 braza= 183 cm.), éstas pueden determinarse de una forma aproximada y sencilla estirando los brazos, la distancia entre ambas manos viene a ser una braza,  a su vez  divisible en pequeños fragmentos o varillas que llevan 10-12 conchas cada una.


Figura 1.- Zona habitada por el pueblo Tolai.

Este pequeño caracolillo es recolectado por los habitantes del poblado de Olive, situado al sur de la isla de Nueva Georgia en las Islas Salomón, y tanto hombres como mujeres, bucean para obtener estas pequeñas conchas, que tras un proceso de secado y limpieza, son vendidas a los Tolai de Nueva Bretaña en Papua. Se trata por tanto de un comercio “internacional” entre dos estados vecinos: en las Islas Salomón está la “fabrica” de la moneda que será utilizada por sus vecinos isleños de Papúa. Una vez en manos de los Tolai, se les practica un orificio en la parte superior, con el fin de poder ensartarlos en una varilla de mimbre. Cada braza (“pokono”) contiene unos 300 caracolillos y tiene un valor aproximado de unas 3.5 kinas (aproximadamente un dólar americano).


Figura 2.- Ristras de “tambu”. (a): detalle del caracolillo Nassarius camelus.

En Rabaul (capital de la región) existía un banco donde se guardaba y almacenaba esta singular moneda. En este “Centro de Cambio de Tambú” había incluso un curioso teléfono que funcionaba con monedas-concha, pero dicho banco y toda la región fue arrasada por una erupción volcánica en 1994. A pesar de ello, la moneda-concha sigue utilizándose en la actualidad, y los datos del año 2002 indican que existen en circulación o almacenadas (como ahorros), una cantidad de monedas-concha equivalentes a unos ocho millones de kinas (más de dos millones de dólares USA).

Figura 3.- La ciudad de Rabaul destruida por la erupción volcánica de 1994 (1).

El 13 de febrero del año 2002, se restableció en Rabaul un centro de cambio oficial denominado “A Pal na Tabu” (Casa de la moneda-concha), con una conversión de 1 braza de moneda-concha = 4 kinas, centro autorizado oficialmente por el gobierno de la provincia de Nueva Bretaña del Este (Papua). Se trata pues, de una moneda-concha legal u “oficial”, reconocida por el Estado como tal. En la actualidad “circulan” como moneda más de seiscientos millones de caracolillos, pero tampoco se libra de las falsificaciones: con conchas muy parecidas, de la especie Nasarius fraudulentus, ensartadas de la misma forma que el “diwarra”, se fabrica el “eddi” o falso diwarra. También los comerciantes europeos, a finales del s. XIX, fabricaron imitaciones de este caracolillo para comerciar con los tolai, pero a diferencia de lo que ocurrió en otros lugares donde las imitaciones fueron aceptadas (dientes de perro de porcelana fabricados por los alemanes para comerciar en sus colonias de Papúa, discos de cerámica fabricados por los portugueses  a imitación del “ndoro” realizado con la concha de la caracola Conus, para comerciar en la costa de África oriental, introducción en la costa occidental africana de la especie Cypraea annulus en vez de C. moneta, etc...), los tolai rechazaron sistemáticamente las imitaciones y falsificaciones. Sin duda, esta fidelidad a la moneda tradicional genuina, es una de las causas que han permitido que conserve su valor y vigencia en nuestros días.


Figura 4.- Compra cotidiana en el mercado con “moneda concha” (2). (a): Detalle de la moneda concha utilizada en transacciones; (b): Cestillo utilizado para llevar la “moneda”.

Además de su uso cotidiano para realizar pequeñas compras, el tambú también se almacena en largas ristras, que se atan a una estructura circular formando un rollo o “loloi” con aspecto de neumático con un diámetro de un metro y una anchura del cilindro que forma el rollo de unos 14 centímetros. Todo el rollo se recubre con hojas secas y se ata con cuerdas para proteger su valioso contenido. Estos “loloi” pueden almacenar unos 600 metros de varilla, que lleva unos cien mil caracolillos regular y cuidadosamente ensartados. Aunque su tamaño real es de un metro, si desplegamos su interior, tal como se hace por ejemplo en las ceremonias funerarias para distribuir su contenido, en realidad sería la moneda más larga del mundo, con una longitud de más de medio kilómetro!. Algunos de estos rollos de moneda concha constituyen los ahorros de toda una vida y se usan para repartir entre los herederos y amigos tras la muerte del propietario, en ceremonias donde se cortan públicamente y distribuyen fragmentos del “loloi”.
Las primeras observaciones realizadas sobre estas primitivas monedas-concha se remontan a 1875, fecha en que arribaron a la zona los primeros misioneros a quienes llamó la atención el complejo y sofisticado sistema monetario existente en la región. A pesar de la introducción y uso de la moneda occidental (primero la inglesa como colonia de Gran Bretaña, luego la australiana y actualmente la moneda oficial de Papúa, la kina), aún se conserva la moneda-concha tradicional, tanto para su uso económico cotidiano (para hacer la compra en el mercado), como para su utilización en ceremonias (bodas, funerales...).


Figura 5.- “Loloi” o rollo de moneda concha. Imágenes de exhibición de la moneda concha en 1910 y en el 2010. Al fondo, grabado de 1882 donde se muestra el cadáver de un jefe expuesto junto con los aros de moneda concha que poseía, como símbolo de prestigio.

Otra zona donde actualmente siguen en vigor las monedas-concha, es en la provincia de Malaita en las Islas Salomón (Figura 6), donde se usan con este fin varios tipos diferentes de collares de cuentas elaborados con conchas de variados colores. Como ocurre con el “tambú”, también aquí existen especialistas en fabricar este tipo de moneda-concha, son los habitantes de Langa Langa, en la costa noroccidental, los que se ocupa actualmente de recoger las conchas, fabricar las cuentas, que a diferencia del “tambú” exigen un mayor trabajo de manipulación, ya que cada una de ellas está formada por un pequeño disco o cilindro delicadamente pulido y perforado, así como la elaboración de los diferentes tipos de “collares” que servirán como moneda para ellos mismos y para otras tribus de la zona. La moneda “isae galia”, fabricada con conchas blancas, se utiliza exclusivamente para regalos de boda, pero existen otros muchos tipos de collares que reciben la denominación genérica de “Akwala afu”, desde el más valioso “maifuo”, donde las hileras de sartas de diferentes colores se combinan de forma determinada, hasta los más modestos “gwae-uruuru” o “buigao”. Con estos diferentes tipos de monedas-concha, se realiza el comercio con las tribus vecinas. En 1990, 150 cuentas “ke’e” equivalían a un dólar USA.  


Figura 6.- “Tafuliae”, moneda concha de las Islas Salomón, detrás una antigua imagen de una mujer perforando los discos de concha para fabricar la “moneda”.

(1) Imágenes del U. S. Geological Survey Volcano Disaster Assistance Program's

(2) Imagen del Geldgeschichliches Museum, Kreissparkasse Köln, Alemania.



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