Las medallas de Blas de Lezo y el almirante Vernon
Artículo publicado en: Eco Filatélico y
Numismático 59(1114)
(Diciembre 2003): pp. 42-43.
Miguel Ibáñez Artica.
Muchas
son las medallas acuñadas con el fin de conmemorar grandes acontecimientos
históricos tales como proclamaciones y muerte de reyes y reinas, batallas
victoriosas, declaraciones de paz, etc..., de esta forma se constituyen en
preciosos documentos históricos, testigos contemporáneos de diversos
acontecimientos. Así por ejemplo la obra de C.W. Betts “American colonial
history illustrated by contemporary medals” editada en 1894 constituye un
claro exponente de la medalla como testigo de la Historia. Sin
embargo no siempre lo que figura en la medalla corresponde con la realidad, uno
de los casos más significativos de “mentiras” en medallística, son las piezas
acuñadas en 1741 para celebrar la “victoria” del almirante inglés Vernon sobre
el prestigioso marino español Blas de Lezo (Figura
1).
Figura 1.- Medallas conmemorativas de la “victoria”
del almirante Vernon.
La
guerra entre España e Inglaterra había comenzado en 1739(1), y el 23
de julio, el recién nombrado almirante Edward Vernon partió para Jamaica, base
de operaciones de la corona británica en las Antillas. El 22 de noviembre
consiguió destruir la plaza americana de Portobello con tan sólo seis navíos,
tal como había prometido meses antes en la Cámara de los Comunes. La noticia fue recibida
con gran júbilo por los comerciantes y armadores londinenses, que vieron en
esta acción el inicio de una era de prosperidad, al ampliarse considerablemente
sus posibilidades comerciales en el continente americano (todavía existe un
tradicional y famoso barrio londinense que lleva este nombre). Por este motivo
encargaron y financiaron numerosas emisiones de medallas conmemorativas
celebrando este acontecimiento. En los primeros días de 1740, el almirante
Vernon atacó la fortaleza del Chagre que fue completamente destruida.
Nuevamente la noticia se recibió con júbilo en la metrópolis, volviéndose a
acuñarse medallas conmemorativas de esta victoria. Quedaba por conquistar la
legendaria plaza de Cartagena de Indias y para ello, en enero de 1741 los
británicos habían reunido en Port Royal las escuadras más importante que nunca
había surcado las aguas americanas, al mando del prestigioso almirante Vernon.
Las circunstancias favorecieron los intereses británicos muy pronto, a mediados
de marzo la flota francesa recibió la orden de regresar a Europa y la española
zarpó rumbo a Cuba, donde se pensaba que iría dirigido el ataque, quedando así
prácticamente desprotegida la estratégica ciudad de Cartagena de Indias. Sin
embargo al frente de la defensa de la villa se encontraba el ilustre marino
Blas de Lezo y Olabarrieta, nacido en 1687 en la villa de Pasajes (Guipúzcoa) (Figura 2). Para esas fechas, el marino
guipuzcoano había recibido numerosas heridas que le habían mutilado el cuerpo
(había perdido la pierna izquierda en 1704, en la batalla de Vélez-Málaga
contra la flota anglo-holandesa, poco después el ojo izquierdo y en 1714 su
brazo derecho quedaba inutilizado en el sitio de Barcelona), pero no su valor y
arrojo.
Figura 2.- Lugar de nacimiento de Blas de Lezo en
Pasajes de San Pedro.
Figura 3.- Retrato de Blas de Lezo.
El 15 de marzo se presentaba ante
la ciudad una impresionante flota británica compuesta por 8 grandes navíos de
tres palos, 28 de línea, 12 fragatas de combate, 130 navíos de transporte,
algunos brulotes, 9.000 hombres de desembarco, 2.000 “negros macheteros” de
Jamaica y 15.000 marineros, además de la escuadra angloamericana compuesta por
2.763 marines, bajo el mando de Lawrence Washington, hermano del futuro
libertador de Estados Unidos. En suma, casi 29.000 hombres de guerra contra una
ciudad de 20.000 habitantes, defendida por 6 barcos, 1.100 soldados veteranos,
400 bisoños, 600 marineros, 300 milicianos y 600 indios, negros y mulatos, en
total unos 3.000 hombres. Bajo estas condiciones todo hacía presagiar el éxito
de los ingleses y durante un mes se prolongó el ataque de la flota británica
sobre la ciudad, defendida heroicamente día tras día.
Figura 4.-
Maqueta del asedio a Cartagena de Indias.
Durante
el asedio, se destruyeron las fortificaciones de Cartagena que guardaban la
entrada de la Bahía ,
este hecho fue interpretado como señal de
inminente victoria, de forma que Vernon envió a Londres la corbeta
“Spencer” con la noticia. La llegada de la corbeta a la capital británica el 17
de mayo fue a su vez interpretada en Londres como un nuevo éxito del almirante,
y se volvieron a acuñar medallas en las que Blas de Lezo, arrodillado (pero con
las dos piernas y brazos milagrosamente intactos), se rendía al almirante
inglés, con la leyenda “El orgullo español vencido por el almirante Vernon” (Figura 5). La mayoría de ellas están
fabricadas con una aleación de tres partes
de zinc y cuatro de cobre, y a veces están sobredoradas, lo que les confiere un
noble y áureo aspecto. Algunas de estas medallas pueden verse expuestas en las
salas del Museo Naval de Madrid. Sin embargo los acontecimientos no
discurrieron según las previsiones. La heroica resistencia del guipuzcoano,
provocó que la flota inglesa se retirara diezmada sin lograr cumplir su
objetivo. A partir de este momento la buena estrella de Vernon se eclipsó,
mientras que Blas de Lezo – que fallecería al poco tiempo debido a las
numerosas heridas recibidas- pasó a la Historia como uno de los más importantes marinos
de su época.
Figura 5.- Medalla conmemorativa de la batalla de
Cartagena de Indias y detalles de la misma.
El
asedio de 1741 logró reunir la mayor flota de guerra inglesa del período
colonial, amenazando seriamente la presencia española en el Caribe. De haber
vencido en Cartagena de Indias, la historia de Hispanoamérica habría sido otra,
probablemente Gran Bretaña habría ocupado Nueva Granada, y España se habría
visto obligada a ceder territorio en América. Por este motivo, la victoria
española de 1741 aseguró por setenta años más la hegemonía colonial de la Corona y desalentó -al
menos en el Caribe-, nuevas incursiones de Inglaterra.
En
este caso –excepcionalmente-, el acontecimiento que representa la medalla,
jamás llegó a producirse, pero tiene una fácil explicación en el apresuramiento
de los mercaderes londinenses, que tras dos grandes victorias del almirante
Vernon y ante su aplastante superioridad numérica, daban por seguro el éxito de
la misión. No obstante se toparon con el valor de un hombre excepcional como
Blas de Lezo. De esta forma, la medalla acuñada originalmente para gloria y
honor del almirante británico Vernon, ha terminado convirtiéndose en un valioso
documento histórico, que evoca precisamente la gesta del marino español.
Figura 6.- Monumentos
al marino guipuzcoano Blas de Lezo en Cartagena de Indias (Colombia) y Madrid
(España).
(1) El asedio de Cartagena de Indias tuvo lugar en el contexto de la denominada “Guerra
de la oreja de Jenkins”, cuya denominación deriva del acontecimiento que
constituyó el “casus belli” de dicho
conflicto según la historiografía anglosajona. En 1731 el guardacostas español
“La Isabela” apresó al navío contrabandista “Rebbeca”, y su capitán, Juan León
Fandiño, antes de liberar al capitán de la nave inglesa Robert Jenkins, le
cortó una oreja diciéndole: “Ve y di a tu rey que lo mismo le haré si a lo
mismo se atreve”. Jenkins recogió su apéndice auditivo y con él conservado en un frasco
con alcohol, se presentó en el Parlamento Británico para quejarse del trato
recibido y transmitir el mensaje. El Parlamento considero el hecho como un
insulto al monarca Jorge II de Inglaterra y declaró la guerra a España,
conflicto que tuvo como campo de batalla
las aguas del Caribe y se extendió durante una década entre 1739 y 1748.
MUY BUENO ,A LA PAR DE INTERESANTE
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