martes, 1 de septiembre de 2015

La "Diosa de las Alcantarillas" en las monedas de la Antigua Roma.

La “Diosa de las Alcantarillas” en las monedas de la Antigua Roma. Artículo publicado en: Eco Filatélico y
Numismático 70(1229) (Mayo 2014): pp. 52-53.

Miguel Ibáñez Artica.




Una de las representaciones monetales más curiosas de la numismática romana, la encontramos en un denario que muestra en su reverso un pequeño templo circular dedicado a la diosa “Cloacina”, palabra que figura escrita en la base del monumento (Figura 1). Corresponde a una serie de emisiones que con el mismo reverso y diferentes anversos realizó durante el segundo Triunvirato, el magistrado monetario Lucius Mussidius Longus en el año 42 antes de nuestra Era. Esta moneda está dedicada a “Venus Cloacina”, diosa de las cloacas y alcantarillas.


Figura 1.- Denario romano de L. Mussidius Longus, acuñado en Roma el año 42 a.C.

Ante tan curiosa y extravagante deidad, tal vez más de uno puede pensar como Obelix “¡están locos estos romanos!”, ya que actualmente los términos de cloaca o alcantarilla nos evocan conceptos de suciedad e inmundicia (Figura 2). Sin embargo, una de las principales obras públicas que posibilitó el crecimiento y desarrollo de la ciudad de Roma, fue la construcción de la “Cloaca Maxima”, complejo sistema de canalizaciones, inicialmente diseñado por los etruscos para drenar la zona pantanosa del Tiber, donde durante varios siglos se asentaría la capital del mundo civilizado. La ciudad de Roma llegó a albergar un millón de habitantes en tiempos del emperador Augusto, y un número tan grande de personas viviendo en un espacio tan reducido, sería impensable sin la existencia de un sofisticado sistema de alcantarillado público, capaz de garantizar la salubridad de la ciudad, y la adecuada evacuación de las aguas residuales generadas diariamente por una población tan numerosa y concentrada.


Figura 2.- Antiguas alcantarillas romanas.

Desde esta perspectiva, era lógico que dentro de la religión romana, existiera una deidad encargada del mantenimiento de las cloacas y de la salubridad de la ciudad, y esta diosa era Venus Cloacina,  la “Diosa de las Alcantarillas” asociada a la limpieza, y venerada el día primero de abril con un ritual en el que las mujeres se bañaban en agua de mirto en el templo que la diosa tenía en el Foro (Figura 3).


Figura 3.- Baño ritual.

No es esta la única deidad escatológica, y aunque también existe un personaje mitológico llamado “Caca”, hermana de Caco, hijo de Vulcano que robó el ganado de Hércules, en este caso, el nombre de esta diosa del fuego no tiene que ver con el significado de la palabra “caca” en español. Por el contrario, entre los dioses venerados en la antigua Roma, encontramos otro curioso personaje, “Esterculinus” (literalmente estiércol), es decir el dios de los excrementos, considerado como el dios de la fertilización de los campos, y venerado especialmente por los agricultores, que utilizaban el estiércol del ganado para abonar los campos. Existe una especie de hongo que ha recibido su nombre: Coprinus sterquilinus, debido a que esta seta crece exclusivamente sobre los excrementos del ganado. Este hongo cosmopolita es muy similar al “mataparientes” (Coprinus atramentarius), de tamaño un poco más grande y que suele encontrarse en zonas húmedas. Por cierto, el nombre de “mataparientes” tiene una curiosa explicación, estos hongos poseen una sustancia denominada “coprina”, que en principio es inofensiva, salvo que se consuma con alcohol, en cuyo caso y dependiendo de la cantidad de alcohol ingerida y de la resistencia de la persona, puede tener efectos muy graves.

Por este motivo, en el ámbito rural circula la leyenda de que cuando uno se quiere deshacer de un pariente molesto, le invita a comer estas setas y hace que su invitado consuma gran cantidad de vino, mientras el anfitrión, con cualquier pretexto, se abstiene de beber. Ambas personas han comido la misma cantidad de hongos, pero sus efectos perniciosos se manifestarán solamente en el que ha ingerido alcohol, y de esta forma se evitan las sospechas y se consigue el “crimen perfecto”. Como señalamos, estas creencias no pasan de ser simplemente una “leyenda rural” y los efectos nocivos del hongo, en el peor de los casos no suelen ser mortales. Sin embargo la observación de este fenómeno ha dado lugar a la singular denominación que recibe este hongo de “mataparientes”.


Figura 4.- El hongo Coprinus sterquilinus creciendo sobre excrementos.

Retomando el motivo de este artículo dedicado a Venus Cloacina, la diosa de las alcantarillas, durante las excavaciones realizadas entre los años 1899 y 1901 en el foro romano, se descubrió la base de un pequeño santuario de planta circular con un diámetro de 2,4 metros, y construido con mármol travertino (Figura 5), que fue identificado como el monumento de Cloacina que aparece en las monedas. En éstas se aprecia que en su parte superior disponía de una balaustrada metálica y en el centro dos estatuas femeninas de pie, posiblemente una de la diosa y la otra de una mujer con una rama en una mano en actitud de saludo. En este caso, a través de la numismática, nos es posible reconstruir con bastante precisión el aspecto que tenía este monumento hace más de dos milenios, y del que actualmente solamente se conserva su base.


Figura 5.- Base del santuario dedicado a Venus Cloacina en el Foro romano.

Bibliografía: Edlund-Berry, I., 2006. Hot, cold, or smelly: the power of sacred water in Roman religion, 400-100 BCE. En : Religion in Republic Italy. Cambridge ed.: 162-180.


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