El “Lince ibérico”, una nueva moneda de “bullion”. Artículo
publicado en “Eco filatélico y numismático”
(Febrero 2022) 78 (1314): pp. 43-45.
Miguel Ibáñez Artica
El
“Lince ibérico”, una nueva moneda “bullion”.
Durante
el pasado mes de diciembre del año 2021 se puso en circulación una moneda muy
especial, el “lince ibérico”, con un diámetro de 37 mm y un peso de 31,105 g (una
onza troy) de oro prácticamente puro (999,9 milésimas), que presenta en su
anverso los motivos del antiguo real de a ocho de tipo columnario, con dos
hemisferios bajo la corona, flaqueados por las columnas de Hércules, que portan
la leyenda “Plus Ultra”, y en el reverso la cabeza de un lince ibérico (Fig. 4h).
Aunque
su valor facial (el que aparece en la moneda) es de 1,5 euros, su precio en el
mercado supera en más de mil veces esta cifra. No es una verdadera moneda en el
sentido estricto, sino que se trata de un instrumento concebido para almacenar
el valor, sería más bien un pequeño lingote de oro comercializado con aspecto
de moneda.
Figura 1.- Diferentes monedas bullion.
Desde
que a comienzos del siglo séptimo antes de nuestra Era, los banqueros jonios
colocaran sus marcas en las pequeñas pepitas de electro (aleación de oro y
plata) como mecanismo para garantizar su peso, las monedas hasta tiempos
relativamente recientes han sido valoradas por la calidad del metal noble y el
peso del mismo que contenían.
Remontándonos
a los siglos XIX y XX, algunas de las monedas más valiosas acuñadas en
diferentes países han cumplido tanto su función de moneda para realizar pagos
de bienes y servicios, como la de constituir refugios del valor. Este es el
caso por ejemplo de los “soberanos” británicos (Fig. 2a) que circularon como moneda corriente entre 1817 y 1914,
como moneda comercial entre 1914 y 1979 y finalmente como moneda de inversión
desde esta última fecha hasta la actualidad, los “napoleones” franceses (Fig. 2b), monedas de veinte francos de
oro que circularon entre 1803 y 1914 o las “dobles águilas” de oro americanas (Fig. 2c) emitidas en Estados Unidos
entre 1849 y 1933, en este caso con un valor de veinte dólares y un peso y
tamaño muy superior a las otras monedas europeas. Estas monedas americanas
comenzaron a emitirse en 1849 coincidiendo con la “Fiebre del oro” desatada en
California.
Figura
2.- Monedas
de oro.
a: “Soberano” de Gran Bretaña de 1 £ de 1959; b: “Napoleón” de Francia de 20 francos de 1864; c: “Doble Águila” americana de 20 $ de 1907.
Simplificando mucho la historia reciente del dinero,
durante el siglo XX los valores monetarios más altos fueron desplazándose desde
las monedas metálicas a los billetes bancarios, y estos billetes eran en
realidad una especie de cheque, con el que en teoría podía convertirse en su
valor de oro, y así por ejemplo en España, incluso en los años setenta del
pasado siglo, los billetes llevaban en encabezamiento de “El Banco de España
pagará al portador” (Fig.3).
Figura
3.- Billete
de 1970 con la leyenda “El Banco de España pagará al portador”.
Hasta 1971, cada país podía imprimir billetes por el
valor de sus propias reservas de oro, en lo que se conoce como el modelo del
“patrón oro” establecido en la conferencia internacional de Breton Woods de
julio de 1944, pero los enormes gastos derivados de la guerra de Vietnam
hicieron que el presidente Nixon abandonara este modelo, y a partir de esta
fecha tanto el dinero como la propia moneda se convirtieron en elementos
fiduciarios, es decir no respaldados por metales preciosos tangibles, sino
basados en la confianza o en la fe de la comunidad en la promesa de pago por
parte del estado.
En esos momentos, el oro se convirtió en un buen valor para
el refugio de capitales ante la inestabilidad de las diferentes monedas
estatales sujetas a procesos inflacionarios, y en esta época Sudáfrica que era
el mayor productor de este valioso metal en el mundo, había creado en 1967 una
nueva moneda de oro, el “Krugerrand” con una onza de peso en metal noble, con
el fin de comercializar y estimular la propiedad privada del oro. El nombre que
recibió la moneda se debe al retrato de Paul Kruger, presidente de Sudáfrica
entre 1883 y 1900 que aparece en el anverso, mientras en el reverso figura la
imagen de un antílope (Fig. 4a).
Aunque el país estaba sometido a un bloqueo comercial internacional por su
política de “apatheid”, y la exportación de lingotes de metal estaba prohibida,
las monedas escaparon durante un tiempo a esta restricción, y en 1980 el
Krugerrand representaba el 90% del mercado mundial de monedas de oro.
En 1979 el gobierno de Canadá emitió la segunda moneda
bullion, en este caso denominada “hoja de arce” por ser éste el motivo del
reverso de la moneda, mientras en el anverso figura el busto de la reina Isabel
II (Fig.
4b), y en la década de los 80 del pasado siglo se popularizó la emisión de
monedas de oro de inversión con una onza de peso por parte de varios países,
como China, que emitió monedas con la característica figura de un oso panda a
partir de 1982 (Fig. 4c), la “Perth
Mint” de Australia emitió entre 1986 y 1989 monedas de oro de una onza con el
motivo de una pepita de oro, denominadas al principio “nugget” (Fig. 4d), pero desde esa última fecha,
el motivo del reverso fue sustituido por un canguro, de forma que en la
actualidad estas monedas reciben el nombre de “canguros” (Fig. 4d’). En las mismas fechas (1986) comenzaron a emitirse
monedas de oro en Estados Unidos con la tradicional denominación de “águilas” (Fig. 4e).
En
Europa el primer país que acuño estas monedas de oro de inversión fue Gran
Bretaña, que emitió en 1987 monedas llamadas “britania” por la alegoría
representada en ellas. Esta monedas con una onza de oro se acuñaron al
principio con una ley de 22 kilates (Fig.
4f), que subió a 24 en el año 2013, cambiando de forma, aumentando su
diámetro y disminuyendo el espesor (Fig.
4f’). El segundo país europeo que introdujo estos tipos monetarios fue
Austria en 1989, con un motivo alusivo a los instrumentos musicales de la
orquesta filarmónica de Viena, y por esta razón las monedas se denominan
“filarmónicas” (Fig. 4g).
Figura
4.-
Diferentes monedas bullion.
a: “Krugerrand” sudafricano de
1967; b: “hoja de arce” canadiense de 1979; c: “panda” chino de 1982;
d:
“pepita de oro” australiana de 1986; d’: “canguro” australiano de
1989-2014; e: “águila” americana de 1986; f y f’: “britania” inglesa de
1987 y 2013; g: “filarmónica” austríaca de 1989; h: “lince” español de
2021.
Otros muchos países han emitido de forma más o menos
ocasional monedas de bullion de una onza de oro (México, Nueva Zelanda, Polonia,
Ucrania...)(1) y España se ha incorporado en el año 2021 con la
emisión del “lince” de oro. En este caso se ha elegido la figura de un animal
característico de nuestra fauna autóctona, el lince ibérico (Lynx pardinus), siguiendo la tendencia, ya recogida en las
primeras emisiones griegas, donde se representaban los animales icónicos de las antiguas polis
(la foca de Focea, la lechuza de Atenas, el mejillón de Cumas, el cangrejo de
Akragas, etc...), y también en las modernas monedas bullion de oro (el canguro
australiano, el panda chino, el águila americana, el kiwi neozelandés...).
De momento se ha autorizado la emisión de doce mil
monedas de este “Spanish lynx” comercializadas por la FNMT -y cuyo precio
oficial es el del valor del oro que contienen más un 10% de beneficio-, que
tendrán que competir en el mercado internacional con las ya existentes. Con
respecto a su precio (actual y futuro) dependerá de varios factores (en muchos
casos impredecibles), ya que aparte de su ínfimo valor facial o nominal (el de
1,5 euros que figura en la moneda), habrá que tener en cuenta el valor del oro
en el futuro (que como refugio del valor, tiene que competir en la actualidad
con las monedas virtuales como el bitcoin), así como el valor numismático,
determinado por la demanda del mercado coleccionista de estos tipos monetarios.
Notas:
(1) También
se han emitido numerosos divisores de medias, cuartos y décimos de onza, y
ocasionalmente tanto Australia como Canadá han llegado a fabricar monedas de 1
Kg de peso en oro puro, y en el caso de Canadá hasta gigantescas piezas de 100
Kg de oro, muy famosas desde que el 27 de marzo del 2017 una de ellas fue
robada en un museo de Berlín.
Las
monedas bullion también han sido ocasionalmente acuñadas en otros metales
preciosos, que van desde la plata o platino hasta otros metales más exóticos
como el rodio o el paladio.