jueves, 1 de diciembre de 2016

El record mundial de inflación: Hungría tras la segunda Guerra Mundial.

El record mundial de inflación: Hungría tras la segunda Guerra Mundial. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 60(1119) (Mayo, 2004): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica.

En un artículo anterior señalamos la existencia de monedas y billetes con valores millonarios -incluso de billones de marcos- emitidos durante la gran inflación que se produjo en Alemania tras la primera guerra mundial (Figura 1) y que sorprendió por su magnitud a los economistas de la época. Mientras en 1919 un dólar USA equivalía a ocho marcos, en noviembre de 1923, el cambio había ascendido a más de cuatro billones (europeos*) de marcos por dólar.


Figura 1.- Monedas y billetes inflacionistas de Alemania tras la I Guerra Mundial.

Situaciones parecidas a ésta, han sido relativamente frecuentes en la historia económica reciente, y a lo largo del siglo veinte han experimentado hiperinflación países tan diversos como Argentina, Bolivia, Nicaragua, Perú, Alemania, Grecia, Turquía, Zaire (Congo), China, Rusia, Polonia, Rumanía, Bielorrusia,  Georgia, Ucrania y Yugoslavia. En todos ellos se han emitido billetes con valores millonarios, pero con muy poca capacidad adquisitiva a pesar del elevado número de ceros que aparece impreso en los mismos.

Si bien resulta bastante conocido el caso de Alemania tras la primera Guerra Mundial, el record en este tipo de inflación ha pasado más desapercibido en la bibliografía especializada. Tuvo lugar en Hungría tras la segunda Guerra Mundial; así, mientras en julio de 1945 un dólar equivalía a 100 pengos (el pengo era la unidad monetaria de este país), un año más tarde (julio de 1946) un dólar equivalía a una astronómica cifra de veinticinco dígitos (¡6 cuatrillones de pengos!). Las causas de esta descontrolada inflación hay que buscarlas en las desastrosas consecuencias del conflicto bélico. A pesar de que en un principio el país pretendió quedar fuera de la contienda, fue invadido por las tropas alemanas, que actuaron como auténticos depredadores, saqueando sus reservas bancarias y  dejándolo  totalmente arruinado. Tras la guerra, y con un gobierno comunista, se produjo la inflación más espectacular que se conoce en la historia económica del Planeta. La moneda oficial, el “pengo” sufrió tal descalabro(**) que en noviembre de 1945 fue necesario emitir billetes de uno y diez millones de pengos (Pick, 122 y 123), y en marzo del año siguiente de cien, y mil millones de pengos (Pick, 124 y 125). En abril de 1946, comenzó a circular como unidad monetaria el millón de pengos (denominado “milpengo”) y en los meses siguientes se imprimieron billetes de diez mil y cien mil milpengos, así como de uno, diez, cien y mil millones de milpengos (es decir de billones de pengos)  (Pick, 126 a 131). En junio nuevamente se cambió el nombre de la unidad monetaria, que pasó a ser el billón de pengos (“billpengo o “B-pengo”), emitiéndose billetes de diez mil, cien mil, uno, diez, cien y mil billones de pengos (Pick, 132 a 137).

Simultáneamente se  creó una nueva moneda, el “adopengo” (con un valor de 1 adopengo = 2 trillones de pengos), en un intento de frenar la desbocada inflación, pero las medidas fallaron y volvieron a fabricarse billetes de uno, diez y cien millones de adopengos (Pick, 140 a 142). En este momento el billete de cien millones de adopengos equivalía a 2004000.0003000.0002000.0001000.000, es decir doscientos cuatrillones de los antiguos pengos (Figura 2). Cuando se puso fin a la escalada inflacionista en julio de 1946, se creó una nueva moneda, el “forint”, con una equivalencia de 1 forint=  Cuatrocientos mil cuatrillones de pengos (4 x 1029, ¡un número muy superior al número de Avogadro!, casi un millón de veces el número de moléculas que contiene un mol).


Figura 2.- A la izquierda, billete de un millón de adopengos, a la derecha, de diez millones de adopengos, y en el centro, cien millones, equivalente a doscientos cuatrillones de pengos, la cifra record en un billete.

Llegados a estas cifras, resulta muy difícil racionalizarlas y compararlas con algo que nos pueda resultar familiar. Podemos hacer un pequeño ejercicio matemático y considerando que la moneda de un pengo tenía un diámetro de 23 mm., colocando en fila el número necesario de monedas equivalentes a un billete de cien millones de adopengos, tardaríamos cinco años viajando a la velocidad de la luz (300.000 Km. por segundo) en recorrer dicha hilera, o expresado de otra forma: con las monedas que equivaldrían a veinte de estos billetes, podríamos crear una hilera que recorrería nuestra Galaxia de un extremo a otro (Figura 3).


Figura 3.- Poniendo en fila las monedas de un pengo señaladas en unos pocos billetes, recorrerían la Galaxia de un extremo a otro.

Las magnitudes expresadas en estos billetes hiperinflacionarios son típicas de la astronomía (como las distancias entre estrellas o galaxias) o en la física de las partículas (cuando se trata de medir el número de átomos o moléculas contenidas en unos pocos gramos de materia), pero resulta increíble que en un proceso económico pueda darse una tasa de inflación de 1022 anual, que es lo que se produjo en Hungría en 1946. Al analizar mediante modelos matemáticos este proceso inflacionista (Mizuno et al., 2002) se encuentra que la relación entre los precios y el tiempo (expresado en días) sigue una ecuación exponencial doble, provocada por un fenómeno autocatalítico (de retroalimentación positiva) en lo que podríamos definir como una histeria colectiva incontrolada de subida de precios.
               
Bibliografía:

Bomberger, W.A. & G.E. Makinen, 1983. The Hungaryan Hyperinflation and Stabilization of 1945-1946. J. Polit. Economy 91(5): pp. 801-824.

Mizuno, T., M. Takayasu & H. Takayasu, 2002. The mechanism of double exponential growth  in hyper-inflation. Physica A: Statistical Mechanics and its Applications, 308 (1/4): pp: 411–419

Notas:

*             El billón europeo es un millón de millones, mientras que en Estados Unidos se denomina “billón” al “millardo”, es decir mil millones.

**           El desencadenante de la hiperinflación es la incontrolada subida de precios, que tiene como resultado inmediato la puesta en circulación de mayor cantidad de dinero para estabilizar la situación, con ello la moneda sufre una fuerte depreciación y se entra en un círculo vicioso (subida de precios-fabricación de más cantidad de moneda) imparable.




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