viernes, 16 de octubre de 2015

Monedas humanas, los esclavos como moneda.

Monedas humanas, los esclavos como moneda. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 66(1186) (Junio 2010): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica.






            La esclavitud como institución, se remonta a los orígenes de la humanidad, así figura en los textos más antiguos como la Biblia, o el Código de Hammurabi (1760 a.C.). Por ejemplo José es vendido por sus hermanos por veinte monedas de plata (Génesis 37: 25-28), o los hebreos son esclavizados en Egipto y liberados por Moisés, quien había nacido esclavo (Figura 1).


Figura 1.- Venta de esclavos, obra del pintor Jean-Léon Gérôme (hacia 1867).

            En las culturas mediterráneas, existían tres motivos por los que las personas libres se convertían en esclavos, al ser capturadas como botín de guerra, como castigo a algún crimen cometido, o por deudas, y la mayor parte de estos esclavos eran utilizados en labores agrícolas, domésticas, o en la construcción de infraestructuras, templos o monumentos, de forma que en algunas culturas el porcentaje de población esclavizada podía ser muy elevado. En la antigua Atenas los esclavos alcanzaban un 30% de la población total, cifras similares a las que posteriormente se dieron en el imperio romano, incluso mayores en las zonas agrícolas del norte de África, sur de la Península Ibérica y oeste de Anatolia.

            Los turbulentos inicios de la Edad Media en Europa facilitaron la obtención de cautivos, que constituían un lucrativo negocio para vikingos y musulmanes, el mismo San Patricio fue capturado y vendido como esclavo. Las leyes visigodas castigaban con la esclavitud a aquellos que no pudieran pagar las multas impuestas por crímenes cometidos, y se calcula que en época carolingia, aproximadamente un 20 por ciento de la población eran esclavos. La Iglesia admitía la esclavitud, pero en repetidas ocasiones prohibió la venta de esclavos cristianos en territorios no cristianizados. En1452, el Papa Nicolás V garantizaba los derechos de Alfonso V de Portugal a esclavizar a los sarracenos y paganos capturados y a sus descendientes, legitimando el posterior tráfico de esclavos y el depredador colonialismo europeo de los siguientes siglos. En la abundante documentación referida a los esclavos en las colonias del Nuevo Mundo, no es raro que sean utilizados como regalo, en dotes matrimoniales o para pagar ciertas deudas económicas, sin embargo no podemos certificar en este caso su estricta utilización monetaria.

            La moneda se define como una unidad de valor, medio de cambio, forma de acumulación del valor y medio de pago diferido, y si frecuentemente se han empleado cabezas de ganado como moneda (recordemos la etimología de la palabra “capital”) ¿por qué no iban a utilizarse los esclavos con este fin? (Figura 2).


Figura 2.- Documento de venta de esclavos, donde se definen como “alma en boca y huesos en costal”.
            Posiblemente los esclavos hayan sido considerados como moneda en varias regiones y culturas a lo largo de la historia de la Humanidad, pero donde este hecho queda perfectamente acreditado de forma documental es en África, durante el siglo XIX. El califato de Sokoto se fundó en Nigeria hacia 1800. Establecido al principio en la región de la etnia Fulani, fue ampliándose hasta ocupar los actuales territorios de Burkina Faso y Camerún convirtiéndose en un extenso y poderoso estado musulmán, que prosperó durante todo el siglo XIX, hasta ser ocupado y repartido, en el proceso de colonización, entre Francia y Gran Bretaña a comienzos del siglo XX.

Durante esta época, la moneda utilizada en la región eran las conchas del cauri Monetaria moneta, pero la masiva importación de grandes cantidades de Monetaria annulus, produjo en el s. XIX una fuerte depreciación de su valor, de forma que un penique inglés equivalía a 125 cauris. Los comerciantes debían transportar grandes cantidades de cauris en camellos y recorrer largas distancias. Unos 400.000 cauris pesaban entre media y una tonelada, según la proporción de conchas de las especies Monetaria moneta y M. annulus, esta última de tamaño más pequeño. Este hecho obligaba a llevar un cierto número de porteadores, que se ocuparan del transporte de los cauris necesarios para las transacciones comerciales realizadas entre las distintas zonas del califato, elevando considerablemente los costes.


Figura 3.- Mercado de esclavos en Zanzibar. Grabado de Emile Antoine Bayard, publicado en 1878 en la revista “The World in the Hands”.

            Aunque en la región se utilizaba también una moneda fuerte, el Thaler de Maria Teresa de Austria  (cinco monedas equivalían a una libra esterlina), así como algunos antiguos reales de a ocho españoles, no resultaban suficientes para cubrir las necesidades del próspero comercio del califato, así que la solución al problema surgió de forma espontánea, en un país donde se utilizaban los esclavos en abundancia y cada uno equivalía en valor a 50.000 cauris. Los esclavos tenían la ventaja de que se autotransportaban, abaratando notablemente los gastos de desplazamiento, de forma que la devaluación del cauri revalorizó el papel de los esclavos como moneda fuerte (Figura 3). Las ventajas eran evidentes, por ejemplo el emirato de Karsina pagaba anualmente un tributo de 100 esclavos, cuyo valor equivalía a 20 toneladas de cauris, que hubieran necesitado 500 personas para su transporte. Con la llegada de los colonizadores europeos se produjo la abolición de la esclavitud, con una gran reticencia de los nativos, dado que formaban una parte imprescindible de su sistema económico tradicional (Figura 4). Algunos informes de compañías británicas y numerosos testimonios de la época acreditan que la segunda moneda en importancia, después del cauri, eran los esclavos. La introducción del numerario occidental (monedas de oro y plata) minimizó parcialmente el problema de la carencia de una moneda fuerte.


Figura 4.- Medallas o tokens en contra de la esclavitud (finales del s. XVIII) y conmemorativo de la ley abolicionista de 1807.



Bibliografía:


Hogendorn, J., 1999. Slaves as Money in the Sokoto Caliphate. En: Credit, Currencies and Culture: African financial institutions in Historial perspective. Ed. E. Stiansen & J.I. Guyer. Uppsala. Nordiska Afrikainstitutet, 174 pp.: 55-71 pp.

jueves, 1 de octubre de 2015

El origen de las Columnas de Hércules en las monedas.

El origen de las Columnas de Hércules en las monedas.
Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 68(1204) (Febrero 2012): pp. 42-43.

Miguel Ibáñez Artica

Una de las monedas españolas más difundidas en el Planeta ha sido la pieza de ocho reales de plata o “duro”, y aunque las primeras monedas de este tipo figuran a nombre de los Reyes Católicos, en realidad comenzaron a fabricarse en tiempos de Carlos I.  Respecto a las monedas emitidas en el Nuevo Mundo, nueve años después de fundarse la Casa de Moneda de Méjico, el 6 de junio de 1544 el Emperador remitía una provisión señalando las características que debían tener los reales de a ocho: “De una parte castillos y leones con la granada, e de la otra parte las dos columnas, estrellas e un retulo que diga PLUS ULTRA, que es la divisa de mi el Rey”. Estas monedas se han descubierto recientemente en el pecio de un navío español hundido en aguas del Caribe hacia 1550(1) (Figura 1a).

Figura 1.-
a: Las columnas de Hércules en el primer Real de a 8 mejicano, a nombre de Carlos y Juana.
b: Símbolo del dólar, inspirado en la banderola que rodea a la columna de los columnarios españoles.

Las nuevas monedas, inspiradas en los “táleros” acuñados desde 1486 en el Tirol y 1519 en Bohemia(2), se convirtieron en la moneda americana y universal por excelencia, de forma que cuando el congreso de los Estados Unidos creó la moneda nacional, el dólar, lo equiparó en valor al duro de plata español, con la denominación de “spanish dolar” o “pillar dolar”, debido a que en la moneda española figuraban las columnas de Hércules. Estas monedas hispanas coloniales tuvieron curso legal en Estados Unidos hasta 1857, e incluso el conocido símbolo universal del dólar derivó de una simplificación de la columna, rodeada por una banderola serpentiforme, donde figura la divisa “Plus Ultra” (Figura 1b).

Remontándonos a los orígenes de la representación de dicha figura en las monedas, la imagen de las Columnas de Hércules surge en 1516-1617 como un símbolo personal y heroico del futuro Emperador, y algo más tarde, hacia 1535, adquieren un significado geopolítico convirtiéndose en una metáfora de la proyección del imperio español hacia el Nuevo Mundo. En la celebración del 15 cumpleaños de Carlos V, el 6 de enero de 1515, no aparecen todavía las columnas, solamente se representa un gran león portando en una mano el fuego y en la otra la piedra de pedernal, emblemas familiares de la casa de Burgundia. También en un jetón de 1515 con leyenda KAROLUS PRINCEPS HISPANIARUM aparece la figura del león.

            Las columnas se diseñaron en verano de 1516 para el decimoctavo capítulo de la orden del Vellocinio de Oro que se celebró en Bruselas en octubre de 1516, presidido por vez primera por el joven Carlos como soberano. Siguiendo la costumbre de Burgundia de que el Maestro de la orden dispusiera de una divisa personal, el milanés Luigi Marliano, físico de la corte de los duques de Milán, y al servicio del príncipe Carlos desde 1512, diseñó el emblema de las columnas con la finalidad de ser utilizado como divisa por el nuevo Maestro, al principio acompañado de la leyenda “Plus Oultre”, que a finales del año siguiente se transformaría definitivamente en “Plus Ultra”. Las columnas comienzan a aparecer en los jetones en 1518 (Figura 2a), y en un principio representan a los imperios Español y de los Habsburgo, como garantes de la Orden del Vellocinio de oro, nombre que rememora la mitológica aventura de Jason, que recupera el reino usurpado por su tío, de la misma forma en que los reyes de la Orden pretenden recuperar los Santos Lugares a los turcos.


Figura 2.-
            a: Jetón de 1518 con la representación de las columnas.
            b: Jetón de 1547 con las columnas y leyenda PLVS OVLTRE.

La utilización de elementos alusivos a la mitología greco-romana encaja muy bien con las tendencias renacentistas de la época. En la corte de Flandes existía un gran interés por las representaciones de Hércules, como lo reflejan los tapices de mediados del s. XV, e incluso se llegaba a escribir que los duques descendían directamente del héroe griego, y hasta que su nieto Hispanus había fundado la línea real española. Además la Casa de Austria tambíen reclamaba a Hercules como antepasado, de forma que Carlos I como heredero de Burgundia, Castilla y Austria podía atribuirse la ascendencia de Hércules por partida triple.

Las columnas de Hércules no fueron representadas solamente en las valiosas monedas de plata, uno de los lugares donde se introdujo la nueva divisa en las monedas más humildes fue el reino de Navarra, que paradójicamente seguía emitiendo monedas de oro y plata a nombre de Fernando el Católico. La primera emisión de estos cornados presenta en el anverso la leyenda horizontal PLVS VLT (con distintas variantes y separación por las columnas en formas diferentes: PL-VS-VL; PL-SVL-T...). Una segunda emisión, presenta la leyenda circular, rota ahora por la corona que supera las columnas, y entre ellas una gran letra P. La leyenda unas veces comienza en el extremo superior de la columna derecha y en otros casos en el inferior de la columna de la izda. El reverso de estos tipos monetarios presenta una letra N sin coronar, generalmente franqueada de equis o círculos, dentro de una gráfila de puntos, y con la tradicional leyenda exterior SIT NOMEN DOMIN. Probablemente estas emisiones, iniciadas en tiempos del monarca Carlos I, se prolongaron durante los primeros años del reinado de Felipe II, hasta que en la cortes de Sangüesa de 1561 se solicita al rey “que en los cornados que se batiesen de aquí en adelante en este Reino, en la parte de las columnas se ponga como antiguamente una Cruz, y de la otra parte una N y encima de ella una corona (3).

            La representación de las columnas con la leyenda “Plus Ultra”, fue imitada también en algunos jetones franceses de Carlos IX (1560-1574), donde por una cara aparece la figura del monarca entre las columnas, y en la otra las columnas rematadas por una corona, con una banderola que porta también la leyenda “Plus Ultra” y las tres flores de lis símbolo de la dinastía gala (Fig. 3b1), o incluso podemos ver la figura de Hércules transportando las columnas (Fig. 3b2). Esta curiosas representaciones pueden estar relacionada con las pretensiones del rey de Francia a ceñir la corona de emperador tras su matrimonio en 1570 con Isabel de Austria, hija del emperador Maximiliano y María de España.


Figura 3.- Las columnas de Hércules en un jetón de Carlos V de 1522 (Monetario del Museo de la Casa de Moneda de Madrid nº 51180) y en otros dos de Carlos IX de Francia (1560-1574).


Notas pie de página:

(1)  Ver artículo: Dos monedas “record” del año 2006. Eco Filatélico y Numismático (Enero, 2007): pp. 50-51.
(2) Las monedas acuñadas por el conde de Schlick se denominaron en un principio “joachimsthaler”, por su origen en el Valle de San Joaquín (en alemán, valle= tal), luego el término se abrevió a “taler”, del que deriva la palabra dólar.
(3) Ver artículo: Cornados navarros del siglo XVI. Eco Filatélico y Numismático (Abril, 2002): pp. 42-43.

Bibliografía:

Rosenthal, E.E., 1973. The Invention of the Columnar Device of Emperor Charles V at the Court of Burgundy in Flanders in 1516. Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, Vol. 36: pp. 198-230.