Circulación de la
moneda hispano-árabe en el reino de Pamplona/Navarra. Artículo
publicado en: Eco Filatélico y Numismático 79
(1331) (Septiembre, 2023): pp. 44-47.
Miguel Ibáñez Artica
En
fecha reciente se ha publicado el hallazgo de un pequeño conjunto de monedas
hispanoárabes del siglo X, hallado en las excavaciones arqueológicas realizadas
en el casco histórico de Zamora (Blázquez y Martín, 2019), que se suma a otros
hallazgos realizados, especialmente en el sur de la Península Ibérica. Las
monedas hispanoárabes de los siglos VIII al XI no solo circularon en territorio
musulmán, sino que fueron utilizadas en los reinos cristianos peninsulares
antes de que en la segunda mitad del s. XI, Aragón y Castilla comenzaran a
fabricar moneda propia.
Los
dirhames hispanoárabes figuran en la documentación de la época como “argenteos”, “argenzos”, “solidos argenteos”...
, así encontramos una referencia en San Juan de la Peña del año 1056 donde se
citan: “argenteos argentvm que cvrrit in
Pampilonia”, y probablemente circulaban “a peso” como vemos reflejado en un
documento del Monasterio de Leire fechado en el año 1071 d.C.: “LXX solidos argenti de pondere Alauensi”.
En un documento de abril del año 1002, en el Monasterio de Obarra (Huesca), se
especifican incluso “XI argenteos grosos”
como el precio de la venta de unas tierras. Estos “argenteos grosos” probablemente se refieran a los dirhames
musulmanes, de mayor tamaño y peso que los dineros carolingios.
Frecuentemente
estas monedas hispanoárabes eran recortadas y cercenadas, perdiendo así su
valor, y en ocasiones se llegaban a “restaurar” añadiendo mediante remaches
pequeños fragmentos de otras piezas musulmanas, o incluso carolingias de menor
contenido en plata (Fig. 1).
Figura 1.-
Dirhams
hispanoárabes recortados y posteriormente reparados con remaches para recuperar
el peso original.
Las
primeras monedas autóctonas del antiguo reino de Pamplona(1) son los
dineros y óbolos de inspiración carolíngia emitidos por el monarca aragonés
Sancho V Ramírez (1063-1094) tras el asesinato del monarca pamplonés Sancho IV
“de Peñalén”, y el reparto que del reino hicieron Alfonso VI de Castilla y
Sancho Ramírez de Aragón(2).
La
circulación monetaria en el reino de Pamplona, previa a la introducción del
monarca Sancho V Ramírez de moneda propia, queda bien reflejada en dos
tesorillos de dirhames hispanoárabes. El primero fue hallado el día cuatro de
junio de 1949, dentro de un recipiente de barro escondido en una pared de
separación de fincas en San Andrés de Ordoiz, en el término municipal de
Estella (Fig. 2). Compuesto por 205
dirhames del Emirato de Cordoba cuya cronología va desde el año 782 al 884
d.C., y que abarcan los últimos años de Abd al-Rahman I (dos monedas), Hisham I
(1 moneda), al-Hakam I (22 dirhames),
Abd al-Rahman II (con 82), Abd-al-Rahman
II o Muhammad I (2 dirhames), Muhammad I (74), así como una atribuida a los
rebeldes del año 849-850 d.C. y varias que presentan la fecha irreconocible.
Este importante tesoro fue publicado
en 1950 por Don Felipe Mateu y Llopis, y revisado posteriormente en 1957 por
Don Joaquín Mº de Navascués, y se conserva en la actualidad en el monetario del
Museo de Navarra en Pamplona.
Figura
2.-
Tesoro de San Andrés de Ordoiz (Estella, Navarra). Museo de Navarra.
El segundo conjunto monetario, que
complementa cronológicamente al anterior, fue hallado en 1859 al realizar las
obras para el ferrocarril frente al puente de Miluce, a las afueras de
Pamplona. Desgraciadamente este tesoro fue dispersado y en la actualidad sus
piezas se encuentran en paradero desconocido, pero afortunadamente se realizó
un detallado inventario de las mismas por parte del eminente numismático Don
Antonio Delgado (Fig. 3), conservado
en la Real Academia de la Historia de Madrid, que ha permitido reconstruir la
composición de dicho hallazgo (Canto, 2001).
En este segundo tesoro de 163
monedas, que enlaza cronológicamente con el primero y que abarca un período
cronológico comprendido entre los años 934 y
1057 d.C., aparecen dirhames de Abd al-Rahman III (40), Al-Hakam II
(16), Hisham II (45 + 6), Muhammad II (4), Sulayman al-Mustain (4), Ali ben
Hammud (2), Al-Qasim (6), Yahya (26), Abbad (12), Idrid I (1) e Idris II (1).
Así pues en ambos conjuntos
monetarios (uno del emirato y el otro del califato de Córdoba) podemos ver
reflejados los denominados “argenteos
grosos” que circularon como moneda en el reino de Pamplona entre los siglos
VIII y XI.
Figura
3.-
Registro del Tesoro de Miluce (Real Academia de la Historia, Madrid).
Estas monedas hispanoárabes que
circularon en los reinos cristianos con anterioridad a que éstos realizaran sus
propias emisiones, pueden tener su origen en las relaciones comerciales, y
también durante el siglo once, en las importantes “parias” que los reinos
Taifas musulmanes debían abonar a sus vecinos cristianos para evitar ser
invadidos.
En
un documento de San Juan de la Peña del año 1073 conservado en el Archivo
Histórico Nacional de Madrid, encontramos un tratado de paz entre Al Muqtadir,
rey de Zaragoza y Sancho IV de Pamplona (Fig.
4), en el que el primero se compromete a entregar anualmente la cantidad de
doce mil dinares de oro, que se abonarían en moneda de plata (dirhames)
acuñados en Zaragoza, a razón de siete sueldos de plata por cada moneda de oro.
Es decir en total algo más de un millón de monedas de plata al año.
Tres años más tarde esta plata
serviría para realizar las acuñaciones masivas de dineros y óbolos (denominados
“jaqueses”) por parte de Sancho V Ramírez, que pudieron iniciarse a partir del
año 1076(3).
Figura 4.- Tratado entre
Sancho IV, rey de Pamplona y Al Muqtadir rey de la taifa de Zaragoza fechado el
25 de Mayo de 1073 (Archivo Histórico Nacional) y monedas de dicha Taifa.
Además
de los dirhames de plata, también circularon en el reino de Pamplona dinares de
oro, y después de que en los reinos de Aragón y Pamplona se implantara la
moneda autóctona (los dineros y óbolos jaqueses), durante mucho tiempo todavía
siguieron circulando las monedas de oro musulmanas, un buen ejemplo es el
tesoro de Fosalé en la ciudad de Huesca, hallado en octubre de 1955 y compuesto
por 500 medias doblas de oro almohades del siglo XI. A mediados del s. XII se
introdujeron en Navarra los denominados “morabetinos lupinos” y en Aragón los
“morabetinos ayares”, los primeros identificados con los dinares de tipo
almorávide emitidos por el denominado “rey Lobo” de Murcia (Muhammad ben Sad
aben Mardanis: H. 542-567 = 1147-1171 d.C.) y los segundos con los dinares
almorávides del rey de Murcia y Valencia Abdallah Aben Iyad (1145-1147),
suministrados al reino de Aragón como consecuencia de la ayuda prestada por los
aragoneses para su ascenso al trono (Fig.
5). A comienzos del s. XIII, y coincidiendo con la victoria obtenida por
los reinos cristianos en la batalla de “las Navas de Tolosa” en julio de 1212, la
moneda hispanoárabe de oro se ve sustituida por los “morabetinos alfonsinos”,
también denominados “morabetinos de cruz” y “aureos alfonsinos”, monedas
acuñadas por el monarca castellano Alfonso VIII imitando los dinares musulmanes.
En la documentación medieval de los reinos de Aragón y Navarra, se aprecia un
máximo de citas a los morabetinos musulmanes (tanto aiares como lupinos) en la
década 1170- 1180, mientras que el máximo de citas de morabetinos alfonsinos se
da en Navarra entre 1212 y 1220 y en Aragón una década más tarde (Fig. 5).
Figura 5.- Circulación de la
moneda de oro en Navarra (1140-1240). En la parte inferior documento de venta
de una viña por 130 morabetinos lupinos y 14 morabetinos de cruz.
A
estas monedas hispanoárabes que circularon en el reino de Navarra, tenemos que
añadir las emitidas por la Taifa de Tudela. La ciudad había sido fortificada y
refundada en el año 802 con el nombre de “Tutela”
por Amrus ben Yusuf, gobernador de la Marca Superior en tiempos del emir
Al-Hakam I, y al morir en el año 1046 Suleimán ben
Muhámmad, rey de Lérida, la taifa de Zaragoza se dividió entre sus dos hijos,
creándose la Taifa de Tudela regida por Muhámmad Hachib Mondzir que la gobernó
hasta su muerte en 1051, reintegrándose posteriormente en la Taifa de Zaragoza.
Así pues durante un corto período de cinco años, existió en el actual
territorio de Navarra un pequeño reino musulmán independiente que acuñó moneda
propia (Fig. 6). Estas raras monedas,
de la que se conservan unos pocos ejemplares en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid y en el de Huesca, ya fueron dadas a conocer por el eminente arabista
D. Francisco Codera en 1884, y presentan en la leyenda de la orla de la cara I
el texto: “En el nombre
de Allah fué acuñado este dihrem en Tudela año cuarenta y cuatro cientos”.
Figura 6.- Dirham de la Taifa
de Tudela (23,9 mm; 4,17 g., Museo Arqueológico Nacional).
Notas:
(1) El corónimo
“Navarra” surge en los últimos años del reinado de Alfonso I “el Batallador”
(1104-1134 d.C.) y sustituye completamente a la antigua denominación del reino
“de Pamplona” con García IV “el Restaurador” (1134-1150 d.C.).
(2) La primera
referencia monetaria explícita en la documentación de tiempos de Sancho
Ramírez: “solidos denariorvm mee monete”,
fechada en enero del 1086, corresponde paradójicamente al infante Pedro, su
hijo.
(3) Las emisiones
aragonesas se adelantarían en una década
a las castellanas, que probablemente se iniciaron tras la conquista de
Toledo en 1085. Al principio se emitieron en la ciudad dirhames de tipo
musulmán con la leyenda “No hay divinidad sino/ Dios solo él- en el nombre de
Dios fue acuñado este/dirham en Medina/Toledo- en el mes de yumada del año 8 y
7 y 400”. Poco después de esta fecha
comenzaría las masivas emisiones cristianas de dineros y óbolos.
Bibliografía:
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