Representaciones
de la muerte en objetos monetiformes. Artículo publicado en:
Eco Filatélico
y Numismático 61(1135) (Noviembre 2005): pp. 52-53.
Miguel Ibáñez Artica.
A lo largo de la historia se han
acuñado numerosas medallas y jetones alusivas o conmemorativas de óbitos de
personajes ilustres, pero en el presente artículo nos ceñiremos exclusivamente
a aquellos donde la figura de la muerte aparece gráficamente representada bajo
la forma de un esqueleto o calavera.
La muerte en la Edad Media resultaba
un elemento familiar, en un mundo permanentemente sometido a la asolación de
los cuatro jinetes del Apocalipsis, y donde la guerra, la violencia y la peste
formaban parte del devenir cotidiano de la población. Por esta causa, la
sensación de miedo colectivo terminó por transformarse en una resignación ante
lo inevitable.
El hombre medieval planteaba las
preocupaciones sobre su futuro a tres niveles distintos: primero, antes de la
muerte, luego en el momento crítico del tránsito al otro mundo, y por último en
el más allá. La enorme influencia de la Iglesia en esta época, con una creencia
ciega en la inmortalidad del alma, condujo inevitablemente a una serie de
actitudes (sufragios, donaciones, testamentos…) encaminadas a alcanzar el Cielo
por anticipado. Las personas ricas “compraban” la eternidad realizando
donaciones, fundando conventos, luchando contra el infiel en las Cruzadas o
pagando misas por sus almas. Por otra parte la muerte era considerada como una
fuerza socialmente niveladora (consuelo de los humildes), hecho que queda
magníficamente plasmado en las numerosas “danzas de la muerte” donde los
protagonistas preferidos son los personajes ilustres y adinerados como papas y
emperadores, cardenales y obispos, duques y condes, burgueses y usureros, etc….
(Figura 1).
Figura 1.- “Danza macabra” o
“Danza de la Muerte”.
En estas “Danzas macabras”, la
primera de las cuales data de 1424 y estuvo en el cementerio de los Santos
Inocentes de París hasta el siglo XVII, se respira un aire de crítica social.
La muerte aparece representada como un esqueleto, a veces con una pala en la
mano que se dirige hacia el personaje sujetándole la túnica, mientras los
textos narran cómo la parca viene presta a recoger a cualquier persona, ya sea
caballero o villano, hombre o mujer, niño o viejo, rico o pobre, monje o
seglar, para ella no hay distinciones. En un jetón de Nuremberg (Figura 2) podemos ver representada una
escena de este tipo, donde la muerte, con forma de esqueleto que lleva un reloj
de arena en una mano, sujeta con la otra a una reina. Este jetón está firmado
por Hans Kravwinckel, maestro acuñador de jetones que trabajó entre 1562 y
1586.
Figura 2.- Jetón de
Nuremberg “la muerte y la reina”.
La calavera o esqueleto como figura
alusiva a la muerte es relativamente frecuente en medallas y jetones, por
ejemplo prolifera en los emitidos por las diferentes logias masónicas desde el
siglo XVII (Figura 3). En varios
jetones de los Países Bajos acuñados a partir del siglo XV, vemos también esta
siniestra figura, a veces sujetando un ataúd en el brazo (Figura 4) y frecuentemente en forma de una calavera con dos tibias
entrecruzadas en los jetones que conmemoran el aniversario de algún
fallecimiento (Figura 5).
Figura 3.- “Token”
identificativo de una logia masónica de Rouen, s. XIX.
Figura 4.- Jetón de Felipe el
Hermoso (1490) representando la muerte portando un ataúd.
Figura 5.- a: jetón alemán de
la ciudad de Zellerfeld acuñado por Henning Schulter (1626-1672); b, c y d:
jetones de los siglos XVI y XVII acuñados en Lieja
En muchas ocasiones los jetones
sirvieron también como instrumentos de propaganda política. El caso más
significativo se produjo durante el prolongado conflicto de la rebelión de los
Países Bajos, y así por ejemplo un curioso ejemplar de 1587, (Figura 6) nos muestra en el anverso a un
español de pie entre el hambre y la muerte (representada por un esqueleto) con
la leyenda “MVLA.SUNT.MALA.IMPIORVU”, es decir,
“muchas son las catástrofes entre los impíos”. Por el contrario en el otro lado
figura un rico cuerno de la abundancia cargado de frutas, imagen de la
prosperidad de la región, con la leyenda “QVI.DNO.FIDIT.
BONITATE.EIVS.CIRCVM”, es decir, “el que tiene confianza en el Señor, será
rodeado de su bondad”.
Figura 6.- Jetón
holandés (Dordrecht ?) de 1587 (30 mm; 5,99 g.)
Durante esta época, la guerra, el
hambre y la peste amenazaban continuamente a la población en el sur de los
Países Bajos dependientes de la corona española. En Brabante y Flandes el
número de lobos había aumentado de tal forma, que incluso atacaban a las
personas que se aventuraban fuera de la protección de los muros de la ciudad.
Por el contrario en las provincias protestantes del norte, reinaba la
prosperidad. En abril de ese mismo año, 600 navíos de Vlie se habían hecho a la
mar con otros 200 de Meuse y Zelandia, en ruta hacia el este. El comercio
marítimo aportaba una gran riqueza a estas regiones.
Si bien en la actualidad la
civilización occidental vive generalmente de espaldas a la muerte, durante
muchos siglos la muerte era algo cotidiano y familiar ampliamente representado
en las imágenes que han quedado grabadas en jetones y medallas.