lunes, 31 de marzo de 2014

Una moneda medieval “agnóstica” en plena Reconquista cristiana.

3.1.-Una moneda medieval “agnóstica” en plena Reconquista cristiana. (Noviembre, 2000) Eco Filat. y Numism. 56(1080): 50.

En plena Edad Media, una de las principales preocupaciones de los monarcas cristianos en la Península, era la lucha contra el Islám, que como poderosa llamarada se extendía por todo el mundo conocido. De ahí que uno de los obsesionantes objetivos de los reyes europeos en los siglos XII y XIII fuera la reconquista de los Santos Lugares, bajo la presión de una sociedad impregnada del sentimiento religioso y cristiano de la vida, belicosa determinación que abarcaba desde el rey hasta el más humilde de sus súbditos.

Esta motivación llevó a los dirigentes políticos de la época a utilizar la cruz en sus más específicos emblemas, desde los signos reales y sellos, hasta las acuñaciones monetarias. En este ambiente generalizado a lo largo y ancho de toda la cristiandad, en un momento de exacerbación del sentimiento religioso, resulta extraño que un monarca cristiano no incluyera la figura de la cruz en sus monedas, ni como motivo principal en el anverso o reverso, ni siquiera como elemento de separación o inicio de las leyendas monetales y tampoco en su “firma” o signo real. Si a esto añadimos la presencia en las monedas de una luna creciente superada por una estrella (simbología frecuentemente utilizada en el mundo musulmán)  nos encontramos ante un hecho sin precedentes en la numismática medieval de los reinos cristianos. Cabe insistir en la importancia de este dato numismático, puesto que en esta época podían deducirse las señas de identidad de quien ordenaba acuñar moneda por los símbolos o la leyenda que en ella hubiera reflejado. Estas monedas que se acuñaron en abundancia tanto en dineros como en óbolos, pertenecen al rey de Navarra Sancho VII, apodado “el Fuerte” que disfrutó de un largo reinado de más de cuarenta años entre 1194 y 1234 y que pasó a la Historia por su protagonismo en la batalla de las Navas de Tolosa.
Figura 1.-  Monedas de Sancho VII “el Fuerte”, rey de Navarra. 


La figura de la luna creciente y estrella la encontramos en esta época en las emisiones de los condes de Tolosa (Francia) Raimundo VI y Raimundo VII (1194-1249), si bien en este caso en la otra cara de la moneda figura una gran cruz, y además, en las leyendas (texto que aparece en la moneda)  una pequeña cruz marca la separación de las palabras. En las monedas de Sancho VII esta separación se realiza con puntos.
Durante esta época se producen algunas curiosas anécdotas referentes a las monedas, como por ejemplo la frecuente falsificación de los dirhems cuadradas almohades por parte de algunos cristianos, de forma que el mismo obispo de Melguell (sur de Francia) acuño gran cantidad de moneda árabe con textos del Corán y haciendo profesión de fé musulmana, hecho que fue reprobado por el mismo Papa. Sin embargo en este caso se trataba de imitaciones de la prestigiosa moneda musulmana y no de moneda propia. Cuando a finales del s. XII Alfonso VIII de Castilla acuñó monedas de oro, lo hizo presentando en el reverso una cruz, y con textos cristianos escritos con leyendas árabes.

La figura del monarca navarro Sancho VII “el Fuerte” ha pasado a la mitología popular a partir de su intervención decisiva en la batalla de las Navas de Tolosa (año 1212), donde cayó derrotado su antiguo amigo, el emir Muhammad ibn Ya’qub al Nasir (conocido por los cristianos como Miramamolín, abrebiatura de su título árabe de “Emir-al-mu’minin”) y de donde viene el escudo de las cadenas de Navarra, introducido a mediados del siglo XII como seña de identidad del Viejo Reino.

Sin embargo, desde el punto de vista económico, este monarca ha pasado a la historia como el “banquero de los reyes”, banquero que como se ha señalado emitió moneda en la que no figura el símbolo de la cruz (hecho excepcional en las acuñaciones cristianas medievales) y donde aparece el busto del monarca con la leyenda SANCIVS REX y en el reverso una luna creciente y estrella, con leyenda NAVARRE ó NAVARRORVM. Sancho VII apoyó a los burgueses de Bayona (Francia) y prestó cuantiosas sumas al rey de Aragón, obteniendo a cambio, en garantía, numerosos castillos y villas (como Petilla de Aragón, enclave aragonés que aún pertenece a Navarra).

Quedan por establecer las causas por las cuales el monarca navarro prescindió de la utilización de la cruz en sus monedas. Tal vez pudo influir su amistad con el emir africano (el apodado Miramamolín), con quien pasó largas temporadas, o tal vez la influencia de los banqueros judíos, que en esos momentos controlaban la economía del reino y eran los únicos capaces de realizar préstamos con intereses o usura, actividad prohibida por la ética económica escolástica en esos tiempos y que sólo practicaban los judíos, lo cual fue precisamente una de las causas de la animadversión contra este colectivo de desembocó en persecuciones y matanzas a comienzos del siglo XIV.   

Figura 2.- Sepulcro de Sancho VII “el Fuerte” en Roncesvalles (Navarra)