miércoles, 1 de marzo de 2017

Las "monedas castor".

Las “monedas castor”. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 70(1236) (Enero, 2015): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica.

Durante el pasado año (2014) se acuñó una pequeña moneda conmemorativa en oro que presenta la figura de un castor, imagen diseñada para las monedas de cinco céntimos de Canadá en 1937 por G.E. Kruger Gray, y que se ha mantenido ininterrumpidamente en todas las emisiones canadienses de este tipo monetario desde hace más de 75 años (Figura 1).


Figura 1.- Moneda de oro conmemorativa y monedas canadienses de 5 céntimos de distintos años.

Esta circunstancia nos sirve de excusa para comentar algunas monedas conocidas con el nombre de “monedas castor” y que presentan un mayor valor histórico, aunque en algunos casos no se trata de verdaderas monedas “sensu stricto”, sino de “tokens” o monedas de uso local. Se da la paradoja de que mientras algunas piezas conmemorativas son consideradas oficialmente como monedas, cuando en realidad no han circulado ni circularán nunca, otras, en ocasiones no metálicas, ni con la típica forma redondeada, han circulado y cumplido plenamente las funciones monetarias en un determinado contexto, a veces local o sustituyendo al numerario oficial, cuando este escaseaba o era rechazado.

La primera de estas emisiones ocurrió en plena “fiebre del oro” del oeste americano, cuando en febrero 1849, los habitantes de Oregón decidieron establecer una fábrica de moneda en la ciudad con el fin de amonedar las grandes cantidades de polvo de oro recientemente descubierto en California, pero este plan se abortó con la llegada del general Joseph Lane, primer gobernador de la zona, quien ante la propuesta de las autoridades locales, señaló que según la Constitución de los Estados Unidos,  solamente el gobierno federal podía emitir moneda de curso legal.  A pesar de ello, un grupo de comerciantes consiguieron acuñar más de 50.000 piezas de oro macizo de diez y cinco dólares. 

Estas monedas llevan la fecha de emisión (1849), el nombre de la empresa (Oregon Exchange Company), la denominación de su valor (5 o 10 dólares), la imagen de un castor, y las iniciales de los accionistas de la compañía (Kilborn, Magruder, Taylor, Abernethy, Willson, Rector, (Gill) Campbell, y Smith) (Figura 2), y se mantuvieron  en circulación hasta 1854, fecha en que se creó la Casa de Moneda de San Francisco. En esos momentos, el oro contenido en las monedas valía más del 8% de su valor nominal, por lo que la mayoría de las piezas se fundieron, conservándose en la actualidad apenas medio centenar de ejemplares en colecciones privadas, la mayoría de los cuales presentan un deficiente estado de conservación al contener oro puro que se desgasta y erosiona con gran facilidad.


Figura 2.- “Monedas” de oro puro acuñadas en Oregón durante la “Fiebre del oro”.

Podríamos afirmar que la “moneda castor” más genuina es la utilizada por los indios Kutchin del territorio Yukon (al este de Alaska), quienes consideraban las pieles de castor como moneda. El año 1670 se creó la Compañía de la Bahía de Hudson (HBC) y el monarca inglés Carlos II le otorgó el monopolio comercial de las pieles en una vasta e inexplorada región de casi cuatro millones de kilómetros cuadrados (Figura 3).


Figura 3.- Comercio de pieles con los indios y (en rojo) zona de actuación de la Compañía de la Bahía de Hudson. A la derecha, “tokens” emitidos por la Compañía equivalentes a pieles de castor, encima un colgante con forma de creciente donde se han acuñado en relieve la figura de un castor y los símbolos de la compañía.

En los primeros años del siglo dieciocho se publicaron numerosos bandos y panfletos, que establecían el precio de diferentes productos (pólvora, tabaco, calderos, hachas, anzuelos, cuchillos, cucharas, carne de cerdo etc…) en número de pieles de castor (Figura 4) como referencia monetaria. Los pueblos indígenas rechazaban la moneda occidental, pero aceptaban como moneda objetos de adorno de plata, lo que se conoció como “trade silver”, y aquí encontramos la “moneda castor”, más original y curiosa: unos colgantes con forma de castor, con las marcas de la compañía (HB) e indicación del lugar de emisión (Montreal). Los pequeños colgantes de plata con forma de castor, equivalían a una piel de dicho animal, y con los más grandes, como el que se ilustra (Figura 6), se podían adquirir diez pieles de este apreciado roedor (de nombre científico Castor canadensis).


Figura 4.- Piel de castor, lista de precios de diferentes productos expresados en número de pieles de castor y “token” de la Compañía del Noroeste con la figura de un castor.



Figura 5.-
b y c: “Tokens” de plata con forma de castor; a: Token recortado en lámina y sin aspecto tridimensional; a: Token de cobre con forma de castor, detrás una imagen del libro de D. Taxay “Money of the American Indians” (1970).

            A pesar de su curioso aspecto (Figura 6), estos colgantes están realizados con una lámina de plata de peso y tamaño determinado (Figura 5a), sobre la que se han estampado diferentes marcas (nombre de la entidad emisora, localidad de la fabricación…) y cumplen una misión monetaria concreta no muy distinta de la que tienen las verdaderas monedas. En 1857 la Compañía emitió tokens (monedas locales) con valor de 1, ½, ¼ y 1/8 pieles de castor (Figura 3). No son estas las únicas “monedas” que se fabricaron relacionadas con el comercio de las pieles, la Compañía del Noroeste, que comenzó a funcionar en 1775 era la principal empresa competidora de la HBC, y en 1820 fabricó en Birmingham (Inglaterra) tokens con la figura de un castor (Figura 4).



Figura 6.- “Token” de plata con forma de castor.






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