La “Diosa de las Alcantarillas” en las monedas de la
Antigua Roma. Artículo
publicado en: Eco Filatélico
y
Numismático 70(1229) (Mayo 2014): pp. 52-53.
Miguel Ibáñez Artica.
Una de las
representaciones monetales más curiosas de la numismática romana, la
encontramos en un denario que muestra en su reverso un pequeño templo circular
dedicado a la diosa “Cloacina”, palabra que figura escrita en la base del
monumento (Figura 1). Corresponde a
una serie de emisiones que con el mismo reverso y diferentes anversos realizó
durante el segundo Triunvirato, el magistrado monetario Lucius Mussidius Longus
en el año 42 antes de nuestra Era. Esta moneda está dedicada a “Venus
Cloacina”, diosa de las cloacas y alcantarillas.
Figura 1.- Denario romano de L. Mussidius Longus, acuñado en
Roma el año 42 a.C.
Ante tan
curiosa y extravagante deidad, tal vez más de uno puede pensar como Obelix “¡están locos estos romanos!”, ya que
actualmente los términos de cloaca o alcantarilla nos evocan conceptos de
suciedad e inmundicia (Figura 2). Sin
embargo, una de las principales obras públicas que posibilitó el crecimiento y
desarrollo de la ciudad de Roma, fue la construcción de la “Cloaca Maxima”,
complejo sistema de canalizaciones, inicialmente diseñado por los etruscos para
drenar la zona pantanosa del Tiber, donde durante varios siglos se asentaría la
capital del mundo civilizado. La ciudad de Roma llegó a albergar un millón de
habitantes en tiempos del emperador Augusto, y un número tan grande de personas
viviendo en un espacio tan reducido, sería impensable sin la existencia de un
sofisticado sistema de alcantarillado público, capaz de garantizar la
salubridad de la ciudad, y la adecuada evacuación de las aguas residuales
generadas diariamente por una población tan numerosa y concentrada.
Figura 2.-
Antiguas
alcantarillas romanas.
Desde esta
perspectiva, era lógico que dentro de la religión romana, existiera una deidad
encargada del mantenimiento de las cloacas y de la salubridad de la ciudad, y
esta diosa era Venus Cloacina, la “Diosa
de las Alcantarillas” asociada a la limpieza, y venerada el día primero de
abril con un ritual en el que las mujeres se bañaban en agua de mirto en el
templo que la diosa tenía en el Foro (Figura
3).
Figura 3.- Baño ritual.
No es esta la
única deidad escatológica, y aunque también existe un personaje mitológico
llamado “Caca”, hermana de Caco, hijo de Vulcano que robó el ganado de
Hércules, en este caso, el nombre de esta diosa del fuego no tiene que ver con
el significado de la palabra “caca” en español. Por el contrario, entre los
dioses venerados en la antigua Roma, encontramos otro curioso personaje,
“Esterculinus” (literalmente estiércol), es decir el dios de los excrementos,
considerado como el dios de la fertilización de los campos, y venerado
especialmente por los agricultores, que utilizaban el estiércol del ganado para
abonar los campos. Existe una especie de hongo que ha recibido su nombre: Coprinus sterquilinus, debido a que esta
seta crece exclusivamente sobre los excrementos del ganado. Este hongo
cosmopolita es muy similar al “mataparientes” (Coprinus atramentarius), de tamaño un poco más grande y que suele
encontrarse en zonas húmedas. Por cierto, el nombre de “mataparientes” tiene
una curiosa explicación, estos hongos poseen una sustancia denominada
“coprina”, que en principio es inofensiva, salvo que se consuma con alcohol, en
cuyo caso y dependiendo de la cantidad de alcohol ingerida y de la resistencia
de la persona, puede tener efectos muy graves.
Por este
motivo, en el ámbito rural circula la leyenda de que cuando uno se quiere deshacer
de un pariente molesto, le invita a comer estas setas y hace que su invitado
consuma gran cantidad de vino, mientras el anfitrión, con cualquier pretexto,
se abstiene de beber. Ambas personas han comido la misma cantidad de hongos,
pero sus efectos perniciosos se manifestarán solamente en el que ha ingerido
alcohol, y de esta forma se evitan las sospechas y se consigue el “crimen
perfecto”. Como señalamos, estas creencias no pasan de ser simplemente una
“leyenda rural” y los efectos nocivos del hongo, en el peor de los casos no
suelen ser mortales. Sin embargo la observación de este fenómeno ha dado lugar
a la singular denominación que recibe este hongo de “mataparientes”.
Figura 4.- El hongo Coprinus
sterquilinus creciendo sobre excrementos.
Retomando el
motivo de este artículo dedicado a Venus Cloacina, la diosa de las
alcantarillas, durante las excavaciones realizadas entre los años 1899 y 1901
en el foro romano, se descubrió la base de un pequeño santuario de planta
circular con un diámetro de 2,4 metros, y construido con mármol travertino (Figura 5), que fue identificado como el
monumento de Cloacina que aparece en las monedas. En éstas se aprecia que en su
parte superior disponía de una balaustrada metálica y en el centro dos estatuas
femeninas de pie, posiblemente una de la diosa y la otra de una mujer con una
rama en una mano en actitud de saludo. En este caso, a través de la numismática, nos es posible reconstruir
con bastante precisión el aspecto que tenía este monumento hace más de dos
milenios, y del que actualmente solamente se conserva su base.
Figura 5.- Base del santuario dedicado a Venus Cloacina en el
Foro romano.
Bibliografía: Edlund-Berry, I., 2006. Hot,
cold, or smelly: the power of sacred water in Roman religion, 400-100 BCE. En :
Religion in Republic Italy. Cambridge
ed.: 162-180.
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