domingo, 1 de diciembre de 2024

Una "moneda de sal" en Navarra.

 

Una “moneda de sal” en Navarra. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1341) (Julio/Agosto 2024): pp. 46-47.

 

Miguel Ibáñez Artica

 


En el mes de mayo del 2021, el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, puso en marcha una original campaña “Sal con Navarra-Nafarroa Gatz” para promocionar e impulsar el producto local y de calidad, y reforzar así su consumo. 

Dentro de esta campaña, se repartieron unas fichas de cartón, que en realidad son pequeñas cajitas, que albergan en su interior una pequeña cantidad de sal procedente del diapiro de Salinas de Oro (Navarra) (Fig. 1). Esta estructura geológica, formada por rocas evaporíticas del Triásico superior, se originó tras la desecación de un mar interior hace unos 225 millones de años, cuando en la Tierra todavía dominaban los dinosaurios.


Figura 1.- “Moneda de sal” abierta, mostrando en su interior granos de sal procedentes de Salinas de Oro (Navarra).

 

                Una de las singularidades de esta ficha publicitaria (Fig. 2) es la moneda que aparece representada, se trata de los ocho escudos de oro de Felipe IV de España (VI de Navarra), acuñados en la ceca de Pamplona en 1652 y cuyo cuño de anverso se conserva en el Museo de Navarra donde actualmente se expone en la Sala de Numismática.

Solamente se conoce un ejemplar de esta singular moneda (Fig.3) y su estado de conservación es excelente. Acuñada por Felipe IV, en Pamplona, precisamente, tras la protesta realizada por los navarros en 1652 por las acuñaciones de monedas de plata se habían realizado hasta la fecha con la leyenda “PHILIPPUS DEI GRATIA CASTELLE ET NAVARRAE REX”, cuando según los fueros el monarca debía titularse solamente como rey de Navarra en la moneda acuñada en el reino. Posiblemente, como desagravio, y atendiendo a las peticiones de corregir el contrafuero, el monarca autorizó una acuñación extraordinaria y muy limitada de piezas de oro (onza y medio onza) con la leyenda pedida por sus súbditos: PHILIPPUS SEXTUS DEI GRATIA NAVARRAE REX, que fue supervisada por el entonces virrey (1649-1653), Don Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla, Marqués de Villena.


Figura 2.- Token o ficha publicitaria que contiene una muestra de sal.

 

Además de su valor intrínseco, esta moneda tiene un interesante pedigrí. Fue adquirida por Archer M. Huntington, (1870-1955), quien tras fallecer su padre, Collis P. Huntington, fundador de la compañía de ferrocarriles Central Pacific Railroad, heredó una de las fortunas más grandes de los EE. UU.

Ya en vida de sus padres, el joven Archer se dedicó a viajar, y sobre todo a realizar el sueño de su niñez, fundar un museo con los materiales que adquiría en sus desplazamientos, museo que se convertiría en una institución internacional, encargada de fomentar y divulgar los estudios hispánicos. Así surgió en 1904 la “Hispanic Society of America” (HSA) ubicada en Nueva York. 

Entre los variados materiales hispánicos que reunió a lo largo de su vida, destacan las 38.000 monedas que se conservaban hasta hace pocos años en la Avenida de Broadway de Nueva York, algunas de ellas piezas únicas, en  la colección de moneda hispánica más importante que existía fuera de España. Esta importante colección numismática se conservaba en el edificio contiguo de la American Numismatic Society (ANS) donde pudimos estudiar las piezas navarras a finales del pasado siglo.

El año 2011, la Hispanic Society decidió poner en venta la importante colección de monedas con el fin de recaudar dinero con el que adquirir una nueva sede. En las mismas fechas que se gestaba la devolución a España de las monedas ilegalmente obtenidas por el Odyssey del pecio de la Fragata Mercedes, y dado que según el testamento de Hungtington, la colección de la Hispanc Society tan laboriosamente reunida no se podía dispersar, se ofreció la colección, tasada entre 25 y 35 millones de dólares, al Ministerio de Cultura. Dada la delicada situación económica provocada por la crisis, el Gobierno rechazó la oferta.

 

Figura 3.- Moneda de ocho escudos de oro acuñada en Pamplona en 1652.

 

Ante la negativa institucional, en marzo del 2012, la casa de subastas Sotheby's la adjudicó en una puja a sobre cerrado. El comprador fue un consorcio de profesionales numismáticos creado a tal fin, y una vez adquiridas, las monedas se dispersaron y vendieron en diferentes subastas, incumpliendo así la voluntad del fundador de la Hispanic Society. Finalmente, la moneda navarra de ocho reales (Fig. 3) fue subastada en Madrid el 9 de octubre del 2012, adjudicándose en la cantidad de 525.000 euros (a los que hay que sumar la comisión de la casa de subastas y las tasas).

 

Esta moneda por motivos técnicos, no pudo figurar en la exposición que tuvo lugar el año 2001 en el Museo de Navarra sobre la Moneda, aunque su fotografía apareció de forma destacada en la portada del catálogo que el Gobierno de Navarra editó sobre este evento.

 

                A modo de recopilación, en esta original ficha o token confluyen dos elementos simbólicos, en primer lugar la imagen de la moneda más espectacular de la numismática navarra que figura en su cubierta, así como la sal que contiene en su interior, ya que este elemento ha sido utilizado como moneda en distintas épocas y lugares del Planeta, y desde los primeros tiempos -tras el surgimiento de las grandes civilizaciones-, fue utilizada como medio de pago (de aquí derivaría el término salario).

Fue precisamente el monarca Felipe IV, bajo cuyo reinado se acuñaron los ocho escudos de oro de Navarra, quien unos años antes había creado en 1631 el “Consejo de la Sal”, encargado de gestionar los impuestos que gravaban dicho producto.

Figura 4.- “Monedas de sal” con el Pirineo navarro al fondo.

 

 

 

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