lunes, 1 de septiembre de 2025

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes III: Premonedas, monedas de estaño y feluses de Marruecos.

 

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes III: Premonedas, monedas de estaño y feluses de Marruecos. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 81 (1351) (Junio, 2025): pp. 42-45.

Miguel Ibáñez Artica

 


Premonedas y monedas de estaño.

            Además de las monedas fabricadas mediante la técnica de fusión del metal en moldes, podemos encontrar diversos elementos de uso monetario que también han sido elaborados utilizando este mismo proceso.

Un ejemplo es el de las “manillas”(1) producidas en distintos países europeos (Portugal, Alemania, Gran Bretaña, Francia...), objetos de latón con aspecto de pulsera (Fig. 1a), que se fabricaban vertiendo el metal fundido en moldes de barro cocido (Fig. 1a1), y que fueron utilizadas como moneda por los comerciantes europeos en muchos lugares del África occidental durante más de quinientos años, para adquirir al principio oro y esclavos, y más tarde tras ser abolida la esclavitud, aceite de palma.

Estas manillas presentan pequeñas variaciones en pesos y formas, y cada tipo recibe un nombre específico, desde las primitivas manillas fabricadas en Alemania y utilizadas por los comerciantes portugueses del siglo XVI denominadas “tacoais” con un peso de 284 gramos, hasta las que circularon en épocas recientes (abe, amogono igbiki, attorni, awarawu, jaja, okku-kpaw, okolosupuruma, peri akule, popo, atoni, ejema, nkobnkob, nwohuru, okporo kiet y onoudu), la mayoría de ellas fabricadas con moldes durante los siglos diecinueve y veinte en Inglaterra (Birmingham) o Francia (Nantes)(2).

Otros objetos, utilizados como moneda en algunas regiones del Congo, eran las denominadas “cruces de Katanga” de cobre fundido con diversos tamaños (Fig. 1b), cuyo uso está atestiguado desde el siglo trece y que pervivieron hasta comienzos del siglo veinte. Se fabricaban vertiendo el cobre fundido en grandes moldes (Fig. 1b1), operación realizada por el gremio de fundidores, importante secta compuesta por maestros y aprendices, que guardaban celosamente sus secretos mágico-metalúrgicos, manteniendo así su elevado estatus social. Estos objetos eran utilizados como moneda en las transacciones locales, y los más grandes (de hasta 50 kg de peso) servían tradicionalmente como “dinero de la novia”(3).

Las manillas de latón utilizadas como moneda aparecen representadas en los billetes y monedas del efímero estado de Biafra (1967-1970), mientras que  las cruces de Katanga de cobre  figuran en los billetes y monedas emitidos en el estado de Katanga (1960-1963) (Fig. 1b).

También en el Sudeste Asiático se utilizaron premonedas, en este caso fabricadas con estaño, metal que presenta un bajo punto de fusión (232ºC). En los estados malayos de Perak, Selangor, Phuket, y Pahang, se fabricaron numerosas y variadas figuritas de estaño (Fig. 1c) que circularon como amuletos y monedas en Indonesia en época precolonial. La mayoría presentan formas de animales como gallos (buaya), tortugas (kura-kura), peces (ikan), elefantes, dragones, etc...

 

Figura 1.- Premonedas, objetos metálicos de uso monetario fabricados en moldes.

a.- Manillas europeas de latón utilizadas para el comercio africano; a1: Molde de arcilla para la fabricación de manillas; b: Cruces de Katanga de cobre; b1: Molde para fabricar cruces de cobre; c: Figuritas de estaño utilizadas en Malasia como moneda en el siglo XVIII.

 

Se supone que en un principio estas figuras fueron creados como sustitutos de los animales que se sacrificaban al abrir una nueva mina, convirtiéndose más tarde en adornos o dinero.  A comienzos del siglo dieciocho se utilizó como moneda en el estado de Kedah la figurita que reproducía la imagen de un gallo posado sobre un anillo.

            En esta época en el vecino sultanato de Palembang, situado al sur de la isla de Sumatra y en el de Johor en la península malaya, se emitieron pequeñas moneditas de estaño fundido en moldes denominadas “pitis”. A partir de comienzos del siglo dieciocho, la gran producción de estaño en la región propició la fabricación de abundantes emisiones de estas monedas que se elaboraron siguiendo el modelo de las monedas chinas por fundición en moldes, obteniéndose “árboles de fundición” de los que posteriormente se recortaban las monedas eliminando las “ramas”. Debido a que no existía una ceca oficial que centralizara la producción, los pitis de estaño se fabricaban localmente y muchas veces eran falsificados, y dada la baja calidad de la moneda, resulta difícil establecer en estas piezas si se trata de monedas oficiales o falsificaciones de particulares. Estos “pitis”, elaborados con una aleación de estaño y plomo presentan una sola cara con la leyenda en árabe y pueden clasificarse en dos series, sin agujero central o “pitis buntu” (Figs. 2e y f), y con un orificio denominados “pitis teboh”. Dentro de este último grupo encontramos monedas que presentan el orificio central cuadrado, a imitación de la moneda de tipo “cash” de China (Fig. 2d), o bien con un orificio redondo (Figs. 2a, b y c).

           


Figura 2.- Diferentes tipos de monedas “piti” de estaño, Sultanato de Panembang, s. XVIII-XVIII.

a: Mahmud Badaruddin II (1804-1821); b: Muhammad Mansyur Jayo Ing Lago (1706-1718) a Muhammad Bahauddin (1776-1803); c: Zarb Fi Bilad (1710-1778): d: Alamat (1658-1710); e: Mahmud Badaruddin I o II (1724-1757 o 1804-1821); f: Muhammad Bahudin (1776-1804).  

 

            En un fragmento tallado en piedra para fabricar “pitis” del sultanato malayo de Johor (Fig. 3) podemos observar en el anverso dos moldes individuales con su canal para la entrada del metal fundido, y en la otra cara el esbozo del molde de otra moneda que finalmente no fue tallada.


Figura 3.- Molde tallado en piedra para fabricar “pitis buntu”, sultanato de Johor, Península malaya, s. XVIII.

 

Feluses marroquís del siglo XIX.

            Una serie de monedas fabricadas mediante el proceso de fundición en moldes en época relativamente reciente es la de feluses de cobre emitidas en Marrueco en el siglo diecinueve. A mediados de este siglo Marruecos sufría una profunda crisis monetaria motivada por el descenso del valor de la moneda basado en esos momentos en el mithqal= 10 uqiyyahs= 40 muzunas= 1.920 feluses de cobre.

            Desde comienzos del siglo XIX habían comenzado a fabricarse abundantes monedas de cobre con valores que van desde el medio felús a los cuatro feluses mediante el proceso de fundición en moldes (Figs. 4 y 5), mientras la moneda de plata seguía acuñándose por el método tradicional.

Al inundarse el mercado de monedas extranjeras a mediados de siglo (los “duros” de plata españoles y los francos franceses), las monedas locales comenzaron a perder valor, resultando más perjudicadas por la inflación las clases más humildes. El resultado fue un sistema de monedas paralelas, mientras los pobres utilizaban los feluses de cobre para comprar, vender y pagar sus impuestos, los más pudientes, los comerciantes y los europeos utilizaban la moneda de plata.

Tras la Guerra Hispano-Marroquí, el Tratado de Wad Ras de 1860 obligó al país alauita al pago de una indemnización de guerra de 20 millones de “duros”, para lo cual  Marruecos pidió un préstamo de medio millón de libras esterlinas a Gran Bretaña para satisfacer la demanda española. El préstamo británico y la cantidad adeudada directamente a España debían reembolsarse con las tarifas cobradas en los puertos marroquíes, supervisadas por agentes españoles.

Estas monedas fundidas de cobre se mantuvieron en Marruecos  durante casi un siglo, desde  tiempos del sultán Mulay Sulaymán (1792-1822) hasta que en 1882 volvieron a fabricarse mediante la técnica de acuñación. En una de sus caras presentan la estrella de David con un punto central y en la otra suele figurar el año de emisión según el calendario musulmán de la Hégira y frecuentemente el nombre de la ceca emisora, datos que debido a la técnica utilizada para su elaboración (fundición en moldes) a veces no son demasiado visibles.

Figura 4.- Monedas fundidas bajo los sultanes de Marruecos Abderramán (1822-1859) y Mohámmed IV (1859-1873).

a: Medio felús, H. 1265 (1848/9), b: Un felús. H. 1263 (1846/7); c: Dos feluses, H 1278 (1861/2); d: Cuatro feluses, H. 1288 (1871/2).

           

Estos feluses marroquís son relativamente frecuentes en España, donde eran conocidos con el nombre de “ochavos morunos”, introducidos por los soldados que participaron en la “Guerra de África” (1859-1860) y que aparecen frecuentemente mencionados en artículos periodísticos y en algunas obras literarias del siglo diecinueve(4).

            Existen algunos “árboles de fundición” donde se conservan las monedas sin recortar unidas por las “ramas” o canales por donde circulaba el metal fundido dentro del molde bivalvo de arcilla, y aunque no han llegado hasta nosotros este tipo de moldes, se conservan algunos realizados en bronce para monedas de cuatro feluses del año de la Hégira 1288 (Fig. 5a).


Figura 5.- a: Molde para fabricar monedas de cuatro feluses del año 1288 (1871/2); b: “Árboles de fundición” de monedas de un felús, H. 1263 (1846/7) y cuatro feluses, H. 1289 (1872/3).

 

            Con respecto a los tipos de moldes utilizados para la fabricación de monedas fundidas a lo largo de la Historia, podemos encontrarlos fabricados en piedra (Figs. 6a y b), en arcilla (Figs. 6c y d) o en bronce (Figs. 6e y f), y también podemos diferenciar los denominados “moldes madre” o “matrices”, realizados en positivo sobre diferentes materiales (piedra, arcilla (Fig. 6d), bronce (Fig. 6e), o incluso tallados en madera), que servían para imprimir sobre placas de arena o arcilla blanda los moldes en los que se fabricaban las monedas (Fig. 6c).

 


Figura 6.- Tipos de moldes.

a: Molde de piedra para monedas Ban liang (136-119 a.C.); b: Molde de piedra para monedas de estaño, Sultanato de Johor, s. XVIII;  c: Molde de arcilla para monedas Da Bu Huang Quian, Wang Mang (9.23 d.C.); d: Molde en positivo en arcilla (molde madre) para fabricar “monedas cuchillo” con valor de 500 “zhu”; e: Molde en positivo en bronce para monedas “Wuzhu”; f: Molde en bronce para fabricar monedas de cuatro feluses, Marruecos, s. XIX.

 

 

Notas:

(1)  Ibáñez, M., 2005. Una moneda colonial para el comercio africano: Las “manillas” (slave token). Crónica Numismática 16 (173): 42-45. 

(2).Por ejemplo está documentado que la expedición de Magallanes (1519-1522) transportaba para el “rescate” (comercio con los nativos) 2.000 manillas de latón y otras tantas de cobre.

(3) La denominada “moneda de la novia” (o dinero de la novia), es lo que la familia del novio debe presentar a los familiares de la novia a cambio de esta: Ibáñez, M., 2007. Las monedas más antiguas: “moneda de sangre” y “moneda de la novia”. Eco Filatélico y Numismático 63(1157): pp. 44-46. 

(4)https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/results?o=&w=ochavo+moruno&f=text&o=o&w=&f=text&o=n&w=&f=text&o=&w=&f=text&o=o&w=&f=text&o=n&w=&f=text&p=0%7E0%7E0%7E0&g=p&g=o&d=date&d=&d=&l=10&t=date-asc&g=e&x=&upload=, e incluso se publicó un pequeño relato moralizante con el título de “Historia de un ochavo moruno”: 

https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=2def153f-8fe4-4a60-ac91-7b35126d344c&page=18

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 1 de agosto de 2025

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes II: China

 

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes II: China.  Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 81 (1350) (Mayo, 2025): pp. 45-49.

 

Miguel Ibáñez Artica





            Si bien la producción de monedas fabricadas mediante fusión de metal en moldes, resulta anecdótica en Occidente frente a las elaboradas por acuñación (“a martillo” o con prensas), en el lejano Oriente, especialmente en China y países cercanos, desde finales del siglo doce antes de nuestra Era hasta el pasado siglo veinte, los objetos de bronce con función monetaria, ya sean redondos con aspecto de moneda y denominados genéricamente “cash”(1) (Fig. 1), o con la forma de diversos utensilios (palas, cuchillos...), se fabricaron siempre bajo el proceso de fundición en moldes. Así pues, prácticamente toda la numismática de China y países cercanos (Corea, Vietnam, Japón, estados Sogdianos) se fundamenta en monedas fabricadas por fusión del metal en moldes.

            Por otra parte, la convencional división en Edades Históricas (Antigua, Media, Moderna y Contemporánea) no resulta aplicable a algunas civilizaciones como la China, donde la Historia se divide en períodos y dinastías, desde el mitológico Periodo de los Tres Augustos y Cinco Emperadores (2852-2070 a. C.), hasta la Dinastía Qing (1644- 1912 d. C.) o el posterior período de la República china.


Figura 1. a: Primera moneda redonda con orificio cuadrado, China, Dinastía Zhou, Estado de Qi, 300-220 a.C.; b:  Última moneda fabricada por fusión del metal en moldes, dinastía Nguyễn bajo protectorado francés, Vietnam, 1945 d.C. En el reverso el valor de la moneda 十文 (thập văn = 10 van). A pesar de que estas dos monedas presentan similitudes en su forma y aspecto, están distanciadas por un período de tiempo de más de dos mil años; c: Un ciudadano chino transportando 13.500 monedas en ristras en el año 1917.

 

            Durante este prolongado período de tiempo que abarca más de tres milenios, podemos diferenciar varias fases a efectos numismáticos, una primera que dura más de mil años, y que se inicia a finales de la dinastía Shang (c. 1200 a.C.), donde entre las élites de la sociedad circulan como moneda de prestigio las conchas de cauris y sus imitaciones, hasta que finalmente a finales del período conocido como de los “Reinos Combatientes” (c. 200 a.C.) algunas de estas imitaciones, denominadas “cara de fantasma” (Fig. 2j), pasan a convertirse en una moneda popular utilizada habitualmente por todos los ciudadanos en sus relaciones comerciales.

            En una segunda fase se utilizan objetos con forma de herramientas miniaturizadas (palas, azadas o cuchillos) que surgen en diferentes lugares de China bajo la dinastía Zhou Occidental (1046-771 a.C.). Durante el período de los Reinos Combatientes (476-221 a.C.), aparecen las primeras monedas redondas, al principio con un orificio central redondo (圜錢, huánqián), que circularon simultáneamente con las monedas pala y cuchillo.

            La tercera fase comienza en el año 221 a.C. cuando  el rey de los Qin  funda una nueva dinastía adoptando el título de “Huángdi” (皇帝) que podemos traducir como "emperador". A partir de este momento todos los monarcas chinos posteriores utilizarán esta denominación, abandonando la denominación de "reyes" ( wáng).

El nuevo emperador se hizo llamar Shǐ Huángdì (始皇帝("primer emperador"). y con él surge, por primera vez en la historia, un estado chino fuerte, centralizado y unido. Las primeras medidas adoptadas fueron la unificación de la escritura,  pesas, medidas y también las monedas, eliminado las formas anteriores e introduciendo una moneda de cobre redonda con un orificio cuadrado en el centro, el “Ban Liang” (medio tael), tipo que se mantendrá hasta el siglo XX. Según la tradición, la forma que adopta la moneda simboliza el cielo (circulo) y en su centro la Tierra (representada por un cuadrado). 


Figura 2.- Conchas de cauri y sus imitaciones (Dinastía Zhou 1121-771 a.C.).

a: Conchas de Monetaria moneta modernas; b: Cauries; c: Imitaciones en hueso; c’: Cauris de hueso teñidos de óxido de cobre procedente de los recipientes de bronce donde se almacenaban estas piezas; d y f: Imitaciones en jade; e: Imitaciones en piedra cuarcita; g: Imitación en plomo; h: Imitaciones en bronce; i: Imitación en bronce con recubrimiento de oro; j: Imitaciones “cara de fantasma”; k: Imitaciones en arcilla para uso funerario; l y m: “Árboles de fundición” de imitaciones de cauris de bronce.

 

Los primeros objetos documentados con función monetaria en China son las pequeñas conchas de un caracolillo denominado Cauri (Monetaria moneta) (Fig. 2a), que ya aparecen mencionados en los huesos oraculares y en las vasijas de bronce de finales de la dinastía Shang (1600-1046 a.C.) en el siglo doce antes de nuestra Era, y el uso monetario de estos caracolillos se prolonga durante la dinastía Zhou del oeste, entre 1.121 y el 771 a.C., es decir mucho antes de la “invención” de la moneda metálica en el reino de Lidia en Asia Menor (Fig. 2b).

            La creciente demanda de cauris como medio de pago tuvo como consecuencia que hacia mediados del siglo décimo antes de nuestra Era comenzaran a fabricarse imitaciones de conchas elaboradas en hueso (Fig. 2c), piedra (Fig. 2e), jade (Fig. 2f), nácar o metales como el plomo (Fig. 2g) y bronce (Figs. 2h y j). Estas reproducciones de caracolillos en bronce se remontan al siglo once antes de nuestra Era, y en la provincia de Shanxi se han hallado moldes de arcilla fragmentados utilizados para fabricar estas imitaciones en bronce, que presentan un canal central ramificado que conecta los distintos moldes individuales dispuestos en dos columnas a ambos lados del canal central (Fig. 2m). Las posteriores imitaciones de cauris en bronce “yibi” conocidas por los numismáticos como “nariz de hormiga” o “cara de fantasma” (Fig. 2j), fueron la principal moneda de Chu () siendo corrientes a partir de finales del período de los “Reinos Combatientes” (480-221 a.C.), hasta ese momento seguían utilizándose los cauris verdaderos. Así pues podemos considerar que las imitaciones en plomo (Fig. 2g) o bronce (Fig. 2h) son en realidad las monedas metálicas más antiguas de la humanidad, adelantándose en varias centurias a las primeras emisiones lidias de monedas griegas, acuñadas a finales del siglo séptimo antes de nuestra Era.

            Aparte de los cauris y sus imitaciones, a finales del segundo milenio antes de nuestra Era surgen unos nuevos instrumentos monetarios basados en algunas herramientas como palas, azadas o cuchillos, fabricados en moldes(2).

Respecto a las denominadas “monedas pala” (Fig. 3a), en un yacimiento arqueológico ubicado en Guanzhuang, una antigua ciudad china del este de la provincia de Henan, datado por radiocarbono en una antigüedad de 640-550 a.C., se ha descubierto la primera fábrica de monedas de la historia, en la que hace 2600 años se producían masivamente mediante moldes, monedas de bronce con forma de pala(3) . 

               


Figura 3.- Monedas chinas con formas irregulares.

a1-4: Monedas pala, Dinastía Zhou (1045-256 a.C.); a5-7: Monedas pala, Wang Mang (9-23 d.C.); b1: Molde para fabricar la Moneda cuchillo tipo Ch’i; b2: Moneda cuchillo con la inscripción “CH’I FA HUO” (Moneda autorizada de Ch’i) (400-220 a.C.); b3: Diferentes tipos de monedas cuchillo; c: Moneda puente; d: Moneda pez; e: Moneda campanilla; f: Moneda alabarda; g: Puntas de flecha utilizadas como moneda.

 

Las “moneda pala” más antiguas, de mango hueco, suelen tener un tamaño grande y un peso comprendido entre los 30 y 40 gramos, sin inscripciones o con indicaciones de unidades de peso (Fig. 3a1 y 3a2), mientras que las más modernas, con puntas agudas o rectas, llevan inscripciones y su peso se reduce hasta los 6 gramos (Fig. 3a4). Estas monedas reproducen en miniatura los instrumentos de uso agrícola de la época. También en las “moneda cuchillo” encontramos piezas más grandes (Fig. 3b1 y 3b2) y otras más pequeñas de diferentes formas (Fig. 3b3).

            Aunque entre el 350 y el 220 a.C. ya se habían emitido las primeras monedas redondas, generalmente con un pequeño orificio central circular, e incluso en el estado de Yan entre el 300 y el 220 a.C. con un agujero cuadrado, es a partir del 221 a.C. cuando el emperador  Shǐ Huángdì introduce la moneda denominada “Ban Liang” (Fig. 4a,b) que en el año 118 a.C. es sustituida por un nuevo tipo denominado “Wuzhu”  (cinco “zhu”, unidad de peso de unos 0,66 gramos), fácilmente reconocible por llevar la palabra “Wu” a la derecha del orificio y “Zhu” a la izquierda, (Fig. 3c), que comenzaron a emitirse en el año 118 a.C., estimándose que se fabricaron casi treinta mil millones de monedas de este tipo, solamente durante la dinastía de los Han occidentales (206 a.C.- 9 d.C.). Su uso se prolongó hasta el año 621 d.C. cuando fueron reemplazadas por nuevos tipos monetarios (“bao”) emitidos durante la dinastía Tang (621-906 d.C.) (Fig. 6d). 

            El orificio central que presenta la moneda china tradicional tiene como función el facilitar su almacenamiento y transporte. Las monedas se ensartaban en hileras en largas cuerdas tras ser fabricadas, y de esta forma podían ser cómodamente transportadas (Fig. 1c) y posteriormente almacenadas en depósitos.


Figura 4.- Monedas “Ban liang” y “Wu zhu” (378-118 a.C. y 118 a.C.-618 d.C.).

a: Molde para fabricar monedas “Ban liang”; b1: Primeras emisiones de monedas “Bang liang”, siglo IV a.C., 11,6 g; b2: Últimas monedas “Ban liang”, período de los Reinos combatientes (476-221 a.C.); c1 y c2: Moldes para fabricar monedas “Wu zhu”; d: Tesorillo de monedas “Wu zhu”; e: Molde matriz de btonce; f: Molde para fabricar cuatro monedas Wuzhu;  g: Conjunto de cuatro monedas “Wu zhu” unidas recién salidas del molde; h: Cien semillas de mijo con un peso de un Zhou; i: Moneda “Ban liang” de arcilla para uso funerario (31,5 mm, 6,5 g); j: Moneda “Wu zhu” de arcilla para uso funerario (29 mm, 4,6 g).

            Durante el prolongado período de circulación de la moneda “Wu zhu”, se produjo un pequeño paréntesis entre los años 9 y 23 de nuestra Era, cuando el emperador Wang Man reintrodujo las antiguas monedas con forma de azada (Fig. 5b) o cuchillo, en este caso denominadas también “monedas llave” (Fig. 5c)(4). Tras su derrocamiento en el año 23 se recuperó la tradicional moneda “Wu zhu”, y este tipo monetario se fabricó durante 739 años siendo el tipo monetario que ha pervivido durante más tiempo en el mundo y solamente en los primeros 123 años de su existencia se emitieron  unos veintiocho mil millones de estas monedas, con una media de casi 230 millones de piezas al año, siendo probablemente el tipo monetario del que se han fabricado más ejemplares en el Mundo.

 

Figura 5.- Moldes de monedas del emperador Wang Mang (9-23 d.C.).

a: Moneda y molde en positivo de Da Quan Wu Shi; b: Moldes de moneda Da Bu Huang Quian (1000); b’: Moneda de este tipo; c: Molde en positivo de la “moneda llave” Qui Dao Wu Bai y moneda de ese tipo; c’: Dos “monedas llave” unidas tras salir del molde..

 

Como referencia, en la época en que circuló la moneda “wu zhu”, un campesino podía ganar 150 monedas al mes y un comerciante unas dos mil. El término “Wu zhu” (五銖), literalmente significa “5 zhu”, y un zhu es el peso de cien semillas de mijo, unidad de referencia para ponderales en la antigua China (Fig. 4f).

 

Como ocurrió con su antecesora el “ban liang”, también el “wu zhu” fue perdiendo peso progresivamente, hasta que en agosto del año 621 d.C., el emperador Gao Zu de la dinastía Tang instauró un nuevo tipo monetario incluyendo las palabras “tong bao” (通寶), términos que equivalen a “moneda circulante” y que figurará en las monedas durante los sucesivos reinados hasta época reciente. El Kaiyuan Tongbao fue la primera moneda que utilizó la inscripción tōng bǎo (通寶) y una referencia al reinado o época en vez de una inscripción basada en el peso de la moneda, como en las anteriores monedas “ban liang” y “wu zhu”.

 

Como referencia, en la época en que circuló la moneda “wu zhu”, un campesino podía ganar 150 monedas al mes y un comerciante unas dos mil. El término “Wu zhu” (五銖), literalmente significa “5 zhu”, y un zhu es el peso de cien semillas de mijo, unidad de referencia para ponderales en la antigua China (Fig. 4f).

 

            Ocasionalmente se producen hallazgos de cientos, miles o incluso millones de monedas almacenadas (48 toneladas de monedas de hierro del período de la dinastía Song del Norte halladas el año 2000 cerca de Cangzhou en la provincia de Hebei, dos millones de monedas Wuzhu de la dinastía Han, con un peso de diez toneladas, halladas en 2015 en Nanchang, provincia de Jiangxi, etc...), y además de monedas fabricadas con bronce, en ocasiones también se hicieron en plomo (Figs. 6a y b) o hierro (Fig. 6c) o zinc, y excepcionalmente en oro o plata. También encontramos en yacimientos funerarios imitaciones de diferentes tipos monetarios elaborados en arcilla (Figs. 4h e i).

 

 

Figura 6.- Monedas de plomo, a: tipo “Ban liang” (350-180 a.C.), b y b’: tipo “Quian Heng Zhog Bao” (900-971 d.C.); c: Moneda de hierro tipo “Chien-yuang chung-pao” (758-762 d.C.); d: Tesorillo de monedas “Kai yuang tong bao” de la dinastía Tang (618-907 d.C.)

 

La moneda china tradicional, se fabricó mediante el proceso de fundición del metal y vertido posterior en moldes (Fig. 7). Estos moldes que pueden adoptar distintas formas (cuadrados, rectangulares...) solían elaborarse partiendo de una matriz o patrón en positivo (Fig. 4e), que aplicada sobre las láminas de arcilla blanda dejaba en ellas la impronta en negativo de las monedas a acuñar (Fig. 4f). En los hallazgos realizados en antiguas fábricas de monedas chinas suelen aparecer fragmentados tanto los moldes utilizados (Figs. 3b1, 4a, 4c, 4f, 5b) como las matrices (Figs. 4e, 5a y c), presentando generalmente estas últimas un mejor estado de conservación.


Figura 7.- Proceso de fabricación de moneda en  moldes verticales representado en un mural del Museo Nacional Numismático de Beijín.

 

            Una última consideración, las monedas chinas tradicionales fabricadas en moldes, no llevan representaciones iconográficas, y se limitan a presentar “letras” (en realidad logogramas), cifras o algunas marcas(5). Por este motivo una de las principales características en su sistematización es en función del tipo de escritura que presentan, como la escritura del “gran sello” de las primeras emisiones, del “pequeño sello” (Fig. 5a), la “clerical” (Fig. 6d), la “regular”, la “manchú”, etc...(6). Contando además de las diferentes escrituras chinas, las correspondientes a zonas vecinas que imitaron el tipo monetario del “cash” (moneda redonda fundida con orificio cuadrado en el centro), podemos contabilizar más de una treintena de escrituras diferentes en este tipo monetario (tibetana, uigur, katakana, hiragana, sogdiana, javanesa, balinesa, árabe...).

 

Notas:

 

 (1)    El término “cash” se aplica a la moneda oriental redonda con un orificio cuadrado en su interior, por generalización se utiliza también con el significado de “dinero en efectivo”.

(2). Resulta interesante comprobar que los objetos premonetarios suelen basarse bien sea en elementos ornamentales, como sería el caso de los cauris y otras conchas de animales marinos, y también en herramientas utilitarias (cuchillos, lanzas, palas...), como pude comprobarse bien en la premoneda africana.

(3)    Zhao, H., et al., 2021. Radiocarbon-dating an early minting site: the emergence of standardised coinage in China. Antiquity, 95 (383): pp. 1161-1178.

(4) Las monedas de un Emperador socialista del siglo primero de nuestra Era. Eco Filatélico y Numismático 69(1216) (Marzo 2013): pp. 42-43, y Las reformas monetarias del Emperador Wang Mang. Eco Filatélico y Numismático 69(1223) (Noviembre 2013): pp. 49-50. 

(5) En algunos amuletos con aspecto monetiforme suelen figurar imágenes de animales, generalmente relacionados con el horóscopo chino, e incluso representaciones de contenido erótico.

(6) Los principales tipos de escritura china son:

Jiaguwen: Aparece en los huesos oraculares (1500 al 1000 a.C.)-

Dazhuan: O escritura del Gran sello, aparece en vasos de bronce y en las primeras monedas (1100 al 700 a.C.).

Xiaozhuan: O escritura del Sello menor. Utilizada en la Dinastía Qin (221 a 207 a.C.). Antepasada directa de la escritura actual.

Lishu: O escritura  clerical o burocrática. Utilizada durante las dinastías Qin y Han (del 221 a.C. al 220 d.C.).

Kaishu o escritura estandar. Es la llamada escritura tradicional usada todavía en Hong Kong.

Xingshu o escritura Corriente, versión cursiva de la anterior.

Caoshu o de la hierba. Más cursiva.

Jiantizi. Creada en 1949 con caracteres simplificados en República Popular China. Chino actual.

 

 

 

martes, 1 de julio de 2025

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes. I Roma y la Galia Celta.

 

Las emisiones monetarias fabricadas con moldes. I Roma y la Galia Celta. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 81 (1340) (Abril, 2025): pp. 46-49.

 

Miguel Ibáñez Artica

 



            Desde que en el siglo séptimo antes de nuestra Era se produjeron las primeras monedas en el reino de Lidia en la península de Anatolia (Figs. 1a, b), la técnica de fabricación utilizada originalmente fue la conocida como “acuñación a martillo”,  consistente en colocar un disco de metal (cospel) entre dos cuños, y tras dar un fuerte golpe con un martillo sobre uno de ellos, la imagen grabada en negativo en los cuños se transfiere en positivo al cospel (Fig. 1e).

Esta metodología de elaboración de monedas rápidamente se expandió por el Mediterráneo, primero en las ciudades griegas (Figs. 1c, d) y en el imperio persa, y posteriormente fue utilizada por otros pueblos y civilizaciones, experimentando con el tiempo mejoras técnicas como la utilización de diferentes tipos de prensas y maquinaria, que sustituyeron al original golpe de martillo, aumentando así progresivamente la eficacia del proceso de fabricación de la moneda hasta llegar a nuestros días (Fig. 1f).

 


Figura 1.- Acuñación “a martillo”.

a: Cuño de anverso con la imagen de una cabeza de león, Reino de Lidia siglo VII a.C.; b: Estátera de electro (aleación de oro y plata) de Lidia; c: Cuño para fabricar tetradracmas atenienses, s. V a.C.; d: Tetradracma ateniense. S. V a.C.; e: Representación de un operario acuñando monedas “a martillo” en un jetón alemán de 1560; f: Acuñación con maquinaria a finales del s. XIX.

 

            Sin embargo en las emisiones antiguas, los cospeles, es decir los discos metálicos sobre los que se produce la acuñación que los convierte en monedas, se fabricaban en moldes, vertiendo el metal fundido (oro, plata o bronce) en pequeñas oquedades redondas practicadas en la piedra o en arcilla. Esta primitiva metodología de fabricación de cospeles pervivió hasta la Edad Moderna, y una de las escasas cospeleras de esa época que han llegado hasta nosotros se conserva en el monetario del Museo de Navarra (Fig. 2).

 


Figura 2.- Cospelera de época moderna (Museo de Navarra nº 20.371).

 

            Si bien la mayoría de las monedas que se han fabricado en occidente desde la antigüedad hasta nuestros días son piezas acuñadas, durante algunas épocas, en ciertos lugares y bajo determinadas circunstancias, también se han producido emisiones monetarias utilizando un método diferente, vertiendo el metal fundido en un molde, de forma que tras el enfriamiento y solidificación del mismo se crea la moneda. A pesar de que la fabricación con moldes resulta aparentemente más sencilla que la técnica de acuñación, ha sido mucho menos utilizada en occidente. Uno de los inconvenientes es que las monedas fundidas presentan los relieves menos marcados y un aspecto más burdo. Resulta muy difícil reproducir en ellas los minuciosos detalles que suelen presentar las monedas acuñadas.

 

Monedas romanas fundidas del siglo tercero antes de nuestra Era.

            En algunas colonias griegas ya se habían fabricado objetos de uso monetario utilizando moldes en los que se vertía bronce fundido, por ejemplo en Istros, colonia milesia en la orilla del Mar Negro, muy cerca del delta del Danubio, entre los siglos sexto y quinto antes de nuestra Era se fabricaron pequeñas puntas de flecha utilizadas como moneda (Fig. 3a). En las mismas fechas en otra ciudad griega cercana a la anterior, Olbia, ubicada en la desembocadura del río Dnieper, se produjeron grandes cantidades de pequeñas piezas con aspecto de delfín (Fig. 3b) utilizadas también como moneda. Finalmente en la antigua colonia griega de Acragante (actual Agrigento al sur de Sicilia) a mediados del siglo quinto antes de nuestra era, se emitieron de forma puntual algunas piezas de bronce fundido con formas irregulares, que convivieron con las monedas de plata (dracmas, tetradracmas...) acuñadas en la ciudad. Estas monedas de forma piramidal o bien ovalada presentan en relieva las figuras de un águila y un cangrejo (Fig. 3c), este último, animal totémico de la ciudad, o bien una cabeza de águila y una pinza de cangrejo (Fig. 3d).

            Con respecto a la Península Itálica, aunque la moneda de plata griega ya se conocía en la zona desde tiempo atrás, los romanos a comienzos del siglo tercero antes de nuestra Era fabricaron con moldes unos pesados lingotes de bronce de unos 1.700 gramos, denominados Aes signatum, utilizados en las transacciones comerciales como moneda (Fig. 3e).

En una segunda fase se desarrolló un sistema monetario basado en el denominado Aes rude (Fig. 3f), una moneda redonda fabricada en molde con un peso de una libra (324 gramos) y un diámetro de unos 70 mm, emitiéndose también diferentes divisores como el Semis (Fig. 3g) equivalente a medio as, el Triens (Fig. 3h) con valor de un tercio, el Quadrans (Fig. 3i) igual a un cuarto de as, el Sextans (Fig. 3j) con valor de un sexto de As, la Uncia (Fig. 3k) o doceavo de as y la Semiuncia (Fig. 3l) equivalente a 1/24 ases. La principal causa de que se utilizara la técnica de fabricación con moldes, fue que estas piezas tan grandes eran muy difíciles de producir por la técnica de acuñación a martillo.

            La crisis generada por las derrotas romanas frente a los cartagineses durante la segunda guerra púnica repercutió en la moneda, que hacia el 218 a.C. redujo su peso a la mitad, de forma que el nuevo as, denominado ahora semilibral, tenía un peso de 163,5 gramos. En esos momentos se fabricó mediante fundición en molde la moneda de mayor tamaño emitida en la Edad Antigua, con 110 mm de diámetro y algo más de un kilogramo de peso, con valor de diez ases y denominada Decussis (Fig. 3m), que lleva en el anverso el busto de Roma y en el reverso una proa de nave de guerra con la marca de valor “X” encima. En sucesivas devaluaciones la moneda romana fue perdiendo peso de forma que el as, que inicialmente tenía el peso de una libra (324 gramos) terminó a mediados del siglo segundo a.C. con el peso de una uncia (27 gramos), y durante este proceso de reducción de tamaño y peso, se modificó también la técnica de fabricación utilizada, abandonando la fusión con moldes y volviendo a las técnicas de acuñación que se utilizaron desde entonces en la moneda romana.

            Hasta comienzos del siglo III a.C. los ases, tanto romanos como las imitaciones hispanas, se fabricaron por fusión en moldes múltiples bovalvos, mientras que los semises, de menor tamaño y peso, eran producidos mediante el proceso de acuñación ya desde tiempo atrás.

 

Figura 3.- Monedas griegas y romanas fundidas.

Monedas griegas:

a: Moneda con aspecto de flecha, Istria, s. VI-V a.C.; b: Moneda con forma de delfín, Olbia, s. VI-V a.C.; c y d: Monedas con forma irregular de Akragas  (Agrigento, Sicilia), 450-400 a.C.

Monedas romanas:

e: Aes signatum, s. III a.C.; f: Aes Grave; g: Semis; h: Triens; i: Quadrans; j: Sextans; k: Uncia; l: Semiuncia; m: Decussis con valor de diez ases semilibrales (218-201 a.C.).

 

Los potines celtas del siglo I a.C.

            En época de la república romana, la Galia estaba integrada por una vasta región donde habitaban hasta sesenta pueblos diferentes, que incluía los actuales territorios de Francia, Bélgica, Luxemburgo, Suiza y una pequeña parte de los territorios ubicados en el norte de Italia y Alemania. Desde el punto de vista numismático podríamos añadir a estos pueblos celtas, el sur de Gran Bretaña, donde también se fabricaron monedas fundidas  en el siglo primero antes de nuestra Era.

            Las primeras emisiones monetarias de esta región tuvieron lugar en la colonia griega de Massalia (actual Marsella) durante el siglo VI a.C. donde se acuñaron dracmas y óbolos de plata. Con posterioridad el uso de la moneda se extendió por los pueblos vecinos del valle del Ródano, y la moneda típicamente gala surgió hacia el siglo cuarto antes de nuestra Era, desarrollándose con características propias, primero con el comercio con los griegos y más tarde por las relaciones comerciales establecidas entre los diferentes pueblos celtas de la Galia. En las primeras emisiones se imitó, a veces en forma muy burda, el diseño de las monedas macedónicas de Filipo II y Alejandro Magno (Fig. 4a), utilizando como modelo las monedas de oro que habían traído los mercenarios galos. Cada uno de los pueblos emitía su propia moneda si bien las piezas acuñadas en metales nobles circulaban también en los pueblos vecinos.

Si comparamos las emisiones monetarias de la Galia con las producidas en la Península Ibérica durante los dos últimos siglos anteriores a nuestra Era, podemos observar una mayor heterogeneidad y diversidad, tanto en los patrones metrológicos como en los iconográficos, de las monedas emitidas en el territorio de la Galia celta frente a una cierta homogeneidad metrológica (siguiendo los patrones romanos del denario, as y sus divisores) e iconográfica (jinete lancero, con espada, con palma...) en la Península. Otra gran diferencia es que en la Galia se acuñaron grandes cantidades de monedas de oro (Fig. 4), especialmente a partir del siglo segundo antes de Cristo, a partir de las ricas minas de metal aurífero de la región, mientras que en Hispania, a pesar de contar con yacimientos en el noroeste peninsular, no llegó a fabricarse moneda de oro indígena.

 


Figura 4.- Ejemplos de monedas de oro acuñadas en la Galia.

a-d: Estáteras (a y b: Región armoricana; c y d: Senones); e: Hemiestátera (Galia Belga); f: Un cuarto de estátera (Andecavi, Angers).

 

            Los motivos inspirados en las monedas greco-macedonias y posteriormente en las monedas romanas fueron evolucionando acomodándose  al arte celta, transformándose en motivos geométricos de alto contenido simbólico. Hasta hace poco se consideraban estas monedas como de “arte degenerado” al compararlas con la iconografía realista de otras emisiones contemporáneas (por ejemplo de la moneda ibérica), pero en la actualidad se interpreta como un arte singular, que huye del realismo, presenta un gran contenido simbólico y destaca los elementos ornamentales sobre los motivos principales, poniéndolo en relación con algunas corrientes artísticas contemporáneas como el arte abstracto.

            Entre los siglos cuarto y primero antes de nuestra Era convivieron diferentes tipos de monedas acuñadas en oro, plata y bronce, así como unas singulares emisiones en aleación de cobre, plomo y estaño denominadas “potin” que se fabricaban fundiendo la mezcla de metales y vertiéndola en un molde bivalvo donde podían obtenerse varias piezas a la vez en lo que se conoce como “árbol de fundición”, del que posteriormente se recortaban las monedas. En algunos casos, el corte se realizaba sobre la “rama” o canal que comunicaba unas monedas con otras, de forma que parte de esa “rama” sobresale de la moneda (Figs. 5a y e).

            La adición de plomo y estaño al cobre rebajaba su punto de fusión, de forma que se tardaba menos tiempo en fundir el metal y también en solidificarlo, acelerando así el proceso de fabricación. Los moldes se elaboraban en arcilla como los hallados en el territorio de los Suesiones (excavaciones en Villeneuve-Saint Germain,  región de Picardía, Francia), en bronce como el hallado de manera fortuita en Romenay  en la región de Borgoña (Fig. 5a), o incluso en madera..

 


Figura 5.- Los potines de la Galia.

a: Molde para fabricar potines de los sécuanos hallado en Romenay en el año 2009.

b: Potines fabricados por diferentes pueblos de la Galia en el siglo I a.C.

 

            Los potines se emitieron por diferentes pueblos distribuidos por toda la Galia, si bien aparecen con mayor abundancia en la región septentrional (Fig. 5b) y tuvieron una difusión local, circulando como monedas de pequeño valor para satisfacer las necesidades cotidianas de las poblaciones que habitaban en las villas galas. La mayoría de estas monedas fundidas son anepígrafas, lo cual dificulta mucho su atribución, que se basa en la distribución geográfica de los hallazgos realizados, ya sea de carácter fortuito, como especialmente en excavaciones arqueológicas oficiales.

            Los motivos que presentan son muy variados, animales como el jabalí, el caballo, el lobo o el águila, todos ellos muy esquematizados, bustos humanos, personajes en diferentes actitudes, símbolos celtas, figuras geométricas, etc... Para su sistematización, los numismáticos galos establecen diferentes tipos en función de las imágenes representadas, por ejemplo “tipo cabeza gruesa”, “cabeza de indio” (Figs. 6a, c, g), “cabeza diabólica”, “cabeza con casco” (Fig. 6e), “guerrero corriendo” (Fig. 6d). “personaje de frente” (Fig. 6f), “con caballo” (Fig. 6h, l), “con jabalí” (Fig. 6i), “con esvástica” (Fig. 6j), “con rama” (Fig. 6b), “con animales enfrentados” (Fig. 6k), etc...


Figura 6.- Ejemplos de diferentes tipos de potines.

a: Tipo “cabeza de indio”, Leucos; b: Tipo “con rama”, Nervios: c: Tipo “cabeza de indio”, Remos; d: Tipo “guerrero corriendo”, Nervios; e: Tipo “cabeza con casco”, Nervios; f: Tipo “personaje de frente”, Remos; g: Tipo “cabeza de indio”, Senones; h: Tipo “con caballo”, Suesiones; i: Tipo “con jabalí, torqués y glóbulos”, Suesiones; j: Tipo “con esvástica”, Suesiones; k: Tipo “pájaro y animales enfrentados”; l: “Tipo con caballo”, región de París.

 

            Estas monedas fundidas o potines circularon principalmente durante el siglo primero antes de nuestra Era, comenzando su desaparición tras la conquista del territorio por parte de Julio César en el año 51 a.C. siendo sustituidas paulatinamente por la moneda romana en los primeros años del Imperio aunque todavía aparecen en las excavaciones de santuarios galo-romanos. Excepcionalmente también encontramos monedas celtas de la Galia, tanto de oro como de plata, fabricadas en moldes (Fig. 4d).

            Podemos mencionar también unas pequeñas ruedas, a veces simples anillos, o bien con radios, frecuentemente cuatro y en otros casos seis u ocho, utilizadas en época celta y galo-romana, fabricadas con moldes, generalmente con aleaciones de bronce y plomo, o exclusivamente de plomo, e incluso en casos excepcionales en metales preciosos, y que han sido interpretadas por algunos autores como monedas o premonedas.

            Estos objetos se convirtieron en exvotos a partir del siglo primero a.C., encontrándose a veces en grandes cantidades en los santuarios junto con monedas y armas inutilizadas.


Figura 7.- Ruedas galas.