La
moneda africana, antes y durante la colonización (siglos XI-XX).
Artículo publicado el año 2002 en la revista
“Crónica Numismática”:
Migue Ibáñez Artica (2002). La moneda africana, antes y después de la colonización (siglos XI-XX). Crónica Numismática 13 (nº142): 42-46.
Migue Ibáñez Artica (2002). La moneda africana, antes y después de la colonización (siglos XI-XX). Crónica Numismática 13 (nº142): 42-46.
I.-
Introducción.
A
diferencia de la zona del Mediterráneo africano, donde ya desde los tiempos de
griegos, fenicios y romanos, circulaba la moneda metálica acuñada, en el África
subsahariana el numerario convencional ha sido introducido en tiempos
relativamente modernos, impulsado y favorecido por las autoridades coloniales
europeas. Sin embargo, desde muy antiguo, diversos y variados elementos (sal,
telas y paños, conchas, armas y utensilios metálicos...) han tenido – a veces
hasta fechas muy recientes- , en ámbitos geográficos más o menos extensos, una
función típicamente “monetal”.
En
los últimos años asistimos a un cierto redescubrimiento de lo que se ha venido
en llamar “premoneda”, “paleomoneda”, “moneda primitiva” o “moneda tradicional”
desde el campo de la numismática, y así se han celebrado en todo el mundo
diversas exposiciones monográficas que han mostrado formas diferentes de
“dinero” utilizado en todos los continentes desde la más remota antigüedad
hasta nuestros días(1).
Hasta el momento, las “premonedas” han
permanecido casi ausentes del campo de la investigación numismática, y desde
finales del siglo XIX han sido objeto de estudios de “antropología económica”,
muy especialmente en aquellas culturas de las islas del Pacífico Sur, donde en
la actualidad siguen utilizándose collares de conchas como moneda. Tan sólo en
fechas muy recientes asistimos a un resurgimiento de estudios sobre premonedas
en revistas numismáticas especializadas(2).
Figura 1: Máscaras decoradas con monedas (África
occidental, a: MAN 2009/159/363; b: MAN 2009/159/364). En muchos casos las
monedas africanas, tanto las antiguas como las modernas, tienen también una
función como elementos decorativos (c: Collar Fulani con caurís, monedas
coloniales y cascabeles, también utilizados como moneda).
Una
de las principales dificultades para incorporar la “premoneda” al campo de los
estudios numismáticos “convencionales”, radica en su multifuncionalidad. A
diferencia de nuestra moneda occidental, que tiene una exclusiva función
comercial, en las denominadas “culturas primitivas” la “moneda” puede presentar
otras muchas funciones. Al igual que ocurre en el resto de las especies
vegetales y animales del Planeta, una de las principales relaciones
intraespecíficas de la especie humana es la competencia, resuelta en muchos
casos a través del enfrentamiento violento entre individuos de tribus o etnias
vecinas. Sin embargo, también a través de la cooperación pueden conseguirse sustanciales
ventajas para la supervivencia y el progreso. Para regularizar estas
situaciones surgen costumbres como la “hospitalidad” (no es casual el parecido
de esta palabra con su opuesta: “hostilidad”) y en este contexto se crean
objetos simbólicos, que sirven para realizar regalos y afianzar las relaciones
entre tribus vecinas. En otros casos se utilizan para pagar una dote (“monedas
de la novia”) o para resarcir a los familiares de una víctima de muerte
violenta (“dinero de sangre”), o simplemente constituyen rituales de origen
ancestral que facilitan las relaciones y la reproducción social (tal es el caso
del “potlatch” de los indios americanos o del “kula” y el “moka” en los
melanesios).
Figura 2:
En tiempos recientes, algunas monedas
africanas muestran imágenes de los objetos utilizados tradicionalmente como
moneda. Así por ejemplo la concha de caurí aparece en las monedas de Ghana (a),
la “manilla” en las de Biafra (b) y la cruz de Katanga en las monedas
congoleñas de 1961 (c).
En
este contexto podemos encontrarnos con monedas que sirven exclusivamente como
“dinero de la novia”, otras sirven para ser utilizadas en regalos ceremoniales,
otras se utilizan para el comercio con determinadas tribus, etc...siendo muy
numerosa la gama de posibilidades de uso de tales monedas. Otra dificultad añadida,
que en este caso afecta fundamentalmente a algunas “monedas primitivas”
africanas, es el hecho de que en ocasiones, determinados objetos, generalmente
vistosas armas ceremoniales, constituyen símbolos de riqueza y poder, y no
suelen transferirse ni utilizarse en intercambios cotidianos, por lo que su
consideración como “monedas” suele ser un tema controvertido, donde muchas
veces dependerá del criterio del investigador (más o menos estricto) el que
estos objetos sean considerados como monedas o no.
Al abordar el estudio de la
premoneda africana, lo podemos hacer desde una perspectiva antropológica,
analizando su uso y su significado o bien, tal como desarrollaremos
seguidamente, podemos establecer una clasificación tipológica, en función de
los materiales de que están fabricadas estas “monedas”.
De
momento nos centraremos en el Continente Africano, donde la numismática
primitiva y el arte muchas veces se fusionan de tal forma, que algunos de los
objetos utilizados como moneda, pasarían a ojos de una persona no
especializada, como auténticas obras del arte tribal(3).
Se
han sugerido varios criterios para intentar ordenar y clasificar los numerosos
objetos utilizados como moneda(4), pero todos ellos suelen resultar
insuficientes. Por este motivo hemos desarrollado un agrupamiento en dos
categorías principales: en primer lugar aquellos objetos (elaborados o no) que
tienen un origen orgánico, y en un segundo grupo aquellos
elementos u objetos premonetales que presentan un origen mineral.
Dentro del primero, diferenciaremos en primer lugar si su origen es vegetal o
animal y posteriormente señalaremos los principales tipos en cada grupo. Así
por ejemplo, entre los de origen vegetal diferenciaremos: semillas comestibles
y no comestibles, así como elementos de madera, rafia o algodón. Entre los de
origen animal, señalaremos el ganado, las conchas de moluscos, y otros
productos de origen animal como los elaborados con colmillos, cuernos y pelos.
Figura 3:
Durante varios siglos (desde el s. XV al XIX)
los comerciantes europeos introdujeron en África enormes cantidades de conchas
de caurí y manillas de cobre. Se puede
decir que la práctica totalidad de los esclavos africanos que fueron
llevados al Nuevo Mundo, fueron comprados con estas peculiares monedas.
Mayor
complejidad presenta el apartado de premonedas de origen mineral, donde podemos
encontrar desde elementos no elaborados en estado bruto (sal y oro) hasta
sofisticados y complejos utensilios de una gran variedad de formas. Siguiendo el criterio de tomar como
referencia la naturaleza química de los objetos, diferenciaremos entre objetos metálicos
y no metálicos. Dentro de los no metálicos incluiremos la sal,
las rocas y los materiales elaborados de origen mineral, como la pasta de
vidrio y la cerámica.
El
segundo grupo de elementos metálicos, es el más numeroso y representativo de la
premoneda africana. Siguiendo el criterio utilizado anteriormente podríamos
separar entre materiales elaborados en hierro y otros fabricados en cobre o en
alguna aleación derivada (como el bronce). Sin embargo, dada la complejidad y riqueza
de objetos, hemos utilizado un criterio estético, es decir consideraremos
grupos de objetos que tienen una misma función, o bien que recuerdan o se
inspiran en determinados instrumentos o herramientas. En cualquier caso no
siempre resulta fácil incluir a algunos objetos en una de las familias
propuestas.
Figura 4:
A comienzos del siglo veinte, todavía se
usaban como moneda en el pueblo Topoke (Congo), unas enormes láminas de hierro
con aspecto de punta de lanza denominadas “liganda”.
Tal
vez son los objetos fabricados en hierro los más representativos de la moneda
sub-sahariana. Durante mucho tiempo se había considerado que la industria del
hierro en el África profunda se había introducido a partir de Asia, a través de
Nubia o del Sáhara. Esta visión ha cambiado radicalmente en los últimos veinte
años, cuando las dataciones realizadas con el isótopo carbono catorce han
permitido establecer la cronología de yacimientos arqueológicos en Nigeria,
Tanzania y Camerún, datándolos en el 2.500 a.C. De esta forma la siderurgia
africana, habría comenzado a la vez, pero de forma independiente, que en el
Oriente Medio.
Figura 5:
El hierro, con
diferentes formas, ha sido una moneda muy común en el continente africano, a
veces en forma de lingotes como el “dubil”, o láminas como el “purr-purr”,
en ambos casos típicas monedas nigerianas de hierro.
II.- Clasificación tipológica de la Premoneda
Africana:
I.-
Materiales de origen orgánico
I.A.- Vegetales
I.A.1.- Semillas
comestibles: cereales.
I.A.2.- Semillas no comestibles: semillas de Abrus
precatorius:
“damba”, “rati”. Nigeria y
Camerún.
I.A.3.- Pastillas de
pasta de madera roja: “tukula”. Congo.
I.A.4.- Paños de
rafia, algodón: “lubongo”, “tsulu”, “machira”. Congo,
Nigeria, Gambia y Senegal.
I.B.- Animales
I.B.1.- Ganado.
I.B.2.- Conchas de
moluscos.
I.B.2.a.- Discos de Conus: “kibangwa”. Congo, Kenia,
Uganda,
Etiopía.
I.B.2.b.-
Caurís: Cypraea moneta y C. annulus; “simbos”:
Olivella nana.
I.B.2.c.- “Dientes de hipopótamo” hechos en concha.
I.B.3.- Colmillos y
cuernos: de elefante, hipopótamo, aros de marfil,
cuernos de rinoceronte.
I.B.4.- Pelos de
cola: de elefante, jirafa.
I.B.5.- Esclavos.
II.-
Materiales de origen mineral
II.A.- No metálicos
II.A.1.- Sal: “amolé”. Sierra Leona, Etiopía,
Nigeria, Malí, Camerún.
Congo, Sudán.
II.A.2.- Cerámica,
ágata y vidrio: cuentas de collar “aggry”.
II.A.3.- Discos de
cuarcita perforados: “sokpé”, “piedras de Togo”.
Ghana, Togo, Sierra Leona, Benin
y Nigeria.
II.B.- Metálicos
II.B.1.- Tobilleras: “diako”, “ambi”, “ebuke”,
“batakataka”, “konga”.
Congo.
II.B.2.- Brazaletes
II.B.2.a.-
Pulseras:
“onganda”. Congo.
II.B.2.b.-
Manillas: “popo”, “mkporo”, “abi”, “ejema”,
“onoudu”, “okombo”. África
occidental.
II.B.2.c.-
Espirales: “minkata”, “mitako”. Congo.
II.B.3.-
Láminas/azadas: “bokona”, “ensuna”, “hashshash”, “iwenga”,
“jembe”, “khasu”, “lokongo”,
“munesia”, “purr-purr”,
“sakania”, “shoka”. Congo,
Camerún, Nigeria, Uganda.
II.B.4.- Gongs y
cencerros: “elojundja”, “ilonga”, “gunga”. Congo
II.B.5.- Forma de
ancla o punta de flecha: “m’bili ngbaka”. Congo,
República Centroafricana. “Zong”,
“mandjang”, “bitchie”.
Congo.
II.B.6.- Martillos:
“ensuba” o “maza Potato”. Camerún.
II.B.7.- Lingotes:
“losol”, “tajere” (hierro). Nigeria. “Lerale” (cobre).
Sudáfrica.
II.B.8.- Varillas:
“boloko” en forma de U (cobre), “mukuba”. Congo.
“Buji” (hierro). Liberia.
“Gitzi” o “peniques Kissi” (hierro).
Liberia, Sierra Leona.
II.B.9.- Forma de
lanza: “bikie”, “ikonga”. Camerún, Congo.
“Liganda”, “ngbele”, “doa”,
dibunga”. Congo.
II.B.10.- Cuchillos
II.B.10.a.-
Arrojadizos:
“pinga”, “ngwolo”, “moko-ndo”, “za”,
“oshele”, “kul”, “Peniques
Ogoja”. Congo.
II.B.10.b.-
Ceremoniales: “mbulu” o “cuchillo de ejecución
Ngala”, “ikul”, “trombasc”,
“ikula”, “ntosoko”, “cabeza
de pájaro”. Congo.
II.B.11.- Hachas
ceremoniales: “zappozap”, “kasuyu”. Congo. Hachas
arrojadizas. Camerún.
II.B.12.- Cruces de
Katanga: “handa”. Congo, Zambia, Zimbabwe y
Mozambique.
II.B.13.- Cruces de
plata. Etiopía.
II.B.14.- Figuritas
metálicas: ranitas de bronce de Camerún, pesos de
oro Ahsantí.
II.B.15.- Polvo
de Oro. Pueblo Ahsantí. Ghana, Togo, Costa de Marfil.
III.-
Premoneda de origen orgánico.
Los
productos de la tierra, especialmente los cereales, han sido empleados
frecuentemente como moneda, y aunque por ejemplo en Asia o incluso en Europa(5),
esta utilización está bien documentada, incluso en tiempos recientes, el uso de
productos agrícolas en África es menos conocido y se produce ocasionalmente (el
yam era usado como moneda entre los pueblos Umon, en la zona del delta del
Níger se utilizaba el aceite de palma, medido en unidades denominadas “kroo”,
hasta comienzos del s. XIX...)(6). Más conocidas son algunas
semillas como las denominadas “ojos de cangrejo”, producidas por el árbol de la
familia de las Fabáceas: Abrus precatorius, y utilizadas por los pueblos
Akan de Ghana, primero como medida de peso y luego como moneda. En el siglo
XIX, cien de estas pequeñas semillas equivalían a un penique dándose la
circunstancia de que a pesar de su vistoso color, poseen una proteína muy
venenosa denominada “abrina”, y la ingestión de una sola de estas semillas
puede llegar a ser mortal.
Figura 6:
Las venenosas y llamativas semillas del árbol
Abrus precatorius, sirvieron como unidades
de peso y como moneda.
Con
pasta de madera roja del árbol del irosun (Baphia nítida), se fabricaban
unas tabletas con dibujos geométricos estampados en su superficie, dichas
pastillas, denominadas “tukula”, sirvieron como moneda en el Congo en
sustitución de los paños de rafia. Sin embargo uno de los elementos más empleados como moneda en gran
parte del África central, eran los paños cuadrados de rafia, de unos 40 cm. de
lado, llamados “tsulu”, “nta” o “etoho” (un conjunto de 30 “tsulu”, constituyen
un “nta”, cantidad suficiente de paños, para que unidos, formen una manta capaz
de cubrir a un difunto). Un “tsulu” elaborado con fibras de palmera, llevaba un
día de trabajo, y mientras era elaborado, las mujeres tejedoras cantaban determinadas
canciones que recordaban el mito fundador. Con 8 o 10 piezas podía adquirirse
un cuchillo, y con un “nta”se podía comprar una pipa o un brazalete(7).
Estos paños de rafia recibieron el nombre de “macuta” en la zona colonizada por
los portugueses, y por este motivo, la moneda acuñada en Angola entre los
siglos XVIII y XX recibió también el nombre de “macuta” (en sustitución de los
antiguos tejidos de rafia usados como moneda). Los paños de algodón, “machiras”
o “gabagas” fueron también muy populares como medio de pago en Nigeria y Congo(6).
Figura 7:
Los “tsulu” o paños de rafia, laboriosamente
tejidos con fibra de palmera, fueron una de las monedas más populares en África
precolonial.
Entre
las premonedas de origen animal, podemos señalar el ganado (no es preciso
recordar el papel que tradicionalmente ha tenido el ganado como unidad de valor
y de cambio, baste recordar los términos de “pecunia” y “capital” del lenguaje
cotidiano que hacen referencia a este origen), y aunque en la actualidad nos
puede parecer una barbaridad, también los esclavos fueron utilizados como
moneda y unidad de valor(8)
Figura 8:
En muchos lugares, los esclavos eran moneda
común para realizar grandes transacciones o incluso para pagar impuestos.
Encontramos
también diversas conchas utilizadas como dinero, vistosos ejemplares del género
Conus fueron utilizados como ornamento y moneda así como las pequeñas
conchas de Olivancillaria nana, denominadas “nzimbu” ó “simbos” usadas
en el Congo hasta 1621, estableciéndose múltiplos como el “lukufu” = 10.000
conchas (“nzimbús”), “makufu tatu” = 30.000 = un esclavo varón(7).
Sin embargo, la especie de concha más utilizada y conocida es el “caurí”, Cyprea
moneta (y más tarde también la especie C. annulus), importada por
los europeos durante varios siglos, para adquirir esclavos en la costa
occidental africana(9). Los denominados “dientes de hipopótamo”, son
en realidad trozos de conchas recortadas utilizadas como moneda en Nigeria y
Costa de Marfil(10).
Por
último, también se han utilizado como moneda diversos aros realizados en
marfil, o bien colmillos de elefante y cuernos de rinoceronte, así como pelos
de la cola de la jirafa o del elefante(11).
IV.-
Premoneda de origen mineral no metálico.
Dentro de las piezas de origen
mineral, podemos considerar por una parte la premoneda elaborada con productos
no metálicos, como la sal, rocas o materiales de cerámica y vidrio, y el grupo
de objetos metálicos que constituye el conjunto más numeroso y diversificado de
la premoneda africana.
La
sal ha sido utilizada como medio de pago a través de la historia (la palabra
castellana “salario” derivaría de la costumbre romana de abonar a los
legionarios parte de su sueldo en sal) y hasta tiempos muy recientes se ha
utilizado como moneda en Etiopía, en forma de barras de unos 800 gramos de peso
denominadas “amolé”. Como la sal es muy frágil, dichas barras se protegían para
su transporte y uso cotidiano como moneda de cambio, con fundas de algodón,
hojas de palmera o mimbre.
Figura 9:
Cubierta para lingotes de sal (Zimbabwe) (MAN
2009/159/313), y obtención de sal por evaporación.
A
partir de su origen, podemos diferenciar cuatro tipos de sal: la sal gema o
mineral, la sal marina, la obtenida a partir del lixiviado de rocas y suelos
salinos, y por último, la sal “fabricada” lejos de la costa, en África central,
que es la más costosa de elaborar y requiere de sofisticadas técnicas: la
producida a partir de las cenizas de determinados vegetales o incluso de la
orina del ganado(12).
Entre
las monedas elaboradas con rocas, las más populares son indiscutiblemente los
grandes discos de aragonito de las Islas Yap, en el Pacífico sur, pero también
en África encontramos discos de cuarcita, denominados “sokpé” o “piedras del
rayo”(12). Estas piedras perforadas, cuyo diámetro oscila entre los
3 y 8 cm., se utilizan como talismanes de poder curativo y según algunos autores
fueron utilizadas como monedas(13).
Figura 10:
“Piedra de Togo”, elaborada en roca cuarcita,
servía como amuleto de poderes curativos y como moneda (MAN 2009/159/338).
Otros
elementos muy populares, utilizados como moneda en África son las cuentas de
collar de distinta naturaleza. Si bien en algunos casos están realizadas con
elementos naturales (conchas, coral, madera, coco...) (14), las más
frecuentes son de minerales de vistosos colores o de pasta de vidrio.
Originalmente, las cuentas de ágata azul utilizadas como moneda, provenían del
Este del delta del Níger, denominándose “aigry”. Paulatinamente los
comerciantes europeos, especialmente los venecianos y holandeses, fabricaron
cuentas de vidrio que imitaban el “aigry” natural, con el cual podían adquirir
ventajosamente muchos productos. De esta forma, tal como ocurrió en muchos
otros casos (por ejemplo con las conchas cauríes y con los brazaletes o
“manillas”, se produjo una importante inflación ante la masiva entrada en el
continente africano de ingentes cantidades de cuentas de collar manufacturadas
en Europa. Es tal la riqueza y diversidad de dichas cuentas de collar, que
incluso se organizan congresos internacionales y existen revistas
especializadas sobre este tema(15).
Figura 11:
Collares venecianos de pasta de vidrio,
utilizados como moneda para comerciar con los pueblos nativos.
V.-
Premonedas metálicas.
Dentro de la premoneda africana,
el grupo más numeroso y diversificado está constituido por una serie de
variados objetos metálicos, entre los que podríamos establecer cuatro familias
principales: adornos, utensilios como azadas y cencerros, armas, y varillas o
lingotes. Frecuente se produce una sinécdoque(16), es decir, los
utensilios necesarios para la vida cotidiana (instrumentos agrícolas, armas de
caza...) acaban representando el valor del trabajo realizado con ellos,
convirtiéndose de esta forma en “moneda”. En un segundo proceso de sinécdoque,
estos instrumentos se transforman, pierden su función original, y quedan reducidos
a monedas única y exclusivamente.
Entre
de los adornos, los más comunes son los aros metálicos de diferentes
formas y tamaños utilizados en muñecas, brazos, tobillos y piernas. En el Congo
y Zaire, las mujeres ricas de los pueblos Mongo utilizaban unas pesadas y
grandes tobilleras de bronce denominadas “konga”, que también servían como moneda. Los mismos pueblos, fabricaban
también otro tipo de tobilleras, en este caso con un exclusivo uso monetal,
formadas por grandes anillos esféricos de cobre cuyo diámetro puede variar
entre 18 y 35 cm., y que reciben diferentes nombres (y valor) según su tamaño:
“diako” los aros pequeños; “ambi”: los medianos; “ebuke”: grandes; y
“batakataka”: muy grandes. También
son frecuentes (Congo, Etiopía, Gabón y Nigeria) distintos tipos de pulseras o
brazaletes utilizados tradicionalmente como moneda, en unos casos provistos de
cascabeles (como los utilizados en los pueblos Ashantí y posiblemente
fabricados en Europa) y en otros, con formas características para cada pueblo o
tribu.
Figura 12:
Espectaculares tobilleras de cobre,
utilizadas por los pueblos Jonga y Mbole como moneda (MAN 2009/159/154).
El tipo más representativo es el
de las “manillas”, unas peculiares pulseras (a veces de tamaño muy pequeño para
ser usadas como tales), fabricadas en Europa desde finales del siglo quince
hasta 1948 y que se utilizaron fundamentalmente para adquirir esclavos en la
costa africana, de aquí su denominación vulgar de “token de esclavo”. Estas
“manillas” de cobre o bronce, se fabricaron en Inglaterra (Birmingham,
Manchester y Liverpool), Francia (denominadas “popo” y fabricadas en Nantes),
Alemania y Portugal. En este último
país, su uso como moneda para comerciar en África, comenzó en fechas muy
tempranas, hacia 1439(17). En esta época bastaban cuatro manillas
(denominadas “mkporo”) para adquirir un esclavo, pero poco después, en 1522, el
precio había subido a 57 manillas.
Figura 13:
Pulsera con cascabeles, utilizada como
moneda, y en danzas rituales como instrumento musical MAN 2009/159/317).
Por
ahora no hay constancia que estos objetos se fabricaran en España, y durante la
época en que Portugal estuvo unido al Imperio Hispano (desde 1580, en tiempos
de Felipe II hasta 1640), el tráfico de esclavos en las costas africanas
continuó siendo un estricto monopolio portugués.
Una variante de estos objetos son
las denominadas “manillas rey, reina o príncipe”, conocidas con el nombre
indígena de “ouganda”, que en realidad son barras de bronce romboidales
curvadas, con sus extremos más o menos achatados, de tamaño y peso muy superior
al de las manillas europeas. Estas “monedas” se utilizaban como elementos de
prestigio y como “dinero de la novia” y constituyen un elemento de transición
entre los auténticos brazaletes o manillas y los lingotes. También podemos
incluir dentro del grupo de “brazaletes”, los que presentan forma de espiral,
de diferentes formas y tamaños, utilizados como moneda en Nigeria y Congo. En
este último país, también circularon como moneda unos pesados brazaletes de
bronce de hasta seis kilogramos de peso y que en realidad son más bien lingotes
curvos. En ocasiones resulta complicado asignar una pieza a una categoría de
objetos determinada, éste puede ser el caso de algunos brazaletes que al final
acabaron convirtiéndose en lingotes, o viceversa.
Figura 14:
Pulseras-moneda
de la tribu Bidda (Nigeria) (MAN 2009/159/163-168).
Un peculiar grupo de objetos
ornamentales, utilizados en Etiopía como moneda son las cruces coptas de plata,
de variadas formas y dibujos. Cuando en el siglo XVIII se introdujeron en la
zona los táleros de plata de la emperatriz Mª Teresa de Austria, las monedas
fueron recortadas en forma de cruz, y así siguieron circulando en la región
durante mucho tiempo(18).
Figura 15:
Cruces coptas usadas como moneda. En una de
ellas puede verse cómo está recortada sobre un taler de María Teresa de Austria
(MAN 2009/159/320-334).
Con respecto a las barras, varillas
o lingotes metálicos, podemos distinguir los fabricados en cobre o aleaciones
de este metal, y los elaborados con hierro. Entre los primeros los más
extendidos son los “mitakos” o varillas de cobre o latón que se agrupaban en
puñados. También el “boloko” o barra de cobre curvada en forma de “U”, era una
moneda muy característica en ciertas zonas del Congo(19).
Con
respecto a los lingotes de hierro, el “dubil” formado por una barra recta y el
“losol” o “tajere”, con un abultamiento central y extremos puntiagudos son dos
típicas “monedas” nigerianas. En el apartado de las varillas de hierro, las más
famosas son los “peniques Kissi” (“kilindi” o “gitzi” en lengua indígena), muy
populares entre el pueblo Kissi de
Liberia y Sierra Leona. Se trata de unas finas varillas de hierro que presentan
una expansión laminar en un extremo, mientras que el opuesto se bifurca en
forma de “T”. Se supone que son representaciones estilizadas de una figura
humana, y se consideraba que estas monedas tenían “alma” propia, de forma que
si alguna pieza se rompía (lo cual era relativamente fácil, dado que son
varillas muy finas), el brujo o chamán de la tribu era el único que tenía
capacidad de repararlas. Estas curiosas monedas, denominadas también “peniques
con alma”, circularon hasta los años 70 en pleno siglo veinte. Otras monedas de
hierro menos conocidas son las “monedas aguja” (“aiyu”, “ozala” o “umumu”), de
pequeño tamaño y que circularon en el sur de Nigeria, en el estado de Anambra.
Figura 16:
Peniques “Kissi”” de Sierra Leona. Puede
apreciarse en detalle de un ejemplar roto y reparado por el hechicero de la
tribu (MAN 2009/159/223-235).
Un grupo muy numeroso de premonedas
congoleñas está formado por las “cruces de Katanga”, lingotes aplanados de
cobre o bronce fundido con forma de aspa o cruz de San Andrés. Las grandes
tienen un peso que oscila alrededor del kilo, pero las hay más pequeñas de
variadas formas, en algunos casos con aspecto de letra “H”. Estas últimas son
las más antiguas, y fueron usadas como moneda en Zimbabwe desde el siglo XIII
al XVII, mientras que las “cruces de Katanga” con forma de “X” sobrevivieron
hasta comienzos del siglo veinte.
Figura 17:
Cruces de Katanga (MAN
2009/159/353-357).
También
son frecuentes las láminas de hierro de diversos tamaños y formas usadas
como moneda, desde la gran doble azada de los pueblos Mambilla del Camerún, con
unos 60 cm. de longitud, hasta el numeroso grupo de pequeñas “monedas-azada”
utilizadas por los pueblos Ngelima, Mbole, Bamileke y Kwele en el Congo,
Camerún, y Gabón, o la “moneda murciélago” del poblado Gayum en Nigeria,
utilizada tradicionalmente como “moneda de la novia” para el pago de las dotes
matrimoniales. Mientras que en algunos casos estas piezas pueden conservar una
doble función (como herramientas de trabajo agrícola cotidiano y como moneda),
en muchos otros, su forma original ha evolucionado y solamente conservan una
función monetal. Éste sería el caso del “purr-purr” nigeriano, formado por una
lámina de hierro doblada por la mitad, que circuló en el área de Gwosa hasta 1939.
Una
singular moneda africana es el “mandjong” del pueblo Kwele que vive en el
noreste de Gabón y noroeste del Congo. Las piezas antiguas, denominadas “zong”,
presentaban un aspecto de lámina más o menos acorazonada, respondiendo a una
estética y simbolismo indígena. Tras la llegada de los colonizadores, los
herreros nativos que las fabricaban, bajo la influencia de los europeos,
modificaron su forma, dándole un aspecto parecido al del ancla de un barco
(“mandjong”), elemento más reconocible bajo la nueva situación colonial a la
que estos pueblos fueron sometidos(20).
Además de los instrumentos
agrícolas (o sus derivados) empleados como moneda, encontramos también otros
objetos cuyo origen es la ganadería. Son los cencerros de hierro y los gongs,
instrumentos musicales que también se utilizan en ceremonias rituales. Estos
objetos de variadas formas reciben las denominaciones de “eloundja”, “ilonja” o
“gunja”. Utilizados por los pueblos Nkutshu y Jonga del Congo, servían como
moneda para adquirir diversos bienes. En
1910, con un doble gong se podía comprar una mujer o dos esclavos varones.
Figura 18:
Diferentes tipos de instrumentos musicales (“eloundja”,
MAN 2009/159/312) y
cencerros usados como moneda (MAN 2009/159/300).
Otro de los objetos cotidianos
transformados y utilizados como moneda son las armas de hierro.
Cuchillos arrojadizos, hachas ceremoniales, cuchillos de ejecución, lanzas y
machetes forman parte de una variada y extensa “panoplia numismática” de
objetos utilizados a la vez, como símbolos de poder y como instrumentos de
cambio y medida de valor.
Varios
tipos de lanzas han tenido una función monetaria, algunas reciben nombres
específicos como las “bikie” o “mimboss” de Camerún, y mientras en algunos
casos, como entre los pueblos Nkutshu, Tetela y Ngombe, conservan una doble –o
triple- función: la de armas, como monedas y también como elementos culturales
en determinados bailes y ceremonias rituales, otras veces, como las decoradas
lanzas mbole, bangala, o las elaboradas por el pueblo Chamba, solamente sirven
como objetos de lujo y moneda. El caso más espectacular es el de la “liganda” o
“ngble”, grandes láminas con forma de
punta de lanza que pueden alcanzar hasta los dos metros de longitud, utilizadas
como moneda hasta comienzos del siglo veinte por el pueblo Topoke del Congo. En
esta época por treinta lanzas grandes (denominadas “doa”), podía adquirirse un
esclavo.
Un segundo grupo de armas lo
constituyen las hachas rituales, destacando entre ellas por su belleza la
característica “zappozap” o “kasuyu” utilizada
por los pueblos Nsapo del Congo. Estas armas, auténticas obras de arte,
suelen presentar varias caras humanas en relieve sobre las barras de hierro que
conforman su hoja, y constituyen símbolos de poder y riqueza, no utilizándose
por tanto en las transacciones comunes. De aspecto más modesto, las pequeñas
hachas rituales utilizadas por los pueblos Bana, Kapsari y Fali de Camerún
tienen también una función monetaria.
Figura 19:
Algunas armas-moneda africanas son auténticas
obras de arte, como el hacha ritual “zappozap” (MAN 2009/159/314).
Por
último el grupo más numeroso y diverso de armas-moneda está formado por los
cuchillos, que podemos clasificar en dos grandes grupos, los cuchillos
arrojadizos, empleados en el combate y en la caza, y los cuchillos
ceremoniales, a veces de gran vistosidad y belleza. Dentro de los cuchillos
arrojadizos existe una variada gama de formas, generalmente suelen tener tres
hojas o puntas, pudiendo ser más o menos rectos y alargados o cortos y redondeados,
las variadas ramificaciones que poseen, les confieren muy diversos aspectos. En
ocasiones estos objetos se convierten en sofisticadas y artísticas obras de
arte. Uno de los más populares cuchillos-moneda es el utilizado por el pueblo
Matakam de Chad y Camerún, con forma de hoz. También en este grupo de
instrumentos, las formas han evolucionado hasta llegar a convertirse en objetos
que no presentan utilidad como cuchillos y conservan tan sólo su papel de
moneda. Este sería el caso del “oshele”, utilizado en la zona central del
Congo, entre los ríos Kasai y Sankuru, formado por una gran lámina de hierro de
unos 90 cm. de longitud y que a pesar de su notable parecido con los cuchillos
arrojadizos utilizados en la zona, ha perdido su utilidad como arma y se emplea
exclusivamente como moneda. Otro tanto ocurre con el cuchillo “kul”, utilizado
por la tribu Ngama, o con el cuchillo típico del pueblo Bubu, en la zona del
río Ubangi, de forma redondeada y que carece de puntas.
Figura 20:
Cuchillo-moneda arrojadizo “sengese”
del pueblo Matakam (MAN 2009/159/284).
Con
respecto a los cuchillos ceremoniales, podemos citar el “trombasc” (Figura
21), de hoja curvada en ángulo recto, instrumento que también puede
utilizarse como cuchillo arrojadizo, pero que suele emplearse más como objeto
ritual o moneda. El número de orificios en su hoja (dos o tres) indica el
número de mujeres de su poseedor.
También presenta una idéntica función el “cuchillo de cabeza de pájaro”
utilizado por los pueblos Nzabi, Mbamba y Kota . Otros cuchillos-moneda muy
populares entre algunos pueblos congoleños en la zona de confluencia de los
ríos Ituri, Giri y Mongala es el “cuchillo Poto”, cuya extremidad del mango,
está forrada de piel, formando una pequeña bolsa en cuyo interior se han
introducido “polvos mágicos”. Diversos tipos de cuchillos rituales utilizados
por el pueblo Mongo del Congo, presentan una doble función, como objetos
rituales y como moneda, y en ocasiones reciben nombres específicos como el
“ntsoko” y el “efamba”.
Figura 21:
El cuchillo-moneda “trombasc”, es
también un símbolo de riqueza y poder (MAN 2009/159/315).
Para
concluir el apartado de las armas-moneda, la que tiene un pasado más tenebroso,
es el “cuchillo de verdugo”, denominado “ngulu”
o “lokula l’ombole”, utilizado hasta
hace poco tiempo por el pueblo Nagala (Congo). Hasta finales del siglo XIX,
este tipo de arma se empleaba en las ejecuciones rituales(21),
descritas –a veces con gran detalle y dramatismo- por los exploradores europeos
que visitaron la zona.
Dentro
de las creencias religiosas de estas tribus, figuraba la vida en el más allá
después de la muerte, por este motivo, cuando se producía el fallecimiento de
un jefe o una persona de prestigio social, con el fin de que pudiera ser
adecuadamente servido y atendido en el más allá, tal como le correspondía su
rango y estatus social, se seleccionaban de entre sus esclavos, 8 o 9 varones y
4 o 5 mujeres que eran sacrificados durante los rituales funerarios
(denominados “ligbeti”), con el fin
de que acompañaran al jefe y le sirvieran en el otro mundo. Este tipo de
comportamiento no es nada nuevo en algunas culturas de la antigüedad, lo que
más sorprendió y horrorizó a los viajeros europeos, es el que estos macabros
rituales se mantuvieran vigentes a finales del siglo XIX en los remotos
confines del África profunda.
La
ceremonia de la decapitación, minuciosamente descrita por algunos exploradores
que visitaron la zona a finales del siglo XIX(22), se celebraba
durante los funerales. En estos actos, se reunían todos los habitantes de la
tribu, y acompañaban el tenebroso ritual con gran profusión de gritos y bailes,
en un ambiente de histeria colectiva, que añadía aún mayor dramatismo a la
dantesca escena. Para la decapitación, el verdugo empleaba un característico y
vistoso cuchillo ceremonial con forma de hoz, que parafraseando la cita del
etnólogo Marc Felix nos muestra “la terrible belleza de los instrumentos de
muerte” (Figura 22). Este tipo de cuchillo llamado “ngulu”, perdió en el
siglo veinte su función original, conservando sin embargo su valor como símbolo
de riqueza, prestigio social y como “moneda”.
Figura 22:
Cuchillos de verdugo, utilizados por el
pueblo Ngala (Congo) (MAN 2009/159/271 y 268).
Notas:
(1) Muscheln, Saltz und Kokosnüsse (año 2000, Alemania); The
Artistry of African Currency (año 2000, USA), Anche questa è moneta
(año 2000, Italia: Voltolina & Mezzaroba, 2000); Dinero exótico (año
2001, Madrid: Alfaro et al., 2001); Esto es dinero (año 2001,
Coruña: Alfaro et al., 2001), African metalworks (currency), (Año
2002, Boston, USA).
(2) Briad,
2001, Edoumba, 2001, Rivallain, 2001.
(3) Algunos de los objetos monetarios que suelen
venderse en las galerías de arte africano, tales como las espectaculares
“ligandas”, son muy apreciadas en la decoración de interiores. Existen incluso
algunos comercios especializados en “premoneda africana” como la Galería
África-Curio de Milán (Italia) o la Galería de Arte Africano Hamill de Boston
(USA), si bien todavía esos objetos tienen más difusión en el ámbito de la
etnografía y arte tribal que en el de la numismática.
(4) Por ejemplo, Víctoor (1985), diferencia
varios grupos: Monedas réplicas de armas, réplicas de herramientas,
monedas-ornamentos, monedas-lingote, cruces de Katanga...
(5) En las zonas rurales de Navarra hasta
mediados del s. XIX era frecuente realizar el pago a los maestros de pueblo en
“robos” de trigo (Ibáñez, 2001).
(6) Eyo (1979).
(7) Edoumba (2001).
(8) Ya P. Enzing
había señalado en 1949 el papel de los esclavos como moneda de cambio, y
más recientemente los trabajos del Prof.
Hongendorn muestran la utilización de esclavos como moneda en el
califato de Sokoto (Nigeria), hasta finales del siglo XIX. En el tráfico de
esclavos africanos, se utilizaban unas barras de hierro con grilletes,
denominadas “bilbos”, debido a que se fabricaban en Vizcaya (Bilbao). Estos
instrumentos aparecen frecuentemente citados en obras literarias de la época
(Cervantes, Shakespeare, Cooper..., y algunos ejemplares se conservan como
recuerdo en instituciones como la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos
o la Torre de Londres.
(9) Hogendorn y Jonson (1986), realizaron un
documentado y exhaustivo estudio del comercio del caurí, utilizado en África,
fundamentalmente para el comercio de esclavos. Un amplio resumen y comentario
de este trabajo, puede consultarse en castellano en el artículo de P. Moreno
Feliu (1991).
(10) Víctoor (1985) nº 550.
(11) Opitz (2000).
(12) Rivallain & Iroko (1986).
(13) Las “piedras del rayo” utilizadas como
amuletos, son elementos comunes a muchas culturas. Hasta hace pocos años en
algunos pueblos del valle de Aézcoa (Pirineo navarro) se colocaban en las
ventanas de las casas, fósiles de erizos de mar hallados en el campo, en la
creencia de que se trataba de piedras donde había caído un rayo, dejando la característica marca en
forma de estrella de cinco puntas que presentan estos fósiles. Aplicando el
dicho popular de que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio, se
consideraban talismanes contra los rayos.
(14) A comienzos del siglo XVI, el comercio de
las cuentas de collar realizadas en
coral era un monopolio de los catalanes.
(15) “1982 Glass Trade Bead Conference”. Revistas:
“Ornament” y “The Bead Journal”. Una referencia básica en: Dubin (1998).
(16) Sinécdoque es el proceso reductivo de
considerar la parte por el todo.
(17) El nombre de “manilla” deriva del portugués
Maho= mano y Anilho= anillo. Entre 1504 y 1507, en la factoría de San Jorge da
Mina (costa de Sama, cerca del río Níger) se llegaron a importar más de 280.000
manillas para el comercio con los nativos. La función de las “manillas”
europeas era similar a la ce las conchas de “caurí”, constituían un tipo de
“moneda” bien aceptado por los africanos, si bien en la época del comercio de
esclavos, las importaciones de cobre o bronce no llegaron a superar las 500
toneladas anuales. En 1902 se prohibió la importación de “manillas” en Nigeria
y en abril de 1949 se prohibió su uso como moneda, permitiéndose a cada familia
conservar un máximo de 200 ejemplares con fines ceremoniales. De esta forma
fueron desmonetizadas, retirándose de la circulación más de treinta y dos
millones y medio de piezas (Naanen, 1993).
(18) Como los “dólares de Mª Teresa” tuvieron muy
buena aceptación, se siguieron fabricando en Austria y en otros países durante
mucho tiempo. La ceca de Londres los fabricó en 1937 y en Italia se acuñaron en
1936, en ambos casos para comerciar con los pueblos africanos. En Etiopía
tuvieron curso legal hasta 1948.
(19) En gran parte del continente
africano, el cobre era considerado como el metal más valioso, asociado al poder
y la riqueza. Son frecuentes objetos rituales, como hachas y cuchillos,
elaborados en este metal. Dichos instrumentos, más que una utilidad práctica,
representaban una función social como símbolos de poder, y su alto valor los
convertía también en “moneda”, reservada para grandes transacciones.
(20) Kuhn (1979), Dupré (1994).
(21)
Ibáñez (2002).
(22) Ward (1890).
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1.- “Liganda”
(hierro). República Democrática del Congo. Zona de Kisahghani.
Pueblo Topoke.
2.- “Likonga”
(hierro), variante de la anterior de los pueblos Lokele y Olombo (Congo).
3.- “Penique
Ogoja”, “Iyawa”, “Efufy” o “Yakaro” (hierro). Nigeria,
República Democrática del Congo. Pueblos Akiuju, Nkun y Munshi.
4.- “Oshele”,
“Woshele” o “Shongo” (hierro).República Democrática del Congo.
Entre los ríos Kasai y Sankuru. Pueblos Nkutshu, Bankutu, Zande y
Bushongo.
5.- “Pinga”.
Cuchillo arrojadizo (hierro). República Democrática del Congo, Sudán y República
Centroafricana. Pueblo Zande.
6.- Cuchillo
arrojadizo (hierro). República Democrática del Congo. Región de Ubangui.
7.- “Mgulu”,
“M’boutou”. Cuchillo de verdugo de hierro. República Democrática
del Congo. Pueblos Nagala y Ngombe.
8.- “Ngindza”
(hierro). República Democrática del Congo, República Centroafricana. Pueblos
Bubu y Nzakkara.
9 y 10.- “M’bili
ngbaka” (moneda de los Ngbaka) (hierro). República Democrática del Congo-
República Centroafricana. Pueblo Ngbaka.
11.- “Suu” Moneda escudo de hierro. Camerún.
Pueblo Mambilla.
12.- “Shoka”
Azada de hierro del pueblo Zande. República Democrática del Congo,
República Centroafricana, Sudán.
13.- “Ikonga”,
punta de lanza decorada (hierro). República Democrática del Congo.
14.- “Dikonga”
Punta de lanza (hierro). República Democrática del Congo. Pueblos Tetela, Mbole y Nkutshu.
15.- Cuchillo de
la tribu Lobola (hierro). República Democrática del Congo. Región Ubangui.
16.- Punta de
lanza (hierro). República Democrática del Congo, República Centroafricana.
Pueblo Ngbaka.
17.- “Ingondá”.
Cuchillo ceremonial de hierro. República Democrática del Congo. Pueblos
Ngombe, Poto y Mongo.
18.- “Kul”,
cuchillo arrojadizo de hierro. Chad. Pueblo Ngama.
19.- Lanza de
hierro. República Democrática del Congo. Pueblo Mbole.
20.- “Trombasc”.
Cuchillo ritual de hierro con mango de madera, marfil o metal. República
Democrática del Congo, Sudán. Pueblo Mangbetu.
21.- “Moneda murciélago”
de hierro. Camerún. Pueblo Mambila.
22.- “Mandjong” (hierro). Gabón. Pueblo Kwele.
23.- “Zong” (hierro). Gabón. Pueblo Kwele. “Moneda
mariposa” de hierro.
24.- “Onganda”
“Manilla Rey” (bronce). República Democrática del Congo. Pueblos Jonga, Nkutshu
y
Mongo.
25 -29.- Manillas
europeas (cobre-bronce) de diferentes tamaños.
30.- “Onganda”
(bronce). República Democrática del Congo. Pueblos Jonga, Nkutshu y Mongo.
31.- Relieves de
bronce procedente de Benin (Nigeria), representando un personaje portugués
con manillas y sirviente portando una “manilla rey”..
32.- “Lanza
moneda” (hierro). República Democrática del Congo. Curso inferior del río Lomami.
Pueblo Mbole.
33.- “Zappozap”,
“Kasuyu”. Hacha ceremonial en hierro, mango de madera forrada de cobre.
República Democrática del Congo. Pueblo Nsapo.
34.- “Lokongo”,
“Guindja” o “Moneda azada” (hierro). República Democrática del Congo.
Pueblo Ngabandi.
35.- “Espada
ritual de hierro. República Democrática del Congo. Pueblo Konda.
36.- “Cuchillo
cabeza de pájaro” (hierro). Gabón. Pueblo Pangwe.
37.- “Cuchillo
ceremonial” (hierro, cobre, madera). República Democrática del Congo. Pueblo
Lokele.
38.- “Moneda
azada” (hierro). República Democrática del Congo. Pueblo Nkutshu.
39.- “Guinze”
(hierro). Nigeria. Pueblo Idoma.
40.- “Cuchillo
ritual” (hierro). República Democrática del Congo. Pueblo Bwaka.
41.- Gran torqués
de bronce (5 Kg.). Pueblo Yoruba, Nigeria.
42.- “Moneda
azada” (hierro). Nigeria. Pueblo Chamba.
43.- Punta de
lanza (hierro). República Democrática del Congo.
44.- “Moneda
azada”, lámina de hierro. República Democrática del Congo
45.- “Losol”
o “Tadji” (hierro). Camerún-Nigeria. Pueblo Fulani.
46.- Cuchillo
ritual con adornos, hierro. Nigeria. Pueblo Vere.
47.- Lanza de
hierro. Nigeria. Pueblo Chamba.
48 “Shoka”
(hierro). República Democrática del Congo. Pueblos Lokele y Olombo.
49.- Gran placa
de hierro. Nigeria. Pueblo Angas.
50.- “Pur-pur”,
moneda azada de hierro. Nigeria.
51.- “Buji”
o “Dubil”, barra de hierro. Liberia, Nigeria.
52.- “Eloundja”,
“Ilonga”, “Gunga” (cobre, instrumento musical). República Democrática
del Congo. Pueblos Nkutshu y Jonga.
53.- “Kundja”
e “Iwenga” (hierro). República Democrática del Congo. Pueblo Nkutshu.
54.- Tobillera de
cobre. República Democrática del Congo. Pueblo Mbole.
55.- “Mapuka”,
lámina de hierro con apéndices. República Democrática del Congo Pueblo
Mangbetu.
56.- “Kongo” serpiente de cobre. República
Democrática del Congo. Pueblo Iyembe.
57.- “Anyún”,
“Aiju”, “Ozala” o “Umumu”, “Monedas aguja” (hierro).
Nigeria.
58.- “Peniques
Kissi”, “Gitzi” o “Kilindi” (hierro). Liberia y Sierra Leona.
Pueblo Kissi.
59.- “Cruz de
Katanga” o “Handa” (cobre). República Democrática del Congo.
Región de Shaba. Pueblo Luba.
60.- “Moneda
espiral” (cobre). Nigeria, República Democrática del Congo.
61.- “Sombe”, Costa de Marfil.Pueblo
Baule
62.- “Bikie”,
lámina de hierro. Gabón, Camerún. Pueblo Fang.
63.- “Sengese”,
cuchillo arrojadizo de hierro. Chad, Camerún. Pueblo Matakam.
64.- Lámina de hierro, moneda en distrito Dutsi. Nigeria.
Ha pasado más de una década desde la aparición de este artículo, y con posterioridad se han producido varias aportaciones importantes, la más destacada, el libro de Roberto Ballarini:
Gracias por documentar con exquisitez la moneda africana y sus representaciones artísticas
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