Páginas

martes, 15 de septiembre de 2015

Follis de Constantino I (s. IV d.C.) reacuñado y reutilizado como moneda en el siglo XVII.

Follis de Constantino I (s. IV d.C.) reacuñado y reutilizado como moneda en el siglo XVII. Traducción del artículo: Follis de Constantin Ier (IVe s.), surfrappée et réutilisé comme monnaie au XVIIe s. Bulletin de la Société Française de Numismatique. 1997, 52(9): pp. 196-198. (Figura 4)

Miguel Ibáñez Artica.

La cronología de las monedas que ocasionalmente aparecen en hallazgos arqueológicos contextualizados en las Edades Media y Moderna, a menudo no se corresponden con las fechas en que las piezas en cuestión fueron depositadas. Encontramos a veces  monedas con más de dos siglos de antigüedad que todavía están en circulación (1).

La utilización o reutilización de monedas antiguas parece ser un hecho habitual durante épocas con escasez de numerario (2), y un caso extremo de este fenómeno es la moneda  que pasaremos a describir (Figura 1).


Figura 1.- a: “Follis” de Constantino I; b: “Sou” de Carlos II; c: Moneda híbrida.

Características de la moneda original:
Módulo: 20 mm; peso: 3,02 g; espesor: 1,1 mm
Anverso: Busto a la derecha. Leyenda: CONSTAN TINVSAUG.
Reverso: DNCONSTANTIN(IMAXAVG). Corona de laurel, dentro: VOT XX(?) o VOT XXX(?) en dos líneas. Exergo no identificable.
No puede identificarse la marca de taller, que puede corresponder a varias localidades, dado que este tipo monetario se acuñó en Trèves, Arlés, Roma, Aquileia, Siscia, Tesalónica y Heraclea (RIC VII).

El resello presenta las siguientes características: sobre la efigie de Constantino I hay un nuevo busto, también a la derecha, con una corona radiada y con un seis delante. No se aprecia la leyenda. En el reverso, castillo de tres torres sobre línea, rodeado de un reborde de puntos. Puede distinguirse la leyenda (VNIVER)EBV(SI.DNS).II. Se trata de un “sou” (sueldo) ibicenco de Carlos II de España (1665-1700) (Figura 2). Esta emisión se corresponde con el tipo 9-10 de Crusafont (1996).


Figura 2.- Reconstrucción de las dos monedas superpuestas.

Existe documentación sobre esta reacuñación (Figura 3). El gobernador de la isla, Juan de Bayarte, informa en 1690 que de las cinco emisiones realizadas, una se ha hecho utilizando como cospeles monedas de Constantino encontradas en un campo (Botet, 1913, Crusafont, op. cit.).


Figura 3.- Documento donde se especifica que una de las emisiones de sueldos ibicencos  a nombre de Carlos II, se realizó utilizando como cospeles “una cantidad de monedas del emperador Constantino, las cuales se hallaron, arando en un campo, dentro de un baso de tierra”. (Archivo de la Corona de Aragón).

Las monedas reacuñadas conservan muchas de las características de las piezas originales, que permanecen visibles, pero también podemos pensar que en muchos otros casos, lo más habitual sería fundir las piezas para obtener el metal, o simplemente poner de nuevo en circulación las monedas procedentes de los hallazgos fortuitos (3).

Notas:

(1) Por ejemplo, en las excavaciones realizadas en la población medieval de Rada (Navarra), arrasada en 1455, y que no fue posteriormente reconstruida (por mandato expreso del monarca Juan II de Aragón y Navarra), se han encontrado en una habitación que hacía las funciones de cantina, fichas de juego y monedas de diversos orígenes, las más antiguas de Jaime I de Aragón (1213-1276), acuñadas dos siglos antes del momento de destrucción de la villa. Como el pavimento de la estancia es de piedra lisa, no cabe la opción de que las monedas se deslizaran entre las tarimas y quedaran allí olvidadas desde tiempos atrás (Tabar & Ibáñez, 1994).

(2) Se han descrito monedas del siglo IV reacuñadas sobre monedas más antiguas (Brenot & Rogers, 1978; RIC VIII; Schmitt, 1992).

(3) Esto podría explicar la presencia de algunas monedas romanas en contextos medievales o modernos. Por ejemplo en las excavaciones de Oyarzun (Guipúzcoa, España) (Guereñu et al., 1996) se ha encontrado una única pieza de Constantino I entre más de 900 ejemplares de monedas medievales y modernas (siglos XIII-XVIII) utilizadas como “óbolo de Caronte”.

Bibliografía:

Brenot, C. & G. Rogers, 1978. Trois nummi constantiniens surfrapées sur deux pièces de Licinius. BSFN, 33-09, pp. 436-437.

Botet i Siso, J., 1913. Monedas d’Ibiça. Bol. R. Acad. Buenas Letras de Barcelona, 49, pp. 1-22.

Bruun, P.M., 1966 (RIC VII). The Roman Imperial Coinage. Vol. VII: Constantine and Licinius A.D. 313-337, Londres.

Crusafont, M., 1996. Las monedas de Ibiza desde Carlos I al 1887. Gac. Numism. 121, pp. 11-36.

Guereñu, M., M.M. López & M. Ibáñez, 1996. Hallazgo monetario de Oiartzun (Guipúzcoa): Datos preliminares. Gac. Numism. 122, pp. 61-68.

Kent, J.P.C., 1981 (RIC VIII). The Roman Imperial Coinage. Vol. VIII: The family of Constantine I A.D. 337-364. Londres.

Tabar, M.I. & M. Ibáñez, 1994. Hallazgos monetarios en el desolado de Rada (Navarra). Gac. Numism. 114, pp. 67-74.




Figura 4.- Artículo original.


No hay comentarios:

Publicar un comentario