jueves, 1 de mayo de 2025

Monedas bilingües con escritura latina y griega de Juba II, rey de Mauritania.

 

Monedas bilingües con escritura latina y griega de Juba II, rey de Mauritania. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 78 (1317) (Mayo, 2022): pp. 48-50.

 

Miguel Ibáñez Artica

 

            Juba II es uno de los personajes más interesantes desde un punto de vista numismático en la Antigüedad Clásica del Norte de África, rey de Numidia y Mauritania (30 a.C.-25-a.C.-23 d.C.). Personaje culto y erudito a la vez que eficaz gobernante, que reinó como aliado de Roma durante más de medio siglo. La prolífica producción monetaria de este monarca tiene sus motivaciones en las circunstancias que acaecieron en su juventud.

            Su padre Juba I (Fig. 4a) era aliado de Pompeyo y fue derrotado por Julio Cesar, quien convirtió Numidia en una provincia romana. El heredero al trono y futuro monarca fue llevado a Roma donde aprendió latín y griego, obteniendo la ciudadanía romana y convirtiéndose gracias a su esmerada educación y capacidad personal en uno de los personajes con mayor formación intelectual de Roma, de forma que con tan solo veinte años de edad escribió su primera obra sobre Arqueología romana.

            En su niñez fue protegido y criado primero por el mismo Julio Cesar, y posteriormente por Octavio a quien acompaño en sus campañas militares y con quien le unía una fuerte amistad. En el año 30 a.C. Augusto restauró a Juba II en el trono de Numidia, aunque cinco años más tarde retornó a su antiguo estatus de provincia romana. Juba recibió a cambio el vecino reino de Mauritania (al oeste de Numidia), que tras la muerte de su rey Boco II (antiguo aliado de Octavio) sin descendencia, había pasado a ser controlado por Roma.


Figura 1.- Busto de Juba II (Museo del Louvre) y Cleopatra Selene (Museo de Cherchell, Argelia). Al fondo el Mausoleo real donde fueron enterrados.

 

            En el año 19 a.C., Octavio Augusto propició el matrimonio de Juba con la única hija de Marco Antonio y Cleopatra, Cleopatra Selene (Fig. 1), y cuando Juba II y su esposa se trasladaron a Mauritania,  cambiaron el nombre de la capital Loi por el de Caesarea (en la ciudad actual de Cherchel en Argelia) en honor a Cesar Augusto.

            Entre las numerosas emisiones que realizó Juba II, generalmente con motivos inspirados en la iconografía de las monedas de Julio Cesar y Octavio, destacaremos aquellas donde en el reverso aparece la reina Cleopatra Selene con nombre y titulación en escritura griega (BACIΛICCA KΛEOΠATΡA), de forma que nos encontramos con unas monedas que presentan dos tipos de escritura, latina en el anverso y griega en el reverso(1).

            Un primer grupo de denarios muestra en el anverso el busto imberbe del monarca y en el reverso el de la reina. Hay emisiones en las que los dos bustos miran a la derecha (Fig. 3a) o a la izquierda (Fig. 3b), e incluso con el busto de Juba mirando a la derecha y el de Cleopatra a la izquierda (Fig. 3c).

            Estas monedas son muy diferentes a las acuñadas por su padre, Juba I, también bilingües, pero en latín en el anverso (REX IVBA) y púnico escrito en vertical (a la izquierda el título: hmmlqt y a la derecha el nombre: ywb’y) en el reverso, y donde el busto del monarca aparece con una tupida barba y con un cetro apoyado en su hombro (Fig. 4a). Se conocen denarios y quinarios acuñados hacia el 47-46 a.C., que constituyen las inscripciones monetales bilingües más antiguas emitidas en el Norte de África(2).

            El modelo de las emisiones bilingües con los bustos de los reyes lo encontramos en una rara moneda dada recientemente a conocer(3), se trata de un denario con los bustos de Marco Antonio y Cleopatra (progenitores de Cleopatra Selene) mirando a la derecha, y con la leyenda del reverso en lengua y escritura griega (Fig.2).    


Figura 2.- Denario bilingüe de Marco Antonio (ANTONI•ARMENIA•DEVICTA) y Cleopatra (ΚΛΕΟΠΑΤΡA ΒΑCΙΛICΗC ΒΑCΙΛΕWΝ Τ...N).

 

            Además de estas monedas en las que figura el retrato de la reina, encontramos otras emisiones en oro (Fig. 3a), plata (Figs. 3b a 3h) y bronce (Figs. 3i, j), donde el nombre y títulación de la reina aparece en griego.

            Aparte de la estrella y creciente (Fig. 3e), iconografía astral que imita algunas emisiones de Augusto, los principales motivos evocan el origen egipcio de la reina, como el adorno de la cabeza de Isis (Figs. 3a, f, g e i), a veces acompañado de un sistro (instrumento musical egipcio) (Fig. 3g). Una emisión muestra la figura de un cocodrilo (Fig. 3h), animal icónico de Egipto, así como en una moneda de bronce de la ceca de Caesarea podemos ver un ibis atacando a una serpiente (Fig. 3j).


Figura 3.- Monedas bilingües de Juba II y Cleopatra Selene.   

 

            Es evidente la influencia de la hija de Marco Antonio y Cleopatra en las artes y la cultura que se desarrolló en el floreciente nuevo reino de Mauritania, que se desarrolló en un eclecticismo de estilos romano, griego y egipcio, sobre un sustrato púnico.

            La reina Cleopatra Selene murió el año 6 d.C., y trece años más tarde Juba II asoció al trono a su hijo Prolomeo (Fig. 4b), quien heredó el reino al fallecer su progenitor en el año 23 d.C. Las monedas emitidas por el nuevo monarca presentan características similares, pero portan los epígrafes exclusivamente en escritura latina. Como curiosidad, tanto Juba II como Ptolomeo, obtuvieron por separado la magistratura honorifica de duumviros quinquenales (con la potestad de realizar los censos de la ciudad cada cinco años) en Cartago Nova (Cartagena), como queda atestiguado en sendos ases emitidos en la ciudad (Figs. 4c y d).

 


Figura 4.-  a: Denario bilingüe de Juba I; b: Denario de Juba II y Ptolomeo; c: Semis de Cartagonova (Cartagena) donde Juba II figura como duunviro; d: Semis de Cartagonova  donde Ptolomeo figura como duunviro.   

 

            Con menos fortaleza que su padre, proliferaron las revueltas que no fue capaz de contener, Ptolomeo fue llamado a Roma en el año 40 d.C., siendo asesinado por orden del emperador Calígula, quien anexionó el reino de Mauritania al Imperio Romano, sofocando drásticamente las revueltas con ayuda de las legiones.  

 

 

Notas:

(1) Existen unas raras emisiones en bronce, posiblemente datadas al comienzo del reinado, donde aparece la leyenda en griego ΒΑΣΙΛΕΩΣ ΙΩΒΑ (Domínguez Monedero, A. J., 2017. Rex Iuba, monarca e intelectual helenístico, y la Hispania de Augusto. Gerión, Vol. 35: pp. 61-85.)

(2) Solamente se conoce una emisión de  semises de Juba II que lleva leyenda latina en anverso (REX IVBA) y neopúnica en el reverso (mqm sms) a los lados de un busto frontal barbado y con grandes bigotes de Baal.  

(3) Amela L., 2018. Nuevo y excepcional denario bilingüe de Cleopatra y Marco Antonio. Varia Nummorum VIII : 79-82. Ya se conocían tetradracmas con leyendas griegas en anverso y reverso: Baccilicca Kleopatra Thea Neotera  (La joven reina diosa Cleopatra) y Antwnioc aytokpatwp Tpiton Andpwn (Antonio emperador tercera proclamación).

 

 

martes, 1 de abril de 2025

Escenas de depredación animal en la iconografía de las monedas griegas de la Antigüedad.

 

Escenas de depredación animal en la iconografía de las monedas griegas de la Antigüedad. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 78 (1316) (Abril, 2022): pp. 46-48.

 

Miguel Ibáñez Artica

 

Dentro de las denominadas relaciones inter-específicas (las que se dan entre especies de seres vivos diferentes como la depredación, competencia, simbiosis, comensalismo etc...), la más frecuente en el reino animal es la depredación: cuando un organismo se come a otro. De hecho, la principal relación que los seres humanos mantenemos con el resto de las especies animales y vegetales del Planeta, no es precisamente la que practicamos con nuestras mascotas o con las plantas del jardín, sino la que diariamente realizamos con aquellas que constituyen nuestro alimento cotidiano.

En este artículo comentaremos algunas escenas de depredación que pueden verse en monedas emitidas en diferentes lugares de la antigua Grecia (Fig. 1), donde entre los siglos séptimo y segundo antes de nuestra Era, se calcula que acuñaron moneda más de un millar de ciudades (Polis) y unos quinientos gobernantes, como resultado de la diversificación y creación de nuevas colonias más o menos independientes, que por medio de estas emisiones monetarias pretendían reafirmar su autonomía e identidad. Así, de algunas ciudades, al igual que lo que ocurre con muchas cecas ibéricas,  solamente tenemos noticias de su existencia (a veces efímera) a través de los registros numismáticos.

Figura 1.- Ubicación de las ciudades mencionadas.

En las figuras que aparecen en estas monedas, las representaciones de animales son muy abundantes y variadas, tanto de seres fabulosos y mitológicos (tritones o serpientes marinas), como de animales reales, unas veces terrestres como insectos, reptiles, anfibios, aves y mamíferos, o marinos como numerosas especies de moluscos gasterópodos, lamelibranquios y cefalópodos, crustáceos, peces, tortugas marinas y también mamíferos como delfines y focas(1).

Figura 2.- a: Estátera de electro con leyenda ΦΑΝΟΣ EMI ΣEIMA (Yo soy el símbolo de Phanes); b: Tercio de estátera de electro acuñada en Éfeso (Jonia) hacia el 625-600 a.C. con ciervo y leyenda retrógrada “Phaneos”.

 

            Entre las monedas más antiguas conocidas, están las estáteras jonias y sus divisores de Éfeso, con la imagen de un ciervo y la leyenda “Soy el símbolo de Phanes” (Fig. 2a), o en los tercios de estátera la leyenda simplificada “Phaneos” (“de Phanes”) (Fig. 2b). Mientras el ciervo era el animal totémico de la diosa Artemisa, protectora de la ciudad, no conocemos la identidad de Phanes, que podría ser el funcionario, comerciante o banquero que acuñó las monedas.

            Entre estas representaciones faunísticas, ya desde época temprana aparecen escenas de enfrentamiento entre animales, como es el caso de las primeras monedas de oro y de plata emitidas por Creso (c. 560-547 a.C.), donde podemos ver enfrentados un toro y un león (Fig. 3a).  Según el historiador Herodoto (I.28), Creso fue el monarca más poderoso de Lidia en Asia Menor, aunque finalmente fue derrotado y muerto por Ciro, rey de los persas en el año 546 a.C.

            Creso fue el primer monarca que acuñó monedas de oro y plata con una relación de valor de 1 a 10 entre ambos metales, inaugurando así el patrón mixto bimetálico, y en ambos tipos monetarios figura la misma representación de los dos animales enfrentados. Estos motivos se mantuvieron en Lidia tras su conquista por los persas hasta el 515 a.C., cuando comenzaron a acuñarse los famosos “dáricos” de oro y “siclos” de plata, con la figura del rey persa arrodillado portando una lanza y un arco, y que constituyen la primera representación de la efigie de un gobernante  en una moneda (Fig. 3b).

Figura 3.- a: Estátera de Creso, rey de Lidia, acuñada en Sardes (564-550 a.C.); b: Dárico de oro  (Jerjes II - Artajerjes II; 420-375 a.C.); c: Tetradracma de plata de Akanthos, Macedonia (470-430 a.C.).

 

            Una imagen de depredación más explícita con los mismos animales la encontramos en los tetradracmas del siglo V a.C. emitidos en Akanthos, Macedonia, donde un león se abalanza y derriba a un toro (Fig. 3c).

            Con respecto a ejemplos de depredación en animales marinos, podemos señalar en primer lugar una estátera de electro (aleación de oro y plata) acuñada en Focea hacia el 600 a.C. y que nos muestra la imagen de una foca, símbolo parlante de la ciudad, devorando un pulpo (Fig. 4a). Otro ejemplo en un divisor de la ciudad de Cicico donde se muestra la cabeza de un atún, símbolo totémico de la ciudad, devorando un pez aguja (Fig. 4b). También en una estátera de plata de la ciudad italiana de Cumas hacia el año 480 a.C. podemos ver a un cangrejo sujetando un mejillón en actitud de comérselo (Fig. 4c). Un cuarto ejemplo de depredación lo tenemos en un Hemilitron de bronce de la ciudad siciliana de Akragas (Agrigento) emitida entre los años 425 y 406 a.C. donde se representa un cangrejo devorando un gusano marino (o una angula según algunos autores) que sujeta entre sus pinzas (Fig. 4d).

Figura 4.- a: Estátera de electro, Focea (c. 600 a.C.); b: Un sexto de estátera de electro, Cicico (finales s. VI a.C.); c: Estátera de plata, Cumas (c. 480 a.C.); d: Hemilitron de bronce, Akragas (425-406 a.C.).

 

            Algunas de estas imágenes, como el atún devorando un pez o el cangrejo comiendo un gusano, reflejan únicamente escenas naturales de depredación, pero en el caso de la foca sujetando a un pulpo con su boca o el cangrejo que atrapa entre sus pinzas un mejillón, podrían tener además algún otro significado, al ser todos estos animales símbolos totémicos de ciudades griegas a veces en conflicto.

El mejillón, animal que caracteriza las monedas de Cumas, fue sin duda una importante fuente económica en la ciudad y debía de ser importante la producción de este molusco (¿tal vez cultivado?) en los lagos salinos próximos a la ciudad (Fusaro, Licola, Lucrina). ¿Puede deberse esta escena a una plaga de cangrejos que asolaron los ricos bancos de mejillón? ¿Se trata de alguna alusión indirecta a los turbulentos acontecimientos que se produjeron durante la deposición de Aristodemo o la amenaza que vivió la ciudad proveniente de sus vecinos Etruscos? Tal vez nunca sabremos la respuesta, pero sí parece claro que tal representación, aislada en el contexto numismático, no debió ser casual(2).

 

Figura 5.- a: Tetradracma de Messana, Sicilia (412-408 a.C.); b y c: Tetradracma de Akragas, Sicilia (c. 410 a.); d: Dracma de Istros, Tracia (400-350 a.C.).

 

Otro curioso ejemplo lo tenemos en la ciudad siciliana de Akragas cuyos símbolos tradicionales eran el cangrejo (en un caso como hemos visto, comiéndose un gusano o una angula) y un águila parada. En algún momento después del año 420 a.C. el ave se representa con las alas desplegadas sujetando entre sus garras una liebre, y poco más tarde se agrega una segunda en un primer plano con la cabeza elevada hacia el cielo como señal de victoria (Figs. 5b, c). Esta pareja de rapaces podría derivar de la leyenda referida en el “Agamenón” de Esquilo: cuando los griegos salían hacia Troya, vieron dos águilas que devotaban una liebre preñada, la escena fue interpretada como los hermanos Agamenón y Menelao victoriosos, vaticinando el éxito de la expedición contra los troyanos(3).

            Por otra parte, la liebre era un elemento iconográfico en las monedas de Messana (Fig. 5a), Regio y Crotona, poblaciones bajo la influencia del tirano Anaxilas de Regio, que utilizó este animal como símbolo de Apolo, divinidad que recibía culto en la región del estrecho de Messina(4), o tal vez para conmemorar la introducción de esta especie en Sicilia por el tirano para paliar la falta de alimentos en la región.

            Un último motivo lo encontramos en el águila que sujeta entre sus garras a un delfín, que aparece en las monedas de Istros (Fig. 5d), Sinope y Olbia, y han sido interpretados como Apolo (delfín) y Zeus (águila), si bien posiblemente la escena simboliza la alianza sagrada del mundo superior o cielo y el inframundo o mundo subacuático(5). En este caso no es exactamente una escena de depredación, que sí lo sería si el animal representado fuera un pez y no un delfín.

            Con respecto a todas estas imágenes, constituyen realmente un porcentaje mínimo si lo comparamos con la cantidad de monedas griegas que presentan diversas especies de animales individualizados, muchas veces utilizados como símbolo totémico de la ciudad emisora (la foca en Focea, la lechuza ateniense, el atún de Cicico, la tortuga de Egina, etc...).

            Aunque en varios casos las escenas de depredación son simplemente fruto de la observación de la naturaleza -y en este sentido llama la atención la figura comentada de un atún devorando un pez aguja (Fig. 4b), diseñada sobre una moneda, siglos antes de que el geógrafo Estrabón señalara de forma errónea: “(los atunes) nútrense de las bellotas de cierta encina que crece en el mar”-, en otros casos las imágenes representadas pueden tener otros significados de tipo simbólico, a veces muy difíciles de determinar.

           

 

Notas:

(1) Ibáñez, M., 1987. La fauna marina bentónica en las antiguas acuñaciones griegas. Cuad. Marisq. Publ. Tec. 11: 43‑50

 

(2) Ibáñez, M., 2018. Dos casos de depredación entre animales marinos en las antiguas acuñaciones griegas (Cumas y Acragas). Eco Filatélico y Numismático 74 (nº 1270): 48-49.

 

(3) Galiano, M.F., 1966.  Los dos primeros coros del “Agamenón” de Esquilo. En Estudios sobre la tragedia griega. Cuad. Fund. Pastor, 13, 63: pp. 36-74.  

 

(4) Puebla, J.M., 2015. La liebre de Apolo en la moneda de Zancle-Messana. Antesteria 4, pp. 113-122.

 

(5) Bekker-Nielsen, T., 2005. Ancient Fishing and Fish Processing in the Black Sea Region: 300 pp.

 

 

 

 

sábado, 1 de marzo de 2025

Simbología de la luna creciente con estrella en las monedas.

 

Simbología de la luna creciente con estrella en las monedas. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1343) (Octubre, 2024): pp. 45-48.

 

Miguel Ibáñez Artica

 

 

En la actualidad, asociamos la imagen de la media luna o luna creciente con estrella al mundo islámico, y efectivamente este símbolo aparece representado en las banderas de varios países norteafricanos como Argelia, Túnez, Mauritania o Libia, y también es el emblema nacional de Turquía, figurando también en países asiáticos de mayoría musulmana como Pakistán o Malasia. En tiempos recientes, algunas monedas emitidas por algunos de estos países como Turquía, Pakistán o Argelia, presentan la luna creciente con estrella en sus monedas (Fig. 1).

Figura 1.- Monedas contemporáneas que presentan la creciente con estrella.

a: 10 Kurus de Turquía; b: 50 rupias de Pakistán; c: 200 dinares de Argelia.

 

            Un primer detalle que convendría señalar es que la imagen que representa la luna creciente con una estrella situada entre sus puntas es sencillamente imposible, ya que la zona sombreada de la luna impediría visualizar la estrella, pero esta circunstancia no ha impedido que desde tiempos remotos, esta simbología ha sido ampliamente utilizada y ya aparece en petroglifos y estelas de la antigua civilización sumeria, y posteriormente en época greco-romana se asoció a algunas divinidades del mundo antiguo, como Selene, Artemisa, Afrodita, Zeus, Némesis, Tyche y Astarté.

Por otra parte, la figura estelar del emblema no es realmente una estrella, sino Venus. Los planetas Venus y Mercurio, al estar más cerca del sol que la Tierra, aparecen solamente en las horas del crepúsculo y al amanecer. Precisamente, los fundamentos de la astrología se basaron en los movimientos –aparentemente erráticos- de los planetas, y su conjunción con las diferentes constelaciones.

 

Figura 2.- Representaciones de la luna creciente y estrella en monedas del mundo antiguo.

a: Tetradracma de Mitríades VI (135-63 a. C.), rey del Ponto en Asia Menor; b: Denario de Augusto (27 a.C.- 14 d.C.) acuñado en Roma; c: denario de Juba II (30  a. C. - 23 d. C.), rey de Mauritania; d: moneda de bronce con la diosa Afrodita en el anverso (c. 300 a.C.); e: bronce de Trajano (98-117 d.C.) emitido en Bizancio; f: áureo de Licinio (308-324 d.C.) acuñado en Antioquía entre los años 317 y 319 d.C..

 

            La imagen de la creciente con estrella aparece representada en varias monedas del mundo antiguo, como por ejemplo en las emisiones de Mitríades VI rey del Ponto entre los años 120 y 63 a.C. Según la tradición, el año de su nacimiento apareció un cometa en la constelación de Pegaso, y otro tanto ocurrió el año que ocupó el trono, así en el reverso de algunas de sus monedas aparece la figura de una creciente con una estrella que podría simbolizar el cometa (Fig. 2a). También vemos esta simbología en algunos denarios acuñados en tiempos de Augusto (27 a.C.- 14 d.C.) (Fig. 2b) o Juba II, rey de Mauritania en la misma época (30 a.C.- 23 d.C.) (Fig. 2c), y en algunas monedas de Uranópolis en Macedonia y de Bizancio (Figs. 2d, e).

La ciudad griega de Bizancio que posteriormente pasaría a llamarse Constantinopla en el año 330 d. C. y más tarde Estambul en 1453, adoptó el símbolo de la creciente y estrella en sus monedas. El origen de esta representación radica en la leyenda de que en el año 340 a. C., cuando Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno, estaba sitiando la ciudad, la aparición de una repentina luz en el cielo, alertó a los defensores a tiempo de evitar un ataque nocturno por sorpresa del enemigo a las murallas. En agradecimiento a la diosa lunar Hécate, la ciudad colocó una estrella y una media luna en sus monedas, costumbre que se mantuvo hasta bien entrada la época romana (Fig. 2e).

            Muchos reyes orientales y emperadores romanos contaban con el asesoramiento de astrólogos en la corte, y la aparición de eventos lunares significativos, como eclipses, interpretados como presagios favorables, quedaron reflejados en las acuñaciones de la época. El historiador Cayo Suetonio  relata como a finales del reinado de Vespasiano (69-79 d.C.), apareció un cometa en el cielo de Roma, con el que el emperador se permitió bromear diciendo que, al tener el cometa una abundante cabellera (haciendo alusión al nombre latino que recibían los cometas  Stella Crinita”, es decir “estrella con pelos”), no podía anunciar su muerte, ya que él era calvo (Fig. 3a), sino la del rey persa Vologases I, que tenía mucho más pelo (Fig. 3b). No andaba muy “descabellado” Vespasiano, ya que el rey persa falleció ese mismo año, en el 78 d.C., mientras que el emperador romano lo hizo en el año siguiente.

Figura 3.- Busto del emperador Vespasiano y representación de Vologases I, rey de Partia.

 

            La actual interpretación de la luna creciente con estrella como representativa del Islam surge de forma tardía, cuando el Imperio Otomano la adopta como emblema nacional durante el reinado de Mustafá III (1757-1774), tomándola del símbolo utilizado en Constantinopla -antigua Bizancio- desde tiempos remotos, y la incorpora a su estandarte en 1844, conservándose en las banderas de Turquía y de otros estados islámicos como Libia, Túnez y Argelia, y ya en el siglo veinte en las de Azerbayán, Pakistán, Malasia, Mauritania, etc..., de forma que a finales del siglo veinte, el símbolo de la creciente y la estrella pasa a ser considerado como un “símbolo del Islam” y es utilizado ocasionalmente por el nacionalismo árabe en las décadas de los años 70 y 80 del siglo XX.

            Una curiosa anécdota nos relaciona una dramática situación acaecida en el presente siglo, con los tiempos medievales de Ricardo Corazón de León: en el año 2006, un ciudadano británico que visitaba Yemen por negocios, fue interceptado mientras viajaba por la carretera en su coche por miembros de un grupo fundamentalista islámico. A pesar de que todo hacía presagiar un final trágico, contra todo pronóstico, el ciudadano fue liberado por el grupo armado sin mayores complicaciones. El motivo de este cambio de actitud por parte de los secuestradores fue una pegatina del club de futbol de Portsmouth, con el símbolo de la media luna y estrella (Fig. 4c), que llevaba pegada en el parabrisas de su automóvil. Este singular emblema del equipo de futbol, está tomado del escudo de armas de William Lonchamp, canciller del monarca Ricardo I de Inglaterra, cuando se otorgó el estatuto a la ciudad de Portsmouth el dos de mayo de 1194 (Fig. 4b). Se da la circunstancia de que el símbolo de la creciente con estrella era utilizado en el Gran Sello de cera con el que Ricardo I, más conocido como Ricardo Corazón de León, rubricaba sus documentos oficiales (Fig. 4a), y este popular monarca inglés era precisamente cuñado del rey de Navarra Sancho VII “el Fuerte”, quien le había ayudado en tierras aquitanas a defender sus derechos en la Gascuña contra Felipe II Augusto de Francia.

Figura 4.- a: Gran sello de Ricardo I de Inglaterra; b: sello céreo de Raimundo, conde de Tolosa; c: escudo de armas de la ciudad de Portsmouth; c: emblema del equipo de futbol de Portsmouth.

 

            El monarca navarro Sancho VII (1194-1234) emitió durante su prolongado reinado ingentes cantidades de monedas de vellón, dineros y óbolos, y aunque mantuvo su efigie en los anversos modificó drásticamente el motivo del reverso, una cruz con adornos vegetales de inspiración bizantina, presente en la moneda pamplonesa y navarra desde su creación por Sancho V Ramírez en el año 1076, y que fue sustituida por la creciente con estrella (Fig. 5e).

Se da la curiosa circunstancia de que en tiempos de este monarca, en Navarra circulaban dos tipos monetarios principales, por una parte el dinero de vellón denominado popularmente “sanchete”, que no presenta la imagen de la cruz, ni como motivo principal ni como elemento de separación de las leyendas, hecho excepcional en la numismática de los reinos cristianos medievales, mientras que el segundo tipo, los “morabetinos alfonsinos” acuñados por Alfonso VIII de Castilla a imitación de la prestigiosa moneda musulmana de oro, presentan las leyendas en árabe, pero con una gran cruz en el anverso y leyendas cristianas.

   En época del monarca navarro Sancho VII podemos encontrar el símbolo de la luna creciente con estrella en algunos jetones ingleses y en “mereaux” franceses. Los jetones eran objetos con aspecto de moneda, utilizados por las administraciones contables para realizar los cálculos matemáticos cuando todavía no se aplicaba el álgebra, y las operaciones se realizaban con fichas, llamadas jetones, sobre un tablero a modo de ábaco. Los “mereaux” eran pequeñas piezas de plomo (Fig. 5b), que a diferencia de los jetones, que eran acuñados como las monedas, se fabricaban en moldes, utilizándose para entregar a los pobres y peregrinos, quienes los podían intercambiar por comida en las dependencias de los monasterios y abadías. También eran fabricados por los ayuntamientos de las villas, cuando escaseaba la moneda menuda, y entonces funcionaban como moneda de necesidad a nivel local. Uno de estos jetones ingleses, probablemente de la época del rey Ricardo I, lleva el símbolo de la creciente y estrella (Fig. 5a).

Figura 5.- El símbolo de la creciente con estrella en jetones, “mereaux” y monedas de los siglos XII-XIII.

a: jetón de cobre inglés s. XIII; b: “mereau” francés de plomo, s. XII-XIII; c: dinero de vellón de Raimundo VI,  conde de Tolosa (1173-1190); d: fracción de dinero de cobre de Bohemundo III de Antioquía (1163-1201); e: dinero “sanchete” de Sancho VII de Navarra (1194-1234); f:.moneda italiana de plata de Arlongo de Visgoni (1261-1281).

 

            También encontramos el símbolo de la luna creciente con estrella en algunas monedas de la época, como por ejemplo en los dineros de vellón del conde de Tolosa Raimundo VI, suegro del monarca navarro (Fig. 5c), en monedas de cobre de Bohemundo III de Antioquía, donde aparece este símbolo en el reverso, pero asociado a una gran cruz que ocupa el campo del anverso (Fig. 5d), en las emisiones irlandesas de Juan de Inglaterra (1199-1216) o en algunas monedas italianas algo más tardías (Fig. 5f).

            Precisamente una de las hipótesis que se han manejado, es que el monarca navarro adoptara para sus emisiones el motivo que utilizaba su suegro en los sellos céreos y en las prestigiosas monedas occitanas (Fig. 5c), pero también cabe la posibilidad de que este motivo fuera tomado de la simbología utilizada en los sellos reales por su cuñado Ricardo Corazón de León (Fig. 4b), con quien le unía una gran amistad.

            Durante cuatro décadas, la principal moneda que circuló en Navarra llevaba el símbolo de la creciente con estrella, por lo que resulta normal que esta imagen se adoptara en muchos lugares como elemento pre-heráldico, para convertirse en un símbolo utilizado en numerosos escudos de armas en Navarra (Fig. 6). Así en el siglo XIV la creciente y estrella aparece como símbolo de la ciudad de Pamplona, e incluso la podemos ver en algunas estampillas de elementos cerámicos como jarras, encontradas en las excavaciones de la Plaza del Castillo en Pamplona, y que pueden datarse entre finales del s. XIII y mediados del XIV.

Figura 6.- Iglesia de San Nicolás en Pamplona, con la imagen del sello del burgo medieval del mismo nombre.

 

 

sábado, 1 de febrero de 2025

La moneda más "friki" del año 2024.

 

La moneda más “friki” del año 2024. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1345) (Diciembre 2024): pp. 44-47.

 

 

Miguel Ibáñez Artica

 


 

000.- La moneda más “friki” del año 2024.

            Todos los años, varias fábricas de moneda de todo el Mundo, producen miles de piezas, acuñadas generalmente en metales preciosos -mayoritariamente en plata-, a nombre de pequeños y casi desconocidos países. Estas emisiones monetarias, a pesar de que llevan todos los elementos que caracterizan una moneda: autoridad y país de emisión, año de fabricación, composición metalográfica y valor facial (muy inferior al valor real de la moneda), no están destinadas a la circulación ordinaria, sino que van directamente enfocadas al mercado numismático de monedas de inversión. Los motivos que presentan estas emisiones son muy variados (las hay de temática religiosa, científica, artística, esotérica, deportiva, etc...) y muchas veces las formas que adoptan no son nada convencionales.

            En algunos casos determinadas temáticas de monedas van disminuyendo año tras año, y este sería el caso de las “monedas-meteorito”, que o bien llevan un pequeño fragmento de meteorito incrustado, o incluso están acuñadas sobre un cospel elaborado a partir de un meteorito metálico. Esta familia surgió en el año 2004 con la emisión de una moneda de diez dólares de Liberia que llevaba en una pequeña cápsula trasparente incrustada en la moneda unos pequeños fragmentos del meteorito NWA 267.  La producción de estas singulares piezas se incrementó considerablemente en los años siguientes, hasta alcanzar su máximo en 2015 con veintiséis emisiones diferentes en distintos países, disminuyendo desde esas fechas hasta llegar al momento actual (2024) en que solo podemos registrar una única emisión: la moneda de dos mil francos de Camerún, que lleva en una cara el cráter en relieve del impacto, y en su interior un pequeño fragmento recortado del meteorito “Gold Basin”, una condrita descubierta en Arizona (Estados Unidos) el 24 de noviembre de 1995. En la otra cara de la moneda lleva un mapa con la ubicación del impacto (Fig. 1a).


Figura 1.- a: 2.000 francos de Camerún; b: 1.000 francos de Camerún; c, d, e y f: 10.000 francos de Chad;  g: 5 dólares de Samoa; h: 10 dólares de las Islas Salomón; i: un dólar de las islas Fiyi; j: 5.000 francos de Chad; k: dos dólares de Niue; l: cinco dólares de Samoa; m,  n y o: cinco dólares de Niue. 

 

            Entre las emisiones que han emergido con fuerza en el año 2024 podemos señalar las que tienen como motivo diferentes armas de fuego, adoptando incluso el aspecto de dichas armas. En este grupo podemos señalar la moneda de mil francos de Camerún con forma de revolver (Fig. 1b), o las de diez mil francos del Chad con aspecto de pistola (Fig. 1c), rifle (Fig. 1d) o rifle de asalto (Fig. 1e). Es posible que este aumento de “monedas-armas” sea un reflejo de la desdichada situación que se da actualmente en el Planeta, con dos conflictos bélicos importantes, uno en Oriente Medio y otro en el mismo corazón de Europa. Confiemos en que esto sea tan solo una moda pasajera y no tengamos que asistir en los próximos años a la aparición de tenebrosas nuevas “mondas-tanque”, “monedas-misil”, “monedas-dron”...

            También encontramos armas tradicionales como los diez mil francos de Chad con forma de espada katana japonesa (Fig. 1f), o los diez dólares de las Islas Salomón que reproducen la máscara y casco de un guerrero samurái, y el dólar de las islas Fiyi con la forma de uno de los famosos guerreros chinos de terracota de Xi’An (Fig 1i). Otra moneda curiosa, pero que aunque a pesar de ser también un arma, la podemos clasificar mejor en el apartado de temática religiosa, son los cinco dólares de Samoa (Fig. 1g) que adoptan la forma de la “Santa Lanza” que supuestamente atravesó el costado de Jesucristo en la cruz. En la parte central sobredorada lleva la inscripción “LANCEA ET CLAVVS DOMINI” (lanza y clavo del Señor) en el reverso y los datos del País emisor, año y valor en el anverso. Otra curiosa “moneda” del mismo valor y país emisor es la que reproduce la escoba ficticia “Nimbus 2000” de la popular serie de Harry Potter (Fig. 1l).

            Otras originales monedas son la de cinco mil francos de Chad que adopta la forma de una trampa para cazar osos (Fig. 1j), o los dos dólares de Niue que tienen el aspecto de un clásico reloj  “databank” (Fig. 1k).

            Son varias las monedas emitidas con motivo de cumplirse el 40 aniversario de la popular saga de los “Cazafantasmas”: las de cinco dólares de Niue, que en un caso presenta la imagen del simpático fantasma “Slimer” (Fig. 1m), que viene acompañado de una caja que reproduce la “trampa para fantasmas” que aparece en la película (Fig. 1m’), la del monstruo gigante “Stay Puft” (Fig. 1o), o la del famoso coche de los “cazafantasmas” (Fig. 1n). Otros vehículos representados son un taxi de Nueva York, que es el diseño de una moneda de mil francos de Camerún (Fig. 2a), o el coche de juguete “Rodger Dodger” reproducido en la de un dólar de las Islas Salomón (Fig. 2b).

 

Figura 2.- a: 1.00 francos de Camerún; b: dos dólares de las Islas Salomón; c, d y e:  diez cedis de Ghana; f: cinco dólares de Samoa; g: diez dólares de Niue; h: 5.000 francos de Chad; i: un dólar de Tuvalu; j: 50 céntimos de Fiyi; k: dos dólares de las Islas Salomón; l: cinco dólares de las Islas Salomón; m y n: dos dólares de las Islas Salomón; o: 2.000 francos de Camerún; p y q: un dólar de Samoa; r: diez dólares de Samoa; s: un dólar de las Islas Salomón; t: un dólar de Niue; u: 2.000 francos de Camerún; v: 5.000 francos de Chad; x: 2.000 francos de Camerún; y: 500 francos de Camerún; z: cinco dólares de Niue.

 

            Otro grupo de monedas singulares es el que integra las que presentan una forma tridimensional esférica como la serie de piezas con valor de diez cedis emitidas por Ghana y dedicadas a los planetas del sistema solar Tierra (Fig. 2c), Marte (Fig. 2d), y Mercurio (Fig. 2e). También es esférica la moneda de diez dólares de Niue, que con sus trescientos gramos de plata, reproduce la famosa “Estrella de la muerte” de la saga de “La Guerra de las Galaxias” (Fig. 2g), y los cinco mil francos del Chad que reproduce la imagen de un clásico “platillo volador” de mediados del pasado siglo (Fig. 2h). Finalmente una singular moneda de cinco dólares de Samoa también presenta una forma esférica en la que se entrelazan las figuras del sol –bañado en oro- y la luna de plata, representando el momento en que el sol se toma un descanso permitiendo que la luna brille (Fig. 2f).

            Con motivo del sesenta aniversario de la “Pantera Rosa”; Tuvalu ha emitido una moneda de un dólar con la imagen de este personaje en la serie de dibujos animados (Fig. 2i), también los cincuenta céntimos de las Islas Fiyi evocan la figura de “Robocop” (Fig. 2j), y siguiendo con la temática de las series de Ciencia-ficción, podemos destacar una espectacular moneda de cinco dólares de Samoa, con más de diez centímetros de longitud y tres onzas (93,3 g) de peso, que reproduce la forma de la nave “Enterprise” de la popular serie de “Star Trek” (Fig. 2l).

            Tras el éxito en el año 2024 de la película “Barbie”, no podía faltar este personaje, que aparece en la moneda de dos dólares de las Islas Salomón (Fig. 2k). Cono en años anteriores, también podemos encontrar “monedas musicales”, representadas por dos emisiones que con valor de dos dólares de las Islas Salomón reproducen las guitarras Fender Jazzmaster (Fig. 2m) y Fender Jaguar (Fig. 2n).

            En otro grupo dedicado a las monedas relacionadas con la comida y la bebida, encontramos los dos mil dólares de Camerún con forma de donut (Fig. 2o), la moneda de un dólar de Niue con aspecto de un helado tipo polo (Fig. 2t), la jarra de cerveza (Fig. 2p) y la copa de piña colada (Fig. 2q) que reproducen sendas monedas de un dólar de Samoa.

            También en la temática dedicada al juego y deportes, el número de emisiones ha disminuido sustancialmente respecto al año anterior, a pesar de la celebración de los Juegos Olímpicos de París en 2024. Podemos señalar una moneda de un dólar de las Islas Salomón que adopta la forma de la copa de la UEFA (Fig. 2s) y la de dos mil francos de Camerún que reproduce una colorida máquina tragaperras tradicional (Fig. 2u).

            Respecto a las monedas que adoptan las siluetas de plantas, o animales (incluidos los extinguidos como dinosaurios, trilobites, amonites...), también se ha producido durante el año 2024 una clara recesión. En años anteriores esta tipología monetaria estaba ampliamente representada, pero en la actualidad, y tal como también ocurre con las “monedas-meteorito”, apenas se han producido emisiones. Entre las pocas monedas que podemos incluir en esta categoría podemos citar los cinco mil francos del Chad que reproducen la figura de un “cucaburra” (Dacelo novaeguineae), una típica ave australiana cuyo cántico suena como una carcajada (Fig. 2v), la moneda de dos mil francos de Camerún, cuya silueta reproduce la del “Pájaro del Trueno”, criatura mitológica del folklore americano (Fig. 2x),  o la delicada libélula representada en la moneda de quinientos francos de Camerún (Fig. 2y). Dentro de este grupo, también podemos señalar los cinco dólares de Niue que reproducen la cabeza de un tiburón blanco con las fauces abiertas (Fig. 2z).

            Otra moneda singular es la emisión de diez dólares de Samoa, que reproduce la forma de la Estatua de la Libertad de Nueva York, con 8,3 cm de altura y 155,5 g de peso (5 onzas de plata), recubierta de un barniz verdoso y que presenta en su base el escudo y nombre del país emisor, el año de su fabricación y el valor facial de la moneda (Fig. 2r).

            Muchas de las monedas descritas podrían merecer ser proclamadas como la “moneda más friki” del año 2024, pero este “honor” le corresponde a la moneda de 1766 francos de Camerún de la que se han emitido tan solo 510 ejemplares, que adopta la forma de un ovni bautizado como “UFO MP-1766”. Esta moneda ha sido fabricada por la Casa de Moneda de Polonia (Mennicca Polska) y tanto el nombre que recibe (MP-1766) como su curioso valor facial de 1766 francos, hacen referencia a la fecha de fundación de la Casa de Moneda polaca. El carácter más novedoso y significativo de esta pieza, que la hace destacar sobre las demás,  es que se trata de la primera moneda “voladora” fabricada hasta la fecha, y fue presentada en febrero en la World Money Fair de Berlín. Mediante campos magnéticos, la moneda con forma de ovni y un peso de 217,7 gramos (siete onzas), puede flotar y girar libremente en el aire a poca distancia del suelo, mediante un proceso denominado levitación magnética que ya ha comenzarse a aplicarse a los coches en Japón.

 

Figura 3.- Moneda “flotante” de 1.766 francos de Camerún.

 

            Respecto de los países a cuyo nombre se ha fabricado esta selección de monedas “raras”, se ubican en dos zonas geográficas distintas, la primera en África Central (Fig.4a), donde Camerún, Chad y Ghana reúnen el 44% de las emisiones,  y la segunda en las Islas del Pacífico Sur (Fig. 4b): Salomón, Fiyi, Samoa, Niue y Tuvalu, a cuyo nombre figuran el 56% de las monedas.


Figura 4.- Distribución geográfica de las monedas seleccionadas.

 

            Otro aspecto interesante es el de los retratos que figuran en estas monedas. Teniendo en cuenta que todos de estos países, a excepción de Ghana, pertenecen a la “British Commonwealth of Nations”, en algunas emisiones a nombre de Camerún, Tuvalu y alguna de las Islas Salomón, todavía figura el retrato de la reina Isabel II, fallecida en septiembre del 2022 (Figs. 41, 2, 3), mientras en las de Ghana, y en algunas de las Islas Salomón y Camerún, aparece el rostro del nuevo monarca Carlos III (Figs. 45, 6, 7).

            Otros países como Niue y Samoa, que hasta el 2022 presentaban el busto de la reina Isabel II en el anverso de sus monedas, lo han sustituido actualmente por el escudo de armas del territorio.