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miércoles, 15 de junio de 2016

La fauna marina bentónica en las antiguas acuñaciones griegas.

La fauna marina bentónica en las antiguas acuñaciones griegas. Artículo publicado en: Actas del III Simposio Ibérico de estudios del Bentos Marino (II). Pontevedra, 4-7 octubre 1982 (Cuad. Marisq. Publ. Téc. 11: pp. 43-50. 1987).

Miguel Ibáñez Artica.




Summary: The Marine Benthic Fauna in the Old Greek Coinage. Amongst the motives that appear in old greek coin, several that refer to benthic marine animals appear. In many occasions these animals can be considered al the town’s symbol (mussel in Kyme, crab in Akragas, etc.).

Resumen:  Entre los motivos que figuran en las antiguas monedas griegas, aparecen varios que hacen referencia a animales bentónicos marinos. En muchas ocasiones estos animales pueden considerarse como el símbolo de la ciudad (el mejillón en Cumé o el cangrejo en Acragas, etc.)

            Los diferentes tipos de dibujos que aparecen en las monedas antiguas de Grecia ofrecen una gran diversidad. Entre los siglos VII y II antes de nuestra Era se calcula que acuñaron monedas cerca de 1400 ciudades y 500 jefes de estado, como resultado de la diversificación y creación de nuevas colonias más o menos independientes que por medio de emisiones monetarias pretendieron reafirmar su autonomía e individualidad. Así, de algunas ciudades solamente tenemos noticias de su existencia (a veces efímera) a través de los registros numismáticos.

            Los tipos o motivos son muy variados, muchas veces religiosos o heráldicos (de la nobleza ateniense del siglo VI a.C.) o que representan las riquezas económicas de la ciudad y su entorno.

            Así pues, abordaremos en forma resumida los principales tipos de animales bentónicos que aparecen en las monedas de Grecia antigua y su zona de influencia.

1.- Mejillón (Mytilus galloprovincialis).

            Las acuñaciones donde aparece la figura del mejillón pertenecen a Kymai (= Cumas) en Campania, colonia cálcida fundada en el 750 a.C. y a la que la tradición considera la colonia griega más antigua de Italia. Hacia el 490 a.C. (período arcaico) aparecen las primera monedas con la figura del mejillón, si bien las acuñaciones más variadas (Figuras 1-7) se realizan entre el 480 y el 423 a.C. En el 423 a.C. la ciudad fue capturada por los samnitas.

            El mismo motivo aparece en una moneda de Allife (población en el interior de Campania), datada entre el 400 y el 350 a.C.

            También encontramos esta figura en época más tardía (hacia el 306 a.C.) en monedas de Grinion (Eólida, en el Asia Menor).

            Este detalle resulta interesante, ya que aporta una nueva prueba de la participación eólida en la fundación de Cumas en Italia (en Eólida existe otra ciudad llamada Cumes) y tras su destrucción y pasados más de 100 años reaparece la figura del mejillón en Asia Menor.

2.- Concha de peregrino (Pecten jacobeus).

            La representación numismática más antigua aparece en Quicicos (Misia, Asia Menor, a orillas del Mármara) entre el 600 y el 550 a.C.

            Este motivo aparece frecuentemente en Calabria, concretamente en Taras (Tarentum), colonia espartana fundada en el 708 a.C. y ocupada por Roma en el 272 antes de nuestra Era.

            Las acuñaciones más antiguas de esta ciudad donde se representa este animal se remontan al 510-500 a.C., en general aparece en el anverso o reverso de la moneda como figura acompañante y en pequeño tamaño. En las acuñaciones tardías en bronce, aparece en el anverso como figura principal, como en la Figura 8 de Graxa que data del 200 a.C.; La Figura 9 representa un sextante romano de Venusia (la ciudad fue capturada y colonizada por Roma en el 292 a.C.), y la Figura 10 corresponde a Taras y fue acuñada entre el 300 y el 228 a.C.

            También aparece la concha de peregrino en acuñaciones de Himera (Sicilia) entre el 520 y 493 a.C., y en Siracusa (Sicilia) entre el 357 y 344 a.C.

            En España también encontramos este motivo en época tardía en las monedas ibéricas de la ceca Arse-Sagunto entre el 150 y 94 a.C., y en cuadrantes de Augusto de la misma población (Figuras 11 y 12).


Figura 1.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Didracma. Ag. MBC 1-2; S-288.
Figura 2.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Óbolo. Ag. MBC 1-17.
Figura 3.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Óbolo. Ag. MBC 1-18; S-291.
Figura 4.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Didracma. Ag. MBC 1-4.
Figura 5.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Didracma. Ag. MBC 1-8.
Figura 6.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Didracma. Ag. MBC 1-9.
Figura 7.- Cumas, Campania, Italia, 480-423 a.C., Didracma. Ag. MBC 1-10; S-290.
Figura 8.- Graxa, Calabria, Italia, 200 a.C., ½ semis (?). B. MBC 1 (p. 222)-8; S-602.
Figura 9.- Venusia, Apulia, Italia, s. III a.C., Sextante. B. BMC 1-9.
Figura 10.- Taras, Calabria, Italia, 300-228 a.C., Medio semis (?). B. BMC-479; S-608.
Figura 11.- Arsé-Sagunto, España, 130-80 a.C., Semis. B. AB-289.
Figura 12.- Arsé-Sagunto, España, 130-80 a.C., Cuadrante. B. AB-290.
Figura 13.- Segesta, Sicilia, 415-409 a.C., Dracma. Ag. MBC 2-35.


3.- Gasterópodos.

            Aparecen figuras de caracoles en Panormos (Sicilia) entre el 415 y 405 a.C. y entre el 405 y 380 a.C. (Figura 13), así como un Murex en Leucas (Acarnania) entre el 500 y el 430 a.C., y en Acragas (Sicilia) entre el 425 y 406 (Figura 27)

            El caracol suele figurar frecuentemente en pequeño tamaño acompañando a la figura principal en muchas acuñaciones griegas y romanas, y probablemente representa en estos casos un símbolo de la emisión monetaria.

4.- Sepia (Sepia officinalis).

            Eesta interesante y original representación aparece en Coresia (Ceos, frente a la costa de Ática) entre el 500 y 480 a.C. (Figura 14) y entre el 480 y 460 a.C. (Figura 15).

5.- Pulpo (Octopus vulgaris).

            El pulpo ha sido un importante motivo decorativo en la cultura micénica y las representaciones de este animal en la cerámica alcanzan su máximo esplendor en el Heládico reciente etapa B (entre 1300 y 1200 a.C.) en Micenas, con variadas formas que se van esquematizando y estilizando progresivamente hasta convertirse en motivos geométricos.

            Las acuñaciones más antiguas con la figura de este animal corresponden a Chipre en el siglo VI a.C.; también aparece este motivo en Eretria, ciudad de Eubea destruida por los persas en el 490 a.C. (Figura 16) y unas acuñaciones muy similares en Dicaia (Macedonia) entre el 475 y el 450 (Figura 18). (Posiblemente tras la destrucción de Eretria, algún maestro acuñador pasó a Dicaia donde introdujo este tipo de moneda).

            Aparecen también pulpos en ciudades de Sicilia como Mesana (entre el 430 y 390 a,C.) y Siracusa (entre el 475 y 450 a.C.) y en Italia en Populonia (Etruria) en los siglos IV y III a.C. (Figura 17)

6.- Camarón (Palaemon sp.).

            El camarón aparece en acuñaciones púnicas de Solus (Sicilia) en el siglo V antes de nuestra Era y también en Catana (Sicilia) entre el 413 y 404 a.C. (Figura 20).

7.- Cangrejos (Carcinus sp. y Pachygrapsus sp.).

            En el siglo V a.C. aparecen unas curiosas monedas de bronce en forma característica con la figura de un cangrejo (Figura 21) o de una pinza (Figura 19) en Acragas (= Agrigento, Sicilia), ciudad que adquirió gran importancia en el siglo V a.C.; saqueada por lo los cartagineses en el 406 a.C., la ciudad fue sometida a Roma en el 210 a.C.



Figura 14.- Coresia, Keos, I. Cicladas, 500-480 a.C., Estátera. Ag. MBC 9-48; S-3051.
Figura 15.- Coresia, Keos, I. Cicladas, 500-480 a.C., Estátera. Ag. MBC 9-49; S-3082.
Figura 16.- Eretria, Eubea, Grecia central, 510-490 a.C., Tetradracma. Ag. MBC 8-21; S-1821.
Figura 17.- Populonia, Etruria, Italia, s. IV-III a.C., Didracma. Ag. MBC 1-4.
Figura 18.- Dicaia, Macedonia, N. Grecia, 475-450 a.C., Didracma. Ag. S-1403.
Figura 19.- Acragas, Sicilia, s. V a.C., Uncia. B. MBC 1 (p. 24)-6; S-1021.
Figura 20.- Catana, Sicilia, 413-404 a.C., Tetradracma. Ag. MBC 2-34.
Figura 21.- Acragas, Sicilia, s. V a.C., Trias. B. MBC 1 (p. 24)-3; S-1020.
Figura 22.- Acragas, Sicilia, 472-420 a.C., Tetradracma. Ag. MBC 2-38; S-741.
Figura 23.- Acragas, Sicilia, 510- 472 a.C., Didracma. Ag. MBC 2-4; S-708.
Figura 24.- Acragas, Sicilia, 413-406 a.C., Dracma. Ag. MBC 2-62.
Figura 25.- Motia, Sicilia cartaginesa, 405-397 a.C., Didracma. Ag. MBC 2 (p.244)-8; S-870.
Figura 26.- Motia, Sicilia cartaginesa, 405-397 a.C., Tetradracma. Ag. MBC 2 (p.243)-2; S-868.


            En esta ciudad se acuñaron tetradracmas, didracmas, dracmas y hemidracmas con la figura del cangrejo desde el año 510 hasta el 287 a.C. También en Himera, Eryx, y Motya (Sicilia cartaginesa) se acuña frecuentemente este tipo (Figuras 25 y 26), cuyo arte va degenerando y en ocasiones las protuberancias del caparazón  se convierten en un rostro humano (Figura 24).

            La figura representada suele corresponder a Carcinus sp. o más probablemente al cangrejo dulceacuícola Potamus fluviatilis, con rasgos más o menos reales (normalmente las acuñaciones más antiguas presentan mayor fidelidad y en las posteriores el arte va degenerando progresivamente por imitación), pero en un didracma de Acragas del período arcaico (510-472 a.C.) el crustáceo representado es Pachygrapsus sp. (Figura 23).

            Hay que señalar también una curiosa e interesante acuñación en bronce de la misma ciudad datada entre el 425 y 406 a.C., donde además de una caracola y un pulpo, aparece un cangrejo devorando un poliqueto (Figura 27).

            También son numerosas las representaciones de esta figura en la isla de Cos (Asia Menor) entre el 480 y el 190 a.C.

8.- Peces.

            En cuanto a la fauna ictiológica (a excepción de las especies pelágicas como los túnidos) cabe destacar una interesante moneda romana consular, probablemente del siglo I antes de nuestra Era y atribuida a Cayi Proculeyo, amigo de Augusto, donde aparece una raya. Estas acuñaciones pertenecen a la isla de Corcira (Grecia) (1).

Ya en el Mar Negro encontramos el esturión en una acuñación en bronce del siglo IV a.C. en Panticapea (Tracia) (Figura 29).    .

La figura más llamativa corresponde a una escorpena (Scorpaena sp.) que aparece en un tetradracma de Acragas datado entre el 420 y 413 a.C., donde esta figura va acompañada de un cangrejo, un caracol y una concha de peregrino (Figura 28). Es curioso señalar cómo en este caso, en una sola moneda, aparecen representadas cuatro especies de animales bentónicos diferentes.


Figura 27.- Acragas, Sicilia, 425-406 a.C., Hemilitron. B. MBC 2-86; S-1022.
Figura 28.- Acragas, Sicilia, 420-413 a.C.,Tetradracma. Ag. MBC 2-59; S-747.
Figura 29.- Pantikapaion, Tracia, N. Grecia, s.IV a.C. (?). B. MBC 3-20; S-1700.
Figura 30.- Corcira, Illiria, s. I a.C., Semis. B. C 135-1.


Conclusiones:

            Como conclusiones podemos señalar que en la numismática helénica, tan variada en motivos, las especies marinas bentónicas se encuentran bien representadas y en muchos casos son exclusivas de algunas ciudades como la sepia en Coresia o el mejillón en Cumas, o bien aparecen en varias ciudades (pulpo y cangrejo).

            En general, el mayor número de acuñaciones con motivos de animales bentónicos lo encontramos en Sicilia y en Italia, lo cual se corresponde con las representaciones de figuras realistas relacionadas con el mundo marino en la cerámica, que tiene su máximo esplendor en la Italia meridional (Apulia, Campania y Lucania) en los siglos IV y III antes de nuestra Era, tras la ruina y declive de los talleres de Atenas a partir del año 404 a.C.

            Es importante señalar el carácter totémico original de estas representaciones animalísticas que en una fase posterior se divinizan (Sepia = Apolo, etc.).


Figura 31.- Distribución geográfica de las principales acuñaciones griegas con motivos de animales marinos bentónicos.


ABREVIATURAS:

Ag: Plata
B: Bronce o cobre.
AB: Álvarez Burgos, F., (1979). Catálogo general de la Moneda Hispánica. J. Vico, Madrid, 248 pp.
C: Cohen, H. (1875). Descripción general de las monedas de la República Romana. Cayón, Madrid, 1976, 357 pp.
MBC: A Catalogue of the greek coins in the British Museum:
                V. 1: Italy, Londres 1873.
                V. 2: Sicily, Londres, 1876.
                V. 3: Thrace, Londres, 1877.
                V. 8: Central Greece, Londres, 1884.
                V. 9: Crete and the Aegean Islands, Londres 1886.
S: Sears, D. (1978, 1979), Greek coins and their values. V. I: Europe. Seaby Publ. 1978, London, 316 pp. V. II: Asia and North Africa. Seaby Publ. 1979, London, 446 pp.



(1)   Sobre estas emisiones, un artículo reciente: Amela, L., 2012. La curiosa emisión de C. Proculeyo en Cefalonia. Omni 5: pp. 44-49.
          





miércoles, 1 de junio de 2016

Monedas de sal.

Monedas de sal. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 69(1222) (Octubre, 2013): pp. 46-47.

Miguel Ibáñez Artica.

La sal común, cloruro sódico, es un compuesto imprescindible en la alimentación animal. A escala planetaria es muy abundante, ya que las aguas de los océanos contienen unos cincuenta trillones de toneladas, y por este motivo no suele escasear en lugares situados cerca de la costa. Pero no ocurre lo mismo en localidades ubicadas en el interior de los continentes donde dicha sustancia se convierte en un preciado elemento, escaso e  indispensable para la supervivencia (Figura 1). Actualmente la rapidez de los medios de transporte minimiza el problema, pero hasta hace poco tiempo largas caravanas de camellos o mulos se encargaban de trasportar la valiosa sal a distancias de cientos de kilómetros, y durante la Edad Media, e incluso en tiempos posteriores, los reyes o las administraciones públicas controlaban en régimen de monopolio su explotación y comercio, cobrando por ello pingües beneficios en forma de tasas, lo mismo que ocurre actualmente con el tabaco y el alcohol.


Figura 1.- Recolector de sal en Senegal (http://ethnosal.uaic.ro/importance.html)

Aristóteles menciona la sal como un elemento común de intercambio, y su empleo como moneda se remonta a la antigüedad clásica. Una parte de lo que recibían como paga los legionarios romanos, se abonaba en sal, elemento muy valioso en la época, no solo por su importancia en la dieta, sino porque resultaba imprescindible para conservar durante algún tiempo los alimentos perecederos como el pescado y la carne. De esta utilización, ha llegado hasta nosotros la palabra “salario” -derivada del término “sal”-, como significado del pago realizado a cambio de un trabajo.

Marco Polo(1), señala en su libro de viajes que en el Tíbet se empleaban monedas de sal, e incluso describe pormenorizadamente su proceso de fabricación:

Libro II, CXVIII. Donde se habla de la provincia de Gaindú.

            “””En esta provincia tienen la moneda que voy a deciros. Sabed que tienen el oro en barras, que pesan en Saggi, y que evalúan al peso; se sirven para ello de fuertes sumas porque no tienen moneda acuñada. En cuanto a la calderilla, os hablaré de cómo es. Toman agua salada, la hacen hervir en un barreño, y, cuando ha hervido una hora, se espesa como pasta; entonces la meten en el molde y hacen panes parecidos a una hogaza de dos dinares, plana por debajo y redonda por arriba, de tal tamaño que puede pesar una media libra. Cuando están hechas, las ponen sobre piedras muy calientes junto al fuego, donde se secan y se ponen duras. Sobre esta especie de moneda ponen el sello del señor, y nadie puede hacerlo más que los oficiales del Señor. Algunos panes son de una libra, otros de media libra, otros de más, otros de menos, según su grosor y su peso en saggi. Ochenta sales semejantes valen un saggio de oro fino. Esa es su calderilla. Pero con esta moneda los mercaderes van en busca de las gentes que viven en las montañas salvajes, poco frecuentadas, y obtienen un saggio de oro por sesenta, cincuenta o incluso cuarenta de estas monedas de sal, según que las gentes del país estén en lugar más o menos salvaje, alejados de las ciudades y de las gentes civilizadas; como no pueden vender su oro o sus demás cosas, como el almizcle y todo lo demás, cada vez que quisieren, porque no tienen a quien vendérselo, lo ceden a buen precio; porque encuentran oro en los lagos y ríos como hemos dicho. Entonces van los mercaderes por esas montañas y localidades del Tebet donde se utiliza moneda de sal de la misma manera, y hacen grandes ganancias y beneficios, porque estas gentes ponen sal de esa en sus comidas, y también compran lo que necesitan. Pero en las ciudades utilizan casi únicamente fragmentos de esa moneda en sus alimentos, y gastan las monedas enteras.”””

            Tradicionalmente en muchas regiones del continente africano las monedas más utilizadas, además de las conchas de caurís, han sido el hierro, la sal y las telas de rafia. Podemos diferenciar dos tipos de monedas de sal que difieren tanto en su aspecto como en su origen y proceso de fabricación. Por una parte, en lugares con clima tropical alejados de la costa, la sal obtenida de las cenizas de algunas plantas o extraída de suelos salinizados, se disuelve en agua, y se purifica y concentra mediante laboriosos procesos. Este tipo de barras de sal suelen ser cilíndricas y se protegen con hojas secas o mimbre (Figura 2).


Figura 2.- Lingotes de sal utilizados en África. En la parte superior una barra protegida en su funda procedente del Congo (comienzos del siglo XX). En la parte inferior  recipiente cilíndrico elaborado con tiras de caña de bambú destinado a contener un cilindro de sal utilizado como moneda en Sierra Leona.

            Otro formato frecuente en las monedas de sal es el de placas rectangulares, en este caso la sal proviene de yacimientos minerales situados en zonas desérticas. El comerciante y viajero musulmán Ibn Batuta ya mencionaba el uso de este tipo de barras de sal como moneda al sur de Timbuktu en el siglo XIV, y posteriormente también las cita el misionero portugués Francisco Álvarez que permaneció en la antigua Abisinia entre 1520 y 1526.  Hasta bien avanzado el siglo veinte, se han utilizado los lingotes de sal denominados “amoli” en Malí, Etiopía y algunas zonas de Nigeria. Estas barras de forma rectangular, se protegen con tiras vegetales o de piel de camello y en ocasiones llevan un asa para facilitar su transporte (Figura 3).


Figura 3.- Barras rectangulares de “amoli” de Malí y Etiopía.

            Aparte de su función monetaria, estos bloques de sal llegado el momento pueden utilizarse para la alimentación humana o de animales. Sin embargo esto no siempre es así, entre el pueblo Baruya de Nueva Guinea, se utiliza una moneda de sal laboriosamente fabricada a partir de cenizas origen vegetal(2). Los nativos cuentan con talleres especializados y en ellos procesan las cenizas de una especie de gramínea gigante (Coix gigantea o “lágrimas de Job”) cuyas hojas alcanzan un metro de longitud y que se cultiva con este fin, obteniendo de sus cenizas una sal rica en potasio que no puede ser consumida en cantidad pues resultaría tóxica, estando restringido su consumo a las ceremonias rituales.

Con esta sal se preparan barras de tres tamaños, que reciben también nombres diferentes, (Figura 4) y que se utilizan como moneda de uso interno para pagos o regalos ceremoniales, o externo, para comerciar con tribus vecinas. El proceso de fabricación está fuertemente ritualizado y mientras dura su trabajo, el especialista no puede poner los pies en su hogar y tiene prohibido mantener relaciones sexuales con mujeres. En este caso, tal como ocurría con las monedas africanas de este tipo, las monedas de sal de los Baruya tienen forma cilíndrica y van protegidas con una funda elaborada con hojas secas.



Figura 4.- Monedas de sal. Papua-Nueva Guinea.

Notas:

         (1)   Aportaciones numismáticas en la obra de Marco Polo III: Monedas de sal, de pieles y tarjas. Eco Filatélico y Numismático (Octubre, 2008), 64(1167): 46-47.

(2)  Godelier, M., 1969. La “monnaie de sel” des Baruya de Nouvelle-Guinée. L’Homme, 9(2): 5-37.