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lunes, 1 de febrero de 2016

Una especie en peligro de extinción representada en la moneda griega: la "foca monje".

Una especie en peligro de extinción representada en la moneda griega: La “foca monje”. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 62(1147) (Diciembre 2006): pp. 52-53.

Miguel Ibáñez Artica.

            La polis griega de Focea, una de las doce ciudades Jonias situada en el golfo de Esmirna, hacia el siglo séptimo antes de nuestra Era, comenzó a desarrollar una estrategia expansionista enviando colonos, que se asentaron por todo el Mediterráneo, dando lugar a importantes ciudades como Ampurias o Marsella* (Figura 1).


Figura 1.- Colonias focenses del Mediterráneo.

            Focea fue fundada hacia el siglo VIII a.C. con los habitantes de la región periférica de la Fócida, expertos navegantes y constructores de barcos, perfeccionaron las técnicas de construcción naval utilizadas por los cretenses y después por los fenicios, y un siglo más tarde comenzaron a organizarse desde la ciudad numerosas expediciones con el fin de colonizar nuevas regiones. Según cuenta el historiador Herodoto, los focenses utilizaban enormes navíos de cincuenta remos, capaces de albergar cada uno unas quinientas personas, extendiendo así su influencia por todo el litoral mediterráneo, atravesando incluso el Estrecho de Gibraltar y penetrando por el valle del Guadalquivir hasta la mítica Tartesos. Fundaron tres colonias en el Mediterráneo Ibérico, Ampurias, Mainake (Málaga) y Hemeroskopeion, ubicada posiblemente en el Peñon de Ifac (Denia). Eran famosas sus espadas, escudos y armaduras de hierro, y también se da la circunstancia de que Focea fue la segunda ciudad en Grecia (después de Miletos) que acuñó moneda hacia el 630 a.C.

            Sin embargo, la independencia de la próspera ciudad duró poco, y cuando Ciro el Grande, rey de los persas, propuso la sumisión de las ciudades griegas del Asia Menor, solamente Miletos aceptó, en consecuencia, el general persa Arpagos fue destruyendo una por una las restantes ciudades, en el año 545 a.C. le tocó el turno a Focea que fue arrasada, si bien previamente sus habitantes habían huido en masa a las colonias de Masalia (la actual Marsella) y Alalia (actualmente Aleria en Córcega).

El emblema de la ciudad de Focea era la foca monje (de aquí viene precisamente la palabra “foca”), muy frecuente en aquella época en todas las costas del Mediterráneo, y así aparece representada en las raras monedas emitidas en la ciudad (Figura 2). Sin embargo las diferentes colonias que fueron fundando los griegos focenses se constituían como ciudades-estado independientes, aunque adoptasen muchas instituciones de la metrópoli, y también eligieron otros símbolos para sus monedas (el toro en Marsella, el pegaso en Ampurias...). Así, cuando la ciudad desapareció dramáticamente en el 545 a.C., se extinguió también la presencia simbólica de la foca en sus monedas.


Figura 2.- Estáteras y fracciónes de estátera de Focea, 600-520 a.C.

            Como si fuera un mal presagio, dos mil quinientos años más tarde, lo que está a punto de desaparecer es la foca del Mediterráneo o “foca monje”, de la cual quedan tan sólo unos pocos ejemplares en la actualidad, amenazados por las redes de los pescadores y la contaminación.

            Aunque la foca ha sido capturada por el hombre desde la antigüedad, para aprovechar su piel, su carne, la abundante grasa que servía para alimentar las lámparas de aceite y también con fines medicinales, para curar el insomnio (se pensaba que las focas eran muy dormilonas por naturaleza), y a pesar de que su población fue reducida drásticamente e tiempos del Imperio Romano y de ser también capturada durante la Edad Media, la expansión de la pesquería industrial y la contaminación generada a lo largo del siglo XX, están a punto de hacer desaparecer de la faz de la Tierra esta simpática especie de mamífero marino, de la que actualmente tan sólo quedan dos poblaciones importantes, una en el Mediterráneo oriental y otra en la costa atlántica del noroeste africano, que en la actualidad suman un total de 300 a 500 ejemplares.

            Su nombre científico es “Monachus monachus”, y llega a alcanzar los 2,4 metros de longitud con un peso que supera los 300 kilos (Figura 3). Esta singular especie ha sido expulsada por el hombre de sus lugares de cría y en la actualidad solamente se reproduce en apartadas y remotas islas deshabitadas. Tanto los machos como las hembras alcanzan su madurez sexual a los 5 o 6 años y las crías nacen entre septiembre y octubre, abandonan la lactancia materna a las 16 semanas para comenzar a alimentarse de peces y cefalópodos (pulpos), pudiendo alcanzar una longevidad de 30 a 40 años.


Figura 3.- Foca Monje o foca del Mediterráneo y distribución geográfica actual de la especie.

            La foca del Mediterráneo, además de aparecer representada en las antiguas monedas focenses, también figura en otras emisiones más modernas, como por ejemplo la de 100 escudos acuñada por el banco de Portugal en conmemoración de la “Expo 92” (Figura 4a), en la de un millón de liras de 1996 acuñada en Turquía (Figura 4b), en la moneda de 10 “lev” emitida en Bulgaria en 1999 (Figura 4c) y por último en la pieza de una libra de Chipre, fabricada en el año 2005 (Figura 4d).


Figura 4.-
a: Moneda portuguesa de 100 escudos de 1992; b: Moneda turca de un millón de liras de 1996; c: Moneda de 10 “lev” de Bulgaria, año 1999; d: Moneda de una libra de Chipre del 2005.


*Dominguez Monedero, A.J., 1985. Focea y sus colonias: a propósito de un reciente coloquio. Gerión. Revista de Historia Antigua 3: 357-377



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