Ovnis y extraterrestres.
Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 69(1218)
(Mayo, 2013): pp. 48-49.
Miguel Ibáñez
Artica
Hace
varios años publicamos un par de artículos sobre “numismática
extraterrestre”, en los que comentábamos las representaciones de
meteoritos, considerados como piedras sagradas enviadas por los Dioses, que
aparecen en varias emisiones de la antigua Grecia y Roma, así como algunas
monedas modernas destinadas al mercado del coleccionismo numismático, que se
fabrican incluyendo en ellas pequeños fragmentos de meteoritos. Estos tipos
monetarios, aun resultando originales, no presentan ningún misterio.
Uno de los meteoritos más famoso
en la Antigüedad era la “piedra negra” venerada en la ciudad Siria de Emesa, y
que aparece representada en algunas monedas de
Antonino Pío (138-161) y Caracalla (211-217). En tiempos del emperador
Heliogábalo (218-222) fue solemnemente trasladada a Roma, figurando en los
aureos, denarios y moneda de bronce de dicho emperador. Con anterioridad otro meteorito era venerado en Pafos (Chipre) en el templo de
Afrodita, y aparece representado en emisiones de Augusto (27 a .C.-14 d.C.) y Septimo
Severo (193-211 d.C.). También el emperador hispano Trajano (98-117 d.C.) acuñó
en Siria monedas donde aparece representada la piedra sagrada del templo de
Zeus Kasios.
Figura
1.- Jetones franceses con
representaciones de “ovnis”.
A diferencia de lo anteriormente
expuesto, las figuras que presentamos, y que aparecen en algunos jetones
franceses de la segunda mitad del siglo XVII, siguen representando a fecha de
hoy un misterio. Existen dos tipos diferentes (Figura 1), en el primero de ellos, un objeto con forma de disco
aparece flotando entre las nubes del cielo sobre un paisaje con colinas y
montañas, y en el segundo, es atacado con lanzas o flechas. Del primer tipo
existen varios anversos: con el busto del monarca Luís XIV, fechado en 1656,
del mismo año para la Cámara de Comptos de Normandía, y otro sin fecha donde
aparecen unas flores de lis bajo la lluvia (Figura
4). El segundo tipo fue emitido por el duque de Enghien, con motivo
de la petición de nuevos recursos para la guerra en 1648 a los Estados de
Borgoña. El especialista F. Feuardent a comienzos del
siglo XX, se limita a describir escuetamente estos elementos como “escudos
celestiales”.
La similitud entre estos objetos y
los enigmáticos “platillos volantes” es evidente (Figura 2), y por este motivo, estos singulares jetones se han
utilizado en numerosas publicaciones esotéricas de “ufología” como prueba y
argumento de la presencia de ovnis en diferentes épocas históricas del pasado.
Si a esto añadimos la leyenda que aparece en el primer tipo “OPPORTVNUS ADEST”:
“Está presente en el momento oportuno”, o “Ayuda en el momento oportuno”, ya
tenemos todos los ingredientes para cocinar un sinfín de elucubrativas teorías
sobre la visita de ovnis y extraterrestres.
Figura 2.- Representación convencional de un “Platillo volador”
u “Ovni”.
Otras hipótesis más realistas
interpretan estas enigmáticas figuras como la rueda del carro que subió al
profeta Ezequiel al cielo, o el escudo protector de Júpiter de la mitología
romana, tan utilizada en los jetones franceses de los siglos XVI y XVII. Cuenta
la leyenda que Numa Pompilio, segundo rey de Roma, consultó a Júpiter cómo
podía defenderse de sus rayos, a cambio del secreto Jupiter le pide un
sacrificio humano, a lo que el prudente rey se niega, pero gracias a su ingenio
consigue que Júpiter le prometa revelarle el secreto.
Tras convocar solemnemente a los
representantes del pueblo, al día siguiente una gran cantidad de rayos surcaron
el cielo con estruendo, y un escudo oval cayó a los pies del rey. Júpiter
anunció a los romanos que nunca tendrán que temer a sus enemigos mientras
conserven y protejan el sagrado escudo. En agradecimiento, el rey ordenó
sacrificar una joven, y ante el miedo de que alguien pudiera robarlo, mandó
fabricar once copias idénticas, que serían paseadas durante la festividad anual
del día dos de marzo. Según los autores clásicos, el gobierno del mundo está
destinado a la ciudad que conserve dicho escudo.
Así pues, una probable explicación a
estas enigmáticas imágenes es, en el primer caso: el escudo de Júpiter aparece
entre las nubes y cae a la tierra, y en el segundo tipo: si invertimos la
figura, podemos ver cómo el escudo protege la tierra de los rayos que salen de
las nubes del cielo (Figura 4). La
única objeción que puede hacerse es que el ancile, el famoso escudo protector
de Júpiter es ovalado con dos escotaduras laterales, y el que se representa en
los jetones es una rodela perfectamente circular, similar a la que aparece en
algunas representaciones pictóricas de la época (Figura 3).
Figura 3.- Representación de San Miguel con rodela.
Sean lo que sean estos singulares
objetos, lo que está claro es que a fecha de hoy, siguen siendo unos “objetos
voladores no identificados”, es decir, unos auténticos “OVNIS”.
Figura
4.- Diferentes emisiones de los
“Jetones del Ovni”.
Como
esotérico-satírico colofón, citaremos unas moneditas, imitaciones de los
cuartos de dólar americanos, alusivos al Área 51 de Nevada y a Roswell en Nuevo
México, que presentan imágenes caricaturizadas de alienígenas (Figura 5), y que se venden a los
turistas que acuden a estas zonas, atraídos por las numerosas leyendas que
genera la “teoría de la conspiración”, en relación con los visitantes
extraterrestres.
Figura 5.- Tokens satíricos americanos con representaciones de
extraterrestres.
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