Una especie en
peligro de extinción representada en la moneda griega: La “foca monje”. Artículo
publicado en: Eco Filatélico y Numismático 62(1147)
(Diciembre 2006): pp. 52-53.
Miguel Ibáñez Artica.
La
polis griega de Focea, una de las doce ciudades Jonias situada en el golfo de
Esmirna, hacia el siglo séptimo antes de nuestra Era, comenzó a desarrollar una
estrategia expansionista enviando colonos, que se asentaron por todo el
Mediterráneo, dando lugar a importantes ciudades como Ampurias o Marsella* (Figura 1).
Figura 1.- Colonias
focenses del Mediterráneo.
Focea
fue fundada hacia el siglo VIII a.C. con los habitantes de la región periférica
de la Fócida, expertos navegantes y constructores de barcos, perfeccionaron las
técnicas de construcción naval utilizadas por los cretenses y después por los
fenicios, y un siglo más tarde comenzaron a organizarse desde la ciudad
numerosas expediciones con el fin de colonizar nuevas regiones. Según cuenta el
historiador Herodoto, los focenses utilizaban enormes navíos de cincuenta
remos, capaces de albergar cada uno unas quinientas personas, extendiendo así
su influencia por todo el litoral mediterráneo, atravesando incluso el Estrecho
de Gibraltar y penetrando por el valle del Guadalquivir hasta la mítica Tartesos.
Fundaron tres colonias en el Mediterráneo Ibérico, Ampurias, Mainake (Málaga) y
Hemeroskopeion, ubicada posiblemente en el Peñon de Ifac (Denia). Eran famosas
sus espadas, escudos y armaduras de hierro, y también se da la circunstancia de
que Focea fue la segunda ciudad en Grecia (después de Miletos) que acuñó moneda
hacia el 630 a.C.
Sin embargo, la independencia de la
próspera ciudad duró poco, y cuando Ciro el Grande, rey de los persas, propuso
la sumisión de las ciudades griegas del Asia Menor, solamente Miletos aceptó,
en consecuencia, el general persa Arpagos fue destruyendo una por una las
restantes ciudades, en el año 545 a.C. le tocó el turno a Focea que fue
arrasada, si bien previamente sus habitantes habían huido en masa a las
colonias de Masalia (la actual Marsella) y Alalia (actualmente Aleria en
Córcega).
El emblema de la ciudad de Focea era la
foca monje (de aquí viene precisamente la palabra “foca”), muy frecuente en
aquella época en todas las costas del Mediterráneo, y así aparece representada
en las raras monedas emitidas en la ciudad (Figura
2). Sin embargo las diferentes colonias que fueron fundando los griegos
focenses se constituían
como ciudades-estado independientes, aunque adoptasen muchas instituciones de
la metrópoli, y también eligieron otros símbolos para sus monedas (el
toro en Marsella, el pegaso en Ampurias...). Así, cuando la ciudad desapareció
dramáticamente en el 545 a.C., se extinguió también la presencia simbólica de
la foca en sus monedas.
Figura 2.- Estáteras y
fracciónes de estátera de Focea, 600-520 a.C.
Como si fuera un mal presagio, dos
mil quinientos años más tarde, lo que está a punto de desaparecer es la foca
del Mediterráneo o “foca monje”, de la cual quedan tan sólo unos pocos
ejemplares en la actualidad, amenazados por las redes de los pescadores y la
contaminación.
Aunque la foca ha sido capturada por
el hombre desde la antigüedad, para aprovechar su piel, su carne, la abundante
grasa que servía para alimentar las lámparas de aceite y también con fines medicinales,
para curar el insomnio (se pensaba que las focas eran muy dormilonas por
naturaleza), y a pesar de que su población fue reducida drásticamente e tiempos
del Imperio Romano y de ser también capturada durante la Edad Media, la
expansión de la pesquería industrial y la contaminación generada a lo largo del
siglo XX, están a punto de hacer desaparecer de la faz de la Tierra esta
simpática especie de mamífero marino, de la que actualmente tan sólo quedan dos
poblaciones importantes, una en el Mediterráneo oriental y otra en la costa
atlántica del noroeste africano, que en la actualidad suman un total de 300 a
500 ejemplares.
Su nombre científico es “Monachus monachus”, y llega a alcanzar
los 2,4 metros de longitud con un peso que supera los 300 kilos (Figura 3). Esta singular especie ha sido
expulsada por el hombre de sus lugares de cría y en la actualidad solamente se
reproduce en apartadas y remotas islas deshabitadas. Tanto los machos como las
hembras alcanzan su madurez sexual a los 5 o 6 años y las crías nacen entre
septiembre y octubre, abandonan la lactancia materna a las 16 semanas para
comenzar a alimentarse de peces y cefalópodos (pulpos), pudiendo alcanzar una
longevidad de 30 a 40 años.
Figura
3.- Foca Monje o foca del Mediterráneo y distribución geográfica actual
de la especie.
La
foca del Mediterráneo, además de aparecer representada en las antiguas monedas
focenses, también figura en otras emisiones más modernas, como por ejemplo la
de 100 escudos acuñada por el banco de Portugal en conmemoración de la “Expo
92” (Figura 4a), en la de un millón
de liras de 1996 acuñada en Turquía (Figura
4b), en la moneda de 10 “lev” emitida en Bulgaria en 1999 (Figura 4c) y por último en la pieza de
una libra de Chipre, fabricada en el año 2005 (Figura 4d).
Figura
4.-
a:
Moneda portuguesa de 100 escudos de 1992; b: Moneda turca de un millón de liras
de 1996; c: Moneda de 10 “lev” de Bulgaria, año 1999; d: Moneda de una libra de
Chipre del 2005.
*Dominguez Monedero, A.J.,
1985. Focea y sus
colonias: a propósito de un reciente coloquio. Gerión. Revista de Historia Antigua 3:
357-377
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