Monedas de piedra
de la isla de Yap. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 68(1211)
(Octubre 2012): pp. 44-45.
Miguel Ibáñez Artica.
Aunque el remoto archipiélago de las Carolinas en el
Pacífico Sur, fue descubierto en 1526 por el explorador español Álvaro de
Saavedra, no fue hasta 1686, cuando Francisco de Lezcano arribó a la isla de
Yap, y lo bautizó con el nombre de “Las Carolinas”, en honor al rey Carlos II.
Durante más de dos siglos, las islas estuvieron incorporadas, al menos
teóricamente, a la corona española, hasta que su conservación no tuvo sentido,
tras la derrota contra Estados Unidos y la pérdida de las Islas Filipinas,
siendo vendidas a Alemania en 1899 –junto con las Marianas y Palaos- por
veinticinco millones de pesetas (Figura 1).
Figura 1.- Publicidad alemana de comienzos del
siglo XX y grabado en madera mostrando el proceso de transporte de las piedras.
Dentro de este archipiélago encontramos la isla de Yap,
uno de los cuatro Estados Federados de Micronesia, independiente desde 1985,
con una extensión de unos cien kilómetros cuadrados y poco más de seis mil
habitantes, que a pesar de su pequeño tamaño es mundialmente famoso por poseer
las “monedas” más grandes y pesadas del Planeta (Figura 2).
Figura 2.-
Fotografía de 1880 y grabado de la misma época mostrando las piedras-moneda de
Yap.
Estos
gigantescos discos de piedra, con un orificio central para facilitar su
transporte, han constituido un tradicional tipo monetarios utilizado por los
habitantes de Yap como símbolo de riqueza, y como moneda importante de uso
específico (p. ej. como dote matrimonial, herencia, o para sellar la amistad
entre dos grupos vecinos), aunque también, los ejemplares más pequeños se han
utilizado como moneda económica para pagar equipos de pesca, canoas, cerdos,
fiestas y danzas. Además de estas monedas monumentales, se utilizan
monedas-concha fabricadas con madreperlas (yar) o con espóndilos importados
(gau). En la actualidad, se sigue empleando el tabaco y los “lava lava”, por
parte de los habitantes de las islas cercanas, para adquirir medicinas, arroz y
otros alimentos, o al realizar gestiones administrativas en Yap.
Las
grandes monedas de piedra, de hasta 4,5 metros de diámetro conocidas como “rai”
o “fei” en Yap, se extraían en la vecina isla de Palau donde recibían el nombre
de “balang”, transportandose en frágiles canoas, o posteriormente en
embarcaciones comerciales europeas, a distancias de más de 400 Km. Las
referencias más antiguas al uso de esta singular moneda datan de los informes
del capitán Andrew Cheyne en 1852, personaje que vivió en Palau, comerciando en
la zona entre los años 1841 y 1844. En 1871, todavía bajo la dependencia
española, el capitán americano David Dean O´Keefe naufragó en Yap(1),
y utilizando un antiguo junco chino se dedicó a transportar a los trabajadores
de las canteras de Yap a Palau, y las piedras talladas en sentido inverso,
cobrando el transporte en copra (pulpa de coco desecada) y holoturias
(equinodermos marinos), que enviaba a los puertos asiáticos donde dichos
productos tenían gran demanda, obteniendo así pingües beneficios. De esta forma
se intensificó la producción y hacia 1880 unas 400 personas de Yap trabajaban
“fabricando moneda” en las canteras de Palau. La introducción de herramientas
metálicas y la utilización de modernos sistemas de transporte, trajo
consigo una inevitable “depreciación” de
la moneda, que dejó de producirse en cantidad a finales del siglo XIX, si bien
la última de la que se tiene constancia fue fabricada en 1931 y llevada a Yap
el años siguiente, siendo destruida por los japoneses durante la guerra.
Figura 3.-
a: Danza ritual a comienzos del s. XX; b: Escena de la película “His Majesty
O’Keefe” donde se muestra el proceso de fabricación de las piedras; c:
Transporte de las piedras en el festival del año 2011.
De
esta forma al comienzo de la segunda Guerra Mundial se contabilizaban 13.281
discos de piedra en Yap, cifra que disminuyó drásticamente en el transcurso de
la contienda, quedando reducida a menos de la mitad (unos 6.000) en la
actualidad. El valor de dichas “monedas” depende de su tamaño y de los riesgos
padecidos en su traslado, así una pieza de menor tamaño puede tener mayor valor
si en su transporte falleció alguna persona.
En
1988 se inició un proyecto de investigación de la Universidad de Oregón (USA)
en colaboración con las instituciones locales, con el fin de establecer la
antigüedad de las canteras de aragonito -mineral de carbonato cálcico-, de
Palau de donde se extraían dichas monedas de piedra, y entre 1999 y el 2000 se
hallaron 15 discos en diferentes estados de elaboración, asociados a restos
cerámicos, conchas y huesos, con una antigüedad de unos 400 años, lo que
coincide con las tradiciones orales sobre el momento de introducción de este
singular tipo monetario, es decir más de dos siglos antes del contacto efectivo
con los occidentales.
Actualmente, las monedas de piedra constituyen el símbolo
nacional de identidad de la Isla, y son un elemento esencial de atractivo
turístico. Las mayores que se conservan alcanzan un diámetro de más de cuatro
metros superando las cinco toneladas de peso. Todavía cambian de dueño durante
algunas transacciones sociales, como herencias o matrimonios, pero aunque su
propietario cambie, la piedra se mantiene siempre en el mismo lugar.
Notas:
(1)
La aventura del capitán O´Keefe en la
isla de Yap, interpretado por el actor Burt Lancaster, fue llevada al cine en la
película “Su majestad de los Mares del Sur” (1958).
Bibliografía:
Fitzpatrik, S.M., 2002. A Radiocarbon Chronology of
Yapese Stone Money Quarries in Palau. Micronesica
34(2): pp. 227-242.
Gilliand, C.L.C., 1975. The Stone Money of Yap: A
Numismatic Survey. Smithsonian
Studies in History and Technology. 23: 75 pp.
Kuwahara S. 1999. Tourism, tradicional culture and
autonomy in a small island: Yap faces a new Millennium. Koroshima
Univ. Rech. Cent. Pacific Islands. Occ. Pap. 34: pp, 15-24.
Lautz, T., 2004. The Wold’s most curious Money?. 11th Annual Meeting of the Int. Com. Money
and Banking Museums ICOMON. Seul: pp. 105-127.
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