miércoles, 1 de enero de 2025

Ponderales y dinerales o "piedforts!

 

Ponderales y dinerales o “piedforts”. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1340) (Junio 2024): pp. 46-49.

 

Miguel Ibáñez Artica

 

 



Ponderales y dinerales o “piedforts”.

 

            En el vocabulario utilizado en la literatura numismática se utilizan tres términos que a veces son considerados como sinónimos, es decir que se les atribuye el mismo significado. Estos términos son “ponderal” o “ponderal monetario”, “dineral” y “piedfort” o “piefort”.

            A pesar de que dichas denominaciones tienen elementos en común en su definición, existen matices sobre su utilización que permiten diferenciarlos, aunque en ocasiones al carecer de información precisa sobre el uso de alguno de estos objetos ello no es posible.

            Con aspecto monetiforme, pero de un grosor mucho mayor, en ocasiones fueron consideradas como monedas, y un ejemplo lo tenemos en las emisiones de cobre que reproducen las imágenes de los morabetinos alfonsinos -monedas de oro con leyendas en caracteres cúficos pero de contenido cristiano (Fig. 1a)-, que emitió el monarca Alfonso VIII a imitación de la moneda almorávide de la taifa de Murcia.

Si bien estas piezas de cobre, de unos 3,5 gramos de peso, inicialmente fueron consideradas como feluses (monedas de cobre musulmanas) (Fig. 1b), ya Aloiss Heiss señalaba en 1865: “El número 6 es de cobre, y tiene iguales leyendas y peso que la moneda de oro número 5, lo que nos induce a creer que fue más bien un ponderal que una moneda”(1).


Figura 1.- Alfonso VIII  (1158-1214): Morabetino alfonsino (a) y su ponderal (b). Dinero burgalés (c) y su dineral o “piefort”(d).

 

            Ya desde la Edad Antigua, mercaderes y banqueros utilizaban  pequeñas pesas de cobre, bronce, latón e incluso de plomo con variadas formas, como referencia para garantizar el correcto peso de las monedas acuñadas en metales nobles como el oro y la plata, que frecuentemente eran fraudulentamente cercenadas con su correspondiente pérdida de peso y valor.

            Estas pesas monetarias fueron ampliamente utilizadas en el imperio bizantino (Fig. 2) y en el califato omeya, donde podemos encontrar numerosos ejemplares con variadas tipologías, e incluso en algunos casos fabricados en vidrio.


Figura 2.- Ponderales monetarios bizantinos.

 

            Para época medieval no está clara la diferenciación entre los términos de “ponderal monetario” y “dineral”. Por una parte tenemos piezas que fueron utilizadas por cambistas, banqueros y comerciantes como contrapeso, para comprobar en una balanza el peso real de las monedas -generalmente de oro y plata-, y en este caso podemos hablar de “ponderales” (Fig. 3). Por otra parte tenemos otras que pudieron servir de referencia a los abridores de cuños de las diferentes casas de moneda, para que estos reprodujeran lo más fielmente posible las leyendas e imágenes del modelo en sus cuños, o bien sirvieran de contrapeso para que los oficiales de la ceca pudieran comprobar el peso de varias monedas juntas (por ejemplo un “sueldo”, integrado por doce dineros o medio sueldo formado por seis dineros) en controles rutinarios, y en este caso se denominarían “dinerales”.

Podemos señalar que si bien en el primer caso los ponderales pueden tener menor módulo que la moneda de referencia y frecuentemente presentan imágenes en una de sus caras siendo lisa la otra, en el caso de los dinerales o “piedforts”, el módulo, leyendas e iconografía es el mismo que el de la moneda de referencia, diferenciándose tan solo en su grosor y peso (Fig. 1d, Fig. 4).


Figura 3.- “Noble de la nave” de Eduardo III de Inglaterra y su ponderal (1327-1377).

 

Figura 4.- Dinerales o “piedforts” del dinero de seis líneas de Alfonso X (17,9 mm; 5,49g [1252-1284]) y del “cruzado” de vellón de Enrique II (27,4 mm; 11,15 g [1366-1367]).

 

            El término “dineral” ya aparece en la pragmática de los Reyes Católicos de Medina del Campo de 13 de junio de 1497: “que el maestro de la balança y los guardas hagan requerir las pesas y pesos dinerales por ante el escribano cada mes una vez” (Fig. 5). Estos denominados dinerales monetarios eran utilizado por una parte por los oficiales de las diferentes cecas con el fin de garantizar el correcto peso de las monedas acuñadas(2), mientras que por otra parte estaban a disposición de los cambistas, banqueros y comerciantes, quienes las utilizaban en sus transacciones para comprobar el peso correcto de las monedas.

Figura 5.- Ponderal de ducado: “cada peso de ducado una Y griega con una corona encima y una D al pie” (Pragmática de los RRCC de Valencia del 12 de abril de 1488), y el término “dineral” en la Pragmática de los Reyes Católicos de 1497

 

Las piezas que presentan las mismas características que las monedas y que únicamente difieren de ellas en su grosor y peso suelen denominarse también “piefort”. El término francés original de “piedfort” proviene de las palabra “pied”= pie, y “fort”= grande, pesado, de forma que la traducción literal sería “pie pesado”, pero con el significado en francés de “peso pesado”. Dicho término fue simplificado a “piefort” a comienzos del siglo XIX, utilizándose en la actualidad indistintamente ambas denominaciones, a las que podemos añadir el término de “dineral” en español.

            Los “piefort” o dinerales más antiguos se emitieron en Francia en el siglo XII, acuñándose algo más tarde en Inglaterra, Países Bajos, Portugal, Castilla/León, Aragón y Navarra.

Con respecto a la Península Ibérica, se conocen pieforts o dinerales de Alfonso VII (1126-1157), Alfonso VIII (1158-1214), Alfonso IX de León (1188-1230), Alfonso X (1252-1284), Sancho IV (1284-1295), Alfonso XI (1312-1350), Enrique II (1366-1367), Juan I (1379-1390),  Juan II (1406-1456), Enrique IV (1454-1474) y los Reyes Católicos (1474-1504-1516), así como de los monarcas portugueses Alfonso IV (1325-1357) y Fernando I (1367-1383). También se produjeron ponderales monetarios para las monedas de la Corona de Aragón en tiempos de Pedro IV (1335-1387) y Martín I (1396-1410). Finalmente, con respecto a los dinerales navarros, la referencia más antigua la encontramos en un piefort de dinero de Enrique I de Champaña (1270-1274) de 2,75 gramos de peso, y un siglo más tarde en otros de Carlos II (1349-1387), uno del real de oro de 27 mm y 10,37 g de peso, y otro del dinero carlín, de 19 mm y 6,29 g de peso, con una composición metalográfica del 13,3% en plata, 85,9 en cobre y 0,8% en plomo (Fig. 6). En este último caso podemos suponer que la ley del piefort era la misma que la de la moneda a que hacía referencia: el carlín blanco.

Figura 6.- “Piefort” de carlín blanco (Museo de Navarra).

 

            Si bien en un principio los “pieforts” o dinerales se emitieron para su uso por los funcionarios en las diferentes cecas o casas de la moneda, bien sea como piezas modelo y de referencia para los abridores de cuños, o como medida de comprobación del peso de un número determinado de monedas, ya desde finales del medievo se acuñaron también como objetos de prestigio, para obsequiar a personajes ilustres. En francés en ocasiones se distingue “sensu stricto” entre “pied fort” para denominar las que sirvieron cono patrón Figs. 7a y b), y “poids fort” para referirse a las piezas de presentación (Figs. 7c y d), si bien el término popular más utilizado es el primero para ambos tipos de piezas.

            Estas monedas gruesas y de elevado peso, y acuñadas en metales nobles, siguen emitiéndose en la actualidad en muchos países, en este caso convertidas en piezas de “bullion” o monedas de inversión. En ocasiones algunas cecas emiten varias pruebas de algunas monedas, entre las que se elige el modelo definitivo que finalmente se adoptará. Estas emisiones se realizan en cobre o latón con el mismo módulo que la moneda propuesta pero con un grosor mucho mayor (Fig. 7c) y también se denominan “piefort”.

Figura 7.- “Pieforts” franceses medievales y modernos.

a: “Doble dinero parisino” de Carlos IV de Francia y I de Navarra (1322-1328); b: Grueso de Felipe VI de Francia (1323-1350); c: Piefort de prueba monetaria de 20 francos de 1848; d: Piefort de 5 francos de plata de 1853.

 

            Mientras que los ponderales monetarios medievales y modernos son relativamente comunes al haber sido utilizados por una gran cantidad de personas (banqueros, cambistas, comerciantes...) como herramientas de comprobación del peso de las monedas(3), durante la Edad Media el uso de los pieforts o dinerales, estaba restringido a los oficiales de las casas de moneda y son mucho más raros y escasos, y en ocasiones conocidos por ejemplares únicos.

            Para el período medieval, podemos considerar como pieforts o dinerales “sensu stricto” aquellas piezas que reproducen fielmente la moneda de referencia aunque con mayor grosor y peso (Fig. 6; Figs. 7a, b). Estas piezas se acuñaban utilizando los mismos cuños empleados en la fabricación de las monedas, y tenían su misma ley o proporción de metales. Por contra los ponderales monetarios, de uso generalizado, pueden adoptar variadas formas, unas veces circulares como las monedas (Figs. 8c, h) o poligonales de forma cuadrada (Figs. 8d, i) y hexagonal (Figs. 8e-g, j), fabricándose al principio en bronce, y desde finales del medievo en latón. En estos ponderales suele aparecer la figura más o menos esquematizada de las monedas a las que sirve de patrón de peso y generalmente no llevan leyendas.

Figura 8.- Conjunto de “pieforts” (a, b) y ponderales monetarios (c-j).

 

                En el reino de Castilla, la normativa sobre la fabricación de estos ponderales monetarios fue establecida en la Pragmática de Valencia del 12 de abril de 1488(4)   

 

 

 

 

 

Notas:

(1)  Heiss, 1865: 33.

(2) También se controlaba la “ley”, es decir la cantidad de metal noble contenido en la moneda, comparándola con las marcas que dejaban sobre la  “piedra de toque”, un patrón de puntas, once para el oro, cada una con un contenido distinto de metal noble, entre los 12 y 23 quilates, y de 22 puntas para la plata. Otro método más sencillo utilizado por cambistas y comerciantes, consistía en frotar la moneda sobre la piedra de toque hasta que aparecía una raya. Al añadir sobre la misma una gota de ácido nítrico se disolvían los metales no preciosos, dejando una coloración en la raya con la que se podía calibrar el contenido en oro o plata de la pieza examinada.

(3) Hay que tener en cuenta que durante la Edad Media, y especialmente a partir del siglo XIV, circulaban conjuntamente multitud de monedas de oro de diferentes tipos y procedencias, tal como queda atestiguado en algunos tesoros como el de la calle de la Merced de Pamplona, el de la plaza Yesqueros de Murcia o el de Sant Pere de Rodes en Gerona.

(4) Roma & Braña, 2014: 75.

 

 

Bibliografía:

 

Balaguer, A. M., 1998. El inicio de los ponderales monetarios en Castilla y Portugal. Catálogo y documentación. Actas do IV Congresso Nacional de Numismática, pp. 205-234.

Córdoba de la Llave, R., 2009. Ciencia y técnica monetarias en la España Bajomedieval. Fundación Juanelo Turiano, Madrid: 406 pp.

Fernandes, I., 2019. Pieds-Forts da Numária Medieval Portuguesa. Exemplares conhecidos. Numismática ANP 132.

Heiss, A. 1865. Descripción general de las monedas hispano-cristianas desde la invasión de los árabes. Tomo I: 435 pp. + 70 lám.

Mateu y Llopis, F., 1934. Catálogo de los ponderales monetarios del Museo Arqueológico Nacional. Madrid: 292 pp. + XIX lám.

Mozo Monroy, M., 2022. Dineral o ponderal de la emisión sobre la traslación del apóstol Santiago, de Fernando II de León. Propuestas de identificación e interpretación iconográfica.

 Documenta et Instrumenta, 20: pp. 149-181. 

Ramires, M., 1956. Pied-Forts. Nummus 5: pp. 29-37 + 1 lám.

Roma, A. & J.L. Braña, 2014. El uso y la fabricación de pesas monetales en Castilla antes de 1488. Gaceta Numismática 187: pp. 75-82.

Rueda, M., 1993. Moneda y ponderales del reino de León (S. XI-XIII), Boletín del Museo Arqueológico Nacional 13: pp. 107-114.

- 1993. Dinerales medievales para el oro en Castilla, Nvmisma 232: pp. 147-161.