sábado, 1 de febrero de 2025

La moneda más "friki" del año 2024.

 

La moneda más “friki” del año 2024. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1345) (Diciembre 2024): pp. 44-47.

 

 

Miguel Ibáñez Artica

 


 

000.- La moneda más “friki” del año 2024.

            Todos los años, varias fábricas de moneda de todo el Mundo, producen miles de piezas, acuñadas generalmente en metales preciosos -mayoritariamente en plata-, a nombre de pequeños y casi desconocidos países. Estas emisiones monetarias, a pesar de que llevan todos los elementos que caracterizan una moneda: autoridad y país de emisión, año de fabricación, composición metalográfica y valor facial (muy inferior al valor real de la moneda), no están destinadas a la circulación ordinaria, sino que van directamente enfocadas al mercado numismático de monedas de inversión. Los motivos que presentan estas emisiones son muy variados (las hay de temática religiosa, científica, artística, esotérica, deportiva, etc...) y muchas veces las formas que adoptan no son nada convencionales.

            En algunos casos determinadas temáticas de monedas van disminuyendo año tras año, y este sería el caso de las “monedas-meteorito”, que o bien llevan un pequeño fragmento de meteorito incrustado, o incluso están acuñadas sobre un cospel elaborado a partir de un meteorito metálico. Esta familia surgió en el año 2004 con la emisión de una moneda de diez dólares de Liberia que llevaba en una pequeña cápsula trasparente incrustada en la moneda unos pequeños fragmentos del meteorito NWA 267.  La producción de estas singulares piezas se incrementó considerablemente en los años siguientes, hasta alcanzar su máximo en 2015 con veintiséis emisiones diferentes en distintos países, disminuyendo desde esas fechas hasta llegar al momento actual (2024) en que solo podemos registrar una única emisión: la moneda de dos mil francos de Camerún, que lleva en una cara el cráter en relieve del impacto, y en su interior un pequeño fragmento recortado del meteorito “Gold Basin”, una condrita descubierta en Arizona (Estados Unidos) el 24 de noviembre de 1995. En la otra cara de la moneda lleva un mapa con la ubicación del impacto (Fig. 1a).


Figura 1.- a: 2.000 francos de Camerún; b: 1.000 francos de Camerún; c, d, e y f: 10.000 francos de Chad;  g: 5 dólares de Samoa; h: 10 dólares de las Islas Salomón; i: un dólar de las islas Fiyi; j: 5.000 francos de Chad; k: dos dólares de Niue; l: cinco dólares de Samoa; m,  n y o: cinco dólares de Niue. 

 

            Entre las emisiones que han emergido con fuerza en el año 2024 podemos señalar las que tienen como motivo diferentes armas de fuego, adoptando incluso el aspecto de dichas armas. En este grupo podemos señalar la moneda de mil francos de Camerún con forma de revolver (Fig. 1b), o las de diez mil francos del Chad con aspecto de pistola (Fig. 1c), rifle (Fig. 1d) o rifle de asalto (Fig. 1e). Es posible que este aumento de “monedas-armas” sea un reflejo de la desdichada situación que se da actualmente en el Planeta, con dos conflictos bélicos importantes, uno en Oriente Medio y otro en el mismo corazón de Europa. Confiemos en que esto sea tan solo una moda pasajera y no tengamos que asistir en los próximos años a la aparición de tenebrosas nuevas “mondas-tanque”, “monedas-misil”, “monedas-dron”...

            También encontramos armas tradicionales como los diez mil francos de Chad con forma de espada katana japonesa (Fig. 1f), o los diez dólares de las Islas Salomón que reproducen la máscara y casco de un guerrero samurái, y el dólar de las islas Fiyi con la forma de uno de los famosos guerreros chinos de terracota de Xi’An (Fig 1i). Otra moneda curiosa, pero que aunque a pesar de ser también un arma, la podemos clasificar mejor en el apartado de temática religiosa, son los cinco dólares de Samoa (Fig. 1g) que adoptan la forma de la “Santa Lanza” que supuestamente atravesó el costado de Jesucristo en la cruz. En la parte central sobredorada lleva la inscripción “LANCEA ET CLAVVS DOMINI” (lanza y clavo del Señor) en el reverso y los datos del País emisor, año y valor en el anverso. Otra curiosa “moneda” del mismo valor y país emisor es la que reproduce la escoba ficticia “Nimbus 2000” de la popular serie de Harry Potter (Fig. 1l).

            Otras originales monedas son la de cinco mil francos de Chad que adopta la forma de una trampa para cazar osos (Fig. 1j), o los dos dólares de Niue que tienen el aspecto de un clásico reloj  “databank” (Fig. 1k).

            Son varias las monedas emitidas con motivo de cumplirse el 40 aniversario de la popular saga de los “Cazafantasmas”: las de cinco dólares de Niue, que en un caso presenta la imagen del simpático fantasma “Slimer” (Fig. 1m), que viene acompañado de una caja que reproduce la “trampa para fantasmas” que aparece en la película (Fig. 1m’), la del monstruo gigante “Stay Puft” (Fig. 1o), o la del famoso coche de los “cazafantasmas” (Fig. 1n). Otros vehículos representados son un taxi de Nueva York, que es el diseño de una moneda de mil francos de Camerún (Fig. 2a), o el coche de juguete “Rodger Dodger” reproducido en la de un dólar de las Islas Salomón (Fig. 2b).

 

Figura 2.- a: 1.00 francos de Camerún; b: dos dólares de las Islas Salomón; c, d y e:  diez cedis de Ghana; f: cinco dólares de Samoa; g: diez dólares de Niue; h: 5.000 francos de Chad; i: un dólar de Tuvalu; j: 50 céntimos de Fiyi; k: dos dólares de las Islas Salomón; l: cinco dólares de las Islas Salomón; m y n: dos dólares de las Islas Salomón; o: 2.000 francos de Camerún; p y q: un dólar de Samoa; r: diez dólares de Samoa; s: un dólar de las Islas Salomón; t: un dólar de Niue; u: 2.000 francos de Camerún; v: 5.000 francos de Chad; x: 2.000 francos de Camerún; y: 500 francos de Camerún; z: cinco dólares de Niue.

 

            Otro grupo de monedas singulares es el que integra las que presentan una forma tridimensional esférica como la serie de piezas con valor de diez cedis emitidas por Ghana y dedicadas a los planetas del sistema solar Tierra (Fig. 2c), Marte (Fig. 2d), y Mercurio (Fig. 2e). También es esférica la moneda de diez dólares de Niue, que con sus trescientos gramos de plata, reproduce la famosa “Estrella de la muerte” de la saga de “La Guerra de las Galaxias” (Fig. 2g), y los cinco mil francos del Chad que reproduce la imagen de un clásico “platillo volador” de mediados del pasado siglo (Fig. 2h). Finalmente una singular moneda de cinco dólares de Samoa también presenta una forma esférica en la que se entrelazan las figuras del sol –bañado en oro- y la luna de plata, representando el momento en que el sol se toma un descanso permitiendo que la luna brille (Fig. 2f).

            Con motivo del sesenta aniversario de la “Pantera Rosa”; Tuvalu ha emitido una moneda de un dólar con la imagen de este personaje en la serie de dibujos animados (Fig. 2i), también los cincuenta céntimos de las Islas Fiyi evocan la figura de “Robocop” (Fig. 2j), y siguiendo con la temática de las series de Ciencia-ficción, podemos destacar una espectacular moneda de cinco dólares de Samoa, con más de diez centímetros de longitud y tres onzas (93,3 g) de peso, que reproduce la forma de la nave “Enterprise” de la popular serie de “Star Trek” (Fig. 2l).

            Tras el éxito en el año 2024 de la película “Barbie”, no podía faltar este personaje, que aparece en la moneda de dos dólares de las Islas Salomón (Fig. 2k). Cono en años anteriores, también podemos encontrar “monedas musicales”, representadas por dos emisiones que con valor de dos dólares de las Islas Salomón reproducen las guitarras Fender Jazzmaster (Fig. 2m) y Fender Jaguar (Fig. 2n).

            En otro grupo dedicado a las monedas relacionadas con la comida y la bebida, encontramos los dos mil dólares de Camerún con forma de donut (Fig. 2o), la moneda de un dólar de Niue con aspecto de un helado tipo polo (Fig. 2t), la jarra de cerveza (Fig. 2p) y la copa de piña colada (Fig. 2q) que reproducen sendas monedas de un dólar de Samoa.

            También en la temática dedicada al juego y deportes, el número de emisiones ha disminuido sustancialmente respecto al año anterior, a pesar de la celebración de los Juegos Olímpicos de París en 2024. Podemos señalar una moneda de un dólar de las Islas Salomón que adopta la forma de la copa de la UEFA (Fig. 2s) y la de dos mil francos de Camerún que reproduce una colorida máquina tragaperras tradicional (Fig. 2u).

            Respecto a las monedas que adoptan las siluetas de plantas, o animales (incluidos los extinguidos como dinosaurios, trilobites, amonites...), también se ha producido durante el año 2024 una clara recesión. En años anteriores esta tipología monetaria estaba ampliamente representada, pero en la actualidad, y tal como también ocurre con las “monedas-meteorito”, apenas se han producido emisiones. Entre las pocas monedas que podemos incluir en esta categoría podemos citar los cinco mil francos del Chad que reproducen la figura de un “cucaburra” (Dacelo novaeguineae), una típica ave australiana cuyo cántico suena como una carcajada (Fig. 2v), la moneda de dos mil francos de Camerún, cuya silueta reproduce la del “Pájaro del Trueno”, criatura mitológica del folklore americano (Fig. 2x),  o la delicada libélula representada en la moneda de quinientos francos de Camerún (Fig. 2y). Dentro de este grupo, también podemos señalar los cinco dólares de Niue que reproducen la cabeza de un tiburón blanco con las fauces abiertas (Fig. 2z).

            Otra moneda singular es la emisión de diez dólares de Samoa, que reproduce la forma de la Estatua de la Libertad de Nueva York, con 8,3 cm de altura y 155,5 g de peso (5 onzas de plata), recubierta de un barniz verdoso y que presenta en su base el escudo y nombre del país emisor, el año de su fabricación y el valor facial de la moneda (Fig. 2r).

            Muchas de las monedas descritas podrían merecer ser proclamadas como la “moneda más friki” del año 2024, pero este “honor” le corresponde a la moneda de 1766 francos de Camerún de la que se han emitido tan solo 510 ejemplares, que adopta la forma de un ovni bautizado como “UFO MP-1766”. Esta moneda ha sido fabricada por la Casa de Moneda de Polonia (Mennicca Polska) y tanto el nombre que recibe (MP-1766) como su curioso valor facial de 1766 francos, hacen referencia a la fecha de fundación de la Casa de Moneda polaca. El carácter más novedoso y significativo de esta pieza, que la hace destacar sobre las demás,  es que se trata de la primera moneda “voladora” fabricada hasta la fecha, y fue presentada en febrero en la World Money Fair de Berlín. Mediante campos magnéticos, la moneda con forma de ovni y un peso de 217,7 gramos (siete onzas), puede flotar y girar libremente en el aire a poca distancia del suelo, mediante un proceso denominado levitación magnética que ya ha comenzarse a aplicarse a los coches en Japón.

 

Figura 3.- Moneda “flotante” de 1.766 francos de Camerún.

 

            Respecto de los países a cuyo nombre se ha fabricado esta selección de monedas “raras”, se ubican en dos zonas geográficas distintas, la primera en África Central (Fig.4a), donde Camerún, Chad y Ghana reúnen el 44% de las emisiones,  y la segunda en las Islas del Pacífico Sur (Fig. 4b): Salomón, Fiyi, Samoa, Niue y Tuvalu, a cuyo nombre figuran el 56% de las monedas.


Figura 4.- Distribución geográfica de las monedas seleccionadas.

 

            Otro aspecto interesante es el de los retratos que figuran en estas monedas. Teniendo en cuenta que todos de estos países, a excepción de Ghana, pertenecen a la “British Commonwealth of Nations”, en algunas emisiones a nombre de Camerún, Tuvalu y alguna de las Islas Salomón, todavía figura el retrato de la reina Isabel II, fallecida en septiembre del 2022 (Figs. 41, 2, 3), mientras en las de Ghana, y en algunas de las Islas Salomón y Camerún, aparece el rostro del nuevo monarca Carlos III (Figs. 45, 6, 7).

            Otros países como Niue y Samoa, que hasta el 2022 presentaban el busto de la reina Isabel II en el anverso de sus monedas, lo han sustituido actualmente por el escudo de armas del territorio.

 

 

miércoles, 1 de enero de 2025

Ponderales y dinerales o "piedforts"

 

Ponderales y dinerales o “piedforts”. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1340) (Junio 2024): pp. 46-49.

 

Miguel Ibáñez Artica

 

 



Ponderales y dinerales o “piedforts”.

 

            En el vocabulario utilizado en la literatura numismática se utilizan tres términos que a veces son considerados como sinónimos, es decir que se les atribuye el mismo significado. Estos términos son “ponderal” o “ponderal monetario”, “dineral” y “piedfort” o “piefort”.

            A pesar de que dichas denominaciones tienen elementos en común en su definición, existen matices sobre su utilización que permiten diferenciarlos, aunque en ocasiones al carecer de información precisa sobre el uso de alguno de estos objetos ello no es posible.

            Con aspecto monetiforme, pero de un grosor mucho mayor, en ocasiones fueron consideradas como monedas, y un ejemplo lo tenemos en las emisiones de cobre que reproducen las imágenes de los morabetinos alfonsinos -monedas de oro con leyendas en caracteres cúficos pero de contenido cristiano (Fig. 1a)-, que emitió el monarca Alfonso VIII a imitación de la moneda almorávide de la taifa de Murcia.

Si bien estas piezas de cobre, de unos 3,5 gramos de peso, inicialmente fueron consideradas como feluses (monedas de cobre musulmanas) (Fig. 1b), ya Aloiss Heiss señalaba en 1865: “El número 6 es de cobre, y tiene iguales leyendas y peso que la moneda de oro número 5, lo que nos induce a creer que fue más bien un ponderal que una moneda”(1).


Figura 1.- Alfonso VIII  (1158-1214): Morabetino alfonsino (a) y su ponderal (b). Dinero burgalés (c) y su dineral o “piefort”(d).

 

            Ya desde la Edad Antigua, mercaderes y banqueros utilizaban  pequeñas pesas de cobre, bronce, latón e incluso de plomo con variadas formas, como referencia para garantizar el correcto peso de las monedas acuñadas en metales nobles como el oro y la plata, que frecuentemente eran fraudulentamente cercenadas con su correspondiente pérdida de peso y valor.

            Estas pesas monetarias fueron ampliamente utilizadas en el imperio bizantino (Fig. 2) y en el califato omeya, donde podemos encontrar numerosos ejemplares con variadas tipologías, e incluso en algunos casos fabricados en vidrio.


Figura 2.- Ponderales monetarios bizantinos.

 

            Para época medieval no está clara la diferenciación entre los términos de “ponderal monetario” y “dineral”. Por una parte tenemos piezas que fueron utilizadas por cambistas, banqueros y comerciantes como contrapeso, para comprobar en una balanza el peso real de las monedas -generalmente de oro y plata-, y en este caso podemos hablar de “ponderales” (Fig. 3). Por otra parte tenemos otras que pudieron servir de referencia a los abridores de cuños de las diferentes casas de moneda, para que estos reprodujeran lo más fielmente posible las leyendas e imágenes del modelo en sus cuños, o bien sirvieran de contrapeso para que los oficiales de la ceca pudieran comprobar el peso de varias monedas juntas (por ejemplo un “sueldo”, integrado por doce dineros o medio sueldo formado por seis dineros) en controles rutinarios, y en este caso se denominarían “dinerales”.

Podemos señalar que si bien en el primer caso los ponderales pueden tener menor módulo que la moneda de referencia y frecuentemente presentan imágenes en una de sus caras siendo lisa la otra, en el caso de los dinerales o “piedforts”, el módulo, leyendas e iconografía es el mismo que el de la moneda de referencia, diferenciándose tan solo en su grosor y peso (Fig. 1d, Fig. 4).


Figura 3.- “Noble de la nave” de Eduardo III de Inglaterra y su ponderal (1327-1377).

 

Figura 4.- Dinerales o “piedforts” del dinero de seis líneas de Alfonso X (17,9 mm; 5,49g [1252-1284]) y del “cruzado” de vellón de Enrique II (27,4 mm; 11,15 g [1366-1367]).

 

            El término “dineral” ya aparece en la pragmática de los Reyes Católicos de Medina del Campo de 13 de junio de 1497: “que el maestro de la balança y los guardas hagan requerir las pesas y pesos dinerales por ante el escribano cada mes una vez” (Fig. 5). Estos denominados dinerales monetarios eran utilizado por una parte por los oficiales de las diferentes cecas con el fin de garantizar el correcto peso de las monedas acuñadas(2), mientras que por otra parte estaban a disposición de los cambistas, banqueros y comerciantes, quienes las utilizaban en sus transacciones para comprobar el peso correcto de las monedas.

Figura 5.- Ponderal de ducado: “cada peso de ducado una Y griega con una corona encima y una D al pie” (Pragmática de los RRCC de Valencia del 12 de abril de 1488), y el término “dineral” en la Pragmática de los Reyes Católicos de 1497

 

Las piezas que presentan las mismas características que las monedas y que únicamente difieren de ellas en su grosor y peso suelen denominarse también “piefort”. El término francés original de “piedfort” proviene de las palabra “pied”= pie, y “fort”= grande, pesado, de forma que la traducción literal sería “pie pesado”, pero con el significado en francés de “peso pesado”. Dicho término fue simplificado a “piefort” a comienzos del siglo XIX, utilizándose en la actualidad indistintamente ambas denominaciones, a las que podemos añadir el término de “dineral” en español.

            Los “piefort” o dinerales más antiguos se emitieron en Francia en el siglo XII, acuñándose algo más tarde en Inglaterra, Países Bajos, Portugal, Castilla/León, Aragón y Navarra.

Con respecto a la Península Ibérica, se conocen pieforts o dinerales de Alfonso VII (1126-1157), Alfonso VIII (1158-1214), Alfonso IX de León (1188-1230), Alfonso X (1252-1284), Sancho IV (1284-1295), Alfonso XI (1312-1350), Enrique II (1366-1367), Juan I (1379-1390),  Juan II (1406-1456), Enrique IV (1454-1474) y los Reyes Católicos (1474-1504-1516), así como de los monarcas portugueses Alfonso IV (1325-1357) y Fernando I (1367-1383). También se produjeron ponderales monetarios para las monedas de la Corona de Aragón en tiempos de Pedro IV (1335-1387) y Martín I (1396-1410). Finalmente, con respecto a los dinerales navarros, la referencia más antigua la encontramos en un piefort de dinero de Enrique I de Champaña (1270-1274) de 2,75 gramos de peso, y un siglo más tarde en otros de Carlos II (1349-1387), uno del real de oro de 27 mm y 10,37 g de peso, y otro del dinero carlín, de 19 mm y 6,29 g de peso, con una composición metalográfica del 13,3% en plata, 85,9 en cobre y 0,8% en plomo (Fig. 6). En este último caso podemos suponer que la ley del piefort era la misma que la de la moneda a que hacía referencia: el carlín blanco.

Figura 6.- “Piefort” de carlín blanco (Museo de Navarra).

 

            Si bien en un principio los “pieforts” o dinerales se emitieron para su uso por los funcionarios en las diferentes cecas o casas de la moneda, bien sea como piezas modelo y de referencia para los abridores de cuños, o como medida de comprobación del peso de un número determinado de monedas, ya desde finales del medievo se acuñaron también como objetos de prestigio, para obsequiar a personajes ilustres. En francés en ocasiones se distingue “sensu stricto” entre “pied fort” para denominar las que sirvieron cono patrón Figs. 7a y b), y “poids fort” para referirse a las piezas de presentación (Figs. 7c y d), si bien el término popular más utilizado es el primero para ambos tipos de piezas.

            Estas monedas gruesas y de elevado peso, y acuñadas en metales nobles, siguen emitiéndose en la actualidad en muchos países, en este caso convertidas en piezas de “bullion” o monedas de inversión. En ocasiones algunas cecas emiten varias pruebas de algunas monedas, entre las que se elige el modelo definitivo que finalmente se adoptará. Estas emisiones se realizan en cobre o latón con el mismo módulo que la moneda propuesta pero con un grosor mucho mayor (Fig. 7c) y también se denominan “piefort”.

Figura 7.- “Pieforts” franceses medievales y modernos.

a: “Doble dinero parisino” de Carlos IV de Francia y I de Navarra (1322-1328); b: Grueso de Felipe VI de Francia (1323-1350); c: Piefort de prueba monetaria de 20 francos de 1848; d: Piefort de 5 francos de plata de 1853.

 

            Mientras que los ponderales monetarios medievales y modernos son relativamente comunes al haber sido utilizados por una gran cantidad de personas (banqueros, cambistas, comerciantes...) como herramientas de comprobación del peso de las monedas(3), durante la Edad Media el uso de los pieforts o dinerales, estaba restringido a los oficiales de las casas de moneda y son mucho más raros y escasos, y en ocasiones conocidos por ejemplares únicos.

            Para el período medieval, podemos considerar como pieforts o dinerales “sensu stricto” aquellas piezas que reproducen fielmente la moneda de referencia aunque con mayor grosor y peso (Fig. 6; Figs. 7a, b). Estas piezas se acuñaban utilizando los mismos cuños empleados en la fabricación de las monedas, y tenían su misma ley o proporción de metales. Por contra los ponderales monetarios, de uso generalizado, pueden adoptar variadas formas, unas veces circulares como las monedas (Figs. 8c, h) o poligonales de forma cuadrada (Figs. 8d, i) y hexagonal (Figs. 8e-g, j), fabricándose al principio en bronce, y desde finales del medievo en latón. En estos ponderales suele aparecer la figura más o menos esquematizada de las monedas a las que sirve de patrón de peso y generalmente no llevan leyendas.

Figura 8.- Conjunto de “pieforts” (a, b) y ponderales monetarios (c-j).

 

                En el reino de Castilla, la normativa sobre la fabricación de estos ponderales monetarios fue establecida en la Pragmática de Valencia del 12 de abril de 1488(4)   

 

 

 

 

 

Notas:

(1)  Heiss, 1865: 33.

(2) También se controlaba la “ley”, es decir la cantidad de metal noble contenido en la moneda, comparándola con las marcas que dejaban sobre la  “piedra de toque”, un patrón de puntas, once para el oro, cada una con un contenido distinto de metal noble, entre los 12 y 23 quilates, y de 22 puntas para la plata. Otro método más sencillo utilizado por cambistas y comerciantes, consistía en frotar la moneda sobre la piedra de toque hasta que aparecía una raya. Al añadir sobre la misma una gota de ácido nítrico se disolvían los metales no preciosos, dejando una coloración en la raya con la que se podía calibrar el contenido en oro o plata de la pieza examinada.

(3) Hay que tener en cuenta que durante la Edad Media, y especialmente a partir del siglo XIV, circulaban conjuntamente multitud de monedas de oro de diferentes tipos y procedencias, tal como queda atestiguado en algunos tesoros como el de la calle de la Merced de Pamplona, el de la plaza Yesqueros de Murcia o el de Sant Pere de Rodes en Gerona.

(4) Roma & Braña, 2014: 75.

 

 

Bibliografía:

 

Balaguer, A. M., 1998. El inicio de los ponderales monetarios en Castilla y Portugal. Catálogo y documentación. Actas do IV Congresso Nacional de Numismática, pp. 205-234.

Córdoba de la Llave, R., 2009. Ciencia y técnica monetarias en la España Bajomedieval. Fundación Juanelo Turiano, Madrid: 406 pp.

Fernandes, I., 2019. Pieds-Forts da Numária Medieval Portuguesa. Exemplares conhecidos. Numismática ANP 132.

Heiss, A. 1865. Descripción general de las monedas hispano-cristianas desde la invasión de los árabes. Tomo I: 435 pp. + 70 lám.

Mateu y Llopis, F., 1934. Catálogo de los ponderales monetarios del Museo Arqueológico Nacional. Madrid: 292 pp. + XIX lám.

Mozo Monroy, M., 2022. Dineral o ponderal de la emisión sobre la traslación del apóstol Santiago, de Fernando II de León. Propuestas de identificación e interpretación iconográfica.

 Documenta et Instrumenta, 20: pp. 149-181. 

Ramires, M., 1956. Pied-Forts. Nummus 5: pp. 29-37 + 1 lám.

Roma, A. & J.L. Braña, 2014. El uso y la fabricación de pesas monetales en Castilla antes de 1488. Gaceta Numismática 187: pp. 75-82.

Rueda, M., 1993. Moneda y ponderales del reino de León (S. XI-XIII), Boletín del Museo Arqueológico Nacional 13: pp. 107-114.

- 1993. Dinerales medievales para el oro en Castilla, Nvmisma 232: pp. 147-161.