¿Cuánto vale una moneda?. Artículo
publicado en: Eco Filatélico y Numismático 62(1150)
(Marzo 2007): pp. 58-59.
Miguel Ibáñez
Artica
Cuando alguien encuentra en un
rincón de la casa, en un viejo mueble guardado en el desván o en cualquier otro
lugar, una moneda desconocida, lo primero que suele pasar por su cabeza es la
pregunta ¿cuánto valdrá?. Normalmente suele predominar más la curiosidad sobre
su valor económico que el interés por conocer las características numismáticas
de la pieza (lugar y fecha de emisión, país, interés histórico, rareza...).
En la mayoría de los casos se trata de monedas de cobre de poco
valor, o a veces de monedas de plata recientes, que generalmente están tan
desgastadas que tienen un valor similar al del precio de la plata que
contienen. En realidad podemos hablar de dos “valores” diferentes, por una
parte estaría la valoración económica de la moneda (“precio”), que depende de
las leyes de la oferta y la demanda del mercado, y por otra parte el valor
“intrínseco” de la pieza que viene dado por su interés histórico y antigüedad.
Podría pensarse que ambas
valoraciones coinciden, pero no es estrictamente así, y parafraseando a Machado
podríamos decir “es de necios confundir valor y precio”. Así como existen tipos
o familias monetarias supravaloradas, debido fundamentalmente a la abundancia
de coleccionistas, se dan casos de monedas infravaloradas, debido generalmente
al efecto contrario. Podemos señalar numerosos casos conocidos de
“supravaloración”, a veces provocados por una evidente especulación, pero
seleccionaremos un interesante y curioso ejemplo, el de una moneda que nunca
circuló y que sin embargo se ha convertido en la moneda más valiosa del mercado
numismático mundial.
Este “record” histórico lo ostenta
la “doble águila” de oro de 1933 (Figura
1). Se trata de una moneda de oro de veinte dólares que fue vendida el 30
de julio del 2002 por un importe de ¡7,59 millones de dólares!. La verdad es
que la truculenta historia de esta moneda es digna de un guion de cine, protagonizado
por ladrones, agentes secretos y jeques
árabes, en unos escenarios que discurren por Filadelfia, Egipto, las torres
gemelas de Nueva York y Fort Knox.
Figura 1: “Doble águila” de oro, fabricada en la ceca de
Filadelfia en 1933.
Las primeras monedas de oro,
denominadas popularmente “águilas” por aparecer representado en ellas este
animal, se emitieron en 1795 con valor de diez dólares (Figura 2).
Figura 2:
Águila de oro de 1795.
Cuando se comenzaron a acuñar monedas de 20 dólares de oro en 1850, se
bautizaron popularmente como “dobles águilas”. En el anverso de esta moneda
aparece una figura femenina que representa la “libertad”, imagen diseñada por
el prestigioso escultor Augustus Saint-Gaudens, y en el reverso la majestuosa
águila volando que da nombre a la moneda. En 1933 se acuñaron 445.500 piezas,
pero debido a la precaria situación de la economía americana en la época de la Gran Depresión , el
presidente Roosvelt, ordenó que la moneda de oro quedara fuera de circulación
en los Estados Unidos. Debido a esta orden, las monedas fueron destruidas.
Únicamente dos piezas se conservaron en la U-S. National
Numismatic Collection de la Institución Smithsonian , y la moneda nunca llegó
a salir de la fábrica de moneda de Filadelfia donde se acuñó.
-O al menos eso se creía-, hasta que
los servicios secretos localizaron veinte monedas de este tipo circulando en el
mercado del coleccionismo numismático. Nueve de ellas finalmente fueron
requisadas y posteriormente destruidas entre los años cuarenta y cincuenta.
Pero una de estas piezas había sido adquirida en 1944 por el rey Faruk de
Egipto, coleccionista “compulsivo” de monedas raras y valiosas (Figura 3). El departamento del Tesoro de
los Estados Unidos, al tener noticia de esta venta inició los correspondientes
trámites legales y diplomáticos para conseguir el retorno de la moneda, pero el
comienzo de la Segunda
Guerra Mundial provocó la lógica paralización de estas
acciones. Tras el golpe de estado de 1952 que depuso al rey Farouq, gran parte
de sus bienes, incluyendo la “doble águila” de 1933, fueron subastados por la
prestigiosa galería “Sotheby’s”. Nuevamente el gobierno americano reclamó la
pieza, y las autoridades egipcias accedieron, pero misteriosamente, la moneda
había desparecido.
Figura 3:
El rey Faruk de Egipto con su colección de monedas.
Muchos años después, en 1996, los
servicios secretos detuvieron a un comerciante de monedas británico en Nueva
York, que tenía en su poder la misteriosa moneda del rey Faruk, tras un largo y
complejo proceso legal, se autorizó finalmente poner la moneda a la venta en
subasta pública. Mientras tanto, la moneda había estado custodiada en un lugar
de máxima seguridad, ¡la cámara acorazada que el Departamento del Tesoro tenía
en el Wold Trade Center!. Tras la sentencia judicial, en julio del 2001, la
moneda fue trasladada a Fort Knox, justo dos meses antes del famoso atentado
del “11-S”.
Tras esta odisea, la moneda
finalmente fue vendida por 6,6 millones de dólares, más el 15 por ciento de
comisión y 20 dólares adicionales necesarios para “monetizarla” oficialmente,
en total 7.590.020 dólares. La subasta duró apenas nueve minutos y la mitad de
la cantidad alcanzada en la puja, más los 20 dólares adicionales revirtieron a
las arcas del Tesoro Público, el resto fue a parar a manos del comerciante
británico.
No termina aquí la aventura de esta
singular moneda, ya que en agosto del 2005 el Servicio Secreto de los Estados
Unidos localizó las diez monedas que faltaban en posesión de una familia de
Filadelfia, las monedas fueron devueltas y trasladadas para su custodia a Fort
Knox.
Por el momento la historia de las
veinte monedas que salieron en su día ilegalmente de la ceca de Filadelfia
parece haber concluido, nueve fueron destruidas, una vendida, alcanzando la
cifra más alta de la historia en las subastas numismáticas, y las otras 10
recuperadas. Pero ¿y si salieron ilegalmente de la fábrica de moneda de
Filadelfia más de veinte piezas?. Tal vez en un futuro pueda surgir alguna
nueva sorpresa, y como se anuncia en algunas series televisivas....
“Próximamente Continuará” (?).
Curiosamente en este caso podemos
comprobar como la moneda que ha alcanzado un “precio” más alto en el Mundo, es
precisamente una moneda que nunca ha existido, es decir, nunca ha sido puesta
en circulación, y su interés “histórico” reside en unas circunstancias más o
menos exóticas que podemos calificar de “anecdóticas”.
Addenda
El comprador de 2002 permaneció anónimo durante casi dos décadas,
hasta marzo de 2021, cuando se reveló en un artículo del New York Times que era
el coleccionista Stuart Weitzman. La decisión de Weitzman de revelarse como el
propietario de la moneda desde 2002 coincidió con su decisión de venderla, en
una subasta de Sotheby's programada para junio de 2021. La moneda fue
catalogada como Lote 1 en la subasta de Sotheby's del 8 de junio de 2021 y se
vendió ese día por $ 18,872,250 (Fuente: Wikipedia).
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