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viernes, 1 de julio de 2016

Dos casos de depredación entre animales marinos en las antiguas acuñaciones griegas (Cumas y Accragas).

Dos casos de depredación entre animales marinos en las antiguas acuñaciones griegas (Cumas y Acragas). Artículo publicado en “Abissalia” 1 (1987, ISSN 0214-0268) pp. 21-22.

Miguel Ibáñez Artica.

            Las representaciones faunísticas son particularmente abundantes en la iconografía griega, donde alcanzan una gran perfección; y es en las primitivas acuñaciones donde aparecen gran cantidad de animales, tanto imaginarios (tritones, serpientes marinas…) como reales, y dentro de estas últimos, tanto marinos como terrestres.

            Con respecto a la fauna marina que aparece en las primitivas monedas griegas son varios los animales que encontramos representados (mejillón, concha de peregrino, murícidos, sepias, pulpos, camarones, cangrejos y peces) (Ibáñez, 1982 (1987)).

            Aunque podemos encontrar varias especies animales representadas en una misma moneda, es más raro encontrarlos relacionados entre sí, y esto es lo que ocurre en las dos monedas que presentamos.

            La primera es una estátera eubéa de plata de 8,4 gramos de peso (Robinson, 1971) en cuyo anverso figura la diosa Atenea con casco corintio y la leyenda KUN AION, y en el reverso un cangrejo sujetando a un mejillón en actitud de comérselo (Figura 1).


Figura 1.- Estátera de Cumas, c. 480 a.C.

            La ciudad de Cumas, situada en la costa de Campania en la Italia Meridional (Magna Grecia) fue una primitiva factoría griega desde el siglo X a.C., y es donde según la tradición, llegó Eneas tras el desastre de la guerra de Troya.

            Es sin embargo en el siglo octavo antes de nuestra Era cuando, colonizada por los Eubeos, alcanza su máxima prosperidad.

            Las primeras monedas fueron acuñadas hacia el año 490 a.C. por Aristodemo Malacos (“el afeminado”) quien apoyó a los romanos contra los etruscos que querían restablecer la dinastía de los Tarquinos en Roma. Hacia el 458 Aristodemo es depuesto por la Aristocracia de la ciudad que apoya al tirano Hierón de Siracusa en su lucha contra los Etruscos.

            La victoria en el 474 de Hierón, libra a los habitantes de Cumas de la amenaza etrusca, pero otros pueblos vecinos se ciernen sobre la ciudad que finalmente es capturada por los Samnitas en el año 423 a.C.

            En las monedas acuñadas por esta ciudad figura en el anverso una cara femenina, identificada con la ninfa Cumas (Babelon, 1907) o con Sibila (Poole, 1873), o bien con la diosa Atenea con casco corintio (más raramente el casco sólo o una cabeza de león).

            En el reverso figura un mejillón (Mytilus galloprovincialis), a veces acompañado de otras representaciones (ratón, arco, punta de lanza, grano de trigo, delfines, serpiente marina…).

            El mejillón, animal que caracteriza las monedas de Cumas, fue sin duda una importante fuente económica en la ciudad y debía de ser importante la producción de este molusco (¿tal vez cultivado?) en los lagos salinos próximos a la ciudad (Fusaro, Licola, Lucrina).

            La moneda aquí representada fue acuñada hacia el año 480 a.C. y resulta extraña, ya que normalmente la figura que acompaña al mejillón es de menor tamaño y en este caso se trata de una representación donde ambos animales están relacionados (el cangrejo sujeta al mejillón con sus pinzas. ¿Pudo deberse esta escena a una plaga de cangrejos que asolaron los ricos bancos de mejillón? ¿Se trata de alguna alusión indirecta a los turbulentos acontecimientos que se produjeron durante la deposición de Aristodemo o la amenaza que vivió la ciudad proveniente de sus vecinos Etruscos?

            Tal vez nunca sabremos la respuesta, pero sí parece claro que tal representación, aislada en el contexto numismático, no debió ser casual.


            La segunda moneda representada es un Hemilitron de bronce de 22 gramos de peso acuñado en la ciudad siciliana de Acragas (Agrigento) entre el 425 y el 406 a.V.

            La ciudad de Acragas en el sur de la Isla fue colonizada hacia el 528 a.C. por los Dorios venidos de Gela y Rodas que seguían las rutas “minóicas” tradicionales (Bayet, 1930).

            Falaris, cruel tirano de Acragas (565-549) embelleció la ciudad construyendo un famoso templo dedicado a Zeus; precisamente el águila que figura en los anversos de las monedas acuñadas en Acragas representa al dios Zeus Atabyros de los Rodios. Este águila a veces lleva una liebre entre sus garras (la liebre aparece en las monedas de la vecina ciudad de Messana) o como en el presente caso un atún (símbolo utilizado frecuentemente por los fenicios, precisamente es abundante en las ciudades ibéricas de Gades, Sexi y Abdera).

            El cangrejo hace alusión al nombre de la ciudad, y si bien parece corresponder a  la especie fluvial Pomaton fluviatile (Delorme & Roux, 1987), abundante en los ríos Hypsas (Drago) y Acragas (San Biasio) que se unen cerca de la ciudad, posteriormente la figura degenera y en unos casos se parece al cangrejo de mar Pachygrapsus marmoratus, mientras en otros adopta formas difíciles de identificar.

            La moneda (Figura 2) presenta el reverso rodeado de seis glóbulos o puntos (indicadores del valor de seis uncias), un caracol marino y un pulpo, encima el cangrejo que lleva en su pinza izquierda un “gusano” (posiblemente poliqueto) interpretado por varios autores como una “angula” (Poole, 1876, Sear, 1978).



Figura 2.- Hemilitron de Akragas, 425-406 a.C.

            En este caso no cabe pensar en una interpretación oculta y la representación que se nos ofrece es una simple y sencilla depredación.

            Hemos visto como en las acuñaciones griegas, y más concretamente del sur de Italia y Sicilia, encontramos casos excepcionales donde se ven acciones depredadoras en animales marinos (cangrejo-mejillón en Cumas y cangrejo-poliqueto en Acragas). Estas representaciones de depredación son frecuentes en animales terrestres (león-toro, águila-liebre…) y presentan un contenido simbólico. En el presente caso la figura que aparece en la moneda de Cumas podría tener un cierto significado.

Bibliografía:

Babelon, E. (1907). Traité des Monnaies Grecques et Romaines (2e part, T.1): 1670 pp.
Bayet, J. (1930). La Sicile Greque. Les Belles Letres: 56 pp.
Delorme, J. & Ch. Roux (1987). Guide illustré de la Faune aquatique dans l’art Grec. A.P.D.C.A.: 175 pp.
Ibáñez, M. (1982(1987)). La fauna marina en las antiguas acuñaciones griegas. III Simposio Ibérico de Estudios del Bentos Marino, Pontevedra 4-8 octubre 1982: pp. 43-50.
Poole, R.S. (1873). A catalogue of the Greek coins in the British Museum: Italy: 432 pp.
Poole, R.S. (1876). Ibid: Sicily: 292 pp.
Robinson, E.S.G. (1971). A catalogue of the Calouste Gulbenkian collection of Greek Coins. F.C. Gulbenkian: 136 pp.

Sear, D.R. (1978). Greek Coins and their values (V.I: Europe). R. Stockwell Ltd.: 317 pp.

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