Monedas españolas
de personajes que no llegaron a reinar: Beatriz, esposa de Juan I de Castilla,
pretendiente a la corona de Portugal (1383-1385*). Artículo
publicado en: Eco Filatélico y Numismático 58(1102)
(Noviembre, 2002): pp. 48-49.
Miguel Ibáñez Artica.
El 18 de mayo de
1383, contraían matrimonio en Badajoz, el rey de Castilla Juan I y Beatriz,
hija única del monarca portugués Fernando I, quien fallecería cinco meses
después. Según los acuerdos matrimoniales, tras la muerte Fernando, Beatriz sería coronada como reina de
Portugal. Sin embargo, Juan Maestre de Avis, hijo ilegítimo del monarca
portugués Pedro I (1357-1367) organizó una revuelta, proclamándose rey de
Portugal con el nombre de Juan I.
Figura 1.- Efigie de la reina Beatriz de Portugal,
en su sepulcro de Zamora.
A partir de este
momento, se produce un enfrentamiento entre los dos monarcas con el mismo
nombre y numeral, Juan I, de Castilla contra el de Portugal. En 1384 el
castellano se adentra en territorio lusitano poniendo cerco a Lisboa, pero su
poderoso ejército es derrotado por los portugueses en la batalla de Aljubarrota
(14 de agosto de 1385), dejando libre el camino al nuevo monarca que inaugura
la segunda dinastía lusitana que se mantendrá hasta la fusión con España en
1580 bajo el reinado de Felipe II (I de Portugal).
En este
contexto, probablemente cuando el
monarca castellano invadió Portugal instalando su base de operaciones en
Santarem (entre enero y octubre de 1384), se acuñaron reales de plata a nombre
de su esposa Beatriz, como legítima heredera del trono. Estas raras monedas, de
las que se conocen unos pocos ejemplares (dos piezas en Madrid, una en el Museo
Arqueológico Nacional y otra en el Museo de la Casa de la Moneda, y al menos un
tercer ejemplar en una colección particular) presentan en una cara de la
moneda, el busto coronado de la reina entre las letras S y A (indicativas del
lugar de emisión de la moneda: Santarem) y las leyendas: “DOMINVS:MICHI:
ADIVTOR: ED:EGO:DISPI” en la orla exterior, siguiendo la frase en la interna:
“+CIAM:INIMICVS:DOOMINVS: MI”. La otra cara de la moneda muestra los escudos de
Castilla y Portugal cuartelados, rodeados por la leyenda:
“+BEATRICIS:D:G:REGINA:CASTELE:ED: POR” (con diferentes variantes en la
terminación de la leyenda, es decir se realizaron al menos tres emisiones con
cuños distintos). La leyenda de la primera cara ya se había utilizado en las
monedas de Pedro I de Castilla y León, manteniéndose en las emisiones de
Enrique II, Juan I y Enrique III, y la
curiosa forma de romper la leyenda en dos partes, la primera en la orla externa
y la continuación en la interna, aparece también en los reales de Juan I de
Castilla.
Figura 2.- Real de plata de Beatriz de Portugal
acuñado en Santarem.
Resulta
significativo que en las mencionadas monedas no se haga alusión alguna al
monarca castellano, a pesar de que lógicamente toda la fuerza de las
reivindicaciones al trono de Beatriz, estaba precisamente en el poder de su
marido como rey de Castilla y León. Ello se debía a que la pretendiente al
trono (la princesa Beatriz) tenía en Portugal numerosos aliados y seguidores
que no verían bien en esos momentos la
inclusión del monarca castellano en la moneda, ya que tradicionalmente el
poderoso reino de Castilla constituía una permanente amenaza para la independencia
de Portugal. Sin embargo, Juan I de
Castilla también acuñó en Zamora unos raros cornados titulándose “IOAN ISREX
+LEGIONIS: PPORTOG:”, es decir que mientras Beatriz figuraba en las monedas
como reina de Castilla y Portugal, su marido lo hacía como rey de León y
Portugal.
Figura 3.- Cornado de Juan I de Castilla
titulándose rey de Portugal (según A. Orol, 1974). Al fondo representación
medieval de la batalla de Aljubarrota (1385).
Nos encontramos en
este caso con unas curiosas monedas, que nos ayudan a comprender mejor la
turbulenta historia de unos años de continuas reivindicaciones y
enfrentamientos bélicos entre reinos vecinos. La rareza de estas piezas (que
contribuye a su elevada cotización en el mercado numismático) se explica
fácilmente si pensamos que fueron acuñadas en unos momentos muy concretos,
respondiendo a unas reivindicaciones coyunturales que al final no llegaron a
cuajar.
(*) Habría que
matizar, con respecto al título del presente artículo que Beatriz reinó en
Castilla y León, como reina consorte, pero no lo llegó a hacer en Portugal aun
siendo la legítima heredera al trono.
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