El “tambú”, una
moneda de concha utilizada en la actualidad. Artículo
publicado en: Eco Filatélico y Numismático 60(1112)
(Septiembre 2004): pp. 46-47.
Miguel
Ibáñez Artica.
Aunque pueda parecer increíble,
todavía en el siglo XXI se siguen utilizando de forma cotidiana primitivas
monedas-concha en algunos remotos y apartados lugares del planeta. El ejemplo
más destacado lo encontramos en el “tambu” o “diwarra” utilizado por las gentes
de la población Tolai, que vive en las islas del Duque de York y Península de
Gazelle, en la provincia de Nueva Bretaña (Papúa-Nueva Guinea, Figura 1). La moneda “tambú” está
formada por pequeños caracolillos de la especie Nassarius camelus,
atravesados por una larga varilla, que se mide en brazas (1 braza= 183 cm.),
éstas pueden determinarse de una forma aproximada y sencilla estirando los
brazos, la distancia entre ambas manos viene a ser una braza, a su vez
divisible en pequeños fragmentos o varillas que llevan 10-12 conchas
cada una.
Figura 1.- Zona habitada
por el pueblo Tolai.
Este pequeño caracolillo es
recolectado por los habitantes del poblado de Olive, situado al sur de la isla
de Nueva Georgia en las Islas Salomón, y tanto hombres como mujeres, bucean
para obtener estas pequeñas conchas, que tras un proceso de secado y limpieza,
son vendidas a los Tolai de Nueva Bretaña en Papua. Se trata por tanto de un
comercio “internacional” entre dos estados vecinos: en las Islas Salomón está
la “fabrica” de la moneda que será utilizada por sus vecinos isleños de Papúa. Una
vez en manos de los Tolai, se les practica un orificio en la parte superior,
con el fin de poder ensartarlos en una varilla de mimbre. Cada braza (“pokono”) contiene unos 300
caracolillos y tiene un valor aproximado de unas 3.5 kinas (aproximadamente un
dólar americano).
Figura 2.-
Ristras de “tambu”. (a): detalle del caracolillo Nassarius camelus.
En Rabaul (capital de la región)
existía un banco donde se guardaba y almacenaba esta singular moneda. En este
“Centro de Cambio de Tambú” había incluso un curioso teléfono que funcionaba
con monedas-concha, pero dicho banco y toda la región fue arrasada por una
erupción volcánica en 1994. A pesar de ello, la moneda-concha sigue
utilizándose en la actualidad, y los datos del año 2002 indican que existen en
circulación o almacenadas (como ahorros), una cantidad de monedas-concha equivalentes
a unos ocho millones de kinas (más de dos millones de dólares USA).
Figura
3.- La ciudad de Rabaul destruida por la erupción volcánica de 1994 (1).
El
13 de febrero del año 2002, se restableció en Rabaul un centro de cambio
oficial denominado “A Pal
na Tabu” (Casa de la moneda-concha), con una conversión de 1 braza de
moneda-concha = 4 kinas,
centro autorizado oficialmente por el gobierno de la provincia de Nueva Bretaña
del Este (Papua). Se trata pues, de una moneda-concha legal u “oficial”,
reconocida por el Estado como tal. En la actualidad “circulan” como moneda más
de seiscientos millones de caracolillos, pero tampoco se libra de las falsificaciones: con
conchas muy parecidas, de la especie Nasarius fraudulentus, ensartadas
de la misma forma que el “diwarra”, se fabrica el “eddi” o falso diwarra.
También los comerciantes europeos, a finales del s. XIX, fabricaron imitaciones
de este caracolillo para comerciar con los tolai, pero a diferencia de lo que
ocurrió en otros lugares donde las imitaciones fueron aceptadas (dientes de
perro de porcelana fabricados por los alemanes para comerciar en sus colonias
de Papúa, discos de cerámica fabricados por los portugueses a imitación del “ndoro” realizado con la concha
de la caracola Conus, para comerciar en la costa de África oriental,
introducción en la costa occidental africana de la especie Cypraea annulus
en vez de C. moneta, etc...), los tolai rechazaron sistemáticamente las
imitaciones y falsificaciones. Sin duda, esta fidelidad a la moneda tradicional
genuina, es una de las causas que han permitido que conserve su valor y
vigencia en nuestros días.
Figura 4.-
Compra cotidiana en el mercado con “moneda concha” (2). (a): Detalle
de la moneda concha utilizada en transacciones; (b): Cestillo utilizado para
llevar la “moneda”.
Además de su uso cotidiano para
realizar pequeñas compras, el tambú también se almacena en largas ristras, que
se atan a una estructura circular formando un rollo o “loloi” con aspecto de
neumático con un diámetro de un metro y una anchura del cilindro que forma el
rollo de unos 14 centímetros. Todo el rollo se recubre con hojas secas y se ata
con cuerdas para proteger su valioso contenido. Estos “loloi” pueden almacenar
unos 600 metros de varilla, que lleva unos cien mil caracolillos regular y
cuidadosamente ensartados. Aunque su tamaño real es de un metro, si desplegamos
su interior, tal como se hace por ejemplo en las ceremonias funerarias para
distribuir su contenido, en realidad sería la moneda más larga del mundo, con una
longitud de más de medio kilómetro!. Algunos de estos rollos de moneda concha
constituyen los ahorros de toda una vida y se usan para repartir entre los
herederos y amigos tras la muerte del propietario, en ceremonias donde se
cortan públicamente y distribuyen fragmentos del “loloi”.
Las
primeras observaciones realizadas sobre estas primitivas monedas-concha se
remontan a 1875, fecha en que arribaron a la zona los primeros misioneros a
quienes llamó la atención el complejo y sofisticado sistema monetario existente
en la región. A pesar de la introducción y uso de la moneda occidental (primero
la inglesa como colonia de Gran Bretaña, luego la australiana y actualmente la
moneda oficial de Papúa, la kina), aún se conserva la moneda-concha
tradicional, tanto para su uso económico cotidiano (para hacer la compra en el
mercado), como para su utilización en ceremonias (bodas, funerales...).
Figura 5.- “Loloi”
o rollo de moneda concha. Imágenes de exhibición de la moneda concha en 1910 y
en el 2010. Al fondo, grabado de 1882 donde se muestra el cadáver de un jefe
expuesto junto con los aros de moneda concha que poseía, como símbolo de
prestigio.
Otra
zona donde actualmente siguen en vigor las monedas-concha, es en la provincia
de Malaita en las Islas Salomón (Figura 6),
donde se usan con este fin varios tipos diferentes de collares de cuentas
elaborados con conchas de variados colores. Como ocurre con el “tambú”, también
aquí existen especialistas en fabricar este tipo de moneda-concha, son los
habitantes de Langa Langa, en la costa noroccidental, los que se ocupa
actualmente de recoger las conchas, fabricar las cuentas, que a diferencia del
“tambú” exigen un mayor trabajo de manipulación, ya que cada una de ellas está
formada por un pequeño disco o cilindro delicadamente pulido y perforado, así
como la elaboración de los diferentes tipos de “collares” que servirán como
moneda para ellos mismos y para otras tribus de la zona. La moneda “isae
galia”, fabricada con conchas blancas, se utiliza exclusivamente para regalos
de boda, pero existen otros muchos tipos de collares que reciben la
denominación genérica de “Akwala afu”, desde el más valioso “maifuo”, donde las
hileras de sartas de diferentes colores se combinan de forma determinada, hasta
los más modestos “gwae-uruuru” o “buigao”. Con estos diferentes tipos de
monedas-concha, se realiza el comercio con las tribus vecinas. En 1990, 150
cuentas “ke’e” equivalían a un dólar USA.
Figura
6.- “Tafuliae”,
moneda concha de las Islas Salomón, detrás una antigua imagen de una mujer
perforando los discos de concha para fabricar la “moneda”.
(1)
Imágenes
del “U. S. Geological Survey Volcano Disaster Assistance
Program's“
(2) Imagen del Geldgeschichliches
Museum, Kreissparkasse Köln, Alemania.
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