domingo, 1 de septiembre de 2024

El "ombligo del mundo" en las monedas.

 

El “ombligo del mundo” en las monedas. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 80 (1337) (Febrero, 2024): pp. 50-53.

 

Miguel Ibáñez Artica

 

 

            Entre la variada y rica iconografía que podemos ver en las antiguas emisiones monetarias de la época clásica en la antigüedad, encontramos la curiosa representación de un objeto con forma de dedal, unas veces rodeado por una serpiente y otras sirviendo como asiento al dios Apolo. Este elemento es en realidad una famosa “piedra sagrada” con una curiosa historia.

 


Figura 1.- Representaciones del ónfalo en monedas.

a: Tetradracma de Antioco I Sóter, Imperio Seleúcida (281-261 a.C.); b: Pequeño bronce de Seleucos III, Imperio Seleúcida (226-223 a.C.); c: Bronce de Marco Aurelio (138-161 d.C), Cilicia; d: Bronce de Filipo I el Árabe, Vize, Turquía (244-249 d.C.). 

 

            Una de las piedras sagradas más importantes en la cultura y mitología griega clásica es el “omphalos”, considerado como el centro del universo, y traduciendo la palabra del griego literalmente, “el ombligo” del mundo.

La historia de esta singular roca, se remonta a los tiempos en que el dios Cronos (el tiempo), hijo de Gea (la tierra) y Urano (el cielo), casado con su hermana Rea (la naturaleza), temiendo ser desplazado por uno de sus hijos, tal como le había ocurrido a su padre, devoraba todos los bebés que tenía su esposa Rea nada más nacer. Así se tragó a Hestia, futura diosa del hogar, Deméter, diosa del cultivo y los cereales, Hera, diosa del matrimonio, Hades, dios del reino de los muertos y Poseidón, dios de los mares. Todos ellos, al nacer,  fueron devorados por Cronos, y nunca habrían podido reinar en el Olimpo de los Dioses, si Rea no hubiera urdido una trampa para engañar a su marido Cronos.

Cuando nació el último de sus hijos, Zeus, Rea lo salvó entregando a Cronos una piedra envuelta en pieles que éste rápidamente engulló (Fig. 2a). Rea ocultó a Zeus en una cueva del monte Ida (Creta) donde fue amamantado por la cabra Amaltea (Figs.2b, c).


Figura 2.- a: Rea entrega a Cronos la piedra del ónfalo en vez de a Zeus recién nacido; b: La cabra Amaltea amamantando a Zeus; c: Representación de Zeus niño montado sobre Amaltea en una moneda de Valeriano II (256-258 d.C.).

 

Cuando Zeus se hizo mayor se enfrentó a su padre, y con la ayuda de la diosa Metis (la prudencia)  le suministró una bebida vomitiva para liberar a todos sus hermanos. Lo primero que Cronos arrojó, fue la piedra que se había tragado en lugar de Zeus, llamada ὀμφαλός «Omphalos», u “ombligo”. Entonces Zeus ordenó a dos águilas que volaran desde dos puntos opuestos del Universo, y en el lugar donde las águilas se encontraron (en Delfos), colocó el ónfalo, marcando en este punto el centro del mundo.

Se conocen hasta veinticinco ubicaciones geográficas diferentes que albergaron diferentes ónfalos: cinco en Francia e Irlanda, cuatro en Asia Menor y Judea, una en Creta y doce en Grecia, siendo las más importantes: Delfos, Fliunte, Argos, Atenas y Egina. De todos ellos, el más conocido (y representado en las monedas) es similar al descubierto en el siglo XIX en el recinto sagrado de Delfos dedicado a Apolo, en realidad una copia romana que presenta una red tallada en relieve que lo recubre (Fig. 3a). La proliferación de estas piedras sagradas en diferentes ubicaciones, se justifica por la necesidad que tenían los templos de las distintas ciudades de la Antigüedad Clásica, de poseer elementos sagrados que atrajeran a peregrinos y fieles, de la misma forma que durante la Edad Media, abadías, monasterios y catedrales competían por la posesión de reliquias sagradas que fueran capaces de convocar a gran cantidad de fieles, que al final eran los que contribuían con sus dádivas al mantenimiento de los lugares sagrados de peregrinación.

En el caso de los ónfalos, en algunos casos podían ser auténticos meteoritos caídos del cielo, lo que reforzaba su carácter sagrado de origen divino. Estos objetos de origen extraterrestre han sido honrados por muchas culturas, y en la actualidad podemos ver la “piedra negra” de la Kaaba en la Meca, meteorito venerado por los musulmanes como una de las más importantes reliquias del Islam.

 Pausanias(1) informa que una pequeña piedra, ubicada cerca de la tumba de Neoptólemo, el hijo de Aquiles, era adorada en Delfos. Todos los días la piedra, aún existente en la época de Pausanias (siglo II d.C.), se ungía con aceite de oliva, y en todas las fiestas se cubría con lana en bruto. Según la tradición, esta fue la piedra que Rea le dio a su esposo, Cronos rey de los dioses, en lugar de su hijo pequeño Zeus y Cronos se la tragó, vomitándola después sobre la tierra. Esta roca podría ser el ónfalo original, posiblemente un meteorito caído del cielo, y posteriormente se esculpieron  uno o varios ónfalos de mayor tamaño, que son los que sirven de modelo a las figuras que aparecen en las monedas (Fig. 3a).


Figura 3.- Ónfalos de Delfos. a: Copia helenística en el Museo; b: Betilo cónico en el templo de Apolo.

            La piedra sagrada fue custodiada por una serpiente llamada Python, que según la mitología vivía en el centro del mundo y custodiaba el ónfalo de Delfos. Python era el enemigo ctónico del dios Apolo, y el dios mató a la serpiente apoderándose del lugar (Fig. 4). Como homenaje, los habitantes del lugar le erigieron un magnífico templo, que llegó a convertirse en uno de los centros de peregrinación más importantes de Grecia, donde se ubicaba el famoso “oráculo” de Delfos.

En la mitología griega, ctónicos “χθόνιος” (pertenecientes a la tierra) son los dioses como Hades, o espíritus que habitan en el inframundo, en contraposición con las deidades celestes como Apolo. La serpiente Python(2) en la religión griega era una deidad ctónica guardiana de los santuarios subterráneos. En el Himno homérico a Apolo (3.182-387)  compuesto hacia el 522 a.C. encontramos el registro más antiguo conocido del combate de Apolo con el dragón (serpiente) en Delfos.


Figura 4.- Apolo y Python.

a: Estátera de Crotona donde se representa al dios Apolo disparando una flecha a Python; b:  fresco de una casa de Pompeya donde aparece Apolo tocando la lira y la serpiente protegiendo el ónfalo; c: Apolo da muerte a la serpiente con una flecha, representación pictórica moderna; d: la misma escena en una moneda de Trajano Decio (249-251 d.C.).

 

            La escena de Apolo dando muerte a la serpiente Python aparece en las estáteras de plata de Crotona, polis de la Magna Grecia situada al sur de Italia (Fig. 4a), emitidas hacia el 400 a.C., donde en la parte central aparece un caldero sustentado por un trípode, símbolo de la ciudad, y a los lados Apolo disparando una flecha a la izquierda y en el lado opuesto la serpiente.

            Las primeras representaciones alusivas claramente al ónfalo aparecen tras la destrucción del templo de Apolo en Delfos por un terremoto en el año 373/2 a.C. Unos años más tarde, en el 338/6 a.C., la liga anfictiónica(3) decidió emitir una nueva moneda que serviría para financiar la reconstrucción del templo. En estas monedas, estáteras, dracmas y hemidracmas, figura en el anverso la diosa Demeter y en el reverso de las estáteras, el dios Apolo sentado sobre el ónfalo (Fig. 5b), mientras en los hemidracmas aparece el ónfalo con una serpiente enrollada en él (Fig. 5a).


Figura 5.- a: Hemidracma de la liga anfictiónica de Delfos (336-334 a.C.); c: Estátera de la liga anfictiónica de Delfos (338-334 a.C.).

 

            El modelo del dios Apolo sentado sobre el ónfalo fue adoptado en las emisiones seleúcidas(4) a partir de Antíoco I Sóter y sus descendientes (Figs. 6a, b, c) y también aparece en algunas monedas cretenses del s. III a.C. (Fig. 6d),  siendo copiado con un arte más tosco en las emisiones de Partia en el s. II a.C. (Fig. 6e).  También en Mirina (Eólida) se acuñaron en el s. II a.C. monedas con la imagen de Apolo de pie sosteniendo una rama de laurel, y a sus pies un pequeño ónfalo.


Figura 6.- Representaciones de Apolo y la serpiente Python en monedas griegas y romanas.

a: Estátera de oro de Antíoco I Soter (c. 266-261 a.C.); b: Tetradracma de Antíoco I Sóter (281-261 a.C.); c: Dracma de Alejandro I Balas (152-145 a.C.); d: Dracma de Antíoco VI Dionisio (144-142 a.C.); e: Bronce de Eleuterna, Creta, s. III a.C.; f: Dracma de Mitrídates I de Partia (171-138 a.C.); g: Bronce de Pérgamo, Misia, posterior al 133 a.C.; h: Diassarion (2 ases) de bronce de Alejandro Severo (222-235 d.C.) acuñado en Aigai, Cilicia; i: Dassarion de Filipo I el Árabe (244-249 d.C.) acuñado en Vize, Tracia;   j: Diassarion de Geta (209-212 d.C.) acuñado en Vize, Tracia.

 

La representación monetaria del ónfalo rodeado por la serpiente surge en las emisores de la liga anfictiónica en el 338/6 a.C. (Fig. 5a), y como anteriormente señalamos hace referencia a la serpiente (dragón) Python, que vivía en el centro del mundo y custodiaba el ónfalo de Delfos. Esta representación del ónfalo rodeado por la serpiente que lo protege, se mantiene desde las emisiones en bronce de Pérgamo en el s. I a. C. (Fig. 6f) hasta el siglo III d. C. en Cilicia (Armenia), ya en época romana (Fig. 6g).

Resulta interesante observar las variaciones que experimentan las figuras del dios Apolo y el ónfalo en las diferentes emisiones realizadas durante casi seis siglos, primero en la antigua Grecia y después bajo la influencia romana. Al principio, en tiempos de la liga anfictiónica de Delfos (336-334 a.C.), Apolo aparece sentado sobre el ónfalo, vestido con una larga túnica, con la mano derecha bajo la barbilla en actitud reflexiva y con el codo apoyado sobre el arpa (Fig. 7a). En su mano izquierda sujeta una larga rama de olivo que se apoya sobre su hombro. Más tarde este tipo se introduce en las monedas del Imperio Seleúcida por su segundo rey, Antioco I Sóter (281-261 a.C.) en las monedas de oro (Fig. 6a), plata (Fig. 1a; Fig. 6b) y cobre, y seguirá utilizándose por sus sucesores (Fig. 1b; Figs. 6c, d).

En este caso la representación del dios Apolo ha cambiado radicalmente, ahora aparece desnudo, sentado sobre el ónfalo, y sujetando en su mano derecha una flecha, y en la izquierda un arco, cuyo extremo opuesto se apoya en el suelo (Fig. 7b). Esta figura, manteniendo la misma pose, nos presenta al dios triunfante armado con arco y flecha, elementos que le han servido para dar muerte a su rival, la serpiente Python.

Por último, en las imágenes que aparecen en época romana en las monedas de bronce acuñadas en Vize (Tracia, en la actual Turquía) durante la primera mitad del siglo tercero de nuestra Era, bajo los reinados de Septimio Severo (193-211 d.C.), Geta (209-212 d.C.) (Fig. 6j) y Filipo I el Árabe (244-249 d.C.) (Fig. 6i, Fig. 7c), el dios Apolo aparece desnudo y de pie, con la cabeza girada a la izquierda, sujetando en su mano derecha una corona o una rama de olivo, y a su izquierda (derecha en la moneda) el ónfalo rodeado por la serpiente. De forma similar en las monedas de Tesalónica en tiempos de Gordiano III (238-244 d.C.), Apolo aparece de pie con su codo apoyado sobre la cítara que reposa sobre una columna, y a sus pies el ónfalo rodeado de la serpiente, en el exsergo, la leyenda ΠYΘIA (Pythia) (Fig. 7d).


Figura 7.- Representaciones del dios Apolo y el ónfalo de Delfos en las monedas.

 

 

            En Delfos se rendía culto a Apolo durante nueve meses, y en los tres restantes del invierno, a Dyonisios, dios de la muerte y del invierno, identificado con la serpiente Python, vieja deidad local que supuestamente estaba enterrada bajo el ónfalo.

            Esta puede ser una buena explicación para las imágenes representadas en las primeras monedas de Delfos, donde el dios Apolo se muestra bajo una apariencia pacífica en unas monedas, mientras que en otras figura la serpiente enroscada sobre el ónfalo. De igual forma en las representaciones de época romana, tanto en las pictóricas (Fig. 4a)  como en las monetales (Figs. 6i, j y Fig. 7c), podemos ver juntos ambos elementos, por una parte el dios Apolo ciñendo una lira o con una rama o corona de laurel, símbolo de su triunfo, y la serpiente Python rodeando el ónfalo, en una convivencia estacional, mientas Apolo está presente en primavera, verano y otoño, se le rendirá culto, pero cuando desaparezca en los meses de invierno, el culto se rendirá a Phyton/Dyonisios.

            Durante más de seiscientos años, algunas ciudades representaron en sus monedas imágenes alusivas al ónfalo, Apolo, y la serpiente Python, primero en la Grecia clásica, más tarde en época helenística, y finalmente bajo el Imperio Romano, lo cual nos indica la importancia de este mito en la cultura y mentalidad de la época.

 

Notas:

 

 

 (1)Al salir del templo y girar a la izquierda, se encuentra un recinto en el que se encuentra la tumba de Neoptolemus, y los de  Delfos le ofrecen sacrificios cada año como a un héroe. Un poco más arriba de este sepulcro se ve una piedra no muy grande, sobre la que se vierte aceite todos los días, y en los días de fiesta se coloca lana sin lavar. La tradición, al respecto, es que esta piedra es la que le fue entregada a Saturno en lugar de a su hijo, y que luego la vomitó.” Pausanias (X. 24, 6).

 

(2) El nombre “python”  ha sido adoptado por los científicos para designar una familia de serpientes constrictoras que viven en zonas tropicales de África, Asia y Australia, y que cuenta con más de cuarenta especies distintas. Algunas como la pitón reticulada pueden llegar a medir hasta  ocho metros de longitud. A finales del s. XX surgió un lenguaje de programación bautizado con el nombre de “python” en homenaje al grupo humorista británico “Monty Python”.

 

(3) La liga anfictiónica era una liga religiosa que agrupaba a varias tribus griegas, la délfica reunía doce tribus de la Grecia central. Tras la creación del oráculo de Delfos, la liga se reunía dos veces al año y una de las reuniones tenía lugar en Delfos. A pesar de que en sus orígenes estas reuniones tenían un carácter estrictamente religioso, con el tiempo se transformaron en reuniones políticas.

 

(4) El Imperio Seleúcida se extendía por Oriente Próximo, incluyendo parte de la península de Anatolia, Mesopotamia y Persia. Fundado por Seleuco, general de Alejandro Magno, tras su muerte, perduró desde el 312 a.C. hasta el 63 a.C. cuando Pompeyo lo convirtió en una provincia romana.

 

Bibliografía:

 

Fontenrose, J., 2011. Python: Estudio del mito délfico y sus orígenes. Ed. Sexto Piso: 736 pp. 

Ibáñez, M., 2020. Dioses, meteoritos y monedas. Col Miscelánea Numismática 1: 83 pp.